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Sociedad e Interés General - 03-02-2025 / 08:02
3 DE FEBRERO DE 1813: LA VOZ DEL GRAN JEFE A LA CARGA ORDENÓ

Batalla de San Lorenzo, decisiva para liberar el Río de la Plata y sus afluentes del dominio colonial español

Batalla de San Lorenzo, decisiva para liberar el Río de la Plata y sus afluentes del dominio colonial español
Bautismo de fuego del Regimiento de Granaderos, creado por José de San Martín. En la localidad santafecina de San Lorenzo, las tropas de San Martín derrotan a las tropas españolas. El combate es breve, con leve superioridad numérica a favor de los realistas, que sufren 40 bajas. Las tropas de San Martín tienen 14 muertos, entre ellos, el sargento Juan Bautista Cabral, que pierde la vida al rescatar al futuro Libertador cuando cae de su caballo en la batalla.
El Combate de San Lorenzo tuvo lugar el 03 de febrero de 1813, junto al Convento de San Carlos Borromeo en la localidad de San Lorenzo de la provincia de Santa Fe, entre las fuerzas revolucionarias independentistas rioplatenses y las colonialistas españolas. Se dice que fue un enfrentamiento muy breve duró menos de media hora, y comenzó al amanecer.
 
Entre la variada la tropas patriota, cayeron en el campo de batalla 16 hombres, entre argentinos, chilenos, españoles y uruguayos; 22 fueron heridos. Y de los 250 realistas combatientes murieron alrededor de 40 hombres y 14 terminaron heridos.
 
Los macizos claustros de San Carlos, el antiguo convento de franciscanos que descansa en una planicie inmediata a las empinadas barrancas del Paraná, fueron mudos testigos de la gloriosa jornada.
 
Gloriosa porque el Coronel José de San Martín va a batirse por primera vez en su tierra natal con su flamante Regimiento de Granaderos a Caballo en una batalla decidida a liberar el Río de la Plata y sus afluentes del dominio enemigo, los marinos de Montevideo, que hostilizaban el litoral argentino, y llevar la paz a los pobladores de las orillas, quienes habían sufrido en sus bienes y en sus familias el asalto de las tropas de desembarco españolas que colmaban, así, las necesidades de su escuadra bloqueadora.
 
Los Granaderos, en éste su bautismo de fuego, demostraron disciplina, honor y táctica, y su jefe y creador sus grandes dotes de organizador, instructor y educador de un escuadrón de caballería. Fue una batalla que devolvería, también, los bayonetazos descargados sobre el corazón del suplicante presbítero Miguel Escudero, vilmente asesinado seis meses atrás por los realistas.
 
Todo lo realizado por el flamante Coronel San Martín desde la llegada a su patria, en 1812, hasta San Lorenzo fue en un ambiente reducido pero en un claro anuncio de cuanto realizaría, después, en grande, en el inmenso ámbito de medio continente sudamericano, con su grandiosa cruzada libertadora.
 
La Opinión Popular

 
Las primeras luces del alba de aquel 03 de febrero, lo encontraron en el campanario del convento.
 
Al toque de "a degüello" saltaron las dos columnas de caballería. Sumaban 120 hombres "bien uniformados" que, sable en mano, irrumpieron creando estupor y desconcierto en las tropas enemigas.
 
Las primeras órdenes partieron de las columnas realistas, confusamente mezcladas por la desesperación de quienes las emitían con apuro y alarma. Para los españoles era impensable, hasta ese momento, la presencia de una fuerza tan organizada y con hombres perfectamente disciplinados.
 
A pesar de un desconcierto total por la rapidez, el ruido y el empuje, los españoles hallaron tiempo para preparar sus fusiles, disparar cañones y enarbolar, todo lo alto que permitían los brazos del abanderado, el estandarte del Rey.
 
San Martín encabezó un cuarto de cuadra de animales, hombres y sables que avanzaron "rompiendo la tierra con un solo golpe de manos, con un solo golpe de patas de caballos que corrían como si hubieran sido preparados para ese día, y sólo para esa acción".
 
 La victoria se consumó en menos de un cuarto de hora. Pocos minutos bastaron,  una bala de cañón impactó en el caballo de San Martín , que cayó muerto y aplastó con la pierna derecha al jefe.
 
Un soldado español se dispuso a atravesarlo con la bayoneta cuando fue muerto por la lanza de Baigorria, uno de sus granaderos.
 
San Martín habría sucumbido en ese trance pues seguía aprisionado bajo el cuerpo del animal si otro de sus soldados no hubiese venido en su auxilio.
 
Ese soldado, Juan Bautista Cabral, logró desembarazar a su jefe del caballo y recibió, en aquel acto, dos heridas mortales de un español sobre quien, de inmediato, cayeron sables y hundieron lanzas.

 Batalla de San Lorenzo, decisiva para liberar el Río de la Plata y sus afluentes del dominio colonial enemigo 

Los españoles, desconcertados y deshechos por el doble ataque, abandonaron en el campo su artillería, sus muertos y sus heridos, y se retiraron haciendo resistencia sobre el borde de la barranca.
 
San Martín ordenó recoger  tanto a patriotas  como a españoles y curar a los heridos. El, también, está herido, en el rostro, la pierna llena de magullones y un brazo inmovilizado. Pero es el vencedor.
 
La sangre del cuello de su uniforme es suya; los manchones de los hombros y de la espalda pertenecen al granadero Cabral.
 
A la sombra del pino que lo protege del fuerte sol del mediodía, el
Coronel de Granaderos puede ver "el botín de guerra"; 41 fusiles en buenas
condiciones y un montón más rotos o inutilizados, 1 cañón, 192 piedras de
chispa, 8 espadas, 8 bayonetas, 8 pistolas.
 
El parte del combate ha sido redactado y su escribiente, el teniente
Necochea, tendrá el honor y la responsabilidad de llevarlo a Buenos Aires, a galope tendido, ese mismo día.
 
El 5 de febrero, a la una y media de la tarde, la gran ciudad se conmovió por las descargas de la batería de la Fortaleza y el repique de las campanas. Necochea había arribado al mediodía y se celebraba la hazaña cumplida al servicio de la Patria.
 
Poco después, San Martín llegó a Buenos Aires y ordenó a Zapiola confeccionar la lista de los valientes caídos en San Lorenzo, pues entendía que "por esas cosas de los aturdimientos políticos de los gobiernos", la posteridad los olvidaría.
 
Pero "él y todos los hombres que vistieran el uniforme de la patria se impondrían, como regla de honor, recordar a esos héroes".
 
"Para San Martín, San Lorenzo ya era de esos queridos muertos que jamás olvidaría y pensaba que gracias a ellos la independencia podría comenzar a ensayar su primera sonrisa".
 
Asociación Cultural Sanmartiniana Filial Concordia
 
Por la Prof. Lilian Monetta de Micucci
Pte. A.C.S.
 
Bibliografía:
Otero, José Pacífico. "Historia del Libertador Don José de San Martín". V.V.III- Círculo Militar 1978
Pérez Pardella, Agustín. "El Libertador Cabalga"- Centro Cultural Gral. San
Martín- Buenos Aires 1995

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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

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