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Sociedad e Interés General - 10-11-2024 / 06:11
10 DE NOVIEMBRE DE 1970

El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar

El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar
Comienza en la ciudad de San Miguel de Tucumán la segunda protesta de trabajadores y estudiantes contra el programa económico y social de la dictadura cívico militar que gobernaba al país desde 1966 y que por entonces encabezaba el general Roberto Marcelo Levingston.
El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar
El segundo Tucumanazo se inició el 10 de noviembre de 1970 y se extendió durante cuatro días, a lo largo de los cuales la población tomó una gran parte de la ciudad de San Miguel de Tucumán.


 
Se conoce como Tucumanazo a cada una de las tres puebladas insurreccionales ocurridas en la ciudad de San Miguel de Tucumán, capital de la provincia de Tucumán, entre 1969 y 1972. Los tres tucumanazos formaron parte de otras puebladas que sacudieron a la dictadura militar conocida como Revolución Argentina: "Rosariazo", "Cordobazo", "Mendozazo", etc., que marcaron la caída de Onganía, el general que pensaba quedarse 20 años en el poder.
 
Desde mediados de 1965, se inició en Tucumán una crisis azucarera que paralizó la producción y el trabajo, hundiendo las demás actividades económicas de tal forma que hasta el propio estado provincial entró en cesación de pagos. La miseria y desesperación del proletariado rural tucumano ocuparon rápidamente a la opinión pública nacional, mientras en la provincia se producían una serie de manifestaciones callejeras para enfrentar al gobierno, a la patronal industrial y a las fuerzas de seguridad.
 
En el conflicto confluyeron, además del propio quiebre económico de los ingenios y de la defensa gremial, factores ideológicos, generacionales y políticos -entre ellos la reivindicación del peronismo tras una década de proscripción-, lo que generó una dinámica social sin precedentes.
 
En Tucumán no se produjo el éxodo masivo de profesores que perjudicó a otras instituciones nacionales tras la intervención militar de 1966. Al rectorado de Virla le siguieron, hasta 1973, gestiones que pretendieron continuar su acción académica. El primer rector designado por Onganía inició su mandato estableciendo una veda política dentro de la UNT pero, en una provincia que comenzaba a advertir el fracaso del intento de reconversión productiva denominado Operativo Tucumán, la efervescencia se instaló también entre sus estudiantes y profesores. Entre 1969 y 1972 esa rebeldía convocó multitudinarias manifestaciones y violentos embates al régimen, conocidos como los "tucumanazos".
 
El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar 
 
El segundo Tucumanazo se inició el 10 de noviembre de 1970 y se extendió durante cuatro días, a lo largo de los cuales la población tomó una gran parte de la ciudad de San Miguel de Tucumán. La situación previa al estallido era de gran conflictividad sindical, política y estudiantil.
 
Uno de esos conflictos estaba relacionado por la insuficiencia del presupuesto e instalaciones del comedor estudiantil de la Universidad Nacional de Tucumán. La escalada del conflicto por el comedor llevó a los estudiantes de la Federación Universitaria de Tucumán (FUT) a tomar la decisión el 10 de noviembre, de cortar las calles en esquinas del comedor.
 
La represión policial fue rechazada por los estudiantes con apoyo de los sindicatos -especialmente la FOTIA- y la población, recurriendo a bombas molotov, palos, piedras y barricadas, generalizando los enfrentamientos por toda la ciudad. La pueblada escaló aún más debido al paro general nacional de 48 horas decretado por la CGT, los días 12 y 13 de noviembre.
 
Los manifestantes llegaron a tener control de un gran sector de la ciudad, estimado entre 64 y 90 manzanas. El último foco de conflicto se ubicó en el barrio de San Cayetano, recuperado finalmente por la policía atacando indiscriminadamente a los vecinos y destruyendo sus casas como escarmiento por el apoyo brindado al levantamiento. El segundo Tucumanazo provocó la renuncia inmediata del rector de la Universidad, Rafael Paz y tres meses después del interventor militar de la provincia, Carlos Imbaud.
 
