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Sociedad e Interés General - 07-06-2024 / 08:06
FALLECIÓ EL 7 DE JUNIO DE 1936

Lola Mora, la primera escultora latinoamericana

Lola Mora, la primera escultora latinoamericana
Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández o Dolores Mora Vega, más conocida como Lola Mora, escultora argentina que además incursionó en el urbanismo, la minería y las artes visuales.
El 07 de junio de 1936 falleció, en Buenos Aires, Dolores Candelaria Mora Vega de Hernández o Dolores Mora Vega, más conocida como Lola Mora, escultora argentina que además incursionó en el urbanismo, la minería y las artes visuales. Cosmopolita y audaz, la notable artista argentina desafió tabúes de la época y sufrió censuras por sus trabajos más arriesgados.Se destacó en espacios vedados a las mujeres de su época y fue la escultora argentina más halagada y discutida de los últimos años del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Su obra más conocida es la Fuente de las Nereidas, denominada popularmente como Fuente de Lola Mora, un conjunto escultórico de mármol de Carrara que se inauguró el 21 de mayo de 1903 en el Paseo de Julio de Buenos Aires.
 
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Lola Mora, la primera escultora latinoamericana 

Fuente de las Nereidas, obra de la escultora Lola Mora, fue inaugurada en 1903. Originalmente se concibió para Plaza de Mayo pero fue considerada indecorosa y por ello se decidió emplazarla en la esquina de la actual avenida Leandro N. Alem y Teniente General Juan Domingo Perón. Más adelante se la trasladó a su ubicación actual en Costanera Sur - Puerto Madero.


Nacida el 17 de noviembre de 1866, el lugar aún se discute, ya que mientras los salteños alegan que fue en El Tala, una localidad del sur de la provincia de Salta a muy pocos kilómetros de la Provincia de Tucumán, donde vivían sus padres, los tucumanos se basan en que fue bautizada en Trancas, en el norte de la provincia de Tucumán, y que la escultora siempre se reconoció tucumana.
 
En 1887 llegó a Tucumán para dar clases el pintor italiano Santiago Falcucci y ella fue una de sus alumnas. Fue así que se inició en pintura, dibujo y retrato y aprendió sobre el neoclasicismo y el romanticismo italiano, estilos que marcaron su obra; empezó a hacer retratos de personalidades de la sociedad tucumana con los cuales pudo financiar sus otras obras.
 
Ya era en Tucumán una artista conocida cuando en 1895 viajó a Buenos Aires en busca de una beca para perfeccionar sus estudios en Europa, que le fue concedida por el presidente José Evaristo Uriburu. En Italia se relacionó con los círculos artísticos y culturales, en los que fue muy respetada, y la prensa argentina empezó a informar sobre sus trabajos, viajes por Europa, exposiciones y los premios recibidos. Un autorretrato de Lola Mora, en mármol de carrara, se exhibió en la Exposición Universal de París de 1900 y ganó una medalla de oro.
 
Cuando regresó a la Argentina en 1900, ofreció a la municipalidad de Buenos Aires su obra más famosa: la Fuente de las Nereidas. La sociedad porteña de la época consideró que las estatuas mostrando sin recato los cuerpos desnudos emergiendo triunfalmente de las aguas eran "licenciosas" y "libidinosas".
 
De manera constante viajaba entre Roma donde se encontraba su estudio hasta la Argentina. A partir de 1910 empieza a declinar su estrella como escultora. Los incumplimientos contractuales de sus proveedores la llevaron a endeudarse y a hipotecar su taller de Roma. En 1913 inauguró su monumento a Nicolás Avellaneda en la ciudad de Avellaneda en presencia del presidente Roque Sáenz Peña, el vicepresidente Victorino de la Plaza y su gran amigo el expresidente Julio Argentino Roca, que murió un año después. Con su muerte, ella perdió influencia y los adversarios políticos de Roca le pasaron factura.
 
En 1915 el Congreso decidió desmontar sus obras escultóricas a las que calificó de "adefesios horribles". En 1918 la municipalidad porteña desmanteló la Fuente de las Nereidas y la ubicó en la Avenida Costanera Sur, donde se erige actualmente, a la entrada de la Reserva Ecológica.
 
En 1925 el presidente Marcelo T. de Alvear dejó sin efecto la última obra encargada por el Estado, el diseño del Monumento a la Bandera. Para revertir el golpe, emprendió la extracción de combustibles con base en destilación de rocas fósiles (esquistos bituminosos) asociada a otras personas y recorrió infructuosamente las montañas de Salta para desarrollar el negocio, perdiendo en ello sus ahorros.
 
Desahuciada y con su salud deteriorada, entre 1932 y 1933 retornó a Buenos Aires, bajo el cuidado de sus sobrinas. Le costaba caminar, divagaba y perdía el conocimiento. En 1935, el Congreso le aprobó una pensión de doscientos pesos mensuales.
 
El 17 de agosto de ese año Lola Mora sufrió un ataque cerebral que la dejó postrada hasta el 07 de junio de 1936 en que falleció en Buenos Aires tras tres largos días de inconsciencia, insensibilidad y dificultad en su respiración.
 
Tras su muerte comenzó a ser más admirada, y entre los homenajes que ha recibido se encuentra la institución del 17 de noviembre, fecha de su natalicio, como Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas realizado por el Congreso de la Nación Argentina en 1998.

 
Lola Mora, la primera escultora latinoamericana 
Lola Mora realizó algunas esculturas en el Monumento Histórico Nacional a la Bandera, en la ciudad santafesina de Rosario.

Fuente: Infobae 

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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

07-07-2025 / 19:07
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