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                  05:20  |  Lunes 03 de Noviembre de 2013  |  Entre Ríos
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“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
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Entre Ríos - 02-11-2025 / 20:11
PANORAMA POLÍTICO ENTRERRIANO

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei?

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei?
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, participó de la reunión que el presidente y su gabinete mantuvieron en la Casa Rosada. El porteño tuvo "la oportunidad" de exponer una postura, que no es otra que la defensa de los intereses de nuestra provincia y el reclamo para que el Estado nacional cumpla con los compromisos que asumió, sobre todo, respecto al déficit de las cajas previsionales. No hay seguridad de que lo haya hecho. Fue un encuentro del que, salvo el efusivo saludo y el trato de "Royer", no trajo nada.
En la reunión de Javier Milei con gobernadores hubo muchas fotos y sonrisas, pero la discusión por la plata será áspera. El presidente, tras su triunfo electoral, convocó a la conversación, generando inquietud, pero también cierto optimismo en los más "dialoguistas". Aunque acusó anteriormente a los mandatarios de ser "degenerados fiscales", la actitud cambió, influenciada por la exigencia de Donald Trump, de generar un clima más colaborativo. Durante el encuentro, Milei solicitó apoyo para el Presupuesto 2026, pero los gobernadores buscan recuperar fondos recortados. Durante la conversación, Milei advirtió que el equilibrio fiscal es innegociable.
 
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, participó de la reunión que el presidente y su gabinete mantuvieron en la Casa Rosada. El porteño tuvo "la oportunidad" de exponer una postura, que no es otra que la defensa de los intereses de nuestra provincia y el reclamo para que el Estado nacional cumpla con los compromisos que asumió, sobre todo, respecto al déficit de las cajas previsionales. No hay seguridad de que lo haya hecho. Fue un encuentro del que, salvo el efusivo saludo y el trato de "Royer", no trajo nada. 
 
Básicamente, en toda negociación hay un "toma y daca": Frigerio y los mandatarios provinciales, con el agua al cuello, tienen obras que hacer, sueldos que pagar y necesitan los recursos de Nación que le corresponden; el Gobierno libertario, por su parte, necesita apoyos (y votos en ambas cámaras) para su nueva tanda de proyectos anarco capitalistas, con los que pretende retomar la iniciativa política que supo tener en 2024 con la Ley Bases y el Pacto de Mayo. Pero, hasta Frigerio advirtió que "la discusión por recursos sigue".
 
A Milei también lo urge mostrarle al flamante interventor de su gestión, el yanqui Trump, que está haciendo los deberes que le pidieron: reconstruir un apoyo, más amplio y transversal, al plan neoliberal de ajuste. La foto, igualmente, no pudo ser completa: por decisión del propio Gobierno, quedaron afuera los gobernadores que representan alrededor del 40 por ciento de la población total del país.
 
Cuando Milei viajó desesperado a buscar el socorro yanqui, el primer "consejo" de Trump fue que sólo salvarían a un gobierno "sustentable". No quería repetir la mala experiencia con Mauricio Macri, a quien prestaron una cifra fabulosa y perdió las elecciones. Sin sustentabilidad no hay ayuda fue el mensaje que recorrió el país. La tarea: recomponer las alianzas del principio de la gestión. La convocatoria a los gobernadores llegó al día siguiente de los comicios. Veinte de ellos asistieron dócilmente. Muchos fueron debilitados porque perdieron las elecciones en sus provincias.
 
La mayoría de los gobernadores que llegaron a la Casa Rosada lo hicieron con cierta inquietud. Temían encontrarse con un mandatario eufórico, soberbio, agrandado por el respaldo electoral, a pesar que perdió 5.207.762 de votos con respecto a 2023. En el fútbol hay una máxima: "Equipo que gana no se toca". Entre los gobernadores, existe otra regla de oro, no escrita, pero igualmente poderosa: "A un ganador contundente en las urnas no se lo enfrenta".
 
Aun así, los gobernadores plantearon en términos generales su apoyo al mantra mileista del equilibrio fiscal, pero, además, machacaron con sus clásicos reclamos, como la coparticipación de las asignaciones del impuesto a los combustibles líquidos. "Son todos temas a seguir conversando", resumieron. También revertir la paralización de las obras públicas que se viene registrando desde el inicio de la gestión libertaria. Aunque Milei no se destaca por cumplir sus promesas.
 
