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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Nacionales - 26-08-2011 / 13:08
PIDEN INVESTIGAR A LA VEDETTE PARA VER SI RECIBIÓ BIENES DE DESAPARECIDOS

El caso Alfano y el rol de civiles en dictadura

El caso Alfano y el rol de civiles en dictadura
Amantes. Testigos de la época aseguran que Massera y Alfano tenían algo más que un affaire.
La última y más sangrienta dictadura que vivió la Argentina no había sido únicamente producto del brazo armado del Estado. Detrás del telón verde oliva se escondían un sinfín de actores civiles con diferentes grados de vinculación con el terrorismo de Estado.
 
La lista abarcaba desde jueces y empresarios hasta periodistas, directores de cine y miembros de la farándula de la época. Y de ahora. Una huella cultural dibujada con betún que, más de treinta años después, comenzó a desnudarse en la sociedad.
 
El romance de la vedette con el almirante Massera se apropió del prime time televisivo. El show mediático que puede terminar con la impunidad de los cómplices del terrorismo de Estado.

 
El martes 23 de agosto, flanqueada por Aníbal Pachano, de galera y traje brillante, y la blonda Reina Reech -dos de los miembros del jurado que comparten en Bailando por un sueño el certamen televisivo con más rating de la Argentina-, la otrora modelo Graciela Alfano tomó el micrófono y supo que esa noche no sería igual a las demás. No había, en su destino, un veredicto clave para el certamen.
 
Tampoco un cruce con alguna participante o un intercambio con su jefe, Marcelo Tinelli. Alfano enfrentaba la pantalla con otro peso sobre sus hombros: horas antes, su figura había sido vinculada de modo directo -y sin ficción de por medio- con la participación civil en la última dictadura militar.
 
Ocho años atrás había comenzado a instalarse en los tribunales nacionales una verdad ciega: que la última y más sangrienta dictadura que vivió la Argentina no había sido únicamente producto del brazo armado del Estado. Detrás del telón verde oliva se escondían un sinfín de actores civiles con diferentes grados de vinculación con el terrorismo de Estado. La lista abarcaba desde jueces y empresarios hasta periodistas, directores de cine y miembros de la farándula de la época. Y de ahora. Una huella cultural dibujada con betún que, más de treinta años después, comenzó a desnudarse en la sociedad.
 
Así, por ejemplo, quedó de manifiesto en el juicio por el Plan Sistemático de Robo de Bebés ejecutado entre 1976 y 1983: la connivencia de jueces y fiscales con los militares había facilitado el blanqueo de estas maniobras siniestras. Lo mismo sucedió con la difusión de los agentes civiles de las Fuerzas Armadas durante el Proceso. Y también quedó revelado en el caso de Papel Prensa, que evidenció el pacto ensangrentado entre las tres armas y los tres diarios más importantes del país. Sin embargo, ninguno de estos casos había logrado la repercusión que tuvo la difusión de la relación amorosa entre "la Alfano" y el entonces almirante y genocida Emilio Eduardo Massera. El prime time no perdona. Ni para bien, ni para mal. Y Alfano lo comprendió en toda su magnitud: por primera vez, un tema tabú como la participación civil en los años de plomo se había colado en la mesa de los argentinos, por un lapsus mediático y con Tinelli como buen servidor (N. del R.: al cierre de esta edición, la continuidad de la ex vedette como jurado de Showmatch estaba en duda).
 
Desde los programas de chimentos hasta los noticieros centrales se hicieron eco del escándalo. La condena a la actriz, fuera del ámbito del espectáculo, tuvo su origen en una de sus frívolas declaraciones sobre aquellos tiempos. Al ser consultada por su amorío con Massera, en un programa de entretenimientos, la actriz banalizó la desaparición de 30 mil personas: "Cuando cumplí 21 años -aseguró- me metí en la cama con quien quise, hice lo que quise y no me hago cargo de lo que hace una persona, porque vos si salís con un señor rico no salís con el dinero, si te acostás con un señor joven no salís con la edad del señor, si te acostás con un genocida no salís con 30 mil desaparecidos ni te busca la Corte de La Haya". Una humillación lisa y llana a las víctimas de quien fuera su amante, como si se tratara de un juego mediático inocente. ¿Inocente?
 
