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Nacionales - 15-09-2009 / 23:09
16 DE SEPTIEMBRE DE 1955

“La Fusiladora”: Golpe militar autodenominado “Revolución Libertadora”

“La Fusiladora”: Golpe militar autodenominado “Revolución Libertadora”
Almirante Isaac Rojas y General Pedro Eugenio Aramburu.
El enfrentamiento entre dos campos antagónicos: el nacional-popular y el oligárquico-imperialista llegó a su punto más alto con la "La Fusiladora" conocida también como  "Revolución Libertadora" que es como se autodenominó la dictadura militar, que gobernó el país, mediante un golpe de estado iniciado el 16 de septiembre de 1955, tras derrocar al presidente Juan Perón.
El 13 de noviembre de 1955, el general Eduardo Lonardi sería reemplazado por el general Pedro Eugenio Aramburu, profundizando el contenido gorila y reaccionario del golpe militar. Tras más de dos años de gobierno antipopular, este hizo entrega del mismo al presidente Arturo Frondizi, el 1º de mayo de 1958.



Escribe: Blas García

 Revolución Nacional y Popular
 
Todo proceso de transformación de una sociedad que involucre un cambio de sus estructuras para crear condiciones de mayor justicia social, es revolucionario.
 
A partir de 1945, el peronismo fue una revolución en marcha desde el poder de las masas populares, del Estado y del gobierno, sin derramamiento de sangre.
 
Desde el momento que significó un cambio de estructuras para alcanzar una mayor justicia social, no pudo dejar de herir privilegios causantes de la injusticia y molestar situaciones estabilizadas hasta entonces.  

La revolución peronista hirió sensiblemente a las minorías oligárquicas del país, pero también perjudicó ostensiblemente a los intereses yanquis y británicos, que se unirían a quienes les ofrecieran la más segura posibilidad de revancha.
 

 
Antecedentes previos

Los cruces del peronismo con los militares  y políticos liberales comenzaron en ocasión de la Reforma Constitucional de 1949 que, entre otras medidas, le otorgaba más atribuciones al gobierno para intervenir en la economía e incorporaba cambios fundamentales para la igualdad social.
 
En la Constitución de 1949 se habían integrado los derechos sociales conquistados por el Movimiento Obrero y la legalización de los cambios económicos, especialmente la política de nacionalizaciones del comercio exterior, de los combustibles y del transporte. Todo esto generaba un fuerte malestar a las clases oligárquicas y conservadoras.
 
Posteriormente, estas fricciones se profundizaron cuando en 1951 se comenzó a hablar de la posibilidad de que Eva Perón fuese candidata a vicepresidenta a la que se enfrentaron.

 
Además debe señalarse que durante el Gobierno de Perón, la oposición substancial estuvo a cargo de la Unión Cívica Radical, una fracción de la pequeña burguesía aliada al imperialismo y la oligarquía. Su área de implantación era la zona agropecuaria de la Provincia de Buenos Aires y la zona de servicios de la Capital Federal. Vinculado a la estructura mas atrasada, al sistema agro exportador, el radicalismo ve con preocupación a las masas obreras y a la industria desarrollada por el peronismo.
 
Partido con una conducción arcaica, el radicalismo vivía una época que ya no era la suya. Las grandes convulsiones de una sociedad que buscaba resolver sus problemas fundamentales lo llevaron lejos del poder.
 
Escribía Abelardo Ramos: "Medroso ante la oligarquía, áspero hacia el proletariado, sin disimular su odio hacia el peronismo, incapaz de combatir al imperialismo sino en palabras, yrigoyenista en el pasado y liberal en los tiempos actuales, el radicalismo vive prisionero de todas las categorías formales de la democracia oligárquica e hipnotizado por un nirvana rural irrealizable".

 
Primer intento de golpe
  
En 1951 el general Benjamín Menéndez se sublevó contra el gobierno de Perón, pero no tuvo éxito, pues no encontró adhesiones importantes dentro del aparato militar. Perón declaró el Estado de Guerra interno, y dijo que "todo militar que no se subordine o se subleve contra las autoridades o participe en movimientos tendientes a derrocarlas o desconocerlas, será fusilado inmediatamente".
Pero la conspiración en contra del gobierno de Perón continuó, conforme aumentaba su respaldo popular.
 
El general Eduardo Lonardi, que estaba preso, nominó al entonces general Pedro Eugenio Aramburu como el jefe del movimiento. El presidente Perón contaba con el apoyo de grupos nacionalistas, tanto dentro del ejército como de la sociedad civil, sumados a la clase trabajadora y la CGT. Aramburu pensaba que todavía no era momento de sublevarse, pues la muerte de Evita había producido una galvanización del peronismo, y un abroquelamiento de los trabajadores en torno a su líder indiscutido.
 
Perón triunfó contundentemente en las elecciones de 1952 ampliando su apoyo hasta alcanzar un 62,49% de los votos. Las dificultades de la oposición para articular una opción política electoral al peronismo, impulsaría a muchos sectores a la actividad golpista e incluso terrorista. El 15 de abril de 1953 se produjo un grave atentado terrorista contra una manifestación sindical organizada por la CGT en la Plaza de Mayo, resultando asesinados 5 trabajadores y 95 heridos.
 
