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Internacionales - 03-01-2025 / 09:01
LA SAGA DE LA COLUMNA 1925-1927

Luís Carlos Prestes y la Larga Marcha rebelde en Brasil

Luís Carlos Prestes y la Larga Marcha rebelde en Brasil
La famosa Columna Prestes fue un movimiento político militar brasileño que se produjo entre los años 1925 y 1927. El movimiento contó con líderes de las más diversas corrientes políticas, pero la mayor parte del movimiento era compuesta por capitanes y tenientes de clase media, donde se originó el ideal de "Soldado Cidadão" (Soldado ciudadano). Su máximo exponente, y de ahí el nombre, fue el capitán Luiz Carlos Prestes. En la imagen: La Columna Prestes en un campamento junto al hito de las Tres Fronteras, en Foz de Yguazú, frente a la costa Paraguaya (1925).

El 03 de enero de 1898, en Porto Alegre, nace Luís Carlos Prestes. Fue un militar y político, secretario general del Partido Comunista Brasileño (PCB). Prestes participa de un movimiento insurreccional que se inició en julio de 1924, cuando un grupo de jóvenes tenientes del Ejército brasileño tomó por asalto varios cuarteles de São Paulo, en protesta contra los abusos de la "vieja República", representada por el presidente Artur Da Silva Bernardes.
 
Con apoyo de la población civil, especialmente de inmigrantes europeos, los sublevados resistieron 22 días un intenso bombardeo aéreo y terrestre, hasta que abandonaron la capital para iniciar una "guerra móvil", uniéndose meses después en Foz de Yguazú (frontera con Argentina y Paraguay) a otro grupo de guerrilleros de Río Grande do Sul, iniciando "la saga de la columna Prestes", una larga marcha que los llevó a recorrer más de 36 mil kilómetros durante dos años, por 12 estados del Brasil, ocupando regiones con constantes enfrentamientos, además de adentrarse en territorios de Paraguay y Bolivia.
 
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Luís Carlos Prestes y la Larga Marcha rebelde en Brasil
 
La larga marcha
 

La Columna contaba inicialmente con unos 1500 soldados participantes de la Revolución Paulista (dirigidos por Miguel Costa), más los gaúchos que se adhirieron a Prestes. Al verse en inferioridad numérica, Prestes se niega a obedecer las órdenes de Isidoro Dias Lopes (quien proyectaba cancelar la sublevación) y dirige a sus seguidores hacia el norte en abril de 1925, cruzaron luego Santa Catarina, atravesaron un sector de territorio de Paraguay, y entraron luego a Mato Grosso do Sul, atravesando toda esa extensa región junto con Goiás con rumbo al nordeste, hasta que en noviembre de 1925 penetraron en el Estado de Maranhão, y luego en Piauí amenazando directamente la ciudad de Teresina.
 
La Columna sufrió graves bajas combatiendo frente a Teresina, y tomó rumbo a Ceará en el mes de diciembre. En enero de 1926 la columna atravesó Ceará, llegó a Rio Grande do Norte, y en febrero tomó la villa de Piancó en Paraíba tras fuertes combates. En marzo la Columna decidió marchar al sur, cruzando Pernambuco y Bahía, y sosteniendo violenta lucha contra las fuerzas gubernamentales enviadas contra los rebeldes.
 
Cabe advertir que parte del éxito de la Columna se debió a que en ninguna ocasión debió enfrentarse a grandes contingentes de tropas gubernamentales ni librar batallas a gran escala, siendo que los rebeldes conseguían mantenerse gracias a sus rápidos movimientos y a las acciones de guerrilla contra pequeños destacamentos militares, evitando en lo posible el combate en grave inferioridad numérica.
 
A lo largo de la marcha, la Columna Prestes trató de motivar un gran levantamiento armado contra la República Velha, contando para ello con el apoyo de la gran masa de campesinos pobres que vivían en el interior de Brasil. Si bien a lo largo del recorrido la Columna debió enfrentarse a soldados del gobierno y a las tropas privadas de los grandes terratenientes, no por ello descuidaban la labor de propaganda y la difusión del espíritu revolucionario contra el régimen.
 
Tras chocar con dura oposición de las tropas federales, la Columna abandonó Bahía dirigiéndose al norte de Minas Gerais. Hasta esa fecha los sublevados no habían conseguido forjar una revuelta masiva contra la República Velha, pues pese al visible apoyo y solidaridad de muchos campesinos, éstos veían con escepticismo las posibilidades finales de triunfo de una tropa errante y poco numerosa en comparación a los soldados federales.
 