Algo es seguro: las sábanas forman parte de la intimidad. Y poco importa con quién mantuvo relaciones sexuales -y con quién no- Graciela Alfano. Pero sus declaraciones fueron, como mínimo, banales e hirientes, sobre todo en el marco de un proceso que aún busca remediar, a través de la Justicia, los daños del pasado. Un destino que, en poco menos de dos meses, encontrará el veredicto de la primera parte de la causa ESMA.
 
Alfano, en cambio, seguramente considere que está para otras cosas. Aunque advertida de su grosero error, intentó (tarde) remediarlo: "Si hice alguna declaración desafortunada con respecto a los desaparecidos -se excusó-, pido disculpas. La comparación estuvo fuera de lugar". Pero la piedra ya había sido lanzada.
 
Para quienes desconocen sobre el mundo de la farándula, vale una advertencia. Las declaraciones de Alfano sobre su relación con Massera se enmarcaron en una disputa que mantiene con el periodista de espectáculos Jorge Rial. En medio de esa batalla mediática, que derivó en la utilización de los desaparecidos y lo sucedido durante la última dictadura, el conductor se contactó con una mujer de nombre Gabriela y supuesta hijastra de Rafael Blasi, uno de los custodios del Almirante Cero, como se lo conocía al mandamás de la Armada. De acuerdo con el audio que se difundió en el programa radial Ciudad Goti K, Gabriela afirmó el pasado 23 de agosto: "Yo escuchaba a Blasi cuando contaba que, por pedido de Massera, pasaba a buscar a Graciela por su casa y juntos se encontraban para salir de compras. Recuerdo que compraban joyas de Cartier, aunque también hubo propiedades y varias transacciones. La llamaba 'Gracielita' y dentro de su núcleo familiar había que cubrirlo. Fue casi una relación paralela a su matrimonio, porque no fue una mujer más. Recuerdo que a su regreso de un viaje a México que Massera hizo con su esposa, le había traído varias monedas de oro macizo".
 
El testimonio radial sirvió para que, el pasado 24, el fiscal federal Luis Comparatore realizara una denuncia solicitando que se investigue a la actriz para determinar si había recibido bienes pertenecientes a los desaparecidos. La presentación recayó en el juzgado del magistrado Claudio Bonadío que, de corroborar esa situación, podría acusar a Alfano por crímenes de lesa humanidad. "A mis bienes los pueden investigar de arriba a abajo, las puertas están abiertas para eso. Yo tengo tranquilidad. Además, ¿por qué no investigaron el tema en todos estos años?", se defendió la vedette ante los medios.
 
Ese mismo 24, pero por la tarde, las pantallas volvieron a mostrar otro capítulo de la pelea Rial versus Alfano. Y extendieron las fronteras del escándalo que la vincula con la dictadura militar. El conductor del canal América había invitado a su programa a Noemí Elsa Ayala, hija del bailarín folklórico "El Chúcaro" Santiago Ayala y quien en la dictadura militar había sufrido el secuestro de su marido. Ayala relató: "Buscaba a mi marido y fui a ver a Massera con la compañía de mi suegra, un soldado me abrió la puerta. Massera estaba sentado, totalmente estirado, y ella (refiriéndose a Alfano) al lado, con una pollera floreada y una blusa, el pelo suelto y sin maquillaje. La reconocí fácil por las películas. Era famosa. Nos sentamos frente a él y le conté mi historia. Massera puso una 9 milímetros arriba del escritorio y me dio unas direcciones para que vaya a averiguar. Ella en un momento lo interrumpió y me dijo: 'Bueno, basta, el almirante está muy ocupado, tiene muchas cosas que hacer para ocuparse de esto'. Yo le expliqué que se trataba de la vida de mi marido pero Alfano me respondió: 'No sos la única'".
 
