Entre Ríos - 03-08-2025 / 13:08
CONGRESO PROVINCIAL: EL RADICALISMO ENTRERRIANO OTRA VEZ DE FURGÓN DE COLA DE LA DERECHA
La UCR entrerriana se quitó la boina blanca y se puso la peluca violeta
El radicalismo entrerriano aceptó la posibilidad de aliarse con Javier "el Loco" Milei de cara a octubre. Lo hizo en el Congreso provincial de este jueves, en el que se confirmó la pertenencia a JER, comandada por Rogelio Frigerio, y, por otro lado, promover la "ampliación" de la alianza.
El radicalismo entrerriano aceptó la posibilidad de aliarse con Javier "el Loco" Milei de cara a octubre. Lo hizo en el Congreso provincial de este jueves, en el que se confirmó la pertenencia a JER, comandada por Rogelio Frigerio, y, por otro lado, promover la "ampliación" de la alianza.
La Unión Cívica Radical (UCR) del Distrito Entre Ríos celebró este sábado su Congreso Partidario Provincial en la ciudad de Villaguay. En el encuentro participaron 305 congresales provenientes de toda la provincia.
En una sesión de amplia concurrencia y fuerte contenido político, se aprobó por mayoría -226 votos afirmativos contra 82 negativos- la resolución que establece la estrategia institucional del radicalismo entrerriano de cara a las elecciones nacionales del próximo 25 de octubre.
Mediante un documento final, la UCR resolvió ratificar su participación dentro de la alianza "Juntos por Entre Ríos" y promover la ampliación de dicho frente, incorporando a otras fuerzas políticas que compartan los valores republicanos, democráticos y federales. El objetivo es consolidar una propuesta política amplia y competitiva en el escenario nacional.
"La Unión Cívica Radical debe ser parte de una alternativa de poder moderna, responsable y con vocación de gobierno, que represente a Entre Ríos con fuerza y coherencia", coincidieron en señalar distintos congresales que acompañaron la resolución.
Los máximos responsables del radicalismo entrerriano se debatieron entre dos caminos: permitir que el partido respire una vez más con internas o sellar definitivamente su conversión en estructura satelital del poder de turno.
El Congreso de la UCR entrerriana, definió concretar un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA) que le evite la "molestia" de competir y le garantice, a cambio, algún lugar en las listas nacionales.
Y lo peor es que no sería la primera vez: ya lo hizo en 2015, lo repitió en 2019 y lo consolidó en 2023. En todos los casos, el resultado fue el mismo: la UCR se mimetizó con el espacio dominante y aceptó un rol subordinado, sin voz propia ni plan alternativo.
La disputa interna enfrenta a dos sectores bien definidos. De un lado, el oficialismo encabezado por Atilio Benedetti y Darío Schneider, que controla el comité provincial y busca, sin rodeos, avanzar hacia un acuerdo con La Libertad Avanza, aceptando que el armado nacional de Karina Milei conduzca también la estrategia entrerriana.
Del otro, la resistencia encabezada por Rubén Pagliotto y María Elena Herzovich, que intenta mantener viva la llama de un radicalismo con principios, con identidad y con historia.
El sector oficialista argumenta pragmatismo: no hay tiempo, no hay margen, no hay fuerza para ir solos. Entonces, mejor garantizar algún lugar en las listas y evitar ruidos. El problema es que ese "pragmatismo" se ha convertido en el modo estructural de funcionamiento de la UCR: hace años que no impulsa un proyecto propio, que no presenta una alternativa real, que no pisa la calle con propuestas.
Pagliotto y Herzovich, en cambio, apelan a la dignidad, al ADN radical, a la necesidad de recuperar el debate, la autonomía y la representación partidaria. Pero como en toda historia de resistencia ética en estructuras dominadas por los números, su prédica corre el riesgo de quedar en el rincón del testimonio, con un discurso valiente, pero sin quorum.
Esta película ya fue proyectada varias veces. En 2015, el radicalismo entrerriano decidió no competir por la gobernación y apoyar la candidatura de Alfredo De Angeli, un dirigente ajeno al partido, improvisado en sus convicciones y limitado en sus propuestas.
En 2019 y 2023, la UCR aceptó ser furgón de cola de Juntos por el Cambio, resignando su programa, su palabra y su perfil. Y ahora, en 2025, la escena parece calcada: se discute si se evita una interna para sumarse, sin condiciones, al tren libertario.
El reparto que algunos imaginan (dos lugares para los libertarios, dos para la UCR, probablemente para Benedetti y alguien de su línea, y uno para el PRO) no es más que una expresión de deseo.
La realidad, según consultas internas y operadores del armado violeta, indica que lo máximo que se le permitiría al radicalismo entrerriano en ese acuerdo sería el primer lugar a senador suplente y el tercer puesto en la lista de diputados nacionales, siempre y cuando cuenten con el visto bueno directo de Karina Milei.
Es decir, ni titulares asegurados, ni juego propio: sólo una concesión simbólica para no romper la alianza. El mensaje hacia la sociedad es demoledor: no hay convicciones, no hay propuesta propia, no hay ganas de competir. Solo hay operadores. Resta saber cuánto durará esa estructura sin alma.
Lo que está en juego, en realidad, es un solo punto de fondo: si el partido va a seguir existiendo o si se va a seguir alquilando. Las decisiones tomadas entre cuatro paredes no solo impactan en el presente, sino que condicionan el futuro del partido en la provincia. Porque ¿para qué afiliarse, militar o participar de un espacio que no tiene ni voluntad de protagonismo ni autonomía para decidir?
Mientras se publicitan pactos como "estratégicos", lo que se esconde es la claudicación total de una fuerza histórica. Y lo que se presenta como una "unidad superadora" es en realidad una rendición sin condiciones frente a un modelo que desprecia la política, la militancia y el federalismo. El radicalismo entrerriano, una vez más, está firmando su propio certificado de irrelevancia.
El radicalismo fue columna vertebral del sistema democrático argentino. En Entre Ríos tuvo dirigentes, ideas y presencia territorial. Hoy parece reducido a una franquicia electoral disponible para el mejor postor. Y lo hará sin épica, sin votos, sin historia. Como quien se va sin hacer ruido, pero sabiendo que nadie lo va a extrañar.
La Opinión Popular