Entre Ríos - 28-12-2025 / 20:12
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Mientras Entre Ríos requiere de más recursos, Milei solo establece nuevos y brutales recortes
El Presupuesto Nacional 2026, sancionado por el Senado en diciembre de 2025, ha generado un fuerte debate sobre la transferencia del feroz ajuste fiscal libertario hacia las provincias. Aunque Javier Milei lo define como un "hito histórico" para consolidar el déficit cero, y el gobernador Rogelio Frigerio lo apoya totalmente, el texto aprobado contiene disposiciones que impactan negativamente en las arcas y responsabilidades provinciales. El senador peronista por Entre Ríos, Adán Bahl, afirmó que, con el Presupuesto 2026, se perdió la posibilidad de aprobar una Ley "que tienda al desarrollo federal y equilibrado de la Argentina", y advirtió: "Tiene inconsistencias, asigna facultades discrecionales y transfiere a las provincias un ajuste brutal". Nada para celebrar.
El Presupuesto Nacional 2026, sancionado por el Senado en diciembre de 2025, ha generado un fuerte debate sobre la transferencia del feroz ajuste fiscal libertario hacia las provincias. Aunque Javier Milei lo define como un "hito histórico" para consolidar el déficit cero, y el gobernador Rogelio Frigerio lo apoya totalmente, el texto aprobado contiene disposiciones que impactan negativamente en las arcas y responsabilidades provinciales. El senador peronista por Entre Ríos, Adán Bahl, afirmó que, con el Presupuesto 2026, se perdió la posibilidad de aprobar una Ley "que tienda al desarrollo federal y equilibrado de la Argentina", y advirtió: "Tiene inconsistencias, asigna facultades discrecionales y transfiere a las provincias un ajuste brutal". Nada para celebrar.
¿Cuáles son los puntos clave de cómo este presupuesto traslada el ajuste a las provincias? El principal es la eliminación de Pisos de Inversión (Artículo 30). Hasta la aprobación de este presupuesto, diversas leyes blindaban el presupuesto de sectores estratégicos, obligando a que la inversión subiera si la economía crecía. Con el Artículo 30, estos montos dejan de ser obligatorios y pasan a depender de la discrecionalidad de Milei y de la disponibilidad de recursos bajo la regla de déficit cero. Esto suspende los pisos mínimos de inversión que el Estado Nacional debía garantizar por ley en áreas sensibles. Esto obliga a las provincias a cubrir el bache financiero si desean mantener los estándares previos.
Bahl apuntó que el artículo 30, que sacó recursos del ámbito educativo "elimina una garantía que el Estado le asignó a la Educación. Justamente porque no puede ser la variable de ajuste para un Presupuesto. No fue de un partido, no son montos ideológicos, fue una construcción de más de 20 años para lograr un piso de financiamiento".
En Educación se eliminó la obligación de invertir el 6%$ del PBI, afectando el financiamiento de escuelas técnicas y programas de infraestructura escolar. En Ciencia y Tecnología, se suspenden las metas de incremento progresivo de recursos, dejando estos fondos sujetos a la discrecionalidad de Milei.
Durante las negociaciones, Milei ratificó, y Frigerio aceptó, que, ante la vigencia de ciertas leyes de gasto (como el financiamiento universitario que la oposición logró defender), el Ministerio de Economía deberá reasignar o recortar aproximadamente 7 billones de pesos (0,7%$ del PBI). Gran parte de este ahorro se obtendrá mediante el recorte de transferencias discrecionales (fondos no coparticipables) que la Nación enviaba históricamente a las provincias para obras públicas o asistencia financiera.
En la sesión en el Senado, Bahl explicó: "Nosotros que somos los senadores que representamos a las provincias tenemos que advertir que transfiere a las provincias un ajuste brutal". En ese marco, apuntó: "Cuando se habla del cálculo de recursos. Se incorpora un 5% de crecimiento del PBI, que está representado por el consumo, que explica el 70% de la demanda. Y todos vemos como el consumo está por el piso. El otro elemento es la inversión pública, en un presupuesto sin obras. El otro es la inversión privada, que está ausente en todo el país. El cuarto es el sector externo, que hoy está afectado por el tipo de cambio", indicó. Y agregó: "Estamos perdiendo la oportunidad de tener un presupuesto equilibrado". Y no dibujado.
Además, el Presupuesto 2026 mantiene la presión sobre las provincias que no transfirieron sus cajas jubilatorias a la Nación, como Entre Ríos, limitando los giros de fondos para cubrir sus déficits. A lo que se agrega la Regla del "Déficit Cero". El presupuesto 2026 está diseñado bajo una premisa rígida: cualquier caída en la recaudación debe compensarse con una baja automática del gasto. Esto significa que si las proyecciones de crecimiento (estimado en 5%) no se cumplen, las provincias serán las primeras en ver recortados los fondos que aún dependen de la firma de Milei.