El conflicto con la iglesia católica, que se agrava rápidamente y el enfrentamiento de Perón con los sectores políticos católicos (Democracia Crisitana) precipitó la conspiración en su contra. Perón había llamado a una Convención para separar a la iglesia del estado, lo que puso a los sectores católicos en pie de guerra junto a los otros sectores que venían conspirando.
 
En marzo de 1955, funciona el congreso de la productividad y los empresarios pretenden reducir las conquistas obreras para aumentar la productividad, entrando en colisión con la CGT. El Frente Nacional, que representa a trabajadores y empresarios industriales, entra en crisis.
 
En abril de 1954, las elecciones para legisladores y vicepresidente (Quijano había muerto) arrojan amplia mayoría para el Partido Peronista, especialmente en el padrón femenino y en las provincias del interior, con el 63,2% de los votos.
 



 
Foto: Dos mujeres civiles peronistas muertas por el feroz bombardeo.


Segundo intento de golpe: la Masacre de Plaza de Mayo
 
El 16 de junio de 1955, un grupo de civiles y militares reaccionarios sobrevolaron la Plaza de Mayo en un supuesto desfile aéreo que había sido dispuesto por el Ministro de Aeronáutica como acto de desagravió a San Martín y de adhesión a Perón, pero que culminó en un salvaje ataque a la ciudad indefensa, en lo que fue el bautismo de fuego de la aviación naval.
 
Dicho ataque tenía como objetivo abrir camino a una tropa de la infantería de marina al mando del contralmirante Samuel Toranzo Calderón que debía tomar por asalto la casa Rosada y asesinar a Perón.
 
El levantamiento militar en el que la Aviación Naval bombardeó Buenos Aires es consecuencia del odio irracional de la oligarquía, alimentado desde las históricas jornadas del 17 de octubre de 1945, y que fue vomitado sobre la ciudad indefensa en una mansalva de bombas y metralla que dejo un saldo de más de 300 muertos y millares de heridos. 
 
Se combatió por aire, mar y tierra. Aviones de la Marina se enfrentaron a los de la Fuerza Aérea y atacaron a unidades del ejército que convergían sobre el epicentro de la ciudad. Los puntos bombardeados fueron: la Casa de Gobierno, los alrededores de Plaza de Mayo, el Ministerio de Guerra, el Departamento Central de Policía, la zona aledaña a la Residencia Presidencial, en la zona norte del Gran Buenos Aires en el barrio de Olivos y otros sectores de la ciudad.
 
La reacción del pueblo fue instantánea. Gran cantidad de trabajadores convergieron hacia la Plaza de Mayo y la CGT y al grito de "La vida por Perón" reclamaron armas y ofrecieron su apoyo en la defensa del gobierno constitucional y colaboraron en la lucha contra las fuerzas sublevadas. 
 
Perón dejó la represión en manos del ejército, que llegaría más tarde y comenzaría el ataque (al mando del General Valle, el mismo que será asesinado por la Fusiladora en 1956) sobre el Ministerio de Marina  que hacía de sede del comando rebelde, al tiempo que el pueblo seguía llegando a la Plaza en todo tipo de transporte y portando todo tipo de armas.
 
El Regimiento de Granaderos a Caballo y cuerpos del Ejército, con el Regimiento Motorizado Buenos Aires a la cabeza, lograron rechazar el ataque de la Infantería de Marina sobre la Casa de Gobierno y rendir al Ministerio de Marina, donde se había concentrado el alto mando rebelde, cuyo jefe, el Contralmirante Benjamín Gargiulo, al ver fracasada la asonada, se suicidó.
 
Por la noche, millares de militantes peronistas incendiaron los principales templos del casco histórico de la ciudad, la Curia Metropolitana y los edificios de instituciones, como el Jockey Club, por el apoyo que dieron a los golpistas.


 

Perón llama a la "convivencia democrática"
 
El fracasado intento subversivo sería la señal de que el conflicto entre el gobierno y la oposición ya no tenia retorno. O Perón profundizaba la revolución apoyado en la inmensa mayoría del pueblo argentino, o el proceso revolucionario iniciado en 1945 se truncaba.
 
En julio, Perón hace un llamado a los opositores para pacificar el país, apostando por la "convivencia democrática" y "la consolidación nacional". Con la sangre aún caliente de los millares de víctimas de la descabellada masacre de Plaza de Mayo, Perón llama a la conciliación y no a la lucha. Se ocultó el verdadero número de víctimas de los bombardeos y se negó a fusilar a los principales responsables.
 
Perón invita a la oposición a la conciliación y pacificación del país, y la oposición lo rechaza con argumentos bizantinos y pretensiones desmedidas, mientras continúa con la conspiración, el sabotaje y los atentados, alimentados por una oligarquía ávida de recuperar el poder que le había sido arrebatado en 1946.
 
Es evidente que la oligarquía estaba dispuesta a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias: la franca confrontación entre los beneficiarios y los enemigos de la Nueva Argentina. Ya lo había demostrado con el bombardeo de Plaza de Mayo.
 


