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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 02-12-2024 / 09:12
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

El desalmado gobierno de ultra derecha de Milei arrecia y la oposición no encuentra el rumbo para frenarlo

El desalmado gobierno de ultra derecha de Milei arrecia y la oposición no encuentra el rumbo para frenarlo
A pesar de los indicadores recesivos en el consumo, de la remozada polémica en el Indec por cómo se miden los precios y de la nueva tanda de incrementos generalizados que se precipita en diciembre, semeja primerear a) la sensación de estabilidad así fuere a costa de que sectores medios y populares se achican cada vez más; y b), en línea con lo anterior, que los golpes al bolsillo no son ni vienen siendo, "perceptivamente", de a grandes saques.
La última encuesta del consultor Gustavo Córdoba, que se publicó este domingo 1 de diciembre, sostiene que una mayoría de la población percibe que "no hay nada" frente al presidente Javier "el Loco" Milei, que el oficialismo no tiene contrapeso.
 
En el año 2017, luego de lograr la victoria en las elecciones de medio término, el entonces presidente Mauricio Macri le decía a sus asesores: "El punto es que peleamos contra la nada". Estaba convencido de que había logrado construir una nueva hegemonía política, entre el triunfo en las urnas y la persecución judicial a sus adversarios. Y que los riesgos pasaban entonces por las internas que se abrían en la supuesta nueva fuerza dominante, ahora que no había un cuco a ser derrotado que funcionara como ordenador.
 
Fue una etapa de la política argentina -no duró más de seis meses- en la que también se había instalado la percepción de que no había oposición. Lo mismo puede decirse de la mayoría de los 12 años que gobernó el kirchnerismo. Recién cuando se constituyó Cambiemos, en marzo de 2015, surgió una gran coalición antiperonista con capacidad de ganar una elección nacional. Tuvo que correr mucha agua bajo el puente, incluida la desaparición física de Raúl Alfonsín, que jamás hubiera avalado una alianza del radicalismo con el macrismo.
 
¿En qué se parecen estos períodos al actual? Dos elementos: un oficialismo fortalecido por cierto respaldo popular, en el caso de Milei recostado en las encuestas propias, y una oposición sin rumbo.
 
A la oposición hay que analizarla en dos planos. Un trazo es lo que podría describirse como el antimileismo. En ese universo están incluidos los radicales que responden a Martín Lousteau y Facundo Manes; el socialismo santafesino y el Frente de Izquierda. Por ahora parece imposible que estas fuerzas construyan una alianza con el peronismo para enfrentar al gobierno.
 
En otro plano está la fragmentación del propio peronismo. La defección de gobernadores como Osvaldo Jaldo, Raúl Jalil y Martín Llaryora dejó como expresión opositora al peronismo de Axel Kicillof de la Provincia de Buenos Aires, junto con el riojano Ricardo Quintela, el formoseño Gildo Insfrán el pampeano Sergio Ziliotto; y, más oscilante, el santiagueño Gerardo Zamora. El punto es que dentro de ese peronismo opositor también hay fragmentación. La más visible es la tensión entre el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y La Cámpora de Máximo Kirchner, a la que se suman intendentes alineados en cada vertiente.

El peronismo opositor a Milei es sólo una parte del peronismo y además está dividido. No es extraño que la percepción social sea que no hay una oposición. Kicillof suele mostrar su gestión como la contracara de Milei, pero esa posición no es luego acompañada por el resto del peronismo bonaerense. Los dirigentes nucleados en La Cámpora ponen más energía en cuestionar al gobernador de su propia fuerza que en respaldarlo en su enfrentamiento con el gobierno nacional, que está asfixiando a la Provincia. Es una estrategia que tiene un efecto seguro: no suma votos para nadie.

Kicillof, por su parte, trasladó este conflicto a la disputa por la conducción del PJ nacional. No respaldó la candidatura de CFK para la conducción partidaria. Es una posición que no le suma demasiado porque sus votantes son los mismos que quieren a Cristina. Luego del triunfo de Macri en 2015 parecía que el PJ se había roto en tantos pedazos que sería imposible volver a pegarlo y cuatro años después ese PJ ganaba la elección. 

