Entre Ríos - 22-12-2024 / 17:12
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Gestión de Frigerio: Un año perdido para los entrerrianos
El primer año de Frigerio como gobernador fue un lapso perdido para los entrerrianos y se traduce en un período sin avances, sin logros concretos, y con una marcada paralización en obras y servicios. La provincia está aferrada a políticas de marketing publicitario e improvisación. Promesas incumplidas, servicios deficientes y una falta alarmante de capacidad de administración de su equipo de porteños son las características que definen estos primeros 12 meses.
Las gestiones neoliberales de Javier Milei y Rogelio Frigerio terminaron su primer año lejos de los pronósticos que aventuraban una resistencia popular violenta ante el brutal ajuste que se anunciaba. Ya que su objetivo es liquidar el proyecto democrático, republicano y progresista que se gestó desde 1983 en adelante. Y el dato más relevante de la política en el último año es la resignada aceptación de la brusca disminución de su nivel de vida por parte de amplias franjas de las clases medias y de menores ingresos. La reducción de los subsidios golpeó, con tarifazos, en el bolsillo del pueblo con duros aumentos en transporte, energía, combustibles y agua. La sorpresa fue que esta vez muchos de los afectados aceptaron, y lo siguen haciendo hasta ahora, lo que en su momento rechazaron de Mauricio Macri.
No fue un año sencillo pero, a juzgar por lo obtenido en la Casa Rosada, Frigerio consideraría que el "dialoguismo" es un buen negocio. Entre Ríos fue una de las provincias atendida por la administración de Milei. Aunque sea con migajas, que no le permitieron realizar una gestión valiosa. El primer año de Frigerio como gobernador fue un lapso perdido para los entrerrianos y se traduce en un período sin avances, sin logros concretos, y con una marcada paralización en obras y servicios. La provincia está aferrada a políticas de marketing publicitario e improvisación. Promesas incumplidas, servicios deficientes y una falta alarmante de capacidad de administración de su equipo de porteños son las características que definen estos primeros 12 meses.
Sostiene Álvaro Gabás, ex secretario de Producción de Entre Ríos, que en el primer año gestión de Frigerio, las políticas de Estado brillaron por su ausencia. Cuesta rescatar algún plan, meta, objetivo planteado por este gobierno. Sus aciertos tienen epicentro en acciones de índole político, pero muy lejos de las necesidades y demandas de la sociedad entrerriana.
Es decir que, se olvidó de la calidad de vida de los comprovincianos. Si se observa el área de salud, educación, acción social u obra pública; el esfuerzo por recobrar algún precepto o materialidad es aún mayor. Con impericia han terminado un año omitiendo la gestión en su gobierno. El tiempo perdido en este primer año no puede recuperarse, pero sí puede ser una enseñanza para el futuro. Entre Ríos merece mucho más que esta lamentable administración.
Las razones de la actitud de Frigerio frente a Milei son múltiples y todas muy opinables. Desde el oficialismo alegan la toma de conciencia de que el Estado nacional no puede gastar sin límite y cubrir la diferencia con emisión monetaria, porque eso genera inflación. Ello conlleva la convicción de la aceptación del ajuste, incluso intenso, para torcer el rumbo y estar mejor en el largo plazo. En el muy largo plazo: dentro de 45 años. El "cualquiercosismo" de Milei.
Mucho antes, los modelos neoliberales ajustadores de Milei y Frigerio se debatirán en la campaña de elecciones legislativas del año que viene. El Presidente y el Gobernador no aparecerán en las boletas, aunque jugarán apoyando a sus candidatos a legisladores nacionales. En especial Frigerio, que afrontará el primer desafío en las urnas desde que está en la Casa Gris. Milei ya pronosticó que los libertarios ganarán las próximas legislativas. "Nos conformamos con retener las bancas que exponemos", auguran resignados los del PRO.
Por su estilo blando, se especula si Frigerio se pondrá realmente al frente de la campaña. Todo indica que en la provincia, Frigerio buscará jugar con los libertarios. No así en la alianza Juntos por Entre Ríos, que probablemente liderarán los radicales con sectores del macrismo. Hoy no hay dudas de dónde se parará Frigerio en la pulseada entre Milei y Macri. Se abrazará al Presidente.
Ahora bien, si espera que las pocas transferencias discrecionales que hubo en 2024 se repitan, está equivocado, porque directamente se evaporarán del mapa fiscal en el electoral 2025. No habrá dinero para la campaña, es la premisa del "Señor de la Motosierra". Desde ese punto de vista, no es un interrogante la conducta que adoptará el libertario, incluso con los gobernadores afines a la Casa Rosada.
