Por orden de Moreno, Castelli y French fusilan a Liniers y a otros militares sublevados
Santiago de Liniers, protagonista de una trágica historia. Héroe de las invasiones inglesas, virrey popular y contrarrevolucionario que pagó con su vida el defender al rey español. En la imagen: Fusilamiento de Liniers y otros militares sublevados.
Tras la Revolución de Mayo, Liniers se sintió nuevamente el "salvador" de la corona española. Quedó atrapado en esa posición y perdió la vida. Retrato de Santiago de Liniers, héroe de la Reconquista de Buenos Aires.
Santiago Antonio María de Liniers y Bremond fue un noble y militar de origen francés, que por su destacada actuación en las dos fallidas Invasiones Inglesas, fue nombrado virrey del Río de la Plata entre 1807 y 1809. En 1810, cuando ya estaba preparado para regresar a España, llegó a Córdoba la noticia de la Revolución de Mayo. Instigado por su amigo y gobernador de la Intendencia de Córdoba del Tucumán, Juan Gutiérrez de la Concha, Liniers se unió al grupo que pretendía oponerse a la Primera Junta surgida de la Revolución de Mayo.
Mientras algunos de sus conocidos independentistas de Buenos Aires lo exhortaban a que se sumara al movimiento, el mismo Cisneros lo instó a oponerse a la Junta revolucionaria. Los preparativos de la contrarrevolución en Córdoba llegaron a verse muy avanzados, alcanzando a reunir 1.500 hombres. Pero cuando el 21 de julio llegó a la jurisdicción de Córdoba la Primera expedición auxiliadora al Alto Perú del revolucionario Francisco Ortiz de Ocampo, sus soldados desertaron en masa sumándose a la revolución.
Los líderes contrarrevolucionarios huyeron hacia el norte pero fueron alcanzados por las avanzadas del ejército patriota comandadas por Antonio González Balcarce. Ya el 28 de julio la Junta había decidido el fusilamiento de los cabecillas; sólo Manuel Alberti, por ser sacerdote, se abstuvo de firmar la orden.
Sin embargo, Ocampo no cumplió con la orden de ejecución, ya que había sido compañero de armas de Liniers durante las Invasiones Inglesas. El Cabildo de Córdoba, ya en mano de los revolucionarios, decidió entonces enviar a los presos a Buenos Aires. Los miembros de la Junta se sorprendieron, ya que significaba regresarlo a la ciudad que lo tenía por un héroe, lo que podía suponer un gran peligro.
Juan José Castelli fue el elegido para decirle en la cara a Cisneros que se acababa su virreinato; fue el elegido para armar la patrulla que fusiló en Córdoba a Liniers, el héroe de la reconquista; fue el elegido para improvisar un ejército en el Norte, siendo abogado, y tras la derrota en Huaqui, fue el elegido para ir preso y soportar un juicio.
Juan José Castelli salió a su encuentro con orden terminante de fusilarlos: "Vaya usted -le dijo Mariano Moreno a Castelli- y espero que no incursione en la misma debilidad que nuestro general (Ocampo)... iré yo mismo si fuese necesario..."
El 26 de agosto, en el Monte de los Papagayos, cercano a la posta de Cabeza de Tigre, cerca de la actual Los Surgentes en el sudeste de Córdoba, Liniers, héroe de la Invasiones Inglesas, fue fusilado junto con los demás jefes de la resistencia española. El pelotón que arcabuceó a los contrarrevolucionarios fue dirigido por el coronel Domingo French. ¿Una muerte injusta? Lo real es que, tras la Revolución de Mayo, Liniers se sintió nuevamente el "salvador" de la corona española. Quedó atrapado en esa posición y perdió la vida.