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Sociedad e Interés General - 26-08-2024 / 05:08
ENTRERRIANO Y FEDERAL

La rebelión del gaucho Rivero en nuestras Islas Malvinas

La rebelión del gaucho Rivero en nuestras Islas Malvinas
En enero de 1833 el Reino Unido ocupó por la fuerza las islas Malvinas. De los gauchos y aborígenes acriollados que todavía vivían en las islas, un grupo de ellos se sublevó en desacuerdo con la nueva situación, el 26 de agosto de 1833, seis meses después de la invasión británica de las islas. Su líder era el gaucho entrerriano federal Antonio Rivero.
El 03 de enero de 1833 el Reino Unido ocupó por la fuerza las islas con la corbeta HMS Clio. El descontento cundía entre los gauchos, pues el capataz, el francés Jean Simon, con la excusa de la ocupación británica, intentaba extenderles las ya pesadas tareas campestres, entre otros excesos de autoridad.
 
Sumado a eso, se les abonaba no con dinero, sino con vales firmados por el propio ex gobernador Vernet, los cuales no eran aceptados por Dickson, el administrador de las islas, que a la vez también era el responsable de los almacenes.
 
Además, les prohibían alimentarse con el ganado doméstico, obligándolos a cazar animales asilvestrados. Los explotadores actuaban en perfecta armonía con Dickson, único representante de la corona británica presente en las islas.
 
De los gauchos y aborígenes acriollados que todavía vivían en las islas, un grupo de ellos se sublevó en desacuerdo con la nueva situación, el 26 de agosto de 1833, seis meses después de la invasión británica de las islas. Su líder era el gaucho entrerriano federal Antonio Rivero.
 
Los rebeldes estaban armados con facones, boleadoras, espadas, pistolas y mosquetes, en contraste con las pistolas y fusiles con los que contaban sus oponentes. Decidieron actuar por sorpresa, aprovechando la ausencia del teniente Lowe y sus hombres, que se habían alejado por mar en una expedición de caza de lobos marinos.
 
Fueron ejecutados el administrador del archipiélago William Dickson, Matthew Brisbane, Juan Simón, y otros dos colonos. Los ataques fueron llevados a cabo cuando las víctimas estaban a solas, para aprovecharse de la superioridad numérica. Posteriormente se instalaron los gauchos en la casa de la comandancia, impidieron el izado de la bandera británica durante los siguientes cinco meses, izando en su lugar una azul y blanca (colores entonces de la Bandera Argentina).
 
Las vidas del resto de los colonos, que eran criollos y de otras nacionalidades, fueron respetadas y -en espera de que las autoridades argentinas enviaran una fuerza naval para recuperar las islas- los confinaron en la isla Celebroña.
 
El 23 de octubre de 1833 atracó la goleta británica HMS Hopeful seguida por dos balleneras también británicas. Rehusaron a enfrentarse a los facciosos y decidieron en cambio reportar la situación a sus superiores del sector sudamericano, por lo que se retiraron. El 9 de enero de 1834, la HMS Hopeful regresó a la isla Soledad junto con la también británica HMS Challenger. El capitán Seymour despachó al teniente Henry Smith, e inmediatamente izaron la bandera británica.
 
Rivero y sus compañeros estaban en ese momento preparando una rudimentaria embarcación para dirigirse al continente. Recién el 21 de enero de 1834 los británicos lograron recuperar el control de Puerto Soledad. Los sublevados, muy superados en número y armamento, optaron por retirarse al interior de la isla. Smith, el oficial a cargo, ordenó la persecución de los sublevados, aunque no les resultó fácil capturarlos, necesitando enviar varias expediciones para obtenerlo.
 
Finalmente, la rebelión pudo ser controlada, lográndose apresar a todos los gauchos rebeldes. Los insurrectos fueron trasladados engrillados a la estación naval británica de América del Sur a bordo del HMS Beagle. Allí se les inició un proceso penal. Por motivos no bien documentados el almirante británico no se atrevió a convalidar el fallo y ordenó que Rivero y los suyos fueran liberados en Montevideo.
 