En tiempos de elecciones, todo el mundo se desconoce, más aún cuando la premisa de Milei es tratar de ganar la mayor cantidad de bancas posibles para contar con una fuerza propia dentro del Congreso, de tal manera que las negociaciones con las bancadas opositoras no sean tan traumáticas como han sido durante este primer año de gestión.
Los fanáticos libertarios consideran que el primer año de Milei fue exitoso, el suyo ya sería el "mejor gobierno de la historia". Acabó con la inflación, puso punto final a los piquetes, planchó el dólar, se cotizó como amigo de Donald Trump y el ajuste bestial no evitó que mantenga cierta popularidad. Pero los malos meses de opinión pública contra Milei fueron más que los buenos durante el primer año. Fundamentalmente, el descontento tuvo que ver con:
-Derrotas políticas institucionales en el Congreso, como con la Ley Ómnibus, las concesiones que hizo a la CGT por el DNU en el capítulo laboral, enfrentamientos con gobernadores por quita de subsidios, la pelea con las universidades, entre otras.
-Afectación directa a sectores sociales como los jubilados, quita de subsidios en servicios y a consumos a hogares de clase media, paros docentes, saqueo de recursos a las provincia, etc.
-Posiciones de casta que lo dejaron en lugares opuestos con su discurso político, tales como iniciativas compartidas con los K, como la postulación del juez Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia, la discusión por la ley de Ficha Limpia, o bien el escándalo de coimas y la detención del senador aliado Edgardo Kueider.
En la fascinación cholula de Milei con Trump y Elon Musk está su visión ideológica: igual que ambos archimillonarios, el Presidente es un plutócrata, que gobierna solo para los ricos. La plutocracia es el sistema en el que el poder político está en manos de ricos. Una de las variantes del conservadurismo en auge tiene la convicción de que los mega millonarios constituyen una clase de naturaleza superior y por ende es bueno que tengan todo el poder político.
Ahora, resta saber, para Milei y Frigerio, qué sucederá cuando la paciencia popular se agote y el reclamo por volver a crecer plantee nuevos parámetros de exigencia social, sobre todo si el peronismo consigue mantenerse unido y si las respuestas empiezan a ser planteadas desde cada argentino que creyó en Milei, que eligió hacer un sacrificio, una vez más, a cambio de lograr un futuro con certezas, predecible y sin tensiones políticas. Pero no a tan largo plazo. De hecho, solo el 14% de los argentinos dicen que sus ingresos le alcanzan para vivir y ahorrar, y un 46% afirma directamente que no llega a fin de mes.
Sobre este nivel de vulnerabilidad económica, Frigerio y Milei sostienen la recreación de cierta expectativa y esperanza de cara al futuro, reforzada por la baja relativa de la inflación. Pero no por la promesa de un resurgir productivo que vuelva a posibilitar un sueño colectivo como sociedad, defendiendo la tradición republicana y democrática, los derechos humanos y el Estado de Bienestar y Justicia Social. Ese Estado que Milei quiere destruir y que Frigerio acompaña. El peronismo debe volver a generar un proyecto de crecimiento y producción, que incorpore a las mayorías populares para cuando el anarcocapitalismo termine, como terminaron la dictadura militar, la convertibilidad menemista y el macrismo neoliberal. Porque estos proyectos anti populares cada vez duran menos y finalmente terminan. Más pronto que tarde.
La Opinión Popular
Un año de ajustes y extravagancias
El éxito más rutilante del Gobierno de los Hermanos Milei ha sido la drástica caída del aumento de precios, aunque sea a costa de variables dibujadas y del achicamiento de ingresos en los sectores medios y populares, ahora estabilizado en torno del 3% mensual. El análisis económico libertario es uno de los engaños colectivos más formidables expuestos en décadas de democracia.
Porque la economía de Milei es, hasta ahora, una inmensa burbuja financiera. El superávit fiscal primario es trucho. El superávit fiscal financiero está dibujado. La inflación real es más elevada que la del Indec. La deuda pública se incrementó considerablemente. La expansión monetaria es fuerte. Los salarios privados, públicos e informales, no se recuperaron. La recesión no terminó. Industria, construcción y comercio siguen marcando números muy negativos. El consumo general registra caídas históricas y consecutivas, peores que en el peor momento de la pandemia.
Y la lucha contra la inflación no está exenta de efectos colaterales. El principal de ellos es el retraso cambiario, cuyo efecto ya está alcanzando al campo debido a la caída de los precios internacionales de los granos y a la vigencia de las retenciones.
¿Cuánto más se podrá sostener este valor de las divisas? Algunos economistas apuntan a sostenerlo a sangre y fuego en bajo nivel durante un tiempo prolongado, como garantía de estabilidad. Apuestan a fondos frescos del FMI y al ingreso de divisas provenientes de las ventas de gas y petróleo. Aquí hay un tema pendiente, una postergación con consecuencias impredecibles.