Aún no está claro si el diálogo que propuso el Presidente prosperará. Sin embargo, los gobernadores decidieron ir a escucharlo a la Rosada. Y eso ya marca una diferencia: apenas un mes atrás, con el Gobierno nacional debilitado, y con los maltratos presidenciales todavía frescos, los legisladores alineados con los mandatarios provinciales hacían fila en el Congreso para aprobar leyes que el oficialismo libertario no podía ni siquiera intentar frenar.
 

Algo cambió. Al menos, el clima político. Sin dudas, dos factores influyeron para ese viraje: la abierta intromisión imperialista yanqui en la campaña electoral y, por supuesto, el triunfo de Milei en las elecciones legislativas. La dirigencia política -y especialmente los gobernadores- interpretó que ese apoyo de los Estados Unidos otorga a Milei un horizonte más estable. Un capital político impensado hasta hace poco para un gobierno sin estructura territorial ni mayoría en el Congreso.
 
A pesar que la victoria electoral fortaleció al oficialismo en el Congreso, el Gobierno nacional aún no tiene la fuerza suficiente para sancionar leyes sin negociaciones, pero al menos recuperó los votos propios para sostener los vetos presidenciales, que hace apenas dos meses caían uno tras otro. Durante el encuentro, Milei pidió a los gobernadores respaldo para aprobar el Presupuesto 2026. Espera un gesto, una señal de acompañamiento tras su ratificación en las urnas.
 
Fue una reunión en la cual el Presidente la inició con una perorata macroeconómica, el experimento inédito que cree que es el camino para la Argentina. Además, anunció el envío al Congreso en sesiones extraordinarias de reformas: laboral, fiscal, penal y previsional. Por supuesto que, los gobernadores no emitieron ningún tipo de opinión, porque es imposible opinar sobre algo que no se conoce porque no hay ni siquiera hay un borrador. Pero los mandatarios provinciales también tienen su lista de urgencias: deben recuperar -aunque sea parcialmente- los fondos que la motosierra presidencial les recortó en los últimos 22 meses.
 
Más allá de las sonrisas, de las fotos y de los saludos ampulosos del jefe del Estado que difundió la Rosada, el pronóstico es que la discusión por el Presupuesto será ardua. Por primera vez en casi dos años de gestión, el gobierno libertario deberá sentarse a discutir dinero con los gobernadores. Hasta ahora había esquivado esa negociación, administrando sin Presupuesto o, más precisamente, con el heredado y desactualizado del gobierno de Alberto Fernández.
 
En los hechos, el ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, fue quien tuvo la lapicera en la mano: decidía qué partidas distribuir y cuáles no. Así lo comprobó la mayoría de las provincias, que vieron caer convenios y transferencias que venían de gestiones anteriores. Los gobernadores saben que no obtendrán todo lo que reclamen, pero también entienden que necesitan un Presupuesto aprobado para no depender de la discrecionalidad del endeudador Caputo.
 
Frigerio debió hacer hincapié en las modificaciones que tiene que tener el proyecto de presupuesto para 2026, que no puede desconocer las necesidades de las provincias, que tienen a cargo de los servicios principales del Estado, como son educación, salud y seguridad, y a su vez que contenga los recursos que corresponden a las provincias, en este caso el financiamiento del déficit previsional. Porque hoy no están los recursos que nos corresponden. Las reformas y el presupuesto se definirá en el Congreso.
 
Todo se va a definir en ese ámbito. Si el gobierno libertario vuelve a llamar para ver cuáles pueden ser los puntos de encuentro para estudiar el Presupuesto 2026, hay temas que deben estar, como el financiamiento del déficit previsional de las provincias que no transfirieron las cajas jubilatorias a la Anses, la coparticipación del Impuesto a los Combustibles, el reparto automático de los ATN y las deudas que deben analizarse en el marco del consenso fiscal, entre otras.
 
A los gobernadores los tiene que unir cada vez más la necesidad de recuperar recursos. Hoy un esquema de aumento del gasto de las provincias, que tienen que hacerse cargo de mayor cantidad de funciones que Nación abandonó, y el incremento de las restricciones porque cae la coparticipación. No envían los recursos que corresponden y la economía no crece ni los impuestos provinciales ni las tasas municipales, un círculo vicioso que deja menos margen para dar respuestas a la sociedad.
 