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El gobierno arrecia y la oposición no encuentra rumbo
 
Hay un contraste muy claro en el escenario político. A simple vista, no concuerdan la temperatura de los enfrentamientos y la calma chicha de la economía. ¿O sí coinciden? Es un buen desafío contestar esa pregunta.
 
Por un lado, están los fuegos de disputas encendidas, verborrágicas, entre varios o muchos de los actores de todas las fuerzas. Se concentran básicamente en el ámbito parlamentario, como ocurrió esta semana en particular, y a través de las provocaciones en X. En la calle, excepto por manifestaciones dispersas, pasa entre nada y poco.
 
Por otra parte, hay una imagen congelada de la economía en su acepción de fiesta financiera y proceso inflacionario a la baja. Tres notas de Página/12, este domingo, dan cuenta del presente y panorama quizás ostentosos.
 
La de Leandro Renou sobre el país para los amigos de Milei. La de Alfredo Zaiat acerca de los condenados por esa guillotina. Y la de Melisa Molina en torno a un Presidente decidido a prescindir del Congreso, a decretazo limpio.
 
A pesar de los indicadores recesivos en el consumo, de la remozada polémica en el Indec por cómo se miden los precios y de la nueva tanda de incrementos generalizados que se precipita en diciembre, semeja primerear a) la sensación de estabilidad así fuere a costa de que sectores medios y populares se achican cada vez más; y b), en línea con lo anterior, que los golpes al bolsillo no son ni vienen siendo, "perceptivamente", de a grandes saques.
 
Esto último es impresionante, porque los tarifazos en energía, de acuerdo con el cálculo interanual, promedian un 450 por ciento. Pero la operativa mediante toques mensuales cuotifica el impacto.
 
En ejemplaridad boxística, jabs: puñetazos con la mano delantera que preparan el terreno para siguientes mandobles, y que miden la distancia con el oponente.
 
En este mes aumentarán tarifas de agua, luz, gas, prepagas, cable, internet, nafta y educación privada. Todo por encima de la discutida inflación oficial, sin que salarios ni ingresos se aproximen a empardar. Y hay otros rubros en los que ya parece haberse naturalizado un aumento o saqueo directamente descomunales. Medicamentos, a la cabeza.
 
El tema, sin embargo, es que vuelve a prevalecer la sensación "macro", deseosa en esperanzas o resignada a que no hay otra cosa, por sobre la realidad chiquicientas veces comprobada, no sólo entre nosotros, de lo que estos modelos terminan generando.
 
La película de las tres M previa a esta cuarta no debería dejar espacio a la más mínima duda. Diferentes circunstancias epocales no varían el pronóstico acerca de un enfermo con delirios o, mejor, negociados formidables de tablitas cambiarias, dólares iguales a pesos, monstruosos endeudamientos externos, bicicletas, inundación de productos importados, deme dos, integrarse al "mundo" y etcéteras que debieran ser agotadores.
 
Ahora se agregó la devaluación del principal socio comercial de Argentina, que tampoco mueve el amperímetro de la pusilánime UIA. ¿No se les refresca la memoria de que la convertibilidad cruzó la puerta del cementerio en 1999, cuando la crisis financiera en Brasil? ¿O son una muestra patente de "nuestra burguesía industrial"?
 
Sí parecen haber variado dos cuestiones, al menos, que son complementarias.
 
Una es que el engendro libertarista proviene de la crisis ¿definitiva? del sistema partidocrático tradicional. La otra, que ese universo triunfante del individualismo no se topa con alguna épica contrapuesta. O siquiera módica.
 
Si vemos sin necesidad de detenimiento la escena de los cruces verbales entre el oficialismo y cualquiera de las variantes opositoras, incluyendo lo que surca a mileístas y adyacentes, veremos que no hay nada que conmueva al interés de las mayorías.
 
Nada o, más aún, movidas y componendas por las cuales el adversario se transforma en aliado, y viceversa, con una facilidad asombrosa.
 
Por las dudas: la política vive plagada de esas características en todo tiempo y lugar. Aspirar a lo impoluto de la inexistencia de sapos, roscas, zancadillas y negociaciones non sanctas queda reservado a las almas bellas confortables de quienes, jamás, podrán moverse de lugares testimoniales sin vocación de poder.
 
En consecuencia, cero susto o indignación porque, encima, eso alimenta al discurso anti-política del que se valen, en primerísimo término, los que hacen política munidos de tal discurso.
 