El golpe final del 16 de septiembre de 1955
 
El 16 se septiembre de 1955 estalló en Córdoba  la insurrección militar que daría inicio a la autodenominada Revolución Libertadora.
 
Los rebeldes contaron con el apoyo de los llamados "comandos civiles", políticos gorilas que combatieron contra las tropas leales al presidente Perón en Alta Córdoba, y mantuvieron escaramuzas en distintos puntos del país, ocupando edificios públicos y constituyeron un factor de enlace permanente con los militares sublevados.
 
Hubo fuertes enfrentamientos entre la Escuela de Artillería, su aliada, la Escuela de Tropas Aerotransportadas y la vecina Escuela de Infantería, leal al gobierno, en las afueras de Córdoba y se combatió en el epicentro de aquella ciudad, sobre todo frente al histórico Cabildo; en la Basa Naval de Río Santiago, atacada por la Fuerza Aérea leal y en el Río de la Plata, donde la Escuadra de Ríos sufrió serios daños. También se produjeron choques en Curuzú Cuatiá (provincia de Corrientes), en Cuyo y Entre Ríos.
 
Hubo duros enfrentamientos entre fuerzas del Ejército y la Aviación Naval en la zona de Sierra de la Ventana y Tornquist y combates de consideración en Bahía Blanca y la provincia de Río Negro donde un convoy fue atacado por aviones navales.
 
Por otra parte, la Marina bombardeó los depósitos de combustible y la Escuela de artillería antiaérea de Mar del Plata, amenazó con hacer lo mismo en la Destilería de La Plata y  unidades rebeldes de la Fuerza Aérea atacaron aeródromos y bases leales en diferentes puntos de las provincias de Córdoba y Buenos Aires.



 
Foto: Pese a la brutal represión, en Rosario la resistencia no afloja. En una de esas jornadas de 1956, Villa Manuelita amanece pintada en abierto desafío al orden mundial imperante: " Los yanquis, los rusos y las potencias reconocen a la Libertadora. Villa Manuelita no ".


Rosario: Capital del Peronismo
 
Apenas iniciado el golpe contra el gobierno constitucional peronista, aparecieron los resistentes en Rosario y durante 7 días con sus noches soportaron el asedio de los golpistas.
 
El general León Bengoa con refuerzos militares, armamento y municiones suficientes sitia a la ciudad provocando una guerra civil en Rosario. Sitiados, sin alimentos, sin armamento, las fuerzas leales a Perón, el Regimiento Militar II de Infantería de Rosario junto a los trabajadores del cordón industrial y el pueblo pelean y avanzan sobre los sectores enemigos del centro de la ciudad y las fuerzas armadas.

Durante siete días mantuvieron en vilo a la ciudad y a las fuerzas golpistas que nunca pudieron entrar para arrancar los bustos de Perón y Evita, por ese motivo Perón la declara la Capital del Peronismo.

 
Allí la resistencia peronista fue una de las más feroces y activas. Tenía una base social amplia y en esos días de guerra civil, en Rosario, el golpe se cobró más de 400 muertos entre niños, mujeres y hombres de distintas edades, además de cientos de heridos.
 
Los enfrentamientos en todo el país se extendieron del 16 al 21 de septiembre y finalizaron cuando Perón renunció a la presidencia y se marchó al exilio, primero a Paraguay y posteriormente a Venezuela, República Dominicana y España.

 

¿Por qué renunció Perón?
 
Para la renuncia se unieron varios factores: la falta de disposición de Perón a la lucha, la débil lealtad de los militares hacia él y el deseo de evitar la abierta confrontación de la oligarquía con el pueblo en las calles y armado, dispuesto a todo.
 
Sumado a ello la profunda decisión de los militares sublevados de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias; como lo demuestra la amenaza de la Marina de bombardear a la población civil de la ciudad de Buenos Aires y destruir las destilerías de petróleo "Eva Perón", una obra de extraordinario valor para la economía nacional.
 
El gobierno de Perón tal vez estaba en condiciones de derrotar militarmente a los sediciosos, sin embargo la estabilidad del régimen popular dependía de su decisión de enfrentar violentamente a la oligarquía terrateniente y profundizar el proceso revolucionario iniciado el 17 de octubre de 1945. Perón tuvo el temor de introducir al país en una guerra civil, cedió a la presión y cursó su renuncia.
 
El golpe militar de septiembre de 1955 provocó, entre junio y septiembre, la muerte de casi 4000 personas, entre civiles y militares y significó el triunfo y el festejo para los sectores pertenecientes a las clases media y alta, pero la mayoría de los trabajadores y de los sectores populares lo recibieron con tristeza e indignación.
 
 
"Ni vencedores, ni vencidos"

El 20 de septiembre Lonardi asumía la presidencia de la República con una frase que luego fue desvirtuada por la realidad de los hechos: "Ni vencedores, ni vencidos".

Los partidos políticos gorilas festejaban en las calles. El Comité Nacional de la UCR brindó su apoyo al gobierno militar explicitando textualmente que: "la revolución triunfante por el sacrificio de soldados, marinos, aviadores y civiles unidos por su patriotismo y amor a la libertad, abre una gran esperanza".