Rivero, incorporado en las filas del ejército federal por Juan Manuel de Rosas, muere el 20 de noviembre de 1845 combatiendo a los británicos en la Vuelta de Obligado.
 
Por Carlos Morales 

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08-06-2025 / 20:06
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¿Por qué conmemoramos el 09 de Junio como el Día de la Resistencia? Porque el 09 de junio de 1956 militares y civiles peronistas intentan recuperar el poder por las armas, desencadenando una sublevación encabezada por el general Juan José Valle, en contra de la dictadura militar oligárquica, antipopular y gorila, de la Revolución Libertadora. El alzamiento tiene varios focos: Avellaneda, La Plata, Campo de Mayo.
 
A nueve meses del derrocamiento de Juan Perón, la rebelión fue la respuesta natural del pueblo ante la agresión de los militares que en junio de 1955 bombardearon la Plaza de Mayo, asesinando a más de 300 personas y en septiembre del mismo año arrebataron el poder, iniciando una feroz persecución y represión de militantes y simpatizantes justicialistas.
 
El objetivo de la rebelión era exigir la vuelta al sistema democrático y la restauración de las conquistas sociales obtenidas por la clase trabajadora durante el gobierno peronista. El intento es abortado y concluye en un baño de sangre ordenado por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas.
 
No hubo juicio previo, ni derecho a defensa de ningún tipo, ni ninguna posibilidad de indulto, sino que la misma madrugada del alzamiento se empezó a ejecutar peronistas a mansalva, sin contemplaciones. Los gorilas encontraron múltiples formas para expresar el odio acumulado contra el peronismo. En total, son pasados por las armas 31 peronistas, Valle incluido.
 
En algunos casos se aplicó retroactivamente la Ley Marcial a quienes habían sido detenidos con anterioridad a su dictado, en otros se pasó por sobre la cosa juzgada, en otros no se tomó en cuenta el desistimiento de la acción armada; en otros se aplicó la Ley Marcial  cuando ya no estaba en vigencia. Se trató, en definitiva, de un asesinato bárbaro, arbitrario e ilegal.
 
En sus MemoriasRojas cuenta que sabían que se estaba organizando el movimiento de Valle, y prepararon esos decretos dejándolos sin fecha para poder comenzar a fusilar en forma inmediata. No fueron los fusilamientos una reacción violenta frente a hechos violentos, fueron un acto criminal premeditado fríamente.
 
En el Museo Histórico del Ejército puede verse, en los legajos de los fusilados, la orden reservada cursada a los puestos fronterizos, mucho antes de que el levantamiento comenzase, para que no se les permitiese salir del país, sólo se esperaba la oportunidad para justificar las muertes que ya estaban decididas. Los fusilamientos de civiles peronistas en los basurales de José León Suárez, doce hombres son ejecutados y cinco mueren en el basural, serán inmortalizados, gracias al testimonio de los sobrevivientes, por Rodolfo Walsh en su libro "Operación Masacre".
 
Los 31 mártires y héroes, ajusticiados en las mazmorras de la dictadura de la Revolución "Fusiladora" y masacrados en oscuros basurales, son un ejemplo del coraje y la valentía de los patriotas peronistas que lucharon sin claudicaciones y señalaron el camino de la rebelión contra la dictadura oligárquica y la opresión.
 
En esas luchas y en esos muertos reconocemos nuestro fundamento, nuestro patrimonio, nuestra tradición, nuestra historia, y lo que debemos realizar: esa revolución nacional y popular, incumplida y traicionada, pero viva en el corazón de la amplia mayoría de los argentinos.
 
 Reivindicando a Néstor Kirchner 
Por Blas García 

08-06-2025 / 07:06
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