Las relaciones carnales entre Alfano y Massera no son novedad. En aquellos años tormentosos ya se comentaba que el jefe de la ESMA viajaba todos los viernes en un avión Lear Jet, que salía de Aeroparque con destino a Río de Janeiro, acompañado de la bella modelo. Según trascendidos de la época, "Barba Azul" -como también se lo apodaba- tenía un departamento en tierras cariocas.
 
De hecho, la relación amorosa entre la modelo y el genocida quedó en letra de molde en la biografía de Massera, Almirante Cero, escrita por Claudio Uriarte y publicada en 1992. En aquel libro se lee: "Uno de los affaires más renombrados del almirante, que fue la envidia de la mitad de la población masculina de Buenos Aires y un fermento de admiración rencorosa para muchos, fue la modelo publicitaria y actriz televisiva Graciela Alfano, una muchacha alta y bien proporcionada, de facciones bellas, piel blanca y cabellos rubios (...). La difusión de estas relaciones, que en cierto modo Massera necesitaba dejar trascender para cimentar su fama de 'macho' y porque eran en gran medida relaciones para ser mostradas... inquietaban a su esposa". Entonces la Argentina vivía en plena década menemista y estas revelaciones se pasaban por alto. No era causalidad que el menemato tuviera aceitados vínculos con el masserismo: la mano derecha del almirante, Carlos Aurelio "Zazá" Martínez, era funcionario en los noventa.
 
Tuvieron que pasar más de tres décadas para que el tema inundara la opinión pública. Una situación que, paradójicamente, provino de la trivialidad mediática del conflicto. Menos de un año atrás, se difundía el siguiente cable desclasificado de la DINA, la agencia de inteligencia de Pinochet, escrito por uno de los informantes que operaban en Buenos Aires: "Sobre más antecedentes de Graciela Alfano, la actual amante de Massera, puedo informar que esta es actriz y modelo. Está con Massera desde hace seis meses. Últimamente se ha sabido de costosos regalos que le fueron hechos (departamento, pieles, joyas, etc.)". Los detalles no habían alcanzado trascendencia masiva, hasta ahora.
 
Hoy, el maquillaje de impunidad de los cómplices del terrorismo de Estado empieza a descorrerse. Civiles como Alfano o como Héctor Magnetto -imputado en la causa de lesa humanidad que investiga los crímenes cometidos en Papel Prensa- temen que cada vez más se haga carne la condena en su contra. Un destino inevitable. Un proceso que ya tiene y avanza en ese camino. Dos semanas atrás, el fiscal federal Federico Delgado solicitó que el ex ministro de Economía de la dictadura militar, el civil José Martínez de Hoz, sea condenado a diez años de prisión por el secuestro de los empresarios Federico y Miguel Gutheim, padre e hijo respectivamente. En esa causa también está acusado el ex ministro del Interior Albano Harguindeguy. En junio pasado, la Corte Suprema de Justicia había confirmado la prisión preventiva para Martínez de Hoz por delitos de lesa humanidad. Federico Gutheim, dueño de la empresa Sadeco (dedicada a la exportación de fibra de algodón), y su hijo Miguel habían sido secuestrados en noviembre del 1976 con el objetivo de obligarlos a realizar operaciones comerciales con una empresa en Hong Kong, favorecida por Martínez de Hoz. Una operación por la que, durante la democracia alfonsinista, el ex ministro había cumplido 77 días de arresto hasta ser beneficiado con el sobreseimiento.
 
Pero los tiempos cambiaron. Y con Martínez de Hoz contra las cuerdas de la Justicia también se colocan otros. Por caso, el ex fiscal de la Cámara de Casación Juan Martín Romero Victorica -acusado de ser cómplice de los militares en la apropiación de Victoria Montenegro, hija de desaparecidos- y el líder sindical de la UOCRA, Gerardo Martínez, quien figura en la lista de agentes civiles de Inteligencia del Batallón 601 del Ejército, cuyo caso está siendo investigado por la Justicia.
 