Otros campesinos se enfrentaron a la Columna pues ésta usaba la violencia para conseguir las provisiones que necesitaba si la población local no se la entregaba voluntariamente, lo cual condujo a robos de ganado y cosechas por tropas de la Columna, con la consiguiente hostilidad de los campesinos afectados.
 
Por esos mismos motivos la Columna no había logrado una adhesión significativa de nuevos soldados que suplieran por completo las bajas sufridas, además de haber gastado gran parte de sus municiones y equipamiento a lo largo de la campaña. Para despistar a sus numerosos perseguidores, la Columna retomó parte de su camino previo, cruzando nuevamente Bahía, Piauí, y Goiás por nuevas rutas, y alcanzando Mato Grosso en octubre de 1926.
 
Esto no terminó con las luchas de la Columna. Siempre perseguidos por soldados federales, tropas de hacendados y policías estaduales, cruzaron con gran dificultad los pantanales de Mato Grosso y finalmente en febrero y marzo de 1927 los destacamentos diversos atravesaron la frontera brasilera hacia el exilio, al carecer de fuerzas para reiniciar seriamente la lucha. Un destacamento al mando del jefe tenentista Siqueira Campos se refugió en Paraguay, mientras los restantes hombres dirigidos por Prestes se exiliaron en Bolivia.
 
Fuente: Wikipedia

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El 20 de enero de 2017 entrevisté en la explanada frente al Capitolio de Washington a un hombre solo que daba vueltas silencioso con una pancarta colgada al cuello. A diferencia de las decenas de miles de personas que se concentraban en Washington para protestar durante la toma de posesión de Donald Trump, Dave Bojanowski me llamó la atención porque no gritaba ni enarbolaba caricaturas o grandes eslóganes. El mensaje de su letrero era sencillo: "Really?" ("¿de verdad?").
 
La incredulidad de aquel momento se reflejaba bien en la pancarta de este hombre de mediana edad dedicado a la conservación rural en un valle del noroeste del estado de Nueva York. Había llegado a ese mensaje con la ayuda de su hija, Julie: "Intentamos encontrar la manera más simple de expresar el desconcierto que sentimos por haber elegido a Donald Trump como presidente sin ser agresivo o despectivo... No creo que Trump sea una persona viable para ser presidente de Estados Unidos", me decía entonces.
 
Un rato más tarde, el expresidente George W. Bush resumió el estado de ánimo tras escuchar el discurso de la primera toma de posesión de Trump: "Menuda mierda tan rara". De hecho, las palabras de Trump, que había ganado por los pelos y a pesar de haber perdido el voto popular por casi tres millones, fueron inusualmente agresivas, un mensaje oscuro y nacionalista y la visión de un país que, según él, era "una carnicería" de terror, drogas y pobreza.
 
Lo que vendría después serían cuatro años de caos en la Casa Blanca, corrupción y conflictos de interés, mentiras, persecución de minorías, violencia supremacista y una pandemia que dividió todavía más a la sociedad. Pero también fueron años en los que los miembros del gabinete de Trump -su secretario de Defensa, el jefe del Estado Mayor, el jefe del FBI o su vicepresidente- pararon ocurrencias del presidente de atacar a Irán o China, disparar armas nucleares a los huracanes, hacer pruebas inyectándose lavandina contra el COVID o no reconocer el resultado de las elecciones.
 
Esos cuatro años terminaron con dos procesos de impeachment contra Trump: uno por intentar chantajear al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que buscara trapos sucios contra el hijo de Joe Biden; y otro por animar al asalto al Capitolio en 2021 e intentar revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 que perdió.
 
Pese a todo lo que ocurrió entre 2017 y 2020, Trump tenía entonces frenos dentro de su propio equipo y su propio partido y no contaba con una mayoría conservadora tan clara en el Tribunal Supremo ni con más de 200 jueces nombrados por él dentro del sistema. Para empresarios, periodistas e incluso votantes demócratas parecía un accidente que pasaría.
 
Esto facilitará la confirmación del gabinete de Trump, que ha propuesto para los cargos a hombres y mujeres con poca experiencia, trayectorias erráticas, problemas con la justicia, conflictos de interés y a menudo una carrera en Fox News. Son nombres conocidos y controvertidos, pero en puestos menos prominentes Trump también quiere colocar a personas menos conocidas pero igualmente dispuestas a aplicar sus ideas más extremistas. 
 

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