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Nacionales - 14-07-2024 / 08:07
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Javier el Loco Milei en graves problemas: sin buenas noticias, sin dólares y sin confianza

Javier el Loco Milei en graves problemas: sin buenas noticias, sin dólares y sin confianza
El dólar blue superó la barrera psicológica de los 1500 pesos antes de lo que se esperaba, en una clara aceleración de los tiempos de deterioro del plan económico. Las otras cotizaciones también empujan todos los días al alza y la brecha con el dólar oficial ya está en 60 por ciento, un valor que ya era complicado en el marco de programas heterodoxos, como sucedió durante el gobierno del Frente de Todos, pero que para el experimento que conducen Javier "el Loco" Milei y Luis "Toto" Caputo, anclado exclusivamente en el frágil consenso de que estamos mal pero vamos bien, puede resultar fatal en un plazo cortísimo.
Aunque los aparatos de comunicación oficiales y paraoficiales intentaron imponer una lectura positiva de la inflación de junio, la interrupción del camino a la baja que se venía trazando desde febrero pone en cuestión el mandato principal de un gobierno escaso de logros y minado de internas explosivas.
 
El dólar blue superó la barrera psicológica de los 1500 pesos antes de lo que se esperaba, en una clara aceleración de los tiempos de deterioro del plan económico. Las otras cotizaciones también empujan todos los días al alza y la brecha con el dólar oficial ya está en 60 por ciento, un valor que ya era complicado en el marco de programas heterodoxos, como sucedió durante el gobierno del Frente de Todos, pero que para el experimento que conducen Javier "el Loco" Milei y Luis "Toto" Caputo, anclado exclusivamente en el frágil consenso de que estamos mal pero vamos bien, puede resultar fatal en un plazo cortísimo.
 
No es muy distinto a lo que sucede con la inflación de 4,6 por ciento que informó el viernes el INDEC. Aunque los aparatos de comunicación oficiales y paraoficiales intentaron imponer una lectura positiva de ese dato, comparándolo con previsiones más pesimistas de algunas consultoras, la interrupción del camino a la baja que se venía trazando desde febrero pone en cuestión el mandato principal de este gobierno.
 
Sólo la promesa de un país libre de inflación sostiene el apoyo que aún recibe Milei en un sector importante, si no mayoritario de la población. Esa esperanza es la piedra sobre la que se cimienta toda esta experiencia política.
 
Si terminar con la inflación es la condición no negociable del contrato entre el gobierno y su electorado, levantar el cepo ocupa el mismo rol en la relación con el círculo rojo. En ese rubro las novedades tampoco son alentadoras.
 
Las reservas permanecen en niveles bajísimos en el momento del año en que deberían ser más altas. El campo no liquida sus exportaciones, que se acumulan en silobolsas al costado de la ruta en la zona núcleo. Los organismos internacionales demoran la ayuda que Milei y Caputo descontaban desde el verano. Con cepo no llegarán grandes inversiones. Las fichas, módicas, están todas puestas en el blanqueo.
 
La estatización del rulo financiero habilitado por la brecha es, por ahora, el último volantazo de política monetaria sobreactuada en el intento de frenar la corrida que comenzó hace dos semanas después de otro volantazo similar.
 
El Banco Central vende por 1400 pesos al sistema financiero los dólares que compró a 900 a los exportadores. Lo que busca es cerrar la brecha interviniendo en el contado con liqui y al mismo tiempo secar la plaza de pesos para que, cuando se levante el cepo, no haya plata para huir a otras monedas. El costo volverá a pagarlo la economía real, que tendrá por delante varios meses más de desierto, en el mejor de los casos.
 
Al venderse por una ventanilla los dólares que compra en la otra, la acumulación de reservas va a tender a cero a medida que se achique la brecha. Sin divisa en las arcas del Banco Central no solamente se profundizará la depresión de la actividad sino que probablemente entren en crisis la desinflación y el superávit, lo que a su vez volverá a presionar por nuevas devaluaciones y una mayor brecha, etc.
 