La lista podría continuar. O debe continuar, como se dice entre bambalinas. La impunidad que se cuela en el mundo del espectáculo también entró en su epílogo. Símbolo de los nuevos vientos, el periodista Vicente Muleiro publicó este año el libro 1976. El golpe civil, donde analiza los negocios cívico-militares y otros ámbitos gentiles con la dictadura. Así, respecto del mundo artístico, escribe: "Cualquier investigador o periodista que se acerque a los artistas censurados por esos años se llevará una lista de alcahuetes asombrosa, en la que seguramente figurará alguno de sus ídolos". Entre ellos menciona a la diva de los almuerzos, Mirtha Legrand, a Mariano Grondona, a Julio Márbiz y al director y confeso videlista Fernando Siro. Las revelaciones del affaire Alfano-Massera son un botón de muestra de la existencia de testigos directos que callaron lo que vieron.
 
Cantaba María Elena Walsh: "En el país de Nomeacuerdo, doy tres pasitos y me pierdo". Muchos podrán pensar que eso siempre se aplica. Por suerte, para unos y otros, la consigna de memoria, verdad y justicia no está perdida.
 
Informe: Bruno Lazzaro
 
 
Opinión
 
Psicópata sin culpa
 
Por Olga Wornat
Escritora y periodista
 
En el año 1995 entrevisté a Emilio Massera para la revista Gente. Pero luego de que Noticias publicara una tapa en la que aparecía Alfredo Astiz, Massera decidió prohibir la conversación. Habían sido tres meses muy difíciles de charla: hacía 18 años que no hablaba. Nos encontrábamos una vez por semana, en su oficina de la avenida Corrientes. Era una persona completamente desagradable, un misógino que no hacía más que hablar mal de las mujeres. Sostenía que estaba con quienes él quería y que todas querían estar con él. Así fue que me habló muy mal de la periodista Miriam Lewin. Tenía mucho resentimiento y a veces se le iba la cabeza. Cuando llamaba su esposa, Lili, me miraba con cara de sufrido y me decía que lo tenía podrido.
 
En ese contexto, me contó que había estado con Graciela Alfano, la misma que después estuvo con el presidente Carlos Menem. Sostuvo que Alfano era muy ambiciosa y le pedía cosas. La tildaba de "gato", pero no había sido la única. Adriana Brodsky y Noemí Alan tenían programas de televisión y también salían con otros popes de la época. Cada uno puede hacer lo que quiere en su intimidad. No juzgo a esas mujeres. Pero estas chicas representaban a cierto sector social que veía al poder de esa manera. Massera también me contó de su relación con Marta Lynch. Y aunque se refería a ella como "un gato" que lo tenía podrido y afirmaba que estaba loca, aseguraba que los marinos eran caballeros. Ese hombre era un psicópata con cero culpa, que hasta se burlaba de Mirtha Legrand y le profería barbaridades. Recuerdo que, en aquel momento, no incluí aquello en esa nota porque había decidido no transmitir esas vulgaridades. Pero lo que salió a decir Alfano ahora es una locura.
 
(Testimonio recogido telefónicamente)
 
 
Fuente: Revista Veintitrés

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15-07-2025 / 08:07
Una vez más, el sistema judicial yanqui avanza como ariete de los fondos buitre contra la soberanía de nuestro país. La jueza Loretta Preska, que es incapaz de distinguir entre países y empresas, rechazó este lunes el pedido del gobierno de Javier Milei para frenar la ejecución de una sentencia que ordena la entrega del 51 por ciento de las acciones de YPF a los especuladores.
 
El fallo responde a una demanda impulsada por los fondos buitre: Burford Capital y Eton Park, quienes no son en realidad los "damnificados" por la expropiación de la petrolera estatal en 2012, sino capitales especulativos que "compraron" el derecho a litigar de los dueños originales. El cipayo Milei les dio la razón a los buitres.
 