Incluso radicales como los doctores Roque Carranza, Carlos Alconada Aramburu, y en Entre Ríos, Sergio Montiel, resultaron ser relevantes conspiradores y "comandos civiles".

El Congreso Nacional se disolvió; las provincias fueron intervenidas; a los miembros de la Corte Suprema de Justicia se los dejó cesantes; se creó una Comisión Nacional de Investigaciones destinada a actuar contra el peronismo.

Mientras tanto, el Movimiento Peronista se encuentra desorganizado y lo previsible ocurre. Con la caída de Perón se produce el desbande general de los viejos dirigentes; muy pocos permanecieron en sus puestos de lucha.

Los "comandos civiles" atacan los locales obreros y los ocupan a punta de pistola (se interviene la CGT, se asaltan los locales partidarios y se encarcela a sus dirigentes más representativos) Pero la resistencia surgirá rápida y espontánea en las bases populares indignadas por el derrocamiento de Perón, aunque sus dirigentes estaban presos, exiliados o escondidos.



Política de los "libertadores"

El nuevo gobierno "de facto" toma medidas de neto corte antipopular que tiende a sustituir el Estado de Bienestar del peronismo.

El Plan Prebisch, alentado por el nuevo gobierno de facto, considera que existe una crisis económica en el país. Para salir de ella, siguiendo los lineamientos del Fondo Monetario Internacional (FMI) propone y efectiviza: fuerte incentivo a la producción agropecuaria, restablecimiento del mercado libre de cambios, acudir al crédito exterior, congelar sueldos y salarios, admitir la entrada de capital extranjero y la devaluación del peso argentino. Consecuentemente, dispone el ingreso como país-socio al Fondo Monetario Internacional.


 
Asume Aramburu

Pero grupos de militares cerradamente antiperonistas (llamados "gorilas") entienden que Lonardi es demasiado blando y no lleva a cabo la tarea de "desperonizar" al país con suficiente energía. Un golpe interno en las Fuerzas Armadas, determinó el día 13 de noviembre su reemplazo por un liberal de derecha, el General Pedro Eugenio Aramburu.


En ambas Presidencias el Almirante Isaac Rojas ocupó el cargo de vicepresidente de la Nación conjuntamente con la Junta Consultiva, integrada por representantes de los partidos gorilas opositores al peronismo, seleccionados por el poder militar.
 
Los siguientes partidos fueron los integrantes de la Junta Consultiva Nacional: Unión Cívica Radical, Partido Socialista, Partido Demócrata Conservador, Partido Demócrata Progresista y Partido Demócrata Cristiano.
 

Recrudece la política represiva


Con Aramburu comienza una etapa de mayor represión. Se disuelve el Partido Peronista y se intervienen más sindicatos. El 1º de Mayo de 1956 se vuelve a poner en vigencia a la Constitución de 1853, declarándose nulas y sin valor las reformas sociales realizadas en 1949.

Paralelamente al cambio presidencial, se agudiza la represión, llevándose a la práctica decretos leyes como el 4.161, que desautoriza toda actividad peronista (se prohíbe, con pena de cárcel: nombrar a Perón y a Eva Perón, tener sus retratos o símbolos, cantar la marcha peronista, etc.) también se proscribe electoralmente al peronismo y se secuestran los restos mortales de Evita.

Empieza una sorda resistencia inorgánica, con tres polos de desarrollo: la fábrica, el barrio y los militares peronistas. Desde el exilio, Perón envía "directivas secretas" a los dirigentes peronistas para intentar organizar la Resistencia, menciona especialmente a la Juventud Peronista y nombra su delegado personal para coordinar la Resistencia a John William Cooke.



La resistencia peronista

El año 1956 se caracteriza por el aumento de la oposición peronista al gobierno de Aramburu, la creciente tensión social y la crisis profunda que sacude al régimen.


Desde las fábricas, los barrios, el seno del movimiento obrero, desde las estructuras de los cuerpos de delegados y comisiones internas se formó el engranaje de una nueva manera de resistir el golpe, con la consigna de Perón Vuelve. Esa lucha se dará en Rosario, Córdoba, el primer y segundo cordón industrial de la provincia de Buenos Aires, en la provincia de Tucumán y en Tafí Viejo, donde se encuentran los talleres ferroviarios más emblemáticos, Altos Hornos Zapla, los cañeros de la Fotia, Minera Aguilar, Jujuy y las Pirquitas, y tanto más.

También en el 56 comienzan a organizarse en forma embrionaria agrupaciones gremiales ligadas a jóvenes peronistas, nucleados fundamentalmente en los barrios. Estos grupos juveniles se organizaron progresivamente hasta confluir al año siguiente en la Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista, integrada por Gustavo Rearte, Héctor Spina, Felipe Vallese y otros. Aparecen varios periódicos ligados a ese sector (Norte, Línea Dura, etc.)



Se amplia la intransigencia

La exclusión política del peronismo, produjo un proceso de resistencia que ampliaría el perfil del justicialismo. A partir de 1955 el peronismo aglutinó, representó y canalizó a todas las rebeldías y críticas contra el sistema económico, social y político, crecientemente ineficaz y en el cual era el único actor apartado.

