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“Un país que destruye la Escuela Pública no lo hace nunca por dinero, porque falten recursos o su costo sea excesivo. Un país que desmonta la Educación, está gobernado por aquellos que pierden con la difusión del saber”. Ítalo Calvino
Por La Opinión Popular - 13-11-2024 / 10:11
PANORAMA POLÍTICO ENTRERRIANO

Pueblada universitaria contra Milei, Frigerio y sus funestas actitudes para con la educación pública y gratuita

Pueblada universitaria contra Milei, Frigerio y sus funestas actitudes para con la educación pública y gratuita
El delirante discurso anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, por la destrucción del Estado, encontró su límite en el conflicto con los estudiantes y docentes universitarios, que enfrenta a las universidades nacionales con el gobierno libertario y sus aliados en algunas provincias, como Rogelio Frigerio en Entre Ríos. El conflicto, con amplio apoyo popular, resonó en las calles de las capitales y grandes ciudades de toda la Argentina y dejó expuestos los límites del cruel discurso presidencial como ningún otro de los muchos frentes que abrió la siempre intolerante gestión libertaria.
El delirante discurso anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, por la destrucción del Estado, encontró su límite en el conflicto con los estudiantes y docentes universitarios, que enfrenta a las universidades nacionales con el gobierno libertario y sus aliados en algunas provincias, como Rogelio Frigerio en Entre Ríos. El conflicto, con amplio apoyo popular, resonó en puebladas en las calles de las capitales y grandes ciudades de toda la Argentina y dejó expuestos los límites del cruel discurso presidencial como ningún otro de los muchos frentes que abrió la siempre intolerante gestión libertaria.
 
La idea del topo que vino a destruir el Estado desde adentro todavía recibe aplausos de una parte de los fanáticos votantes de La Libertad Avanza cuando se aplica al cierre de algunas áreas del Estado a las que casi nadie les conocía alguna utilidad y hasta genera ovaciones del sector más cruel y radicalizado cuando se aplica al despido de miles de empleados públicos. En ese sector aún se celebra el chapucero cierre del Ministerio de la Mujer, del Inadi o del recientemente desaparecido Instituto Argentino del Transporte.
 
Pero la moraleja de esta fábula es la del topo que quedó encerrado en su propio discurso de demolición del Estado frente a un sistema universitario que, además de ser la institución estatal más respetada por los argentinos, representa el principal vehículo para el ascenso social y la más cercana perspectiva de un futuro mejor para las familias de buena parte de los más de dos millones de estudiantes universitarios del sistema público y gratuito. Según el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), el 48,5% de los estudiantes en 2024 están por debajo de la línea de pobreza y el 70% son la primera generación en acceder a la universidad. Esto desmiente el discurso libertario que los pobres no van a las universidades.
 
También es falso que La Ley de Financiamiento Universitario "atente contra el equilibrio fiscal", tal como lo quiere hacer creer Milei que una y otra vez acusó a los legisladores que votaron la norma de querer atentar contra su equilibrio fiscal. La ley votada en el Congreso representa apenas el 0,14% del Producto Bruto Interno (PBI) y es similar a lo que el Gobierno dejó de percibir por bajar el impuesto a los bienes personales, una medida que benefició solo a sectores sociales más ricos.
 
La unanimidad de los rectores, la inmensa mayoría de los docentes y buena parte de los estudiantes perciben que Milei planea destruir las universidades públicas, gratuitas y de calidad, y por esa razón salieron a protestar. Ni el Presidente ni la inútil ministra de Capital Humano, ni el secretario de Educación, ni el de Políticas Universitarias -verdaderos desconocidos de la gestión libertaria- hablaron hasta ahora de mejorar el sistema, y la comunidad universitaria hace meses que se pregunta: ¿Puede un topo destructor mejorar la educación pública? Hasta ahora no hubo una sola señal en ese sentido. ¿Qué más sabe hacer un topo que destruir desde adentro? La respuesta en las calles es: nos desequilibra un "desequilibrado".

Si bien la convocatoria fue nacional, se da en medio de graves conflictos con los gremios docentes en Entre Ríos, por eso Frigerio, se llevó buena parte de las maldiciones en la pueblada universitaria de más de 30.000 personas en Paraná. El día anterior, en otra masiva manifestación de estatales y docentes se escuchó: "Frigerio, compadre, la patria está que arde"; "No naciste en Pueblo Brugo, no naciste en Gualeguay, pituquito de Recoleta nos viniste a ajustar"; fueron algunos de los coros. Pero no faltaron los clásicos: "Traigan al gorila de Rogelio para que vea que este pueblo no cambia de ideas pelea y pelea por su dignidad"; "En esta Casa, en el gobierno, hay una banda de delincuentes, se roban todo, no dejan nada y la que paga es la pobre gente". "No hay duda que, en Entre Ríos, Frigerio es Milei". El porteño está cruzando días agitados y de descrédito, todavía no ha podido hacer nada salvo nombrar funcionarios. Le pasa, para mal, lo que al resto de su gestión: no tiene plata y no se anima a reclamarle a Milei.