Por Carlos Morales para La Opinión Popular
 
El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar
La represión policial fue rechazada por los estudiantes con apoyo de los sindicatos -especialmente la FOTIA- y la población, recurriendo a bombas molotov, palos, piedras y barricadas, generalizando los enfrentamientos por toda la ciudad.

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El 27 de octubre de 2010, en El Calafate, muere Néstor Carlos Kirchner. Una figura política decisiva en la Argentina de los últimos tiempos. Su muerte llegó en forma sorpresiva y además de generar intensos efectos emotivos, también provocó un fuerte impacto político.
 
Su Gobierno, el mejor desde el retorno de la democracia, generó un estilo que rescató la política del descrédito en que había caído, privilegió una decidida militancia social y juvenil, jerarquizó la figura presidencial y su autoridad, amplió el poder del Estado, reconstruyó la autonomía nacional. Significó un cambio total respecto al nefasto modelo neoliberal que se implantó con el golpe militar de 1976, se profundizó en la década de los 90 con el menemismo, explotó con la crisis de 2001 y terminó con el nefasto gobierno radical de la Alianza.
 
Hoy todos debemos reconocer de Néstor los logros concretos de su gestión, como: el crecimiento económico; el desarrollo de la industria nacional y la importante contracción de la tasa del desempleo; las mejoras salariales en la mayoría de las actividades, que superaron las proyecciones inflacionarias; el auge del consumo y el crédito; la ampliación de los beneficios jubilatorios para personas que no habían hecho aportes; la función activa del Estado desplazando al "mercado". Estableció un tipo de cambio alto para favorecer las exportaciones, dispuso tasas de interés bajas para promover la industria y aumentos reales de salarios para impulsar el mercado interno.
 
Además, el discurso reivindicativo, nacional y popular, frente a las grandes corporaciones empresariales y a organismos internacionales como el FMI; la renovación de la Corte Suprema; el concreto desendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional; la política de Derechos Humanos y la nulidad de las leyes de obediencia debida: la integración regional... Por todo esto, ya tiene un lugar en la historia, con toda justicia.
 
A pesar que en este proceso se colaron nichos de corrupción política, como consecuencia de una dilatada permanencia en el poder, el descuido en el reclutamiento de colaboradores y el escaso control de su irregular cuadro de funcionarios, que contravino objetivos y rumbo, la derecha gorila argentina utiliza esto para evitar la discusión política de fondo y negar la historia.
 
Jamás, hechos de corrupción de funcionarios puede ser la referencia esencial para juzgar gobiernos o etapas políticas. Siempre es más importante lo que hicieron y porque hicieron. La Privatización de YPF por Menem, la Reforma Laboral de De la rúa o el brutal endeudamiento de Macri son más dañinos que las coimas a algunos funcionarios. Los escándalos personales impactan en la gente común pero las grandes decisiones económicas y políticas gravitan mucho más.
 
El móvil actual de la operación cultural, política y mediática anti-kirchnerista es tapiar la discusión sobre las políticas públicas de Kirchner. Los medios lo ponen en manifiesto en todo momento para cubrir o conceder espacios secundarios a los terribles daños que causaron las medidas neoliberales de los gobiernos de Macri y Milei. Se concentran en aspecto del pasado para no hablar del presente. Pretenden ocultar los derechos populares alcanzados y la presente anulación de esos derechos.
 
Hoy, cuando se pretende minimizar o anular las realizaciones de Néstor Kirchner, lo cierto es que ha marcado un antes y un después. Es parte fundamental en la realidad argentina, vive en el corazón de su pueblo, porque puso nuevamente en marcha un proyecto político peronista transformador que forjó nuevos derechos, en la pelea por la igualdad y la equidad social, en la lucha permanente de la causa nacional y popular por: la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social, contra el neoliberalismo antipopular.

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Por Blas García   

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