El espectro político peronista se tornó muy amplio y variado. El activismo peronista opositor, con ingenio y combatividad, realizó sus intentos por la vía del levantamiento cívico-militar, acciones de resistencia por métodos encubiertos, "trabajo a tristeza", sabotajes, colocación de explosivos, paros gremiales, atentados, ataques con bombas "Molotov", etc.



Experiencias insurreccionales

En esta etapa se realizaron alzamientos cívico-militares -la revolución del general Juan José Valle y, posteriormente, la asonada del general Iñiguez- y se probaron otras formas de lucha que incluyeron experiencias insurreccionales -la toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, encabezada por Sebastián Borro, que puso en pie de guerra al barrio de Mataderos durante una semana-, y experiencias guerrilleras rurales como fue la de los "Uturuncos" desarrollada en Tucumán y Santiago del Estero entre octubre de 1959 y junio de 1960.

Además, el peronismo participaba, aunque estaba proscripto, en las elecciones apoyando a otros candidatos en contra de los radicales, que eran los representantes civiles de la dictadura militar.



El radicalismo nunca se alejó demasiado del poder. En los interregnos militares inaugurados por la Revolución Libertadora de 1955 siempre se pueden encontrar ministros, gobernadores e intendentes radicales, en grado tal que es posible hablar de la Unión Cívica Radical como brazo civil del golpismo militar de las décadas del 50, 60 y 70.

 
La revolución del General Valle y la Operación Masacre

En el marco de la resistencia anti-oligarquica, en junio de 1956, el General Juan José Valle organiza un alzamiento cívico-militar contra el gobierno ilegítimo para defender la soberanía popular y la justicia social, avasalladas por el gobierno militar instalado en septiembre de 1955.

El movimiento revolucionario es infiltrado, pero no se lo reprime hasta que se manifiesta como tal. Se buscaba desde el poder dar un escarmiento total que sirviera para desalentar posibles intentos posteriores.

Tan es así, que los decretos de fusilamiento para el general Valle y sus compañeros fueron firmados antes del 9 de junio, pese a que el tribunal militar que los juzgó, los había absuelto. Así y todo se les aplicó la ley marcial retroactiva a la fecha y hora de disposición. Es de hacer notar que al rendirse el general Valle, se le garantizó salvaguardar su vida. Entre el 9 y el 12 de junio de 1956, murieron fusilados y asesinados en los basurales de José León Suárez 31 patriotas revolucionarios peronistas.

 

Si bien los militares gorilas y golpistas, testaferros de la oligarquía ávida de recuperar el poder que le había arrebatado el pueblo en 1945, hablarán del "tirano sangriento" y la "tiranía sangrienta" refiriéndose a Perón, que se había negado a fusilar a los culpables de la masacre de Plaza de Mayo y a perseguir a sus cómplices, lo cierto es que serán ellos los salvajes y homicidas que proscribirán, perseguirán, encarcelarán, torturarán y matarán al pueblo argentino.

 
Escribe: Blas García

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16-06-2025 / 11:06
Las movilizaciones de los sectores sociales agredidos por Milei persisten hace largos meses, pero hasta ahora no habían sucedido en torno a un nombre propio de la dirigencia política. El mapa tal vez rediseñado por la detención de Cristina obliga a un esfuerzo, grande, para saber separar los aspectos emocionales de los estrictamente analíticos. Y aun si eso se logra, algo subsistirá: nadie está en aptitud de pronosticar con certeza lo que puede ocurrir. Sobran tanto los síntomas como las incógnitas.
 
Está fuera de discusión que el tema reintrodujo una épica y una estética a las que el territorio físico se había desacostumbrado. Sí persisten las luchas por reivindicaciones sectoriales. Pero hace rato que no había registro en torno a un nombre propio de la dirigencia política.
 
Cuando ya todo parecía discurrir exclusivamente por los entornos digitales, reapareció la calle con una fuerza imprevista en la que el aspecto numérico (¿cuántos miles son?) no es lo primordial. Se trata de lo significativo. A casi cualquier hora. Con marchas y concentraciones espontáneas u organizadas de modo repentino. Con gente de abajo y de los sectores medios. Con dolor, rabia y sensación de derrota. A la par, con entusiasmo. Con ganas de pelearla. Con la historia. Con el factor que renovó la mística.
 
Podría decirse que reapareció un Nosotros gracias al Ellos. ¿Cuánto es Nosotros? ¿Mucho menos que una mayoría silenciosa convencida de que Cristina es culpable, sin tener la menor idea sobre una falta de pruebas escandalosa que más tarde que temprano, como sucedió con Lula, podría volvérsele en contra al Ellos? Fallaron por una conjetura. Avalaron que una Presidenta debe estar al tanto de adjudicaciones provinciales respaldadas por mecanismos parlamentarios. No dejaron ni un solo disparate por cometer.
 
¿El Nosotros es mucho menos que el efecto en las urnas de la estabilidad inflacionaria? ¿Mucho menos que la inopia acerca de un país que no para de endeudarse en dólares a tasas extravagantes, para que por los tiempos de los tiempos deba seguir pagando y pagando a cambio de exactamente nada que no sea la dependencia?
 