La otra incógnita se refiere a la sustentabilidad del recorte del gasto. En algún momento deberá reiniciarse la obra pública. Queda también pendiente de una solución definitiva el tema de la deuda en pesos.
En política exterior, el Gobierno mantiene su estilo pendenciero, completamente impropio para las relaciones internacionales. El vínculo entre los países demanda un tono calmo y mesurado que Milei está muy distante de preferir.
La Cancillería no puede estar sometida a humores cotidianos, a caprichos ideológicos, ni al irrefrenable deseo de transformarse en referente mundial de la lucha contra el comunismo y el progresismo. Brasil y Chile son aliados estratégicos en el continente, más allá de que sus presidentes actuales no sean del gusto de Milei.
Los permanentes ataques de Milei a la prensa constituyen otro problema serio, aunque en este caso todos son escépticos respecto de un cambio de actitud. El Presidente está convencido de que su estilo frontal, incluso soez y patotero, gusta a sus seguidores.
Cree que esos modos, inyectados de ira e insultos, son vistos como sinónimo de firmeza. Su estilo no admite otras opiniones. Quien las pudiera esgrimir están "pagados por oscuros intereses" o tienen malas intenciones. Al presidente no le gustan las opiniones disonantes. No es este un atributo del que pueda sentirse orgulloso, pero ellos dicen, por el momento, que este estilo "garpa".
Estos desbordes autoritarios son vistos ahora como expresión de valentía, pero si la situación económica desmejora, llegarán las facturas por el combo completo. Como fuere, esta historia apenas está comenzando.
Se despertó el dólar
Sostiene Rafael Cortes, columnista de Misiones Online, que el dólar se despertó de su siesta de varios meses y obligó al equipo económico a intervenir para evitar que el trote se convirtiera en corrida. Los dólares financieros aumentaron 10% en los primeros tres días de la semana, lo que determinó que el carry trade fuera mal negocio para los especuladores financieros en un período de 30 días por primera vez desde la devaluación del año pasado. Para frenar el repunte de la divisa, el Banco Central puso unos 200 millones de dólares solo el miércoles.
El ministro de Economía, Luis Caputo, atribuyó la suba del dólar a la demanda estacional relacionada con las vacaciones, pero analistas sumaron otros motivos como la reciente baja de tasas y la presión del real devaluado, todo en un contexto de reservas que todavía son muy bajas.
En la City se mencionó que algunos inversores vieron en la baja en las tasas de interés una señal para desarmar operaciones de carry trade, con ganancias de, por lo menos, 50 por ciento en dólares, que tan rentables resultaron a lo largo de todo el año gracias a la política de sostener micro devaluaciones mensuales muy inferiores a las tasas de interés que pagaban instrumentos en pesos.
El riesgo del atraso cambiario
Después de la mega devaluación de hace un año, con un ajuste único de 118 por ciento, el tipo de cambio oficial está atrasado como en los peores momentos de cualquier gestión.
La política cambiaria es el costado más cuestionado del programa económico del Gobierno nacional libertario. El ancla cambiaria demostró ser una herramienta eficaz para reducir la inflación, pero sostener un dólar bajo perjudica a la producción y a la industria, dificulta salida del cepo y disuade a posibles inversores.
Esos efectos se potencian a partir de la devaluación del real. En relación con Brasil, el tipo de cambio real bilateral ha alcanzado niveles mínimos desde la explosión del plan de convertibilidad.
Con el peso sobrevaluado, el costo argentino se dispara en comparación al resto del mundo, a los exportadores les cuesta cada vez más colocar sus productos y el mercado interno empieza a llenarse de importados. En zonas de frontera el problema se extiende al comercio, que no consigue competir con los precios de los países vecinos.
Las políticas de apertura comercial que está aplicando el Gobierno libertario no hacen más que profundizar todo eso. El ingreso de importados más baratos podrá servir para seguir bajando la inflación, pero conspira contra la industria nacional y el trabajo que este sector genera.
Planteos en ese sentido fueron formulados desde la Unión Industrial Argentina y otras cámaras empresariales. Desde el Gobierno anarco capitalista los instan a mejorar su competitividad, pero los empresarios responden que eso depende del Estado más que de los empresarios.
Las principales cámaras empresariales no se cansan de ponderar los efectos positivos del nuevo orden macroeconómico que llegó de la mano de Milei, pero tampoco dejan de advertir que abrir la economía sin antes avanzar en reformas en aspectos clave como la legislación laboral y la política fiscal podría tener consecuencias nefastas para el entramado productivo e industrial de todo el país.
