Nacionales - 13-09-2025 / 10:09
LAS INCONSISTENCIAS DEL EXPERIMENTO ANARCO CAPITALISTA APRIETAN A LA ECONOMÍA
Suicidio político-electoral: El Loco Milei cree que todo marcha de acuerdo al plan
Se vienen tiempos de derrota sin revancha, porque parece que no fue un gran plan dejar sin remedios a los pacientes oncológicos, vaciar de alimentos los comedores populares, pegarle a los jubilados, estafar con una criptomoneda y afanarle a los discapacitados. ¿Podían esperar otro resultado, los que por primera vez pisaron el conurbano, para decirle al pueblo, en campaña y sin intermediarios, "negros de mierda"? ¿Podían esperar otra cosa los que dijeron que la justicia social era una estafa?
Desde el 10 de diciembre de 2023, los auto percibidos libertarios (que en realidad son los nietos de la dictadura, los hijos del menemismo y los hermanos menores del macrismo), sembraron odio, represión, industricidio, desprecio, hambre, pobreza, deuda, desocupación, negacionismo, homofobia, racismo y misoginia.
Se vienen tiempos de derrota sin revancha, porque parece que no fue un gran plan dejar sin remedios a los pacientes oncológicos, vaciar de alimentos los comedores populares, pegarle a los jubilados, estafar con una criptomoneda y afanarle a los discapacitados. ¿Podían esperar otro resultado, los que por primera vez pisaron el conurbano, para decirle al pueblo, en campaña y sin intermediarios, "negros de mierda"? ¿Podían esperar otra cosa los que dijeron que la justicia social era una estafa?
Creyeron que la realidad, no era la única verdad y cocinaron su suicidio político, gritando desde aquella infame ficción del 17.000% de inflación, hasta el relato perverso con el que aseguran haber sacado a 12 millones de la pobreza. No podía terminar de otra manera una locura que comenzó exigiendo que más de tres tenían que pedir permiso para juntarse en una esquina. No podía terminar de otra manera aquel grito libertario el día de la asunción que clamaba "Po-li-cía, Po-li-cía".
Perdieron en las urnas, la motosierra, el protocolo anti-piquetes, el DNU 70/23, la Ley Ómnibus, la Ley Bases, el Pacto de Mayo y la Patria financiera. Perdió el presidente que eligió como enemigo público número uno, a un pibe autista de 12 años. Perdieron las desregulaciones ridículas y las importaciones suicidas. Perdieron la mesa de dinero del Toto Caputo, la crueldad de Patricia Bullrich, el cinismo de Pettovello, la violencia discursiva de Adorni, el verso de Francos y el afano a cuatro manos de los Menem.
Perdió un gobierno diseñado exclusivamente para el gran capital y el mercado. Perdieron Kueider, el pastor que convirtió los pesos en dólares y los hermanitos de la Suizo-Argentina. Perdieron De Loredo, el comisario conspirador y candidato, Tronco, la Avenida del Medio, los premios internacionales de plástico, Roberto Piazza, Fátima y Yuyito.
Perdieron los que se reunieron con Astiz y los que soñaron con intervenir la provincia de Buenos Aires. Perdieron Libra y el 3% de la coimera Karina. Perdió el Indec de Lavagna. Perdieron el Pacto de Acasusso, Macri, Ritondo, Santilli y Valenzuela. Perdieron Lilia, Benegas Lynch y la tarotista que no pudo ver la derrota.
Perdieron la soberbia de Pareja, los "héroes" del veto a jubilados, los periodistas que van a escuchar ópera a Olivos y los que se saben de memoria los diálogos de "Homo Argentum". Perdieron las redes sociales, las patotas tuiteras, el "pedo buzo", "comprá campeón" y "cárcel o bala". Y perdieron todos los gobernadores que, como Frigerio, hasta hace un ratito, fueron cómplices del desastre presente, acompañando en el Parlamento la construcción de un país irrespirable.