Es necesario recuperar los recursos para las provincias, una nueva distribución de la coparticipación y que el crecimiento no puede pasar por otro lado que no sea la producción y el trabajo. No se puede firmar ningún cheque en blanco a Milei ni votar nada que vaya en contra de los intereses de Entre Ríos. Porque el resultado de estos comicios de medio término no habilitaron a Milei para avanzar aún más contra las provincias y los sectores populares ya muy golpeados.
 
La Opinión Popular
 

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei? 
 
Lo que dejó el triunfo de Milei
 
Tras su triunfo electoral, Javier Milei acelera el programa del FMI: reforma laboral, tarifazos y recortes sociales en nombre de la "modernización". Con el respaldo de Donald Trump, el gobierno profundiza un modelo que sacrifica derechos, vacía el trabajo de dignidad y convierte la libertad en privilegio de los ricos. Un modelo de redistribución regresiva que ajusta permanentemente sobre los más pobres para garantizar las ganancias de los acreedores externos y el gran empresariado nacional.
 
Sostiene Rafael Cortes, columnista de Misiones Online, que a pesar que ganó Milei en casi todo el país y por una diferencia mayor a la esperada, tendrá más presencia en el Congreso, pero no alcanzará mayoría propia en ninguna cámara. Los mercados reaccionaron con euforia, aunque el dólar casi no se movió. El resultado detonó la interna peronista y la aceleró dentro del Gobierno. La elección se nacionalizó y los provincialismos lo sufrieron.
 
El electorado argentino le dio a Milei el voto de confianza que necesitaba para evitar una crisis terminal de medio término que hubiera resultado fatal para su presidencia. Como Alfonsín en el 85, Menem en el 91, Néstor en el 05 y Macri en el 17, el presidente libertario sorteó su primera prueba electoral con un respaldo del orden del 40% que se extendió a prácticamente todas las provincias, salvo contados bastiones.
 
Desde las dos principales fuerzas con extensión territorial nacional se interpretó la elección como un plebiscito en clave negativa. No se pidió el voto para respaldar a tal o cual proyecto, sino para rechazar al rival. Mientras unos convocaban a "ponerle freno a Milei" otros levantaban las banderas de "kichnerismo nunca más".
 
El período de incertidumbre económica que siguió a la victoria peronista en las provinciales de Buenos Aires y las advertencias de Donald Trump respecto al fin del auxilio económico yanqui si LLA no ganaba las nacionales, terminaron ayudando al oficialismo.
 
Milei y Caputo tocaron la misma fibra que Menem en los 90, cuando el riojano se presentaba como único garante de la convertibilidad frente a un electorado endeudado en dólares. Los libertarios repitieron aquello de "nosotros o el caos" y mucha gente prefirió evitar el caos, que suele resultar una opción poco atractiva.
 
Buena parte de la oposición fue funcional a esta estrategia. En vez de intentar convencer a la gente de que un traspié del Gobierno no necesariamente se traduciría en un estallido, dieron rienda suelta a sus fantasías apocalípticas.
 
Redes sociales, canales de streaming y de televisión críticos del Gobierno reprodujeron hasta el hartazgo las advertencias de Trump, entusiasmados con la idea de que la debacle irremediable del gobierno libertario estaba apenas a un voto de distancia.
 
No contemplaron la posibilidad de que mucha gente no estuviera con ganas de atravesar un nuevo estallido económico con severas consecuencias sociales y que, frente a esa sombría posibilidad, incluso prefiriera continuar en estable carestía.
 
Para el Gobierno, el desafío de cara al futuro próximo pasa por demostrar que además de novedosos y distintos, son mejores que sus antecesores. Lo lograrán en la medida en que consigan resultados que impacten en la realidad de la población, o al menos de buena parte de ella. Parece muy difícil.
 
Controlar la inflación fue un primer paso necesario y valorado por la gente. Pero si a la estabilidad no se acompaña con más empleo, con más oportunidades para las pymes y para la producción, la paz de la economía se parecerá cada vez más a la paz de los cementerios.
 
El plan del Gobierno libertario es acelerar su nueva agenda de privatizaciones que abarca sectores estratégicos como energía, transporte y telecomunicaciones. En la mira están Arsat, Aerolíneas Argentinas y el Correo Argentino. Detrás del discurso de "eficiencia" y "reducción del Estado", se esconde un plan de entrega que amenaza la soberanía económica y tecnológica del país.
 