¿Qué otros puntos del Presupuesto nacional impactan en la provincia? El presupuesto 2026 profundiza la tendencia de desfinanciamiento de obras viales y de infraestructura que dependían de la Nación. Proyectos estratégicos para la provincia, como el mantenimiento de rutas nacionales (ej. Autovía 18) y obras de saneamiento, quedan sujetos a la capacidad de la provincia para asumirlos con recursos propios o endeudamiento externo, que pagarán las próximas gestiones.
Entre Ríos es una de las provincias que no transfirió su caja previsional a la Nación. El Presupuesto 2026 mantiene restricciones sobre los giros automáticos para cubrir este déficit, lo que presiona las finanzas provinciales para realizar reformas internas o destinar fondos del tesoro provincial para pagar jubilaciones. El gobernador Frigerio ha mantenido reuniones con el Gobierno libertario para intentar compensar deudas de la Nación con la provincia (como las de la Caja de Jubilaciones o regalías de Salto Grande) sin resultados positivos hasta el momento.
La reducción de las transferencias discrecionales de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y otros giros no automáticos impacta en los municipios entrerrianos que dependen de estos fondos para obras menores o gastos corrientes de emergencia. Y la provincia se ve obligada a replicar la lógica de "déficit cero" a nivel local, lo que limita la posibilidad de tomar deuda o expandir el gasto público ante una eventual caída de la actividad económica regional (principalmente agrícola-industrial). Sin perder de vista cómo Frigerio afrontaría circunstancias imprevisibles.
La eliminación definitiva del Fondo de Incentivo Docente (FONID), que ya venía sufriendo recortes, obliga a Entre Ríos a cubrir ese componente salarial con recursos provinciales para evitar conflictos gremiales. La suspensión de la obligatoriedad de invertir el 0,2% de los ingresos corrientes en Escuelas de Educación Técnica afecta directamente a la red de más de 100 escuelas industriales de la provincia, limitando la compra de equipamiento e insumos para talleres. Bahl denunció que "para muchos de los más de 35 mil alumnos de escuelas técnicas de Entre Ríos es la única posibilidad de formarse y trabajar. ¿Hacia dónde queremos ir como país si desfinanciamos a las escuelas que forman a nuestros profesionales?".
Al no haber pisos mínimos se genera incertidumbre, las provincias y las instituciones (como universidades o escuelas técnicas) no pueden planificar a largo plazo, ya que sus recursos dependen de la voluntad política de Milei. Esto significa un retroceso histórico, se están desmantelando décadas de consensos legislativos que protegían a las provincias, la educación y la ciencia de los vaivenes económicos. sin perjuicio de que Frigerio aguanta los trapos violetas, mientras Milei le saquea los fondos que le corresponden.
Para colmo de males, la Reforma Laboral sobre la que pretende avanzar Milei incluye aspectos polémicos, no solo en lo referente a los cambios previstos en lo laboral, sino porque el proyecto incluye una reforma impositiva que tendrá impacto en las finanzas de las provincias. El proyecto incluye una fuerte baja de impuestos a las ganancias para grandes empresas y la eliminación de impuestos internos a seguros, telecomunicaciones, servicios digitales, autos, embarcaciones y aeronaves. El impacto fiscal estimado va del 0,8% al 2% del PBI, unos 12.000 millones de dólares, de los cuales las provincias dejarían de percibir alrededor de 3.800 millones de dólares en la coparticipación que seguramente será resistido en el interior.
El presidente Milei consiguió terminar el año con un Presupuesto aprobado, con la ayuda de gobernadores como Frigerio, pero el trámite legislativo dejó en claro que el oficialismo no tiene mayoría propia ni está en posición de imponer condiciones sin negociar. La crisis económica juega a favor de Milei, porque obliga a los gobernadores a negociar en una posición de necesidad, en algunos casos desesperante, de fondos para sacar adelante sus propias administraciones. Analistas de la economía proyectan un 2026 con moderado crecimiento, pero sin mejora del empleo, salario, ni consumo. En esencia, hay desencanto, crítica o una elección de no participar en la alegría libertaria, que tiene profundas raíces sociales.
La Opinión Popular
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CONTEXTO NACIONAL
Una síntesis del año libertario: los conflictos, estafas, retrocesos y resultados en las urnas
Sostiene Eduardo Aliverti, columnista de Página 12, que al recorrer el año que termina, sobresale que prácticamente todos los signos y síntomas de lo ocurrido quedaban a la vista. Está dicho con el diario del lunes, por supuesto. Y vaya si había derecho a equivocarse en ciertos pronósticos, como le ocurrió a medio mundo de todas las esferas analíticas. Deberá servir como lección, renovada, a fines de no apurar diagnósticos más ligados a lo emotivo que a lo racional.