La sentencia de Preska, quien durante todo el proceso ha mostrado sus vínculos con los buitres sin tapujo y que no ha tenido la menor consideración sobre el derecho de soberanía argentino, representa un ataque directo a la independencia política, jurídica y económica de nuestro país. Aunque el Gobierno de Milei ya presentó una apelación ante la Cámara del Segundo Circuito y se prepara para llegar, si es necesario, a la Corte Suprema de Estados Unidos, Preska dejó en claro que la presión económica no dará tregua.
 
Su decisión de no suspender el fallo permite avanzar con medidas que, en los hechos, significarían un vaciamiento del control estatal sobre la principal empresa energética del país. Todo esto, en nombre de una exorbitante "compensación" de más de 16 mil millones de dólares por una decisión soberana tomada por el Congreso argentino en 2012 con amplio respaldo legislativo.
 
La defensa argentina argumentó que se trata de un caso excepcional, sin antecedentes jurídicos claros, donde incluso el propio gobierno de Estados Unidos expresó reparos a la interpretación del tribunal. El temor en Washington no es menor: que una jurisprudencia tan agresiva siente un precedente peligroso, que habilite a otros países a embargar activos yanquis en futuros litigios. El fallo de Preska podría volverse un búmeran para el propio imperio que lo impulsa.
 
Además, los representantes legales de la Argentina advirtieron que ejecutar la sentencia implicaría violar la legislación nacional, ya que, según la ley de expropiación aprobada en 2012, las acciones de YPF no pueden transferirse sin una ley del Congreso votada por dos tercios. Preska estaría ordenando al Estado argentino a quebrantar su propio marco legal para cumplir con una orden foránea. Es una intromisión inadmisible en los asuntos internos de un país soberano.
 
A todo esto, se suma el hecho de que los demandantes no demostrarían un perjuicio inmediato si se posterga la ejecución, mientras que la afectación al interés público argentino sería mayúscula: pérdida de control estratégico sobre recursos energéticos, impacto en provincias accionistas y en bonistas internacionales, y la posibilidad de activar cláusulas contractuales perjudiciales para YPF.
 
Es evidente que la sentencia de Preska, lejos de hacer justicia, profundiza una lógica de subordinación colonial a los intereses del capital financiero internacional. En juego no está solo la propiedad de una empresa. Está la soberanía energética, el respeto a las decisiones democráticas y la dignidad de un país frente a tribunales que actúan como garantes del saqueo imperialista.
 
La Opinión Popular
 

14-07-2025 / 08:07
El presidente Javier "el Loco" Milei está preso de que un proyecto sin sustentos y eso quedó más que claro durante la semana que pasó. El entusiasmo mileísta, de a poco, abre paso a la resignación. Ahora resta saber si ese vacío de entusiasmo podrá ser llenado por un nuevo Nosotros.
 
No tiene mayor sentido detenerse en los aspectos técnicos, o de cálculos transeros, acerca de lo sucedido en el Congreso. Sí lo tiene comprender que la presunta aplanadora de las Fuerzas del Cielo comenzó a encontrar algunos límites.
 
Podrá acontecer que algunos favores presidenciales, a algunas provincias y aliados solícitos, alleguen votos para sostener vetos. Podrá ocurrir que nunca faltará un Kueider por acá, un símil por allá, dispuestos al qué pretende usted de mí. Podrán ofertar todas las Banelco de época que se quieran.
 
Pero ya no habría retorno, nodal, de que al Gobierno empezaron a entrarle las balas (propias). A uno no le gusta esa figura, y sobre todo cuando las guerrillas digitales del neofascismo convocan a la violencia. Se acepta por razones de imagen expresiva.
 
Es impactante la sucesión de errores y horrores ejecutivos que cometieron los adolescentes de Casa Rosada, tal vez porque se acumularon en una misma semana.
 
Puede admitirse, cómo no, que el capital de Javier Milei es permanecer como un intransigente disruptivo a toda costa. Pero de ahí a carecer de todo rasgo de inteligencia política, siquiera para tener fusibles que lo amparen, hay mucha distancia.
 