¿Cuánto importa que ese Nosotros sea menor al Ellos si, en una de ésas, se descubre al Ellos como los presos que, de tanto odio sembrado, tan ancestral, deben refugiarse en los vómitos de sus canales, sus escritos, sus descorches de champagne, sus adefesios que comparan a Cristina con Videla?
 
Presos de que nunca serán una remera estampada, más que para defenestrarlos. Presos de estiletes como el de Sebastián Fernández, Rinconet, quien posteó la imagen del fiscal Luciani exigiendo la detención de Cristina por felicidad manifiesta en situación de balcón, por dolo eventual.
 
Presos de la opereta surrealista de que ella quiere escaparse a Cuba. Presos de que si quieren mentar prófugos están condenados a su macrista Pepín Rodríguez Simón. A sus Abrojos macristas. A sus jueces sempiternos, cuyo origen de aprobación no cuenta porque como poder monárquico de la oligarquía acaban, invariablemente, por servir al patrón constante. Presos de su armazón de servicios y espionaje erigidos por quien fue reemplazado por el que hace lo mismo pero más rápido, pero manteniendo su estructura mafiosa.
 

15-06-2025 / 08:06
La condena a Cristina Kirchner se convirtió en una papa caliente para el mismo sistema oligárquico que hasta el día anterior a su postulación la consideraba un cadáver político y ahora quisieran encerrarla en la luna. Primero imaginaron que la difamación persistente por parte de sus cómplices mediáticos sería suficiente para dejarla fuera. No alcanzó: ganó la reelección. Redoblaron la campaña, colonizaron el fuero federal con el rebaño judicial de Mauricio Macri y tampoco sirvió: ganó como vicepresidenta. Pensaron que su carrera política había sucumbido por el fracaso del gobierno de Alberto Fernández y la irrupción de Javier "el Loco" Milei. Hubo champagne y papel picado.
 
Hasta que anunció su candidatura y se acabó la fiesta. Entonces corrieron a ordenarle a la Corte Suprema que la condenara de una vez. Hubo condena y con eso perdieron control de la agenda, provocaron la unidad del peronismo y una convocatoria que impactó en la juventud con universidades y secundarios tomados y los accesos a la ciudad de Buenos Aires cortados por el movimiento obrero.
 
Ahora están los que proponen encierros terroríficos en el hospital penitenciario, o mandarla a una cárcel en medio de la nada con tobillera y restricción de visitas. Como si los multimillonarios argentinos, sus políticos, periodistas y jueces no pudieran visualizar más allá de sus ombligos cuando se producen fenómenos que no controlan. Los quieren reprimir y, en vez de eso, los alimentan.
 
La presencia frente al domicilio de Cristina de miles de personas en estos días, son miles de historias que se multiplican, de jóvenes que personifican sus futuros en ella y de trabajadores que agradecen historias de sus pasados. Son proyectos que adquieren confirmación en esos pasados. Esa retroalimentación o dialéctica entre pasado y futuro identificado en una persona constituyó la permanencia del peronismo. Habrá quien se indigne, quien lo critique y no esté de acuerdo, por izquierda o derecha, pero no se lo puede ignorar.
 
La condena alineó a la sociedad también en función de sus historias. Cecilia Pando se encargó de difundir su festejo por la sentencia a quien permitió el juicio a los genocidas. Eduardo Feinmann comparó a la expresidenta con Videla, el genocida que defiende Pando, y se hundió en la campaña de regodeo en la mugre de los sufrimientos que debían aplicarse a Cristina Kirchner.
 
Cualquiera puede decir lo que se le ocurra. Pero una cosa es el culpable de violaciones de mujeres y hombres prisioneros, de sus torturas, asesinatos y desapariciones, como los genocidas. Y otra muy distinta tener una condena por seis años por un delito que ni siquiera fue probado y que solamente es una "conjetura" de los jueces.
 
Se ha instalado en los antiperonistas anteponer la palabra "chorra" cada vez que se refieren a Cristina Kirchner. Cosa que no está en la condena ni en sus fundamentos. Esa condena discutible, ni siquiera es por chorra, porque no pudieron armar la mínima prueba que sostenga esa acusación. La palabra "robar" no está por ningún lado.
 
El cargo es por "administración fraudulenta en perjuicio del Estado". En ningún lado dice que se quedó con un peso, porque las propiedades y el capital de la expresidenta están en blanco, justificados y legales, no le encontraron cuentas en el exterior, como sí lo hicieron con sus denunciantes, no encontraron tesoros enterrados en la Patagonia ni en los muros de su casa, como mintió un periodista ya fallecido comprado por el Grupo Clarín.
 

13-06-2025 / 11:06
Pasan los días y el campo nacional y popular sigue movilizado en defensa de Cristina Kirchner. Así, la resistencia popular contra el gobierno desastroso y funesto de Javier "el Loco" Milei sigue creciendo y está en franco y continuado ascenso, con picos de alza como las grandes movilizaciones en defensa de la salud y la educación pública. La base de esta conflictividad es un modelo económico a-narco capitalista centrado con exclusividad en el neoliberalismo que está dejando un alto costo social.
 