En febrero saltó la cripto-estafa. Se presumió a ese escándalo como la primera vez en que al Presidente le entraban sospechas de corrupción personal y manifiesta. Luego, y aunque el episodio se reactivó en estos días, pasó de largo. Las maniobras y especulaciones con criptomonedas no son, justamente, algo que quede cerca de la comprensión masiva.
En marzo fue el temporal en Bahía Blanca. Milei tuvo el tupé de subrayar que los bahienses debían arreglárselas solos, por fuera de una visita de compromiso durante apenas unas horas. Meses más tarde, la indignación que parecía general mudó al olvido y La Libertad Avanza ganó en las urnas del lugar.
En el mismo mes fue cuando un gendarme le reventó la cabeza al fotógrafo Pablo Grillo. Las pruebas irrefutables sobre el disparo fueron adjudicadas por la entonces ministra de Seguridad a un mero escenario de contienda callejera. Patricia Bullrich ganaría después, con comodidad, los comicios porteños. Haber terminado con los piquetes fue más fuerte que la cabeza de Grillo.
En abril comenzó a arreciar la confrontación entre Cristina y el gobernador Kicillof, preanunciando lo que persiste en no resolverse. Solamente la muerte del Papa amenguó la repercusión del momento, pero siguió latente y cómo.
En mayo, a la par de las elecciones porteñas, despuntó el conflicto en el Garrahan y se creyó que ésa podía ser una suerte de límite. Lo fue y es, al punto de que trabajadores y profesionales del hospital consiguieron su objetivo de lucha. Pero, al resultar segmentado como la enorme mayoría de las luchas sociales, no alcanzó como emblema unificador para torcer el brazo generalizado del brutal ajuste. Las marchas de y con los jubilados también carecieron de acompañamiento contundente.
En junio metieron presa a Cristina por una causa inventada y bochornosa en que los jueces no pudieron presentar prueba relevante alguna, sino "íntima convicción". Como con Lula. Pero tampoco fue suficiente para despertar una respuesta de rechazo de amplia magnitud.
En julio, en medio de presagios cambiarios inquietantes y tasas de interés por las nubes, el Fondo Monetario empezó a prevenir que el nivel de las reservas era crítico y que se imponía un cambio de esquema.
En agosto arrancó el Spagnuolo-gate, nada menos que acerca de fondos desviados en la Agencia Nacional de Discapacidad. El 3 por ciento para Karina se hizo meme y canción. Era, se conjeturó, una cuestión que -al revés del caso $Libra- sí pegaría de lleno en la sensibilidad popular.
En septiembre, a tono con la presunción anterior y siendo que todos los indicadores económicos de la vida cotidiana ya daban para abajo, el peronismo se impuso con gran diferencia en la provincia de Buenos Aires. Si fue prioritariamente por respaldo a Kicillof, por el trabajo intenso de los intendentes del conurbano, por expresión de bronca contra Milei o por una conjunción de esos factores, es una polémica bizantina que no afectó al juicio mayoritario de tal instancia: al Gobierno se le venía la noche.
En octubre estallaron las andanzas de José Luis Espert, sin poder evitarse que permaneciera a cabeza de la boleta libertarista. Plagado de sospechas por narcotráfico, en medio de papelones públicos ¿inolvidables?, eso sí que semejó a la debacle definitiva.
Pero surgió Donald para advertir que los argentinos estábamos muriendo. Que de su ayuda dependía la resucitación. Asumió Scott Bessent. Y ganó Trump, nomás.
Un triunfo y un baño de realidad para Milei
Sostiene Rafael Cortes, columnista de Misiones Online, que después de dos años de gestión, el gobierno libertario parece haber entendido que acelerar en la curva no siempre es la mejor opción. A la hora de tratar el Presupuesto en Senadores, los libertarios dejaron de lado las pretensiones de reincorporar el resistido capítulo XI, que entre otras cuestiones derogaba las emergencias en las universidades y en discapacidad, y optaron por impulsar la aprobación sin cambios del expediente que llegó de Diputados.
En el camino debieron superar la ira que provocó en el presidente Milei la caída del capítulo XI durante el tratamiento del proyecto en la Cámara baja, lo que llevó al mandatario a amenazar con la posibilidad de vetar su propio presupuesto. Desestimaron también la opción de reincorporar el polémico capítulo, porque aún en el caso de que se aprobara en Senadores, debería volver a Diputados sin ninguna certeza de lo que pudiera ocurrir.
La ley que finalmente fue sancionada podrá no haber incorporado la derogación de las emergencias en discapacidad y universidades, pero no deja de ser un presupuesto de ajuste brutal. Prácticamente no prevé obra pública y reconoce solo una parte muy pequeña de la deuda con las cajas previsionales que reclaman las provincias.