El discurso oficial intenta vender la idea menemista de que el Estado es "ineficiente" y que el sector privado "lo hace mejor". Pero detrás de esa consigna se esconde una realidad mucho más cruda, la transferencia de activos públicos a manos privadas, muchas veces extranjeras, a precios de remate.
 

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei? 
 
Alivio financiero
 
Para Milei, los acreedores están antes que los argentinos. La especulación antes que el trabajo. Hoy para el gran capital es más lucrativo quedarse en el sistema financiero que fabricar productos o brindar servicios cuya demanda viene declinando al mismo ritmo que la clase media se diluye nuevamente en la pobreza de la que salió.
 
Por eso los mercados recibieron el triunfo libertario, inesperado por su amplia diferencia, con euforia. La Bolsa tuvo su mayor ascenso en 30 años, los ADRs volaron hasta 150%, mientras que los bonos soberanos escalaron hasta 35% en octubre, lo que llevó al riesgo país a perforar los 700 puntos. 
 
El abrupto cambio de expectativas de los mercados abre una posibilidad que parecía muy lejana hace apenas una semana: que el gobierno pueda volver a financiarse en los mercados internacionales de deuda para enfrentar el exigente calendario de vencimientos que tiene por delante.
 
Para que ello ocurriera, el riesgo país debería ubicarse por debajo de los 500 puntos básicos, de lo contrario el nuevo financiamiento resultaría demasiado caro.
 
Tener la chance de "rollear" deuda implicaría un cambio significativo en el horizonte financiero del país. Porque no sería tan urgente sumar reservas (no habría que pagar cash los vencimientos) eso relajaría la presión cambiaria y tendría efecto positivo en la demanda de pesos, lo que a su vez permitiría flexibilizar el apretón monetario y eso debería tener impacto positivo en la actividad.
 
Para que todo ese juego de causas y consecuencias se convierta en una realidad virtuosa, el rally alcista se debería sostener en el tiempo, sin altibajos.
 
El dólar, sin embargo, no acusó recibo del cambio en las expectativas. El lunes postelectoral bajó 100 pesos, pero en el transcurso de la semana volvió a subir hasta los 1.475 pesos (dólar Banco Nación) apenas 40 pesos por debajo del cierre del viernes anterior.
 
Si bien es cierto que no hicieron falta intervenciones vendedoras ni del Central ni de EEUU para mantener al dólar por debajo del límite de la banda, el hecho de que el dólar no haya bajado mucho después de las elecciones demuestra que la tensión cambiaria no respondía al "riesgo kuka".
 

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei? 
 
Nueva escena
 
Las elecciones del domingo dejaron sentadas las bases de la escena política para los próximos dos años. La primera y más obvia conclusión es que la figura de Milei salió fortalecida, no solo porque confirmó que a pesar del brutal ajuste conserva un alto nivel de apoyo sino también porque en la nueva conformación del Congreso tendrá más presencia libertaria.
 
Como partía de una base muy precaria, no le alcanzó el triunfo del domingo para asegurarse mayoría propia en ninguna de las dos cámaras, pero sí se garantizó un tercio de ambas, lo que le permitirá sostener vetos y bloquear iniciativas de juicio político.
 
Al haber sumado más legisladores que los que se preveía, quedó relativamente cerca de alcanzar mayoría simple en las dos cámaras, lo que fortalece su posición negociadora a la hora de buscar acuerdos con las fuerzas dialoguistas.
 
Para el peronismo la derrota resultó costosa en muchos sentidos. Porque perderá representación legislativa, especialmente en el Senado, pero además porque el resultado hizo estallar una interna que parecía en camino de resolverse.
 
El perdedor fue Axel Kicillof, que de la noche a la mañana pasó de ser candidato puesto a competir por la presidencia en 2027 a calzarse el uniforme de mariscal de la derrota. Contra la opinión de Cristina, el bonaerense optó por desdoblar las elecciones provinciales de las nacionales y con eso le allanó el camino a LLA para una remontada histórica.
 
Sin el más mínimo atisbo de autocrítica, la exmandataria publicó una carta en la que analiza la situación del peronismo, como si ella fuera absolutamente ajena al fracaso. El análisis de Cristina es el mismo de siempre: todos los problemas radican en que no se hicieron las cosas como ella entendía que debían hacerse.
 