El segundo problema más importante que tiene el plan económico de Milei y Caputo es que no consigue dólares y tiene por delante vencimientos de deuda impagables. Es cuestión de semanas hasta que la palabra default vuelva a ponerse de moda.
 

 
El problema más importante que tiene el plan económico es que está perdiendo la confianza de los que financian la fiesta. Para evitarlo, el gobierno hace anuncios cada vez más grandilocuentes, cada vez con más frecuencia, para lograr un efecto cada vez menos satisfactorio, como le pasa a los adictos.
 
Primero fue la aprobación de la ley de bases, luego la conferencia de prensa de Caputo, después la designación de Federico Sturzenegger en el gabinete. Los mercados no reaccionaron de la manera esperada. Habrá que esperar hasta el lunes pero nada indica que después del anuncio de este torniquete las cosas vayan a ser diferentes.
 
El sistema está perdiendo la confianza en el gobierno por cinco motivos. El primero es la falta de resultados. Sin ir más lejos, el propio Milei prometía, en el verano, que para mitad de año no habría cepo.
 
El segundo son las inconsistencias. Por ejemplo: nadie pudo explicar, todavía, cuál es el plan para bajar diez puntos el impuesto PAIS en septiembre sin que eso haga volar por el aire al superávit flojo de papeles que sostiene toda la estructura narrativa del gobierno. O por qué el presidente dice que levantará el cepo a fin de año porque la inflación va a tender a cero mientras publica un adelanto del presupuesto 2025 que proyecta entre 4 y 5 por ciento mensual.
 
El tercer motivo es el propio Caputo, reconocido como timbero y con el prontuario de haber causado pérdidas importantes por mala praxis durante su paso anterior por la función pública.
 
El cuarto son las mentiras que dice. Esta semana el ministro de economía dio una entrevista radial en la que incurrió repetidamente en datos falsos. Dijo, por ejemplo, que durante esta gestión "el dólar subió apenas 16 por ciento", cuando en realidad el oficial saltó de 380 a 940 (un 247 por ciento) y el blue de 990 a 1500 (un 50 por ciento). También anunció una negociación con el Fondo Monetario Internacional que el mismo organismo desmintió horas más tarde.
 
Caputo, que a principios de junio había dicho ante el Latam Economic Forum que el país ya estaba en "franca recuperación" ahora moderó su entusiasmo pero sigue diciendo que ve "claros síntomas de recuperación". Los índices de consumo, de industria y de construcción muestran lo contrario.
 
También dijo que se pudo "salir de terapia intensiva sin haber estallado en crisis". Esta semana se conocieron dos datos que le discuten esa percepción. Desde diciembre se destruyeron más de diez mil PyMEs, de acuerdo a la cámara Enac. Y un informe de la Bolsa de Rosario apuntó que el consumo de carne vacuna en Argentina es el más bajo en un siglo.
 
El quinto y último motivo que dilapidó la confianza en el gobierno fueron los compromisos incumplidos. La deuda con las energéticas se sigue acumulando, aunque Caputo había prometido regularizar la situación.
 
En plena ola polar las facturas son varias veces más altas que el año pasado, no obstante lo cual el Estado está volcando al sistema una cantidad de subsidios récord, que engrosan o bien el déficit o bien la deuda. La eliminación de la prioridad de autoabastecimiento sumado a la dolarización del servicio agrega volatilidad e incertidumbre ante cualquier salto del precio internacional de los hidrocarburos. La tormenta perfecta.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

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22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
La Opinión Popular
 

21-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump hizo un demoledor diagnóstico sobre la desatrosa situación económica en la Argentina para justificar el "rescate" al gobierno anarco capitalista de Javier "el Cipayo" Milei, un tema que le está generando muchas críticas internas. "No tienen nada, están muriendo", afirmó el presidente. Con ese análisis, el swap no alcanzó, caen las acciones y el dólar quedó a 1% de la banda.
 