El problema es cuando el tablero de las discusiones gira alrededor de sí mismo y las transas no representan objetivos superadores.
 
Si es por el frente gobernante, la lucha apenas consiste en de qué forma Mauricio Macri, los radicales dialoguistas, los peronistas ídem, asumirán que los hermanos presidenciales fueron capaces de fumárselos. A Victoria Villarruel le cabe lo mismo, todo por ahora.
 
El kirchnerismo también se ve constreñido.
 
El pliego de Ariel Lijo junto con el armado de la futura Corte Suprema, la caída del proyecto de "ficha limpia", la eliminación de las PASO, son un entramado que obliga a idas y vueltas, de modo mayor, en derredor de Cristina. Pero no solamente.
 
Axel Kicillof queda involucrado porque el armado electoral para el año próximo, según sea que se descarten o no las Primarias y cómo se votará, desdoblando o no, con cuál acuerdo o no con los intendentes del conurbano, le cae como peludo de regalo en medio de la confrontación ridícula que él no promovió.
 
¿Qué es lo que identifica a este laberinto?
 
Es que la única oposición susceptible de ser verdadera, la que deviene de lo que el kirchnerismo le ofrendó a las mayorías como síntesis de lo mejor que les pasó, está asimismo a la defensiva porque, se lo acepte o no, la agenda y las acciones son fijadas por esta ultraderecha, o como cada quien prefiera llamarla. Esta disrupción. Este ilusionismo.
 
Lamentablemente, desde nuestra óptica, no habrá forma de que esas características puedan variar mientras, entre los referentes principales, no haya vocación de, primero, unidad.
 
Después, justamente como elementos clave y constitutivos de esa unidad, aspectos concretos de un modelo de salvataje y crecimiento inclusivos.
 
Por fuera de eso queda sentarse a esperar que lo "inevitable" haga lo suyo para, recién entonces, ver cómo se sigue.
 
Atención: en voz más baja que alzada, son muchos los que piensan eso dentro del "campo nacional y popular". Esperar a que la historia vuelva a enseñar la lección. Que se pudra todo. Que cuanto peor mejor. Que vuelva el estallido, para articular cómo se procede y confiar en la aparición de algún Néstor, alguna anomalía, que ya sabrá qué hacer.
 
Lo que en rigor enseña la historia es que Néstor o la anomalía fueron producto de unas condiciones acumuladas, y no inmediatamente previas.
 
Se gestó resistencia al menemato. La eclosión financiera que acabó con las expectativas clasemedieras tuvo uno de los ajustes devaluatorios más grandes de todos los tiempos. Y Kirchner, El Tipo que Supo, leyó e implementó lo que ocurría aprovechando en dirección popular circunstancias internacionales, de precios de las materias primas y despegue consolidado de China, enormemente favorables.
 
Hace unos días, en diálogo radiofónico, Hugo Yasky recordó lo arduo y prolongado que fue erigir obstáculos efectivos contra el menemismo envalentonado de la convertibilidad.
 
Sólo después de varios años, hacia fines de los 90, se logró -por ejemplo- que la lucha de los docentes, de sus dirigentes más significativos, entronizaran la Carpa Blanca. Fue una suerte de germen que entroncó con lo que había sido el peronismo disidente y con lo que sería el Frepaso, el Frenapo y aledaños con anclaje sindical. De movimientos sociales incipientes. De combatividad sectorial. De gente lúcida en el campo intelectual, cooperativo, artístico.
 
No se parió de un repollo lo que dejaría el canal para que apareciese un líder impensado.
 
Nació desde lo que en su momento era una soledad casi absoluta, con la sociedad sumergida en el voto-licuadora y el uno a uno. Pero fueron las minorías intensas, convencidas de que no quedaba otro camino que resistir y empezar alguna construcción.
 
¿Rige hoy algo de eso? ¿O la lucha se termina en cálculos de personalismos y miradas cortas?
 
La respuesta pinta para lo segundo.
 
El ánimo resistente y confrontador de cierta parte de esta sociedad, en cambio, sugeriría lo primero que hoy no se nota. 
 