Como nota al pie del resultado electoral, consta el rotundo fracaso del armado denominado Provincias Unidas. Otro experimento que naufraga buscando convocar desde la amplia avenida del medio. En tiempos de polarización extrema, el medio es el lugar menos concurrido.
 

¿Qué trajo Frigerio, además del abrazo, del encuentro con Milei? 
 
¿Milei moderado?
 
Mucho menos previsible que la interna peronista fue la de los libertarios. El triunfo no calmó los ánimos ni aquietó las aguas y lo que se anticipaba como un recambio ordenado en el gabinete nacional, terminó en un revoleo de renuncias y sonoros portazos.
 
El primero en irse fue el Canciller, Gerardo Werthein, cuya salida había sido anticipada de manera poco prolija por el periodista Luis Majul y confirmada por el propio funcionario cuatro días antes de las elecciones. Se sumó luego la salida de Mariano Cúneo Libarona, en Justicia.
 
Pero los que esperaban que en esta nueva etapa del gobierno nacional tuviera más protagonismo el ala dialoguista encarnada en el Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se llevaron una sorpresa el viernes con la renuncia del veterano funcionario. Al unísono sonó el portazo del ministro del Interior, Lisandro Catalán.
 
Las salidas de Francos, Werthein y Catalán tienen un denominador común: Santiago Caputo. Los renunciantes se hartaron de la constante acción erosiva del superministro sin cartera (que todo indicaría pasaría finalmente a tener una en breve) cuyos tentáculos se extienden en todas las direcciones de la administración nacional. En lugar de Francos ya asumió Manuel Adorni, soldado de las fuerzas terrenales que comanda Karina Milei.
 
Guillermo Francos decidió cortar por lo sano (si es que quedara algo sano), y luego del goteo periodístico cotidiano de que su despido estaba consumado, renunció. Milei no pudo gestionar la guerra doméstica en su equipo. El propio Milei había afirmado que los cambios los haría cuando lo creyera conveniente.
 
Él termina haciendo los cambios de gabinete que algunos promovían si el resultado electoral era adverso. Pero el domingo 26/10, La Libertad Avanza les ganó a sus rivales. El cambio de gabinete revela que la crisis venía de antes, el triunfo la aceleró en vez de postergar, y la autoridad del Presidente es relativa entre sus seguidores.
 
La renuncia que Francos, cansado del manoseo, difundió desde su cuenta personal en X, ocurrió cuando Mauricio Macri cenaba milanesas con Milei en Olivos. El ¿jefe? del PRO intentaba conseguir para los suyos participación en el nuevo gabinete libertario. Horas antes, Patricia Bullrich, ex presidenta del PRO por cuenta y orden de Macri pero luego escindida, había dinamitado al ex Presidente promoviendo que sus legisladores nacionales presentes y futuros pasaran del bloque PRO al de La Libertad Avanza.
 
Pero, ya lanzado a las milanesas, Macri intentaba llevarse, por lo menos, "un gol de visitante" que sirviera para el partido de vuelta. Luego del anuncio de Francos queda la pregunta: ¿A qué fue Macri a Olivos esta vez? ¿Algún pedido personal, no político sino de negociados, a Milei? Vaya uno a saber cómo fue todo.
 
Mientras estos sacudones internos se sucedían, el Presidente convocaba a los gobernadores (a todos menos cuatro) a una reunión con el objetivo de retomar el diálogo que alguna vez posibilitó acuerdos como el de la Ley de Bases y que luego se fue perdiendo por desinterés del Gobierno nacional.
 
Pero si Milei se mostraba inflexible cuando su fuerza legislativa era insignificante, después de las elecciones del domingo tiene menos motivos para abrir las manos frente a los gobernadores.
 
Durante la reunión el Presidente repitió de manera insistente el mantra del superávit fiscal innegociable, con el que suele responder de manera negativa a cualquier pedido de fondos. Además, fue muy enfático al afirmar que no reglamentará ninguna de las leyes que vetó y que el Congreso volvió a sancionar, como la emergencia pediátrica, la ley de financiamiento universitario o la emergencia en discapacidad.
 