Cuestionado por una periodista por la posibilidad de que EEUU compre carne argentina, una medida que perjudicaría a los productores estadounidenses como ya pasó con la soja, Trump se ofuscó y respondió: "Señorita usted no sabe nada de esto, Argentina está luchando por su vida". "Están luchando por su vida. A Argentina no los beneficia en nada. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando muy duro por sobrevivir, están muriendo", justificó Trump. Lo dijo a pesar de que no se vean cadáveres en las calles.
 
Trump dijo que intentará ayudar a la Argentina a "sobrevivir en un mundo libre" porque le "gusta" el presidente Milei. "Creo que está intentando hacerlo lo mejor que puede, pero no hagas que parezca que lo están pasando bien, están muriendo. Están muriendo", lanzó. Se trata de la segunda vez en menos de una semana que el presidente de EEUU intenta ayudar al chupamedia Milei, pero lo termina hundiendo.
 
El martes pasado, durante la reunión en la Casa Blanca, le reiteró el apoyo, pero advirtió que está atado al resultado de las elecciones del 26 de octubre. "Si pierde, no seremos generosos con la Argentina", dijo Trump generando un desplome en los mercados. El gobierno de Milei tuvo que salir a aclarar por todos lados que se refería a las elecciones de 2027, pero Trump reiteró en sus redes que se refería a las de medio término. Días después, Milei se enojó con un periodista que le preguntó sobre esa frase y enojado respondió que fue malinterpretada por el Grupo Clarín.
 
Las palabras del mandatario yanqui obligaron a una rápida reacción oficial. El vocero presidencial, Manuel "Cara de Piedra" Adorni, buscó relativizar el impacto y pidió "entender el contexto". Sin embargo, terminó admitiendo que "claramente no somos un país al que le vaya bien", al enumerar inflación mensual del 2%, riesgo país en torno a los 1.000 puntos y un clima electoral enrarecido.
 
El Banco Central (BCRA) firmó el acuerdo de swap con EE. UU. por U$S 20.000 millones. A pesar del anuncio, el riesgo país se ubicó por encima de los 1000 puntos, los ADRs de empresas argentinas cayeron hasta 5% y el dólar cerró en $1495. Otro anuncio de la Secretaría de Finanzas, de toma de deuda con el JP Morgan, hizo revertir algo la caída de bonos. No alcanzó con el Tesoro, se suman los "bancos internacionales amigos" al saqueo y la rapiña.
 
Mientras Trump describió a la Argentina como un país "sin dinero" y "peleando por sobrevivir", la respuesta libertaria se redujo a relativizar el golpe y aceptar, a medias, el diagnóstico externo. Como sea, el mercado parece ya no creer en las promesas de ayuda de Trump y espera hechos concretos. Ni siquiera las intervenciones de Scott Bessent comprando pesos han logrado frenar la volatilidad del dólar.
 
La Opinión Popular
 

20-10-2025 / 10:10
La relación entre José Luis Espert y Fred Machado, el acusado por narcotráfico que financió su campaña presidencial en 2019, sigue complicando a La Libertad Avanza, aunque el economista, al que todavía defiende Javier "Cipayo" Milei, ya no encabeza la lista libertaria oficialista. En el último reportaje que otorgó el día que se confirmó su extradición a los Estados Unidos, se reveló el mensaje que Machado le pasó al Gobierno. Soltó una bomba que hizo temblar a más de uno en La Rosada.
 
En una entrevista de ocho horas con la periodista Caro Fernández, de Splendid AM 990, lanzó una advertencia que suena a ultimátum: "Si hablo, se cae el país". Con la extradición a Estados Unidos autorizada por la Corte Suprema, Machado no se guardó nada y apuntó directo al corazón del poder libertario, salpicando a figuras como José Luis Espert, Patricia Bullrich y Alberto Weretilneck con acusaciones que, de probarse, podrían destruir al Gobierno de Javier Milei.
 
El empresario, con un tono que mezcla bronca y desesperación, mandó un mensaje filoso a Santiago Caputo, estratega clave de Milei: "A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". La respuesta fue: "Mensaje recibido". ¿Qué sabe Machado que pone tan nervioso al entorno presidencial?
 