Por Eduardo Aliverti
 
Fuente: Página 12
 

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17-12-2025 / 09:12
A días de cumplir su segundo año de gestión, el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei busca aprobar su primer presupuesto sin frenar en las curvas. Tras conseguir dictamen de mayoría con ayuda de gobernadores aliados, este miércoles se trata la "Ley de Leyes" en Diputados. Envalentonada, Patricia Bullrich buscará incluirlo también en la sesión del viernes 26, en la que se debatirá la reforma laboral en el Senado. Para sorpresa de la oposición, el dictamen deroga el Financiamiento Universitario y la Emergencia en discapacidad. Ambas iniciativas fueron sancionadas por el Congreso, vetadas por el Gobierno e insistidas en ambas cámaras. El nuevo proyecto deroga el ajuste automático de las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo y le da discrecionalidad al gobierno.
 
En un súper miércoles, la Casa Rosada intentará disciplinar al Congreso con la ley de "Disciplina Fiscal", que penaliza a quienes atenten contra el excel libertario y buscará avanzar con la aprobación de un blanqueo blue rebautizado "inocencia fiscal". La CGT llamó a movilizar contra el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la tecnología.
 
Al Gobierno le quedan menos de diez días hábiles para cumplir los deberes que le fijaron Donald Trump y el FMI: tener un presupuesto y sancionar una reforma laboral. Ayer, la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside Bertie Benegas Lynch dejó listo el dictamen que el oficialismo buscará aprobar este miércoles. Los apoyos para reunir las 28 firmas -sobre un total de 46- llegaron de la mano de sus aliados del PRO, la UCR y el MID, y de los gobernadores de Catamarca, Tucumán, San Juan, Mendoza y Misiones.
 
De esas 28 firmas, seis fueron en disidencia, lo que obliga al Gobierno a continuar las negociaciones si no quiere correr una suerte similar a la que atravesó durante el tratamiento de la Ley Bases, que perdió buena parte de su articulado en el camino.
 
Para asegurarse los respaldos, la administración de Milei abrió la billetera. En los últimos días, los gobernadores colaboracionistas recibieron Aportes del Tesoro Nacional. El misionero Hugo Passalacqua recibió 12 mil millones de pesos; el chaqueño Leandro Zdero, 11 mil millones; y el tucumano Osvaldo Jaldo, 20 mil millones. Esta última fue la cifra más generosa que el Gobierno envió a una provincia en todo 2025.
 
Además, el lunes por la noche la Casa Rosada envió al Congreso la reforma de la Ley de Glaciares. La iniciativa habilita a las provincias a avanzar con proyectos mineros sobre reservas estratégicas de agua. De aprobarse, Catamarca, Mendoza y San Juan quedarían entre las principales beneficiadas para hacer negocios con las multinacionales yanquis que miran de reojo.
 
Si bien existe consenso entre la mayoría de los bloques en que el Gobierno no puede seguir administrando el Estado sin un presupuesto, el proyecto no contempla partidas para recomponer los ingresos de los jubilados, no prevé mecanismos para reactivar la obra pública ni incluye un solo artículo orientado a impulsar la actividad económica.
 
Todo el andamiaje se reduce a blindar el equilibrio fiscal, que Milei alcanzó a fuerza de recortar en todas las áreas sensibles del Estado, a excepción del pago de los intereses de la deuda. Además, las metas que fija parecen a simple vista difíciles de cumplir. El proyecto prevé un crecimiento de la economía del 5 por ciento del PBI, una inflación anual del 10,1 por ciento y proyecta un dólar a 1423 pesos para diciembre de 2026. Esto último está por debajo del precio actual.
 

16-12-2025 / 10:12
Las reformas que impulsa el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, en especial la laboral, buscan sin disimulo convertir a nuestro país en una economía colonial de enclave, productor de materias primas, sin industria y en donde sobre más de la mitad de los argentinos. En el país cierra una empresa por hora y 400 trabajadores por día se quedan sin empleo. El cálculo surge de tomar en cuenta que "el Peluca" y su motosierra destruyeron 19.114 firmas dejando en la calle a algo más que 264 mil asalariados registrados en sus dos primeros años de gobierno.
 
Para Argentina es un cambio dramático, pues es uno de los países en donde la legislación laboral del siglo XX más avanzó en el sentido de proteger a los trabajadores. Por esa razón, por ese "mal ejemplo" para la región latinoamericana, el objetivo del FMI de retroceder más de un siglo en las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el mundo laboral, haya sido tomado con tanta energía por los últimos gobiernos de derecha y mucho más ahora bajo el modelo reaccionario extremo que impulsan los desquiciados Milei, Sturzenegger, Caputo y cía.
 