Además, derogó leyes que fijan pisos mínimos de partidas presupuestarias para educación y ciencia. Eliminó el piso de 6% del PBI en inversión en todos los niveles del Sistema Educativo Nacional, dejó sin efecto el criterio de progresividad que debe tener el área de Ciencia y Tecnología hasta alcanzar el 1% del PBI en el 2032. El Fondo Nacional para la Educación Técnico Profesional, compuesto por un 0,2% de los Ingresos Corrientes, y el Fondo Nacional de Defensa, que representa un 0,8% de los Ingresos Corrientes, también desaparecieron.
El resultado final fue celebrado como una victoria en la Casa Rosada. El Gobierno podrá no tener el Presupuesto tal como le hubiera gustado, pero logró sancionar un Presupuesto después de dos años y lo hizo sin contar con mayorías en ninguna de las cámaras.
La primera prueba de fuego del oficialismo con el nuevo Congreso también sirvió para tener un anticipo de lo que vendrá cuando se debatan las profundas reformas que el Ejecutivo nacional tiene en carpeta.
El traspié en Diputados dejó en claro que el Gobierno no tiene capacidad para imponer agenda propia y que todo debe ser negociado en un contexto político inestable. Hasta ahora, el Gobierno de Milei no pudo, no supo o no tuvo interés en construir alianzas estables, por el contrario, constantemente está tensionando los puentes que construye. Entonces cada proyecto obliga a nuevos acuerdos, lo que puede terminar resultando muy costoso.
Ese será el contexto en el que se debatirá la reforma laboral, aplazada por los contratiempos y los giros inesperados que tuvo el tratamiento del Presupuesto en Diputados.
Crecimiento, pero no para todos
Los analistas de la economía más reconocidos coinciden que 2025 cerrará con un crecimiento de la economía del orden del 4,5% del PIB y proyectan que el año próximo también será de crecimiento, aunque más moderado, del orden del 2% o 3%.
Pero advierten que las bondades de ese crecimiento no salpicarán al grueso de la sociedad. Se espera que la mejora llegue principalmente de la mano de inversiones y exportaciones en sectores puntuales, como minería, energía y agro. Al tratarse de actividades extractivas con poca demanda de mano de obra, no hay que esperar que mejoren el empleo ni los salarios, con lo cual tampoco se producirá un incremento en el consumo.
Las actividades más intensivas en el uso de mano de obra, como el comercio, la construcción o la industria siguen con un pronóstico poco optimista, aunque una luz de esperanza libertaria se abrirá si se logran consolidar una baja en las tasas de interés, lo que podría dinamizar el consumo y la construcción por el lado del crédito.
En el plano financiero, el Gobierno se enfrenta ante el desafío monumental de tener que cubrir vencimientos de deuda por más de 17.000 millones dólares al mismo tiempo que recompone reservas y evita una corrida del tipo de cambio. A esto hay que agregarle que el riesgo país todavía es demasiado alto para salir a buscar financiamiento en los mercados de deuda.
La modificación en la regla cambiaria anunciada la semana pasada, a partir de la cual los límites de la banda de libre flotación del dólar pasarán a deslizarse al ritmo del último dato disponible de inflación, sugiere que el Gobierno está dispuesto a convalidar una devaluación un poco más acelerada del dólar a cambio de tener mayor flexibilidad para comprar reservas.
Eso implicaría aflojar el ancla cambiaria que el equipo económico de Luis "Toto" Caputo utiliza como herramienta central de su política antinflacionaria. Con lo cual es esperable que la inflación se mantenga en los niveles actuales, o que incluso los supere bajo circunstancias determinadas.
La buena noticia para los exportadores es que ahora el dólar aumentará al mismo ritmo de la inflación con lo cual el tipo de cambio dejará de acumular atraso frente a los costos internos.
De hecho, quedan preguntas en torno a cómo afrontará esta gestión los vencimientos de deuda. O de qué modo aplacaría una precarización laboral sin freno, como si acaso no la impulsara. O si el apoyo yanqui se mantendrá a toda costa. O si a la primera de cambio no podría suceder que el dólar se dispare, con ello la inflación y con ello el derrumbe del principal activo libertarista (junto con lo que vaya a suceder en las elecciones estadounidenses de noviembre, con altas probabilidades -a hoy- de derrota trumpista).
Efectivamente, 2025 fue pródigo en materias como caída del consumo popular; cierres de empresas; endeudamientos familiares hasta para comprar alimentos; sectores industriales liquidados, y sigue la lista. Absolutamente nada de eso impidió que el Gobierno fuera ratificado en las urnas, bien que no por una distancia sideral: 40 a 35%. No hay concordancia entre el margen por el que ganó y el agrandamiento con que se exhiben los Hermanos Milei.
La Opinión Popular