Con Espert, su exaliado, no fue menos duro. Financió su campaña en 2019, pero ahora lo acusa de darle la espalda. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", dijo, recordando una advertencia que le hizo en marzo de 2021 sobre los riesgos que corrían. "Le expliqué que irían por él. Pero no me escuchó", disparó con amargura.
 
Las acusaciones también alcanzaron a Patricia Bullrich. Según Machado, habría una triangulación de fondos para su campaña presidencial de 2023, con más de 3 millones de pesos movidos a través de una empresa de la familia Bada Vázquez, de los cuales al menos 215.000 pesos habrían ido a parar a su campaña.
 
Sobre Weretilneck, señaló un supuesto entramado de negocios en Río Negro, con permisos de explotación de arenas silíceas otorgados a Claudio Cicarelli, presunto testaferro del gobernador.
 
En un intento por limpiar su nombre, Machado insistió: "Es una cuestión de plata, no de droga". Sin embargo, la noticia de su extradición lo desmoronó. Entre el ladrido de sus perros y la tensión del momento, suplicó a Fernández: "No me dejes solo". Horas después, un operativo policial lo trasladó para enfrentar su destino en Estados Unidos.
 
La Opinión Popular
 

19-10-2025 / 08:10
Entre el colapso económico, la pérdida de relato y el avance de sus propios aliados, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el tramo final de la campaña convertido en símbolo de su propio fracaso: un presidente sin respuestas, cercado por la realidad y por quienes financiaron su ascenso. El plan "llegar" se quedó sin nafta cuando todavía falta una semana para alcanzar la meta. La impotencia es la tónica en la recta final antes de unas elecciones que se convirtieron en un delicado plebiscito sobre el futuro del gobierno y del país.
 
El proyanqui Milei volvió de Washington DC con una hoja que dice "amigo" y el fibrón que usó Donald Trump para estampar esa dedicatoria. A su regreso dio dos entrevistas en las que se peleó con sus interlocutores (le dijo "marxista" a Eduardo Feinmann y a Esteban Trebucq que le hacía el "caldo gordo a los psicópatas kirchneristas") y confesó que no tiene una solución para los problemas de los argentinos.
 
- El ochenta por ciento apenas si puede llegar a fin de mes y el sesenta por ciento, setenta, llega al día veinte. Les falta dinero en el bolsillo.
- ¿Qué quiere? ¿Que lo emita?
- No, yo no...
- A ver, entonces, emitiendo no se arregla. ¿Cómo quiere que lo arregle? Vamos, dígame. ¿Cómo le pongo plata a la gente?
- El economista es usted.
- No, bueno, pero digo o sea, a ver, digamos.
 
Un día más tarde insistió:
 
- ¿Y la gente que no puede esperar, presidente?
- A ver. A ver, pero, de vuelta. Te hago una pregunta, no puede esperar, a ver, ¿cómo lo resolvemos?
- Es que yo no lo sé.
- No, bueno, entonces.
- Sólo le pregunto.
- No, bueno, pero si vas a hacer el punto, digamos, a ver, empecemos a discutir cómo se resuelve.
 
Para Milei la escasez y la mala calidad de vida de millones de personas es en todo caso un problema intelectual, teórico, en el que no tiene demasiado interés. Dos años después de asumir le sugiere a su interlocutor (no un funcionario, no un asesor, ni siquiera un consultor sino un periodista en el contexto de una entrevista televisiva en vivo) que empiece la discusión.
 
Decir que no le quita el sueño sería una exageración: ni siquiera lo considera un problema, algo que deba resolver. La economía se encargará de hacerlo, cuando deje de existir el riesgo kuka. Suena estúpido, pero es exactamente el argumento presidencial, palabra por palabra.
 
Para la mayoría de los argentinos se trata en cambio de una cuestión muy concreta, a veces de vida o muerte. Este miércoles, en Congreso, en la marcha semanal por el reclamo de una mejora en las jubilaciones, una pareja daba su testimonio a las cámaras de televisión.
 