Todos y cada uno de los puntos del extenso proyecto que acaba de aterrizar en el Congreso es un muestrario de la ideología conservadora y retrógrada que alienta a este gobierno como fiel representante de la elite económico-financiera también conocida como "círculo rojo". A tal extremo esto es así que el gobierno ni se molestó en desmentir lo que hace un tiempo se conoció: los autores materiales de este engendro son los estudios de abogados que prestan sus servicios a las corporaciones más poderosas, los llamados "dueños de la Argentina". Es el gobierno para los ricos.
 
El sueño húmedo de esta minoría enferma de codicia es voltear, una por una, todas las protecciones legales que tienen los trabajadores argentinos, aunque también debe decirse que buena parte de ellas ya fueron demolidas de hecho por el propio accionar de un mercado laboral que, con independencia de los gobiernos que se sucedieron desde el estallido social y la gran crisis económica de 2001, dejaron a casi la mitad de los asalariados desempeñándose "en negro", al margen de la formalidad.
 
Lo que veremos en las próximas horas en el Congreso les dejará en claro a los argentinos quiénes son los senadores y diputados dignos de ser llamados oposición y quiénes se someterán ante las ofertas de dinero que ya está circulando por oscuras vías. Gobernadores dialoguistas también estarán en el "toma y daca" que este gobierno puso en marcha sin que la gran prensa porteña, convertida en vocera oficial de la Casa Rosada, hable como lo hacía habitualmente de "látigo y billetera" con otros gobiernos que nunca llegaron a extremos de manipulación de los recursos fiscales como el actual.
 
El triunfo electoral de octubre de Milei es el combustible que aceleró la decisión de avanzar con este proyecto y con otros que también buscan reconfigurar en profundidad el diseño social, económico e institucional de la Argentina. La llamada ley de tierras, de glaciares, la reforma educativa, la tributaria, etc. conforman una ofensiva de los sectores concentrados de la economía contra el conjunto social. Convertir a este país en una economía colonial, sin industria, sin ciencia, sin educación de calidad, sin protección social ni laboral para las mayorías populares es una meta que está en las mentes de los libertarios. La política de tierra arrasada que se proponen les resulta indiferente, pues la ambición de poder -político y económico- está por encima de todo.
 
La CGT convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves a la que adhirieron las dos CTA, ATE y otros gremios, el peronismo, organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda.  Para aterrorizar, la especialidad del mileísmo, aplicarán el protocolo antipiquetes. Si la movilización es masiva, cuesta creer que la amenaza de represión violenta se cumpla. Crispar el clima social en vísperas de fin de año, en nuestro país, nunca tuvo buenos resultados para los gobiernos.
 
La Opinión Popular
 

14-12-2025 / 09:12
Bajo el mote de reforma laboral se esconde la decisión de Javier "el Loco" Milei que pretende consagrar institucionalmente, en 2026, los objetivos que en 1976 se planteara la dictadura militar genocida. Los cambios en el proceso de acumulación en el marco del genocidio, el endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales, la desindustrialización, el modo de incorporación del cambio tecnológico y la llegada del capitalismo de plataformas, produjo una sustancial alteración de la relación capital-trabajo, obviamente en desmedro del conjunto de los trabajadores.
 
En ese marco de brutal regresividad en las condiciones materiales de vida de quienes trabajan, se sucedieron en las distintas administraciones conservadoras cambios normativos, todos con la misma dirección. 1. Abaratar el precio del trabajo. 2. Facilitar el despido. 3. Debilitar los convenios colectivos. 4. Limitar y destruir la organización sindical.
 
Estas orientaciones fueron parte de los cambios normativos que impulsó la dictadura militar, de las leyes que llevaron adelante Cavallo, Menem y De la Rúa, del frustrado intento de Macri y también del proyecto de Milei. Proyecto este cuya profundidad en términos de alteración de la Ley de Contrato de Trabajo solo es equiparable a lo planteado hace 50 años por la dictadura militar.
 