En este marco, parece que ahora muchos se le animan a Milei y Frigerio. ¿No es hora que el gobernador recuerde que la Constitución Nacional consagra en su Artículo 75º, inc.19 que corresponde al Congreso de la Nación?: " Sancionar leyes de organización y de base de la educación que consoliden la unidad nacional respetando las particularidades provinciales y locales; que aseguren la responsabilidad indelegable del Estado, la participación de la familia y la sociedad, la promoción de los valores democráticos y la igualdad de oportunidades y posibilidades sin discriminación alguna, y que garanticen los principios de gratuidad y equidad de la educación pública estatal y la autonomía y autarquía de las universidades nacionales". Y les indique claramente a sus legisladores nacionales lo que conviene hacer. ¿Se animará Frigerio a marcarle la cancha a Milei y reivindicar el rol del Estado y las universidades públicas?
 
También están a la vista la falta de gestión de Frigerio con el sistema de educación secundaria estatal y el desinterés de Milei por el universitario, que no resulta compatible con ningún proyecto de crecimiento y desarrollo sostenible. Ni libertarios ni macristas dan respuesta a los sectores gremiales que denuncian una caída histórica de los salarios, y tampoco a los rectores que advierten que el Presupuesto 2025 prevé menos de la mitad de los recursos necesarios para sostener el sistema universitario.
 
Pero la gestión de Milei y Frigerio tampoco da contestación alguna a los sectores que defienden la universidad pública aunque consideran que el sistema tiene vicios a corregir. El Gobierno exagera el número de extranjeros que se forman gratuitamente en las universidades argentinas, pero la única receta aplicada hasta ahora es el agravio y la injuria en masa contra las universidades públicas -se sigue hablando de adoctrinamiento político- y un brutal hachazo de los recursos de todo el sistema.
 
La indolencia con la que actúan Milei y Frigerio frente a la pérdida de clases por paros y a la cada vez más cercana interrupción del ciclo lectivo es proporcional a la sistemática búsqueda de desprestigio que La Libertad Avanza evidencia perversamente para la universidad pública. No hubo paritaria, las negociaciones fueron casi nulas excepto ante la inminencia de las dos marchas federales y, ante la imposibilidad de evitar las protestas, el Gobierno libertario apeló a la tergiversación: llegó a plantear que el 38% de la matrícula universitaria es inventada.
 
El conflicto universitario se da en el marco de lo que el periódico especializado en temas económicos Financial Times tituló: "La tasa de pobreza de Argentina ha superado el 50% bajo el gobierno de Milei y es la peor tasa en dos décadas". La cifra impacta: uno de cada dos argentinos es pobre. Ese nuevo dígito es una señal de advertencia para el presidente libertario, los gobernadores que todavía lo apoyan y el programa de ajuste neoliberal de su gobierno, a medida que su popularidad comienza a derrumbarse. Pero lo significativo de la forma en que desde el exterior se observó la novedad sobre la pobreza es su vinculación con la incipiente fragilidad que está comenzando a afectar a Milei en las encuestas. Es decir: la correlación entre pobreza creciente y popularidad en caída.
 
Milei cree que el derrumbe en las encuestas puede ser reparada acentuando la polarización, con gritos, insultos y diatribas como los locos, y que los problemas de gobernabilidad pueden ser subsanados con un tercio de bancas en el Congreso, comprando votos en el río revuelto de la fragmentación, ante gobernadores temerosos como Frigerio. Esas hipótesis están a prueba. Con la inflación en baja, en la opinión pública comenzó una traslación hacia una demanda sobre los efectos sociales del brutal ajuste: la pobreza y la desocupación.
 
En política, sin poder territorial y sin respaldo en el Congreso, sólo sostenido por el apoyo que miden sus encuestas, la fragmentación está entrando en los procesos de realineamientos previsibles ante el próximo escenario electoral 2025. No hay racionalidad alguna en la negociación libertaria, más cercana a la maldad que a la locura, y ya casi no hay negociación. Queda el Congreso: es ahí donde se define mucho de lo que estuvo en juego en las calles del país, por estos días. Milei y Frigerio deberían saber que es por su grandísima culpa.
 
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