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Sociedad e Interés General - 03-05-2025 / 10:05
CREADO POR LOS ANTIPERONISTAS DE LA DICTADURA MILITAR

Se arma el Frente Nacional y Popular, una parodia de partido democrático

Se arma el Frente Nacional y Popular, una parodia de partido democrático
El ex dictador Pedro Aramburu inicia su campaña al frente de la Udelpa (Unión del Pueblo Argentino) y los radicales levantan la fórmula Illia-Perette (foto), que resultaría ganadora gracias a la proscripción del peronismo y de toda fuerza o persona que pretendiera su representación política.
El 03 de mayo de 1963, en Buenos Aires, se constituye el Frente Nacional y Popular -una parodia de partido democrático creado por varios personeros antiperonistas de la dictadura, como el periodista Mariano Grondona, el político Oscar Camilión y el general Justo Bengoa-: sus candidatos son los políticos no peronistas Silvestre Begnis y Vicente Solano Lima.
 
El Frente Nacional y Popular estaba integrado por la UCRI, la Unión Popular, el Partido Conservador Popular, el Movimiento del Frente Nacional, el Movimiento por un solo Radicalismo, el Partido Federal y la Unión Federal. 
 
Alain Rouquié define este frente como el lugar donde "los militares azules tenían que ponerse de acuerdo con los peronistas respetuosos, notables locales o burócratas sindicales, a fin de formar una alianza de grupos políticos y de clases sociales análoga a la que anhelaban Frigerio y sus acólitos: una coalición de productores (obreros e industriales) interesados en modernizar el país con el apoyo de un Ejército resueltamente industrialista".
 
El principal gestor de esta idea, que movió los hilos durante este período desde el Ministerio del Interior, fue Rodolfo Martínez. El frente reaviva el sentimiento "gorila" de los sectores militares. El ex dictador Pedro Aramburu inicia su campaña al frente de la Udelpa (Unión del Pueblo Argentino) y los radicales levantan la fórmula Illia-Perette, que resultaría ganadora gracias a la proscripción del peronismo y de toda fuerza o persona que pretendiera su representación política.
 
La Opinión Popular


En 1963, Frondizi y Frigerio vinieron a llamar "productores" a los que Perón, apoyado por la clase obrera, llamó "una sola clase de hombres: los que trabajan". El interés era "defenderlos", no "igualarlos" oponiéndolos como unidad frente a la oligarquía agroexportadora que creía que podía prescindir de los sectores industriales que tanto conflicto traían al país; una clase ociosa que vive de rentas y que está aliada al imperialismo por su extrema dependencia del mercado exterior.
 
En el Ejército, por un lado crecía el compromiso con la política de defensa continental delineada desde el Pentágono, por la cual los enemigos estaban, ahora, de las fronteras para "adentro" y, como lógica contrapartida, los aliados estaban "afuera", concepción que empezó a delinearse al final de la guerra, en 1945.
 
Pero, por otra parte, los mandos cada vez tomaban más conciencia de las falencias del material bélico que Estados Unidos les "prestaba" por algunos años, manteniendo, con la propiedad, el derecho a intervenir en las decisiones para su utilización.
 
Lo que la potencia del Norte vendía a los ejércitos latinoamericanos era material de desecho, casi inútil, pagado a altos costos. La falta de modernización hundía más a las Fuerzas Armadas, convirtiéndolas en meros custodios de los intereses norteamericanos en la región.
 
Esta situación, alimentó posiciones industrialistas, sobre todo en el Ejército, e impulsó planes de desarrollo de industrias de base -en especial las vinculadas con la producción de guerra-, de modernización del Estado y de actualización de la infraestructura: todo cuanto a usinas hidroeléctricas, puentes y caminos se refiere.
 
Había condiciones para que estos sectores del Ejército se sumaran a un proyecto "industrialista" digitado por el frigerismo. Civiles y militares se pusieron en marcha con el fin de hacer coincidir, en la práctica política, un plan que, desde afuera, desde el punto de vista de un observador ajeno a las particulares características de nuestro país, parecería totalmente descabellado.
 
Católicos y ateos, frondicistas, desarrollistas, corporativistas y peronistas, obreros y burgueses, civiles y militares sumaban fuerzas que serian coordinados por tres figuras ausentes: Perón desde Madrid, a través de su delegado personal y de una amplia y bien manejada correspondencia, mantenía casi intacto su poder de convocatoria. Frondizi, desde su confinación en Bariloche y Rogelio Frigerio -el "Maquiavelo" de la política desarrollista- que actuaba incansablemente desde su exilio en Montevideo.
 
El peronismo había encontrado la fórmula para participar de las elecciones a través de un pequeño partido, la Unión Popular, fundado en 1955 por el ex ministro de Perón, Bramuglia, y liderado por Rodolfo Tecera del Franco, que formaba parte del Consejo Coordinador del Justicialismo.
 
El Frente Nacional y Popular estaba integrado, por lo tanto, por la UCRI, la Unión Popular, el Partido Conservador Popular, el Movimiento del Frente Nacional, el Movimiento por un solo Radicalismo, el Partido Federal y la Unión Federal.
 
El problema era encontrar candidato..., pero ésa es otra historia. Antes de que se empezaran a barajar los nombres, la Marina reaccionó enérgicamente, en febrero, para que se aplicara a la Unión Popular el decreto nº 7165/62 por el que se reprimía al peronismo y a toda fuerza o persona que pretendiera su presentación política.
 
Fuente: El Ortiba

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La derrota de Malvinas, en junio de 1982, marcó el comienzo del fin de la dictadura militar, iniciada el 24 de marzo de 1976. Las fuerzas políticas y sindicales que habían comenzado a salir del letargo antes de Malvinas se lanzaron decididamente a la calle, con un reclamo de libertad y justicia.
 
Una vez abierto el proceso de transición a la democracia bajo la presidencia de facto del general Reynaldo Bignone, el radical Raúl Alfonsín era uno de los dos principales candidatos presidenciales, mientras que el otro era el peronista Ítalo Lúder por el Partido Justicialista (PJ). Existía entonces una generalizada impresión de que el peronismo sería un claro ganador, incluso entre los propios dirigentes radicales.
 
Pero, la campaña electoral de Alfonsín se caracterizó por renovar los canales de la comunicación política en Argentina. Ocho meses antes de la elección, Alfonsín contrató al publicista David Ratto para dirigir su campaña. La campaña de Alfonsín buscó sobre todo transmitir una imagen de paz, evitando cuidadosamente todo conflicto, gestos de violencia en los actos o discursos agresivos.
 
En cambio, el cierre de campaña del PJ se destacó por la quema de un ataúd con las siglas de la UCR, que vino a ahondar aun más la repercusión negativa que tuvo la denuncia de un pacto entre la cúpula de las fuerzas armadas y la dirigencia sindical para no juzgar los crímenes cometidos por estos.
 
Las elecciones se realizaron el 30 de octubre de 1983 y, para sorpresa general, Alfonsín triunfó obteniendo el 51,7% de los votos frente al 40,1% del peronismo. Asumió en el cargo el 10 de diciembre. Después de más de siete años de dictadura, la más dura y violenta que vivió el país, todos los argentinos habían ganado, y se inició el ciclo democrático más largo de nuestra historia.
 
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Por Blas García  

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