Además, se lleva a cabo la directa eliminación de los costos del despido a partir de la creación de un Fondo de Asistencia Laboral que se financiará con tres puntos de las actuales contribuciones patronales. A la vez, se les reduce en un punto adicional los aportes a los empresarios en relación a las obras sociales que dejarían de percibir un punto de los que están recibiendo en la actualidad.
 
En síntesis, cuatro puntos de los aportes patronales dejan de financiar las jubilaciones y la salud de los trabajadores, con el objeto de eliminar los costos del despido y reducir los costos laborales. Situación ésta que implica una redistribución de ingresos desde los trabajadores al capital, cercana a los 3000 millones de dólares.
 
Las experiencias internacionales y la propia experiencia nacional indican que estas propuestas solo profundizan la desocupación, la informalidad y la pobreza. Es más, aspectos laborales de esta naturaleza son los que contenía la Ley Bases y que ya tuvieron dos años de aplicación en el curso del gobierno de Milei. Años que lejos de promover el empleo registrado, coexisten con la destrucción de 222 mil puestos de trabajo formales registrados de los cuales 139 mil son del propio sector privado, al tiempo que el monotributo y los asalariados no registrados constituyen las formas de inserción laboral de mayor importancia en los últimos dos años.
 
Por si esto fuera poco, los modelos que pregonan los funcionarios libertarios como objetivos a alcanzar por la Argentina, no hacen más que negar con la evidencia lo que el propio gobierno pregona para justificar lo que propone. Poner como ejemplo a seguir países como Paraguay o Perú, que prácticamente carecen de legislación laboral, resulta inentendible. Estos dos países exhiben, aún sin legislación laboral, niveles de informalidad superiores a los que hoy exhibe la Argentina.
 
Para frenar esta ofensiva hay que convocar a la sociedad a discutir la necesidad de relaciones laborales diferentes para un país distinto al que construye Milei. Para eso necesitamos relaciones laborales que se edifiquen en base a la redistribución del ingreso, la revalorización del trabajo y la necesidad de expandir derechos para todos aquellos que trabajan independientemente del tipo de inserción laboral que tengan.
 
La Opinión Popular
 

13-12-2025 / 09:12
El proyecto de país que perfila el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei tomó el aspecto de una sociedad sin derechos organizada por el mercado. El mercado elimina el concepto de soberanía y decidirá quién irá preso y quién se tomará vacaciones. A su vez, el mercado está organizado por una escala jerárquica según el poder económico.
 
O sea: la libertad de los libertarios es como la milanesa tucumana hecha con papel higiénico. Y de postre: inflación. Si alguno pensó que el esfuerzo valía la pena, el 2,5 de inflación -medido por un Indec que todo el mundo sabe trucho-- le dio una mala noticia: se quedó sin trabajo, se quedó sin empresa, y además tiene inflación.
 
En la misma semana asumió Joaquín Mogaburu como subsecretario de Derechos Humanos y se presentó el proyecto de reforma laboral en el Congreso. El nuevo funcionario es un personaje ligado a los represores y da cursos en los cuarteles sobre "memoria completa".
  
Mogaburu aboga por la conciliación y el perdón a los genocidas. El combo es coherente con el protocolo de seguridad que criminalizó la protesta social, el decreto que permitió a las fuerzas armadas intervenir en conflictos internos y la eliminación del derecho a huelga y otros derechos como lo estipula la reforma laboral enviada al Congreso.
 
Durante el mes hubo decenas de actos sobre derechos humanos en centros culturales, casas de la memoria y en plazas de todo el país. Y el jueves se realizó un festival en la Plaza de Mayo encabezado por Madres, Abuelas y el Serpaj de Adolfo Pérez Esquivel. Al mismo tiempo, la CGT anunciaba un acto público para oponerse al proyecto de ley enviado al Congreso.
 
No hay derechos humanos y no hay derechos laborales. No hay derecho a la protesta y no hay derecho que proteja contra la tortura y la violación como reclaman los que piden la libertad de torturadores y violadores que actuaron tras haber usurpado el Estado durante el golpe genocida. No hay sujetos de derecho en esta sociedad que conciben los libertarios y que ha sido votada por muchos que perderán los derechos que tenían.
 