Podría mantener al personaje y dejar que por abajo negocien lo que fuere, a fines de salvar las papas en instancias determinadas. Por ejemplo, para haber evitado una derrota parlamentaria que se transformó -él transformó- en crisis de alcances inciertos.
 
Hubiera bastado con que no se sometiera al papelón de refugiarse en la niebla, para justificar su ausencia en Tucumán. Juntaba dos, tres, cuatro gobernadores, con algún caramelito de liberar fondos básicos, y prácticamente listo.
 
Pero Milei no sabe. No quiere. No entiende nada, porque siente que le sobra con que todo es cuestión de ganar en las redes, de que su hermana se cargue a quien viniere y de que un coro de bufones corporativos lo aplauda sin percibir que da vergüenza ajena.
 
Sin embargo, eso podría llevar a la conclusión de que el Presidente está preso de sí mismo. No. Eso es una mirada psicologista, que antes de válida es insuficiente. Está preso de que lo que encarna no tiene ni pies ni cabeza como proyecto sustentable. Y como incumbe a la Argentina, con su cultura bimonetaria, le saltó la ficha desde las perspectivas con el dólar.
 
El domingo pasado, bajo la pregunta de si se puede sostener el modelo cambiario, Hernán Letcher describe el panorama de los próximos meses con precisión quirúrgica. Comienza por la canchereada de Caputo Toto ("Si creés que está barato, agarrá los pesos y comprá dólares, campeón"). Fue apenas unos días antes de que el mismo Toto, con imagen desvencijada, apareciera de urgencia en uno de los programas de la televisión oficial.
 

13-07-2025 / 11:07
El presidente Javier "el Loco" Milei avanza contra el Congreso nacional y la democracia misma, opera para vaciar las instituciones y amenaza con cerrar el Legislativo si no logra imponer su voluntad; lejos de moderarse, su estrategia es profundizar la confrontación y tensar el sistema hasta forzar una ruptura o afianzarse en el poder absoluto.
 
Nadie podrá decir que no estaba prevenido. Milei avisó en campaña que las convicciones democráticas no eran parte de su repertorio. Una burda lectura del teorema de la imposibilidad de Arrow era la excusa en la que se refugiaba para no decir, con todas las letras, que su anarcocapitalismo ideal requiere de otras formas de gobierno, menos sensibles a las necesidades de las mayorías.
 
Para el presidente, el Poder Legislativo es un objetivo estratégico desde el primer día. Pero no a partir de la búsqueda de construcción de consensos para consolidar sus decisiones ejecutivas sino como un obstáculo a su poder que debía ser corrido o anulado. Esa escalada recrudeció este jueves, luego de sufrir una histórica paliza en el Senado, pero no es nueva, ni es casual, ni está fuera de libreto.
 
El 10 de diciembre de 2023 Milei asumió su cargo de espaldas al Congreso, rompiendo la tradición centenaria de inaugurar el mandato con una asamblea legislativa. Todavía era el presidente que venía a prender fuego el Banco Central y terminar con la casta. Hoy la imagen es muy distinta: el Central mantiene el dólar planchado y la casta finge demencia y se enriquece en medio de la destrucción.
 
Días más tarde anunciaba el DNU 70/23, con el que se adjudicó facultades legislativas en un espectro muy amplio, usurpando, de facto, el rol del Congreso. La ley de Bases, en tanto, con cientos de artículos, se trató en despachos exprés de sólo cuatro comisiones y, en el recinto, se votó por bloques para evitar que se cayeran los aspectos más escandalosos de la letra chica.
 
Durante el tratamiento de esa ley, que duró varios meses, Milei trató de ratas y de corruptos a los diputados y senadores mientras era el oficialismo el que cambiaba el sentido de algunos votos clave a partir de mecanismos nunca aclarados. Uno de ellos, el senador Eduardo Kueider, está detenido en Paraguay desde el año pasado. Lo encontraron tratando de cruzar la frontera con 200 mil dólares.
 
