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Sociedad e Interés General - 11-06-2024 / 07:06
11 DE JUNIO DE 1982

El papa Juan Pablo II visitó la Argentina en el marco de la Guerra de Malvinas

El papa Juan Pablo II visitó la Argentina en el marco de la Guerra de Malvinas
Juan Pablo II llega a la Argentina, en lo que representa la primera visita de un papa al país. Arriba en condiciones dramáticas, con los combates terrestres en las islas Malvinas, cuando faltan 72 horas para que se produzca la rendición del general Menéndez. Karol Wojtyla oficia misa en la Catedral y se reúne con la Junta Militar en la Casa Rosada. Por la tarde celebra una misa multitudinaria en Luján ante 700 mil personas. Al día siguiente, reúne a otros dos millones al pie del Monumento de los Españoles. Ese 12 de junio se despide del dictador Leopoldo Galtieri y regresa a Roma.
El 02 de abril de 1982 la Argentina recupera las Islas Malvinas, lo que desencadena la reacción británica y sobreviene la guerra entre la Argentina y el Reino Unido. En esos días se conoce la noticia de que el 28 de mayo el Papa haría una visita apostólica a Gran Bretaña. Es entonces cuando Juan Pablo II decide, fuera de todo programa y sin preparación alguna, una visita fugaz a la Argentina.
 
En Gran Bretaña, Juan Pablo II trató de convencer a la entonces primer ministra Margaret Thatcher que abandonara las Islas Malvinas pues temía que un colapso del régimen militar en Argentina podría muy bien conducir a un gobierno de izquierda bajo la influencia de la entonces Unión Soviética.
 
Si bien el papa polaco había adoptado el papel de mediador honesto entre los dos países, quizás condicionado por su pasado anticomunista, tenía temores que una derrota militar de Argentina significara el fin de la dictadura de derecha en favor de un gobierno de izquierda que permitiría el avance del dominio soviético en la región. Pero, Thatcher se mantuvo firme insistiendo que las tropas argentinas debían regresar al continente y abandonar las islas.
 
El 11 de junio de 1982, en el marco de la Guerra de las Malvinas, el papa Juan Pablo II visitaba la Argentina. Esta visita constituyó un acontecimiento nunca visto en el país y tal vez la mayor concentración de gente que haya recibido el Papa en sus trece visitas.
 
En la Casa Rosada, fue recibido por el Presidente y tuvo un encuentro con los miembros de la Junta Militar. Después de una conversación a solas con el dictador militar Galtieri, de unos 20 minutos, el Pontífice pronunció el discurso de despedida que concluyó con un "¡Hasta la vista!".
 
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En el marco de la Guerra de las Malvinas, el papa Juan Pablo II visitó la Argentina

A las 8.50 horas del 11 de junio de 1982, aterrizó en el aeropuerto internacional de Ezeiza el avión que lo conducía. El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Juan Carlos Aramburu y el nuncio apostólico subieron a la aeronave a darle bienvenida. Luego de besar el suelo, fue recibido por el presidente de la Nación, General Leopoldo Fortunato Galtieri y por autoridades civiles y militares.
 
Durante los 40 kilómentros de su viaje hacia la catedral de Buenos Aires por las autopistas Ricchieri y 25 de Mayo, miles de personas, a pesar del crudo tiempo invernal, saludaban con desbordante entusiasmo al Santo Padre, que respondía visiblemente emocionado a los saludos de la multitud.
 
En la catedral metropolitana lo esperaban sacerdotes, seminaristas, religiosos, religiosas y miembros de movimientos eclesiales, junto con los obispos argentinos y presidentes de las conferencias episcopales de Latinoamérica. Luego de orar ante el Santísimo Sacramento, pronunció un alocución e impartió la bendición a los presentes.
 
En la Casa Rosada, fue recibido por el Presidente y tuvo un encuentro con los miembros de la Junta Militar. Luego pasó a la capilla de la Casa de Gobierno donde oró unos momentos. Antes de retirarse el Santo Padre se asomó al balcón para saludar a la inmensa muchedumbre que colmaba la Plaza de Mayo.
 
Poco después de las 14 el Santo Padre inició su viaje a Luján. En la Basílica Nacional, ante la imagen de la Patrona de la Argentina, oró por la paz, luego le ofreció a la histórica imagen la "Rosa de Oro" que le había traído desde Roma.
 
Concelebró la Misa con los cardenales, obispos y sacerdotes presentes, ante una multitud calculada en una cifra cercana a las 700.000 personas. El Papa pronunció una homilía en la que exhortó a imitar a Cristo, pidió por los muertos en la guerra con Gran Bretaña y por la rápida terminación del conflicto.
 
El día siguiente, en la Curia Metropolitana tuvo un encuentro con los cardenales y obispos argentinos, tras orar en la capilla de la Curia, les dirigió un mensaje a puertas cerradas a los obispos.
 
Luego de saludar a la multitud desde los balcones de la Curia arzobispal se dirigió en «papamóvil» hasta Palermo, donde junto al Monumento de los Españoles se había levantado un gigantesco altar cubierto en el que se concelebró la Santa Misa ante una inmensa multitud, en su mayoría jóvenes.
 
Después de una conversación a solas con el Presidente Galtieri, de unos 20 minutos, el Pontífice pronunció el discurso de despedida que concluyó con un "¡Hasta la vista!".
 
Fuente: aica.org

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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