También lo señalan analistas como Juan Carlos de Pablo. "No tengo ningún problema con que un tipo se funda porque sea un inútil, pero que se funda porque no puede competir con la presión impositiva de un importador -nacional, provincial, municipal y las restricciones sindicales y judiciales- es una barbaridad", señaló en entrevista con un medio nacional.
De Pablo viene sosteniendo desde hace rato que este es un Gobierno que favorece a los importadores en detrimento de los industriales y productores locales. Entiende que la eliminación del impuesto PAIS es una medida que va en ese sentido.
Remarcó que frente a posibilidad histórica de bajar o eliminar un impuesto, Milei eligió uno que graba a las importaciones, al tiempo que sostiene la pesada carga que descansa sobre los hombros de quienes producen. Desde su punto de vista, hubiera sido preferible eliminar el impuesto al cheque o algún otro que alivie a la producción local.
Internas libertarias al rojo vivo
La política nacional continúa con un proceso de reconfiguración que empezó cuando Milei irrumpió en escena. Su estilo confrontativo y su apuesta por una polarización extrema terminó fracturando a los principales espacios políticos nacionales, aunque ese estilo le valió también enfrentamientos internos.
El más serio de ellos con su vice, Victoria Villarruel, la muñeca brava que busca impulsar su proyecto propio dentro de un espacio que no acepta más liderazgos que el de Milei.
Lo que en algún momento fue una tensión disimulada, se convirtió en un enfrentamiento abierto. El último episodio se abrió cuando Villarruel responsabilizó a la ministra de Seguridad, Patricia "la Comandante Pato" Bullrich, por el secuestro de un gendarme argentino que había viajado a visitar a su familia en Venezuela.
"Jamás habría autorizado a un gendarme a ir a Venezuela. Lo que está ocurriendo es la consecuencia tristemente obvia, pero como no soy del área de seguridad, no opino de las sanciones y acciones que se debieran tomar. Slds", escribió la vice en su cuenta de X en respuesta a una pregunta de un usuario.
No solo cuestionó a una ministra del gobierno que integra, sino que avaló implícitamente la versión del gobierno venezolano que afirma que el gendarme fue detenido por practicar espionaje.
El Presidente le dedicó una frase a su vice, lo hizo en su visita a la Bolsa de Comercio de Córdoba. "Cada vez que me voy, siempre alguno me hace alguna...", dijo y a todos les quedó en claro quién era la destinataria.
Pero la interna de LLA es mínima en comparación a la que enfrentan los espacios de la oposición. Haciendo gala de una habilidad que de la que pocos lo creían capaz, Milei supo alimentar discordias en el PRO, la UCR y también dentro del peronismo.
Los amarillos y radicales son los más comprometidos, no solo perdieron dirigentes que fueron a engrosar las filas libertarios, también perdieron una buena parte de su base electoral a manos del nuevo movimiento.
El PRO soñaba con participar en una suerte de cogobierno, pero terminó mirando de afuera. Milei fue por las figuras que le interesó incorporar, como Bullrich, y descartó una alianza orgánica. Está claro que los hermanos Milei se fumaron a la derecha moderada macrista de un modo tan cruel como no calculado.
El resultado fue un quiebre en tres partes: un sector liderado por la ministra de Seguridad que pugna por meter al PRO como vagón de cola de los libertarios, otro encabezado por Mauricio Macri, un cultor de la vagancia política, que aspira a colaborar manteniendo una identidad propia y el tercero que se referencia en Horacio Rodríguez Larreta quien se planta en el lugar de la oposición.
La esperanza que le queda a Macri para ganarse el respeto de Milei es competir contra el libertario en las elecciones del año próximo en Ciudad de Buenos Aires. Si le va mal, el PRO será declarado en vías de extinción.
Un escenario similar se observa en la UCR con los radicales con peluca recientemente expulsados intentando sumar al centenario partido a las fuerzas celestiales, De Loredo optando por el colaboracionismo con sello propio y Martín Lousteau plantado en la vereda opositora.
Dentro del peronismo también reina la interna. Cristina sigue siendo la figura principal, pero su liderazgo está lejos de ser indiscutido. La ex presidenta apuesta a la polarización contra Milei, pero ese juego no convence a algunos gobernadores, a quienes no les conviene un escenario de enfrentamiento constante con la Nación porque tienen una gestión que llevar adelante.
En medio de ambas posturas aparece el gobernador bonaerense Axel Kicillof, que sueña con interpretar nuevas canciones que suenen más fuerte que las que canta Cristina, pero sus melodías no terminan de seducir al kirchnerismo. ¿Qué es lo que quieren serrucharle los K al gobernador, desde lo que es su propio espacio ideológico? ¿O es solamente marcarle el territorio hacia el dedazo en la conformación de las listas electorales?
La Opinión Popular