Ganó la unidad del peronismo. Ganaron los discapacitados, los expulsados del sistema, los que laburan por sueldos de miseria y la gran pelea de los jubilados. Ganaron la obra pública y la industria nacional. Ganaron el Garrahan, el Bonaparte, el Conicet, el INTA y el INTI. Ganó la Universidad pública. Ganaron los que "cagan en latas y pisan el barro". Le ganó el pueblo a la "gente de bien".
La Opinión Popular
LAS INCONSISTENCIAS DEL PLAN ECONÓMICO APRIETAN A MILEI
Con la banda al cuello
Después de una semana caótica, el dólar quedó al borde del techo de la banda de flotación. Los escenarios que se abren a seis semanas de las elecciones. ¿Devaluación, cepo, ayuda del FMI?
Las bandas de flotación cambiaria están acabadas. Como en la película Sexto Sentido, al único que le falta reconocerlo es al protagonista de la historia, en este caso el gobierno de Javier Milei. El cachetazo electoral en la provincia de Buenos Aires y la respuesta posterior del mercado, llevando el dólar mayorista a 1453 pesos, a solo 1,3 por ciento del techo de la banda de flotación, en 1472 pesos, dejaron al oficialismo en estado de conmoción.
"Todos saben que después del 26 de octubre habrá un tipo de cambio más alto y que la banda actual quedará desactivada. Lo piden el FMI, el establishment y el mercado, pero sobre todo es evidente porque no hay dólares para resistir", analiza Jorge Carrera, ex vicepresidente del Banco Central.
"El esquema de bandas tiene fecha de vencimiento. Cuando se pierde credibilidad en el instrumento no hay tasa de interés, encajes, ni intervenciones en dólar futuro que alcancen", coincide Pedro Gaite, economista jefe de FIDE.
La pregunta por estas horas es si el Presidente y el ministro de Economía, Luis Caputo, intentarán gastarse las pocas municiones que les quedan para sostener la ficción de un tipo de cambio inviable, para no quedar desnudos de cara a los comicios del 26 de octubre, o si darán un nuevo volantazo, presentado como el adelantamiento de la fase 4 del programa económico, que les permita salvar no tanto el resultado electoral, sino los próximos dos años de gobierno.
La respuesta por ahora fue poco menos que fingir demencia. La versión del equipo económico ante banqueros y grandes empresarios tras la derrota del domingo fue que la inestabilidad cambiaria obedece al ruido político y que una vez superada la instancia de las elecciones, el supuesto ordenamiento fiscal permitirá reconstruir la confianza y habilitar una corriente de inversiones que apuntale el plan.
"La banda actual cambiará aunque Milei gane las elecciones", refuta Carrera, porque el problema de fondo es la inconsistencia de un programa que no permite acumular dólares para pagar la deuda.
Plan fallido
La estrategia de ajustar las cuentas públicas caiga quien caiga para bajar la inflación y ganar capital político, junto a la concesión de beneficios extraordinarios al capital a través del RIGI, la desregulación de la economía y las reformas estructurales, de modo de captar inversiones, y que eso apalanque el crecimiento, no resultó.
Hoy el Gobierno se encuentra con el menor capital político desde que asumió, contra las cuerdas, sin el apoyo de los héroes de antaño en el Congreso, con la mayoría de los gobernadores que le dan la espalda. La idea de que el ajuste fiscal era una medicina amarga que traería soluciones ya no cuaja, y lo que gana terreno es el mal humor y la desconfianza por la caída de la economía nuevamente en recesión.
El efecto reactivante al que apuntó el Gobierno con la estabilización del dólar y la baja de la inflación se esfumó, sobre todo porque nunca logró un esquema cambiario consistente y creíble.