Desde los días iniciales del gobierno del desquiciado Milei las resistencias a su política de ajuste y por el control de los espacios públicos, aún con oscilaciones, se hicieron notar. La convocatoria a marchar por el 1° de Mayo, bajo la consigna "El trabajo es sagrado", volvió a poner sobre el tapete el papel del trabajo en la sociedad. Se coronó así un ciclo de tres huelgas generales y varias concentraciones obreras multitudinarias en las que se destaca la marcha por la defensa de la Universidad y la educación pública.
 
Desde el auxilio del FMI y el apoyo de la administración de Donald Trump, la economía está en modo electoral. El objetivo central del gobierno al menos hasta octubre, es electoralista. Consiste en mantener bajo control el tipo de cambio y la inflación, conteniendo la emisión. Pero la no emisión tiene su contrapartida en el endeudamiento creciente, no solo por la colocación de nuevos bonos y Letras sino porque parte de los intereses que generan esos instrumentos no se están pagando sino que se capitalizan. Esto es, se pagan intereses sobre intereses. Esto solo beneficia a los especuladores financieros y es lo que facilita el actual superávit fiscal, porque hay gastos que se patean para adelante.
 
Todo para empujar la tendencia descendiente de la tasa de inflación, principal capital político de Milei de cara a las próximas elecciones de octubre. El resto de las variables económicas están subordinadas a este objetico central, lo que también conlleva el ajuste permanente del gasto público, lo que hace que se vayan acumulando tensiones que en algún momento deberán resolverse.
 
Hay un fuerte inconformismo social que, entre otros ámbitos, se expresa en el abstencionismo electoral que se verifica en todas las elecciones ocurridas hasta ahora. Un malestar generalizado que también recorre las bases obreras. Al mismo tiempo es ese estado de ánimo lo que hace que ante declaraciones de paro general o la convocatoria a movilizaciones por parte de las centrales obreras, las bases respondan con contundencia y masividad.
 
Es que el componente central de esas tensiones que promueve el modelo económico-financiero en curso, no es otro que la creciente conflictividad social. Son resistencias defensivas, que se desenvuelven por todo el país, por caída de los salarios y jubilaciones frente a la carestía de la vida; por suspensiones y debilidad del empleo; por caída de la demanda; por el desfinanciamiento de la salud y la educación pública; por cierre de empresas que se suman a la reducción de los planes por discapacidad, al vaciamiento de ámbitos estatales...
 
A lo largo del país se desenvuelven movilizaciones y distintas formas de protesta y resistencia por el alza de los precios, caída de la actividad, esa disconformidad va creciendo en intensidad siendo en este momento los casos de los metalúrgicos de Tierra del Fuego y de los trabajadores de la salud del Hospital Garrahan, junto con la continuidad de las luchas de los jubilados apaleados y gaseados, los más visibles. Un camino de unidad de acción es absolutamente necesario para que las luchas pongan freno a la barbarie libertaria en curso.
 
La Opinión Popular

12-06-2025 / 10:06
La proscripción a Cristina Fernández de Kirchner es un hecho grave y hay que estar en las calles para enfrentarla. Por el injusto e ilegitimo fallo persecutorio, plagado de irregularidades, que ratificó este martes la Corte Suprema de Justicia macrista, en una causa armada por Mauricio Macri, fue corrida de la competencia electoral y, desde La Libertad Avanza intentan a toda costa bajar el tono de la discusión pública y desmarcarse del debate para decir que se trata, simplemente, "de una cuestión judicial" y no política.

Lo cierto es que, si bien la semana pasada --tras el anuncio de que ella sería candidata a legisladora bonaerense por la tercera sección electoral-- en La Libertad Avanza estaban desesperados en busca de un candidato para poner en frente de la expresidenta, con la confirmación que hizo la Corte Suprema del fallo, el escenario mutó drásticamente.

Mientras el presidente Javier "el Loco" Milei y su hermana Karina, la recaudadora, siguen de gira por Israel, apoyando el genocidio en Gaza, durante los últimos dos días, en Balcarce 50 el jefe de gabinete Guillermo Francos y el asesor --con despacho en la Casa Rosada, pero sin cargo--, Santiago Caputo, monitorearon atentos y con cautela todo lo que ocurría en las calles y con la movilización popular que generó la noticia del encarcelamiento de la presidenta del principal partido opositor.
 
Desde el libertarianismo temen que esta avanzada sobre Cristina termine siendo perjudicial para ellos porque puede permitir el ordenamiento del peronismo y su alineamiento en una misma dirección. Algo que no había ocurrido hasta el momento por las internas y los cruces entre las distintas tribus del partido opositor. Otra estrategia que utilizaron desde el Gobierno ante la avanzada judicial contra el peronismo, fue buscar diferenciarse del macrismo --el partido del que son aliados, pero al que muchos dirigentes de la Casa Rosada aborrecen--.
 
De hecho, no hubo comunicado oficial desde la cuenta de la "oficina del Presidente" sobre la detención de CFK, sino un tweet de Milei, y otro de Adorni, en los que buscaban remarcar ese tema: "Muy extraño resultó el pacto de impunidad. Fin", resumían.
 