Cuando los aprietes y la corrupción no alcanzaban para frenar iniciativas contrarias a los intereses del gobierno, el presidente recurrió al veto. Para sostenerlo necesita un tercio de los votos en una de los dos cámaras. En el Senado siempre estuvo lejos. En la cámara baja pudo reunir 87 "héroes", con aliados radicales, del PRO y de algunas provincias, que le permitieron imponerse. Lo celebraron con un gran asado.
 
Esa pólvora está mojada. En la Casa Rosada admiten que no pueden garantizar el tercio que blinda las decisiones de Milei. Por eso recurren a otro recurso: bloquear el funcionamiento del Congreso, incluso mediante la violencia. Clausuran las comisiones para evitar dictámenes en proyectos que no quieren tratar e intentan levantar las sesiones por escándalo (esto es literal) para ahorrarse derrotas. Era una táctica con patas cortas. 
 

12-07-2025 / 09:07
Desde el "no fui por la neblina" de Javier "el Loco" Milei, hasta el hurto de fusibles del tablero del Senado, más tuiteros rentados, empleados por el gobierno, pidiendo que "saquen los tanques a la calle" y que "dinamiten el Congreso", todo fue mugriento y tosco. Fantino y JP Morgan empezaron la escalada que aisló al gobierno en sus limitaciones y vilezas destinadas a ahogar a las provincias, saquear a los jubilados y abandonar a enfermos, discapacitados y a víctimas de la tragedia de Bahía Blanca.
 
El desquiciado Milei decidió no concurrir al acto central por el 9 de Julio en Tucumán cuando se enteró que no irían los gobernadores. Pero como no podía confesarlo, dijo que no iba por la neblina. Hizo un día espectacular y para que se notara más, la vicepresidenta se tomó un avión y llegó con pleno sol.
 
Victoria Villarruel puso en evidencia a Milei -quien la considera una "traidora"- y puso en un aprieto al ubicuo gobernador tucumano, Osvaldo Jaldo, interesado en reclamar lo que incumplió el gobierno nacional, pero poco dispuesto a intervenir en la interna entre el presidente y su vice.
 
Lejos quedó la imagen de la doble fila de gobernadores serviciales que recibió a Milei en la Casa Histórica de Tucumán el año pasado. Le votaron poderes especiales, una inconstitucional ley bases y el RIGI que entrega riquezas. A cambio recibieron promesas de financiamientos e inversiones que nunca llegaron.
 
La rebelión de los gobernadores un año después de aquel acto de sumisión demostró la explosión de la crisis en sus provincias con descalabros en las economías regionales, en las rutas, la educación o la seguridad. Pero también fue un indicio de que las expectativas de la sociedad en el gobierno se redujeron con respecto al 2024.
 
Tras ganar las elecciones, las expectativas de la sociedad en el gobierno de Milei crecieron más que los votos con los que había ganado. Los gobernadores miden esos climas y por eso se sumaron al circo del año pasado. Ahora le dijeron que sin ellos no puede ganar porque esas ilusiones están a la baja.
 
Pero, horror, los gobernadores radicales y del PRO iban a coincidir con sus colegas del kirchnerismo, que resistieron desde el primer día el saqueo a los jubilados y la crueldad de desfinanciar el sistema de atención a la discapacidad o abandonar a las víctimas de tragedias como la de Bahía Blanca.
 
El acuerdo era dar quórum para iniciar la sesión. Los senadores kirchneristas informaron que además de la devolución de los ATN y de lo que les corresponde del impuesto a las naftas, iban a plantear el aumento a los jubilados, la declaración de emergencia en discapacidad y el rechazo del veto presidencial a la asistencia de las víctimas en Bahía Blanca. La noche previa, los gobernadores radicales y los del PRO dijeron que solamente aprobarían la devolución de los fondos a las provincias.
 
