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Internacionales - 17-07-2024 / 07:07
EL 17 DE JULIO DE 1980, EN BOLIVIA

Lidia Gueiler es derrocada por un golpe de Estado con apoyo de militares argentinos

Lidia Gueiler es derrocada por un golpe de Estado con apoyo de militares argentinos
Lydia Gueiler Tejada fue presidenta de la República de Bolivia desde 1979 hasta 1980, convirtiéndose en la primera mujer en presidir su país.
El 17 de julio de 1980, el general boliviano Luis García Meza derroca a Lidia Gueiler, en un golpe de Estado que cuenta con el apoyo de militares argentinos. Con la asonada, el nuevo dictador busca evitar la asunción como presidente de Hernán Siles Zuazo. La represión comienza el mismo día del golpe, con la desaparición de Marcelo Quiroga Santa Cruz, líder socialista, cuyo cuerpo nunca apareció.
 
García Meza gobernó un año. Siles Zuazo pudo asumir como presidente constitucional en 1982. El militar abandonó el país cuando comenzó el juicio por el crimen de Quiroga Santa Cruz. Detenido en Brasil, regresó para cumplir una condena a treinta años, a la que se sumó otra por su rol en el Plan Cóndor, la red represiva de las dictaduras del Cono Sur. Murió en 2018.
 
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Luis García Meza Tejada fue un dictador, militar y general de división boliviano, quincuagésimo séptimo Presidente de facto de Bolivia desde el 17 de julio de 1980 hasta su renuncia del 4 de agosto de 1981. Su gobierno forma parte del periodo de los Gobiernos militares en Bolivia (1964-1982).
 
Tras el triunfo del ex presidente Hernan Siles Zuazo en las Elecciones presidenciales de Bolivia de 1980, García Meza impidió que este lograra tomar posesión derrocando a la presidenta constitucional transitoria Lidia Guéiler Tejada, como general de División y comandante de las Fuerzas Armadas de Bolivia lideró el golpe de Estado del 17 de julio de 1980.
 
En febrero de 1986, el entonces Congreso Nacional, actualmente Asamblea Legislativa Plurinacional, determinó la existencia de indicios de culpabilidad de Luis García Meza y estableció la necesidad de iniciar un juicio a él y a sus colaboradores más cercanos por diferentes crímenes entre ellos: el asesinato de Marcelo Quiroga Santa Cruz, Carlos Flores Bedregal y Gualberto Vega Yapura durante el asalto a la COB,? delitos de corrupción y narcotráfico.
 
La Corte Suprema de Justicia de Bolivia abrió un juicio de responsabilidades en su contra, huyó del país durante la primera etapa del juicio, siendo condenado en ausencia el año 1993 a 30 años de cárcel.3? El 11 de marzo de 1994, fue capturado por la Policía Federal del Brasil en la ciudad de São Paulo. El proceso de extradición desde Brasil a Bolivia, duró casi un año en la Corte Suprema de Justicia de Brasil que finalmente aprobó la extradición.
 
García Meza llegó a La Paz el 15 de marzo de 1995, desde donde fue trasladado inmediatamente a la cárcel de máxima seguridad de Chonchocoro para cumplir su condena. En enero de 2017 el Tribunal de Roma lo condenó a cadena perpetua por delitos cometidos contra italo-americanos durante la operación represiva denominada Plan Cóndor llevada a cabo por gobiernos dictatoriales de América Latina.? García Meza falleció el 29 de abril de 2018 a causa de complicaciones cardiacas sin haber cumplido la totalidad de su condena.
 
Fuente: Wikipedia

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"¡Si son terroristas, fusílenlos!". La orden de eliminar a decenas de hombres, mayoritariamente jóvenes, cuando ya habrían sido reducidos, en los morros de Rio de Janeiro, parece haber sido impartida desde lo alto del poder. A los 64 muertos el martes en un operativo policial se sumaron otros 68. Con los cuerpos recuperados ayer, el número de muertos por la masacre perpetrada por la policía racista del gobernador ultra derechista Cláudio Castro ha llegado a 132. Estas cifras ya son más altas que las de la Masacre de Carandiru, y todavía hay informes de personas desaparecidas. Fue la peor matanza policial de la historia en la guerra contra el narco.

Los cuerpos de esas más de 60 víctimas fatales fueron encontrados por vecinos durante la madrugada de este miércoles en un área de floresta llamada Mata da Vacaria, un laberinto verde por donde los presuntos miembros del cártel Comando Vermelho intentaban darse a la fuga. Uno de los encargados del traslado de los cadáveres hasta la zona urbanizada de las favelas del Complexo da Penha, fue Raul Santiago. "En 36 años de favela, pasando por varias matanzas, nunca ví nada parecido a lo que estoy viendo hoy. Brutal. Esto es algo nuevo".

Según moradores que hablaron sin dar sus nombres al diario O Globo, algunos cuerpos tenían perforaciones de bala en la nuca, varios estaban con las manos amarradas. Signos de que fueron eliminados sin presentar resistencia. Cubiertos con mantas o lonas improvisadas, los cadáveres fueron depositados uno al lado del otro, en la Plaza San Lucas, de la favela Complexo da Penha. Allí también había muertos del Complexo do Alemão, donde están las otras comunidades atacadas por la Policía Militar. Junto a los cuerpos decenas de vecinos iban del desconsuelo a la indignación.

Las imágenes de ese velorio colectivo realizado en la mañana de este miércoles, se instaló en los canales de noticias locales, y después en los globales, que un día antes habían dedicado amplio espacio al Megaoperativo Contención, llevado a cabo por 2500 mil policías. El número de muertos el martes fue sesenta y cuatro mientras que los fallecidos en una supuesta, aún no confirmada, ejecución sumaria, en las primeras horas del miércoles, ascendió a sesenta y ocho según la Auditoría Pública. Dando un total de ciento treinta y dos. Para el gobierno de Rio de Janeiro, gestionado por Claudio Castro, el número de muertos entre martes y miércoles llegó a ciento diecinueve.

Castro, marioneta al servicio de los intereses del ex presidente, Jair Bolsonaro, y su clan familiar, declaró que el operativo más sangriento de la historia en las comunidades del norte carioca fue "un éxito", y sólo lamentaba la muerte de "cuatro" víctimas: los policías fallecidos en los tiroteos con el Comando Vermelho. Las expresiones del gobernador bolsonarista fueron repudiadas por organismos de derechos humanos y la bancada de diputados del PT, que lo indicó como uno de los culpables de la "masacre".

Este caso de violencia extrema en los morros coincide con el discurso bolsonarista sobre el combate al narcoterrorismo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmó estar horrorizada por los hechos. "Esta operación mortal refuerza la tendencia de consecuencias letales extremas de las operaciones policiales en las comunidades marginadas de Brasil", indicó en una publicación en redes sociales la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por Volker Turk.

El presidente Lula llamó a "combatir el crimen organizado" con un trabajo coordinado "sin poner en riesgo a policías, niños y familias inocentes".

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