Él está atravesando un tratamiento contra el cáncer, le sacaron la cobertura de los remedios para aliviar los dolores y los vómitos cuando le hacen quimioterapia. En el hospital sólo le entregan la mitad. Desde los estudios, la cronista sugiere que den un "alias" bancario para recibir transferencias de gente que pueda ayudarlos. No tienen teléfono: tuvieron que venderlo para comprar medicinas. Milei no tiene una respuesta para ellos ni va a tenerla. 
 

18-10-2025 / 09:10
Un 17 de octubre en la recta final de una campaña electoral, donde dos de sus figuras principales son el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent por el oficialismo y por la oposición la expresidenta Cristina Kirchner con prisión domiciliaria. Que dos de las figuras que más pesan en una puja electoral sean el ministro de Economía de una potencia extranjera y la principal dirigente de la oposición proscripta, constituye un síntoma de descomposición del sistema político.
 
Con las ventas de dólares del Tesoro de los Estados Unidos y con una catarata de mensajes con promesas de campaña, Bessent se puso al hombro la campaña del oficialismo. Prometió como si fuera candidato, pidió el voto para las listas de los falsos libertarios y aseguró que, si ganaban los seguidores de Javier "el Cipayo" Milei, Argentina sería bendecida por Estados Unidos. El gobierno casi no mostró sus candidatos. El yanqui Bessent ha sido hasta ahora su carta principal.
 
La intervención del alto funcionario norteamericano no fue oculta, sino que ha sido pública, ciertamente impúdica, y en situaciones normales se juzgaría como intervencionismo de una potencia en la política interna de otro país. Lo paradójico ha sido que no fue una intervención impuesta o forzada, sino solicitada por el mismo presidente Milei.
 
Si el oficialismo no tiene candidatos más fuertes que el ministro de Economía de una potencia extranjera y, si al mismo tiempo, la principal dirigente de la oposición fue encarcelada, son datos muy fuertes que al cruzarlos inducen a pensar que la expresidenta fue proscripta porque sus adversarios son incapaces de generar un liderazgo similar y tienen que recurrir a una potencia extranjera que cobrará caro por su intervención.
 
La intervención de Bessent puso en evidencia la falta de propuestas del oficialismo que, de esta manera, lo único que se le ocurrió fue ofrecer una dependencia ruinosa en lo material e indigna en lo moral. La dependencia colonial del gobierno con Washington es evidente porque es el único recurso que tiene en política y en la economía.
 
Los últimos diez días mostraron a un gobierno desesperado en esa dependencia. Todo el equipo económico -la mayoría de ellos tienen residencia en Estados Unidos- en procesión entre Washington y Nueva York para rogar por ayuda. Como si fueran creyentes que le piden a la virgen de Luján. Con la diferencia que Estados Unidos no es la virgen y cobrará caro cada gesto.
 
La falta de cuadros políticos, de dirigentes y candidatos en el oficialismo agrandó aún más el liderazgo que mostró Cristina Kirchner en la convocatoria al acto de ayer. La expresidenta planteó que así como en 1945, la consigna fue "Braden o Perón", en las próximas elecciones se trata de "Milei o Argentina".
 
Mientras la multitud se congregaba en Constitución, frente al edificio donde Cristina Kirchner permanece prisionera, el oficialismo tenía dificultades para reunir un puñado de simpatizantes en Caseros, en el conurbano. Al mismo tiempo se juntaba a protestar un grupo espontáneo de vecinos y se repitió la escena que frustró la mayoría de los actos de campaña de Milei.
 
El presidente se movilizó en helicóptero y alcanzó a explicar con un megáfono que no había que abandonar en mitad del río. Su discurso se resumió en que hace falta más esfuerzo. Pero el presidente estuvo pocos minutos y no hizo la caminata que estaba prevista. Reaccionó a la defensiva tras un discurso a la defensiva: "Hay que aguantar".
 

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