Como los puntos que le interesaban a estos gobernadores quedaron al final de la agenda porque serían tratados sobre tablas, sin pasar por comisión, los senadores que les respondían se quedaron hasta el final y algunos de ellos, incluso, votaron junto al kirchnerismo los temas sobre Bahía Blanca, jubilaciones y discapacidad. Este gobierno jugó al borde del precipicio desde que asumió. Zafó al principio con una devaluación que demolió salarios, después con un blanqueo exitoso y luego con la ayuda esclavizante del FMI. 
 

11-07-2025 / 09:07
Por paliza, Javier "el Loco" Milei sufrió una seguidilla de derrotas en el Congreso. Pese a las amenazas y las operaciones sucias, el Senado convirtió en ley por unanimidad el aumento a las jubilaciones y la emergencia en discapacidad y por amplia mayoría la moratoria previsional. Además, rechazó el veto al Fondo para Bahía Blanca, defendió las acciones de YPF y votó los proyectos impulsados por los gobernadores. Los oficialistas abandonaron la sesión y el Presidente, acorralado, ya adelantó que vetará las leyes sancionadas, en una nueva muestra de su autoritarismo y de su fanatismo con el ajuste fiscal a costa del hambre de los jubilados y la motosierra contra los sectores más vulnerables.
 
Enemistado con casi todos los espacios (en las últimas semanas se sumaron los gobernadores), Milei sufrió una derrota tras otra y su gobierno vivió una jornada negra en el Senado. El aumento para los jubilados y la emergencia en discapacidad se aprobaron por unanimidad. La moratoria, con amplia mayoría. Los mandatarios provinciales lograron darle media sanción a la modificación en el reparto de los ATN y en la coparticipación el Impuesto a los Combustibles.
 
La primera de las leyes aprobadas (contaba ya con media sanción en Diputados) fue el aumento de las jubilaciones y del bono para quienes cobran un haber mínimo, que está congelado en $70 mil desde marzo del 2024. De esta manera, la jubilación mínima pasa de $309 mil a $331 mil, y el bono escala a $110 mil. El aval del dictamen contó con 42 votos a favor, 17 en contra y tres abstenciones, mientras que para su aprobación final sumó 52 votos a favor y 4 abstenciones.
 
De acuerdo con el Gobierno, este proyecto rompe el equilibrio fiscal. Sin embargo, según la Oficina del Presupuesto del Congreso, el impacto durante este año será de 0,37% del PBI y en 2026 del 0,71%, número inferior al 0,41% que representó la baja de Bienes Personales a los más ricos. Además, la nueva norma prevé cubrir el impacto fiscal mediante la eliminación de exenciones impositivas, la reasignación de partidas de la SIDE, y utilización de recursos provenientes de registros automotores.
 
La segunda de las leyes que aprobó el Senado es el retorno de la moratoria previsional, con 39 votos afirmativos, 14 negativos y una abstención. De esta forma, se restablece el mecanismo, que venció en marzo de este año, que permite el acceso a una jubilación para quienes no alcanzaron los 30 años de aportes. En tercer lugar, el Senado convirtió en ley por unanimidad la declaración de emergencia para la discapacidad. La propuesta establece la emergencia para el sector hasta diciembre del 2027, que garantiza partidas presupuestarias para incrementar el pago a los prestadores de servicios y saldar la deuda para enfermeros, acompañantes y transportistas. En simultáneo a su tratamiento, diferentes agrupaciones movilizaron al Congreso para presionar su aprobación.
 
Por otra parte, el Senado rechazó por unanimidad el veto de Milei a una ley que creaba un fondo de $200 millones para la restauración de Bahía Blanca tras la trágica inundación de marzo. Ahora dependerá de la Cámara de Diputados, que en su momento dio media sanción a la ley con 153 votos a favor y la única oposición de LLA. Otra de las derrotas del Gobierno fue la media sanción a los proyectos presentados por los 24 gobernadores, que plantean un nuevo reparto a las provincias de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y del impuesto a los combustibles.
 
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