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Internacionales - 17-12-2024 / 08:12
17 DE DICIEMBRE DE 1996

El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) asalta la embajada japonesa en Lima

El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) asalta la embajada japonesa en Lima
Guerrilleros del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) irrumpen durante una recepción y toman 800 rehenes. Diplomáticos, militares, empresarios, figuran entre los cautivos. El MRTA reclama al gobierno de Alberto Fujimori la liberación de sus militantes presos.
La toma de la residencia del embajador japonés en Lima comenzó el 17 de diciembre de 1996 en Lima, Perú, cuando 14 miembros de la organización peruana Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) tomaron como rehenes a cientos de diplomáticos, oficiales del gobierno y militares de alto rango y hombres de negocios que asistían a una celebración.
 
Tras ser mantenidos como rehenes por 125 días, fueron liberados el 22 de abril de 1997 en una incursión de comandos de las Fuerzas Armadas de Perú, durante la cual murió un rehén, dos comandos y todos los militantes del MRTA. Desde entonces, han surgido informes que sugieren que cierto número de guerrilleros habían sido ejecutados sumariamente después de haberse rendido.
 
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El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) asalta la embajada japonesa en Lima 
La Operación Chavín de Huántar fue una operación militar del gobierno del Perú llevada a cabo en abril de 1997 para rescatar a los 72 rehenes cautivos del grupo MRTA durante la crisis de la residencia del embajador del Japón en el Perú. Ha sido calificada como una de las más exitosas operaciones militares de rescate de la historia.


La celebración era en ocasión del 63º aniversario del natalicio del Emperador de Japón Akihito organizada en la residencia oficial del embajador de Japón en Perú, Morihisa Aoki.
 
La mayoría de los 800 rehenes fueron liberados prontamente: todas las mujeres sin excepción fueron puestas en libertad la misma noche del 17 de diciembre.
 
Tras ser mantenidos como rehenes por 125 días, los 72 restantes fueron liberados el 22 de abril de 1997 en una incursión de comandos de las Fuerzas Armadas de Perú, durante la cual murió un rehén, dos comandos y todos los militantes del MRTA. La operación fue vista por la mayoría de peruanos como un gran éxito y obtuvo atención mediática en todo el mundo.
 
Inicialmente, Alberto Fujimori, por ese entonces Presidente del Perú, recibió gran crédito por salvar las vidas de los rehenes; sin embargo, desde entonces, han surgido informes que sugieren que cierto número de terroristas habían sido ejecutados sumariamente después de haberse rendido.
 
Estos descubrimientos han sido seguidos por demandas civiles contra oficiales militares por parte de los familiares de los terroristas fallecidos. En 2005, la oficina del fiscal general de la nación en Perú imputó los cargos y ordenó el comienzo de las audiencias.
 
El 29 de junio de 2015 la Corte Interamericana de Derechos Humanos CIDH determinó que no hay elementos para pensar que se realizaron ejecuciones sumarias, salvo en el caso de uno de los terroristas muertos, en donde se exige al Estado Peruano realizar una investigación para terminar de esclarecer las dudas.
 
El Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) asalta la embajada japonesa en Lima 
El 22 de abril de 1997, el Comando Chavín de Huantar ingresó a la residencia y liberó a 71 rehenes.

Fuente: Wikipedia

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El 20 de enero de 2017 entrevisté en la explanada frente al Capitolio de Washington a un hombre solo que daba vueltas silencioso con una pancarta colgada al cuello. A diferencia de las decenas de miles de personas que se concentraban en Washington para protestar durante la toma de posesión de Donald Trump, Dave Bojanowski me llamó la atención porque no gritaba ni enarbolaba caricaturas o grandes eslóganes. El mensaje de su letrero era sencillo: "Really?" ("¿de verdad?").
 
La incredulidad de aquel momento se reflejaba bien en la pancarta de este hombre de mediana edad dedicado a la conservación rural en un valle del noroeste del estado de Nueva York. Había llegado a ese mensaje con la ayuda de su hija, Julie: "Intentamos encontrar la manera más simple de expresar el desconcierto que sentimos por haber elegido a Donald Trump como presidente sin ser agresivo o despectivo... No creo que Trump sea una persona viable para ser presidente de Estados Unidos", me decía entonces.
 
Un rato más tarde, el expresidente George W. Bush resumió el estado de ánimo tras escuchar el discurso de la primera toma de posesión de Trump: "Menuda mierda tan rara". De hecho, las palabras de Trump, que había ganado por los pelos y a pesar de haber perdido el voto popular por casi tres millones, fueron inusualmente agresivas, un mensaje oscuro y nacionalista y la visión de un país que, según él, era "una carnicería" de terror, drogas y pobreza.
 
Lo que vendría después serían cuatro años de caos en la Casa Blanca, corrupción y conflictos de interés, mentiras, persecución de minorías, violencia supremacista y una pandemia que dividió todavía más a la sociedad. Pero también fueron años en los que los miembros del gabinete de Trump -su secretario de Defensa, el jefe del Estado Mayor, el jefe del FBI o su vicepresidente- pararon ocurrencias del presidente de atacar a Irán o China, disparar armas nucleares a los huracanes, hacer pruebas inyectándose lavandina contra el COVID o no reconocer el resultado de las elecciones.
 
Esos cuatro años terminaron con dos procesos de impeachment contra Trump: uno por intentar chantajear al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que buscara trapos sucios contra el hijo de Joe Biden; y otro por animar al asalto al Capitolio en 2021 e intentar revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 que perdió.
 
Pese a todo lo que ocurrió entre 2017 y 2020, Trump tenía entonces frenos dentro de su propio equipo y su propio partido y no contaba con una mayoría conservadora tan clara en el Tribunal Supremo ni con más de 200 jueces nombrados por él dentro del sistema. Para empresarios, periodistas e incluso votantes demócratas parecía un accidente que pasaría.
 
Esto facilitará la confirmación del gabinete de Trump, que ha propuesto para los cargos a hombres y mujeres con poca experiencia, trayectorias erráticas, problemas con la justicia, conflictos de interés y a menudo una carrera en Fox News. Son nombres conocidos y controvertidos, pero en puestos menos prominentes Trump también quiere colocar a personas menos conocidas pero igualmente dispuestas a aplicar sus ideas más extremistas. 
 

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