Primero lo intentó con la tablita que subía la cotización de la divisa un 2 por ciento mensual. Era la fórmula del crawling peg, de acuerdo a la jerga técnica, que debía establecer un horizonte de confianza para atraer inversiones. Como no terminaba de ser aceptado, en enero de este año Milei redobló la apuesta y redujo la devaluación al 1 por ciento mensual. Sin embargo, en abril tiró todo ese esquema a la basura y tras conseguir un nuevo préstamo millonario del FMI, por 20 mil millones de dólares, pasó al sistema de bandas de flotación.
El cambio no potenció la reactivación esperada, como prometían Milei y Caputo. La industria, la construcción, el comercio y el turismo interno van cada vez peor. Un plan económico que conspira contra esos sectores clave no tiene destino.
Golpe mortal
"El programa económico ya estaba desconfigurado antes del acuerdo con el FMI: tipo de cambio real apreciado, reservas muy negativas, caída del nivel de actividad, ingresos reales en retroceso para personas y empresas. Al firmar el acuerdo con el FMI existía la oportunidad de encauzar la situación: comprar de 4.000 a 5.000 millones de dólares de la cosecha dentro de la banda, como estaba previsto, con un dólar en torno a los 1.250-1.300 pesos", señala Carrera.
"Pero eligieron no hacerlo -reprocha- y apostar, de manera delirante, a bajar la paridad a 1.000 pesos, optando por cruzar el desierto hasta octubre sin agua en la cantimplora, sin sumar reservas. Por tal razón, debieron usar la tasa, la intervención en el spot y en futuros y la manipulación de encajes muy tempranamente y en dosis muy grandes, a lo que se sumó el desmanejo de las LEFI. Resultado: un golpe mortal al nivel de actividad y a la percepción microeconómica del plan por parte de los votantes", completa Carrera la descripción del proceso que condujo al país hasta este punto, y al Gobierno bien al borde de la cornisa.
Para colmo, el "activo" del oficialismo de "no tener a nadie enfrente", con la oposición disgregada y sin candidatos a la vista, terminó el domingo pasado.
¿Devaluación y cepo?
"El Gobierno tiene compromisos de deuda a partir de 2026 que no podrá afrontar sin volver a los mercados para conseguir financiamiento. Para eso tiene que juntar reservas y bajar el riesgo país. Sin embargo, lo que vemos es un drenaje de divisas insostenible por la formación de activos externos. Se están yendo 5.000 millones de dólares por mes por esa vía, cuando debería estar juntando 2.000 millones todos los meses", indica Gaite.
La hipótesis de que el Gobierno devaluará al menos un 20 por ciento después de las elecciones y volverá a implantar el cepo cambiario gana fuerza entre los analistas. Es lo que se describe como el "reseteo" del plan, una suerte de volver a empezar.
Una alternativa a la que apuestan menos porque en principio parece más arriesgada en términos políticos y electorales es hacer eso ahora mismo. Aprovechar el clima recesivo que comprime el traslado a precios del salto cambiario y lanzarse a un pleno que termine con las especulaciones y ordene el panorama. Seria adelantar la jugada y sorprender, con iniciativa política. Eso debería ir acompañado de una verdadera apertura a una negociación política con los gobernadores y la oposición, más el despliegue de una política de ingresos que compense a sectores populares. Por ejemplo, con un bono extraordinario para jubilados, un aumento fuera de programa para el salario mínimo y la reactivación de las paritarias.
"Parece un poco tarde para eso y obligaría a Milei a mostrarse como un león domado. No sé si le dará para tanto", indica Carrera.
La alternativa es aferrarse a la banda de flotación hasta pasar las elecciones, con la autorización del FMI para gastar los dólares prestados para defender el techo. Y profundizar la pelea con la oposición, los jubilados, las universidades, como hasta ahora. Es decir, jugarse a todo nada al modelo libertario, con la banda al cuello.
Por David Cufré
Por Gustavo Campana
Fuentes: Página 12 y La Mañana de Víctor Hugo