En el oficialismo, para intentar demostrar que "son algo distinto" al macrismo, también adelantan que "no vamos a hacer un show de todo esto", cuando son consultados sobre qué pasará al momento de la detención de Cristina. Explican que "si circula o se saca alguna foto será de alguien que la sacó de afuera, nosotros no vamos a hacer lo mismo que hicieron cuando detuvieron a Amado Boudou, que lo fotografiaron en pijama", puntualizan.
 
Sobre la estrategia electoral en la provincia de Buenos Aires aún hay muchas incógnitas. Sobre todo, acerca del rol que tendrá el PRO en la alianza con LLA y también acerca de cómo resolverá el oficialismo sus discusiones internas entre el sector que lidera Santiago Caputo y el armado de Karina, con Sebastián Pareja al frente. Desde el círculo íntimo del mandatario aseguraban que el que debía enfrentarla tenía que ser "un pibe libertario". Fue entonces que se escuchaba mencionar al secretario de Culto, Nahuel Sotelo, o a Iñáki Gutiérrez, un influencer pendejo que al comienzo de la gestión manejaba la cuenta de la Casa Rosada y fue desplazado por retuitear allí una foto con su novia.
 
La Opinión Popular
 

11-06-2025 / 08:06
El máximo tribunal decidió ratificar la escandalosa condena en la causa Vialidad. Cristina Kirchner será detenida y no podrá ser candidata en elecciones. Con la confirmación de la condena a Cristina, la oligarquía advirtió que la democracia no es para cambios que favorezcan a los sectores populares. El que se atreva a afectar sus intereses será castigado como la expresidenta. Los grandes empresarios han sembrado y cosechado en el ámbito judicial donde litigan en forma recurrente en defensa de sus privilegios.

El escándalo de Lago Escondido demostró esa práctica del Grupo Clarín. Los treinta años que lleva el negociado del Grupo Macri con el Correo cajoneado en los tribunales constituye la evidencia de esa política del conglomerado que encabeza el corrupto Mauricio "el Gato" Macri. El ex presidente ha sido acusado de organizar una mesa judicial con el fin de manipular jueces y fiscales para perseguir a sus opositores.

Después de la Segunda Guerra Mundial, al comenzar la Guerra Fría, Estados Unidos cooptó a las Fuerzas Armadas con la Doctrina de la Seguridad Nacional e infestó el Continente de dictaduras. El Partido Militar fue producto de ese fenómeno y llevó a los argentinos a un baño de sangre. Al caer el muro de Berlín y terminar la Guerra Fría, Estados Unidos liberó a las Fuerzas Armadas de esa función y las reemplazó por el Partido Judicial.

 
A lo largo del juicio, CFK no fue mencionada. Las obras se hicieron con fondos del Presupuesto Nacional, votados por el Congreso. La auditoría demostró que estaban bien hechas y no se pagó nada que no se hubiera construido. El proceso contra Cristina fue sucio, lleno de irregularidades, con campañas mediáticas de las corporaciones, inclusive algunas pagadas por los fondos buitre, con aprietes extorsivos a los testigos, con relaciones promiscuas entre jueces, fiscales y el macrismo y con condenas sin pruebas algunas. Esas complicidades se constituyeron como el gran obstáculo para la democracia.
 
La injusta condena a Cristina para evitar una derrota del oficialismo en provincia de Buenos Aires, como anunciaban todas las encuestas, fue la culminación de una larga serie de medidas judiciales que se engarzaban obscenamente con los procesos electorales. Cuando empezó la ofensiva para que la Corte fallara antes del límite para inscribir las candidaturas, se dijo que los más interesados eran los grandes empresarios y Macri y que el gobierno prefería evitar una condena que le daría mucha centralidad a su adversaria.
 
Pero cuando Cristina confirmó que se presentaría en la tercera sección electoral bonaerense, el gobierno, que antes no le había creído, tomó consciencia del peligro que corría. No tiene candidato para competir con ella. Y las mediciones le daban el triunfo a la ex presidenta con una enorme diferencia sobre cualquiera de sus competidores. Esa diferencia en el distrito más numeroso del país le hubiera dado el triunfo en la provincia, aunque perdiera en todos los otros. Si antes no le interesaba, al tomar consciencia de la fuerza que iba a enfrentar, el estafador Javier "el Loco" Milei se sumó a la presión sobre la Corte.

CFK fue condenada en un clima de odio, autoritarismo y hostigamiento. Los motivos se suman. En su discurso del lunes en la sede del PJ, la expresidenta dijo que el plan económico del gobierno tiene fecha de vencimiento, "igual que un yogurt". La desesperación por conseguir dólares y la rapidez con que los pierde anuncian un final de crisis como en el 2001 y como el derrumbe del macrismo.

Es urgente que la dirigencia peronista convoque a movilizaciones masivas en todo el país. Hay que copar las calles de las grandes ciudades como parte de la pelea. Es necesario desarrollar una amplia disputa en las universidades de todo el país, apelando a asambleas, clases públicas, tomas de facultades y movilizaciones. Además, la CGT y los sindicatos tienen que convocar a asambleas, paro nacional activo y plan de lucha contra la dictadura mileista-macrista.
 
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