Con el mercado se come, con el mercado se educa, con el mercado se cura. Si eso era difícil con la democracia, el mercado ni se lo plantea porque el único derecho que reconoce es el del que tiene más capital. El mercado habla de méritos, pero los derechos no se ganan. Los derechos implican también responsabilidades, pero no se ganan por méritos. Al menos la democracia reconoce que todos tienen derecho a comer, a la educación y a la salud. Después dependerá de los gobiernos proveer esos derechos.
 
Los libertarios inventaron una democracia con voto, pero sin derechos. Y los derechos son para todos porque son inherentes a la condición del ser humano. Si son para pocos, no califica. La democracia se construye sobre los derechos ciudadanos. Sin esos derechos básicos no hay sistema democrático. Este gobierno habla de democracia y libertad, pero cuando hace la milanesa, le pone papel higiénico en vez de libertad y democracia.
 

12-12-2025 / 10:12
El gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei mandó al Senado un proyecto de contrarreforma para eliminar derechos laborales, sindicales y de huelga que atrasa un siglo. Contra la Constitución desconoce hasta la jornada de 8 horas y el derecho a huelga. Redactado por los abogados de las grandes empresas, de Paolo Rocca, Galperin y Eurnekian, en cada rubro empeora la posición de los trabajadores. Perjudica también a monotributistas e informales y se propone financiar los despidos con la plata de los jubilados.
 
El gobierno libertario demoró la presentación de la contrareforma laboral, que no registra precedentes desde la dictadura genocida de 1976, para estirar los tiempos de negociación y definir cuán a fondo iría en su ofensiva contra los trabajadores y el sindicalismo. El proyecto que ingresó al Senado retoma lo peor de todas las versiones anteriores y lo condensa en 71 páginas y 191 artículos.
 
Enmascarada en una supuesta "modernización", la iniciativa retrocede más de un siglo y desconoce pilares básicos del derecho laboral como la jornada de ocho horas y restringe el derecho a huelga. Lejos de mejorar la vida de los trabajadores, crear empleo o incorporar a los informales al mercado formal, la reforma sólo busca abaratar costos para que el empleador pueda despedir y amplía la desprotección sobre el sector más débil.
 
Los especialistas coinciden en que "invierte la presunción de laborabilidad" perjudicando a monotributistas y trabajadores "independientes". El texto final del proyecto confirma la transferencia regresiva de los derechos de los trabajadores en favor del gran capital, debilita su capacidad de organización y faculta al empleador para modificar condiciones laborales según sus necesidades.
 
La reforma laboral, firmada por Milei, fue elevada al Congreso de manera errónea por parte de Gobierno. Legisladores opositores y abogados laboralistas cuestionaron el ingreso por el Senado, ya que la reforma laboral contiene un capítulo tributario que modifica impuestos centrales. Al respecto, la Constitución fija que toda ley de carácter impositivo debe originarse en Diputados.
 
La reforma laboral que impulsa Milei atrasa porque reinstala un modelo previo al propio nacimiento del derecho laboral. La abogada Natalia Salvo advierte que es "una novedad de museo que nos devuelve a un tiempo sin normas". El proyecto permite jornadas de hasta 12 horas, un retroceso a antes de la Ley 11.544, conquistada después de las huelgas y masacres de la Patagonia y la Semana Trágica.

También elimina ítems remunerativos para achicar aguinaldo y vacaciones, ahora fraccionadas como en etapas de precariedad anteriores a cualquier estándar moderno. Al mismo tiempo, remarca que la iniciativa desconoce los avances globales sobre las plataformas: mientras en Europa los tribunales y países como España o Portugal ya reconocen a esos trabajadores como dependientes, aquí se los deja en un limbo jurídico. Modernizar sería ampliar la protección, no recortarla. Con un 43 por ciento de informalidad, el proyecto empuja al país hacia un pasado sin resguardo, donde la relación laboral quedaba librada a la voluntad de la patronal.

Un Gobierno que miente en todo, presenta el argumento principal en la supuesta "creación de trabajo formal". Silogismo falaz, acaba de ser refutado por un hombre del gran capital, el abogado Julián de Diego. Dijo que "sin crecimiento, no habrá generación de empleo". Ese crecimiento se presenta, como promesa lejana, relato de un provenir etéreo, medido en décadas. Equiparada a Irlanda, Alemania, y otras naciones. Por ahora, lo que hay es recesión, inflación en alza y deuda. Cada vez más deuda.

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