La renuncia de Francos provocó algo más: que los gobernadores que asistieron a la reunión en la Casa Rosada convocada por Milei, Francos y Catalán se pregunten a qué fueron porque la fotografía y la noticia del encuentro benefició al Presidente, pero la salida de Francos y Catalán los obliga a ellos a reiniciar desde 0.
 
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02-11-2025 / 20:11
En la reunión de Javier Milei con gobernadores hubo muchas fotos y sonrisas, pero la discusión por la plata será áspera. El presidente, tras su triunfo electoral, convocó a la conversación, generando inquietud, pero también cierto optimismo en los más "dialoguistas". Aunque acusó anteriormente a los mandatarios de ser "degenerados fiscales", la actitud cambió, influenciada por la exigencia de Donald Trump, de generar un clima más colaborativo. Durante el encuentro, Milei solicitó apoyo para el Presupuesto 2026, pero los gobernadores buscan recuperar fondos recortados. Durante la conversación, Milei advirtió que el equilibrio fiscal es innegociable.
 
El gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio, participó de la reunión que el presidente y su gabinete mantuvieron en la Casa Rosada. El porteño tuvo "la oportunidad" de exponer una postura, que no es otra que la defensa de los intereses de nuestra provincia y el reclamo para que el Estado nacional cumpla con los compromisos que asumió, sobre todo, respecto al déficit de las cajas previsionales. No hay seguridad de que lo haya hecho. Fue un encuentro del que, salvo el efusivo saludo y el trato de "Royer", no trajo nada. 
 
Básicamente, en toda negociación hay un "toma y daca": Frigerio y los mandatarios provinciales, con el agua al cuello, tienen obras que hacer, sueldos que pagar y necesitan los recursos de Nación que le corresponden; el Gobierno libertario, por su parte, necesita apoyos (y votos en ambas cámaras) para su nueva tanda de proyectos anarco capitalistas, con los que pretende retomar la iniciativa política que supo tener en 2024 con la Ley Bases y el Pacto de Mayo. Pero, hasta Frigerio advirtió que "la discusión por recursos sigue".
 
A Milei también lo urge mostrarle al flamante interventor de su gestión, el yanqui Trump, que está haciendo los deberes que le pidieron: reconstruir un apoyo, más amplio y transversal, al plan neoliberal de ajuste. La foto, igualmente, no pudo ser completa: por decisión del propio Gobierno, quedaron afuera los gobernadores que representan alrededor del 40 por ciento de la población total del país.
 
Cuando Milei viajó desesperado a buscar el socorro yanqui, el primer "consejo" de Trump fue que sólo salvarían a un gobierno "sustentable". No quería repetir la mala experiencia con Mauricio Macri, a quien prestaron una cifra fabulosa y perdió las elecciones. Sin sustentabilidad no hay ayuda fue el mensaje que recorrió el país. La tarea: recomponer las alianzas del principio de la gestión. La convocatoria a los gobernadores llegó al día siguiente de los comicios. Veinte de ellos asistieron dócilmente. Muchos fueron debilitados porque perdieron las elecciones en sus provincias.
 
La mayoría de los gobernadores que llegaron a la Casa Rosada lo hicieron con cierta inquietud. Temían encontrarse con un mandatario eufórico, soberbio, agrandado por el respaldo electoral, a pesar que perdió 5.207.762 de votos con respecto a 2023. En el fútbol hay una máxima: "Equipo que gana no se toca". Entre los gobernadores, existe otra regla de oro, no escrita, pero igualmente poderosa: "A un ganador contundente en las urnas no se lo enfrenta".
 
Aun así, los gobernadores plantearon en términos generales su apoyo al mantra mileista del equilibrio fiscal, pero, además, machacaron con sus clásicos reclamos, como la coparticipación de las asignaciones del impuesto a los combustibles líquidos. "Son todos temas a seguir conversando", resumieron. También revertir la paralización de las obras públicas que se viene registrando desde el inicio de la gestión libertaria. Aunque Milei no se destaca por cumplir sus promesas.
 
Aún no está claro si el diálogo que propuso el Presidente prosperará. Sin embargo, los gobernadores decidieron ir a escucharlo a la Rosada. Y eso ya marca una diferencia: apenas un mes atrás, con el Gobierno nacional debilitado, y con los maltratos presidenciales todavía frescos, los legisladores alineados con los mandatarios provinciales hacían fila en el Congreso para aprobar leyes que el oficialismo libertario no podía ni siquiera intentar frenar.
 

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