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Internacionales - 06-05-2024 / 08:05
6 DE MAYO DE 1974

Willy Brandt renuncia como Canciller de Alemania por una trama de espionaje

Willy Brandt renuncia como Canciller de Alemania por una trama de espionaje
Willy Brandt.
El 06 de mayo de 1974; Günter Guillaume, secretario de Willy Brandt, provoca la dimisión de éste al descubrirse que actuaba como espía a favor de la República Democrática Alemana.
 
Herbert Ernst Karl Frahm, más conocido como Willy Brandt, fue un político socialdemócrata alemán que ocupó el cargo de canciller de Alemania Occidental entre 1969 y 1974. Willy Brandt fue el nom de guerre que asumió tras ser víctima de la persecución política del régimen de la Alemania nazi.
 
Alrededor de 1973, los organismos de seguridad de la Alemania Occidental recibieron información de que uno de los asistentes personales de Brandt, Günter Guillaume, era un espía de los servicios de inteligencia de la Alemania Oriental.
 
Así, caído en desgracia, Brandt renunció a su cargo como Canciller. No obstante, Brandt se mantuvo en el Bundestag y como Presidente del SPD hasta 1987.
 
La Opinión Popular

Willy Brandt renuncia como Canciller de Alemania por una trama de espionaje 
Reunión de John F. Kennedy con Willy Brandt, 13 de marzo de 1961.
 
 
Brandt, miembro de las Juventudes Socialistas desde 1930, militó en el ala izquierda de la organización. Al ser expulsada ésta del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en 1931, pasó a formar parte del Partido de los Trabajadores Socialistas de Alemania (SAP). Fue representante de este Partido en la Guerra Civil Española.
 
Al llegar los nazis al poder en Alemania, se refugió en Noruega, donde se nacionalizó noruego y trabajó como periodista. Al producirse la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó a Suecia, y al término del conflicto regresó a Alemania, recuperó la nacionalidad alemana e ingresó en el SPD.
 
Establecido en Berlín Occidental, fue alcalde de la ciudad desde 1957, por lo que tuvo que enfrentar la crisis que supuso la construcción del Muro de Berlín en 1961. Presidente del SPD a partir de 1964, evolucionó hacia posturas más centristas y en 1966 fue Vicecanciller y Ministro de Asuntos Exteriores en el gabinete de la «Gran Coalición».
 
En 1969 fue nombrado canciller de la RFA. Alrededor de 1973, los organismos de seguridad de la Alemania Occidental recibieron información de que uno de los asistentes personales de Brandt, Günter Guillaume, era un espía de los servicios de inteligencia de la Alemania Oriental.
 
A Brandt se le pidió que siguiese trabajando como de costumbre, y él accedió a hacerlo, incluso pasó unas vacaciones privadas con Guillaume. Guillaume fue detenido el 24 de abril de 1974, y muchos culparon a Brandt por tener un espía comunista en su círculo íntimo. Así, caído en desgracia, Brandt renunció a su cargo como Canciller el 6 de mayo de 1974. No obstante, Brandt se mantuvo en el Bundestag y como Presidente del SPD hasta 1987.
 
Este asunto de espionaje es reconocido por haber sido simplemente el detonante de la renuncia de Brandt, pero no la causa fundamental. Brandt se vio sacudido por escándalos sobre el adulterio de serie, y al parecer también luchó con el alcohol y la depresión.
 
También fueron las consecuencias económicas sobre la República Federal de Alemania de la crisis del petróleo de 1973 que causó el estrés suficiente para acabar con Brandt como Canciller.
 
Guillaume era un agente de espionaje de la Alemania Oriental, que había sido supervisado por Markus Wolf, el jefe de la "Administración Principal de Inteligencia" del Ministerio de Seguridad del Estado de Alemania Oriental.
 
Wolf declaró después de la reunificación que la renuncia de Brandt no había sido prevista, y que la colocación y el manejo de Guillaume había sido uno de los mayores errores de los servicios secretos de la Alemania Oriental.
 
Brandt fue sucedido como el Canciller de Alemania por su compañero socialdemócrata, Helmut Schmidt. Para el resto de su vida, Brandt mantuvo la sospecha de que su colega socialdemócrata (y viejo rival) Herbert Wehner había sido uno de los responsables de la caída de Brandt.
 
Fuente: Wikipedia

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El 20 de enero de 2017 entrevisté en la explanada frente al Capitolio de Washington a un hombre solo que daba vueltas silencioso con una pancarta colgada al cuello. A diferencia de las decenas de miles de personas que se concentraban en Washington para protestar durante la toma de posesión de Donald Trump, Dave Bojanowski me llamó la atención porque no gritaba ni enarbolaba caricaturas o grandes eslóganes. El mensaje de su letrero era sencillo: "Really?" ("¿de verdad?").
 
La incredulidad de aquel momento se reflejaba bien en la pancarta de este hombre de mediana edad dedicado a la conservación rural en un valle del noroeste del estado de Nueva York. Había llegado a ese mensaje con la ayuda de su hija, Julie: "Intentamos encontrar la manera más simple de expresar el desconcierto que sentimos por haber elegido a Donald Trump como presidente sin ser agresivo o despectivo... No creo que Trump sea una persona viable para ser presidente de Estados Unidos", me decía entonces.
 
Un rato más tarde, el expresidente George W. Bush resumió el estado de ánimo tras escuchar el discurso de la primera toma de posesión de Trump: "Menuda mierda tan rara". De hecho, las palabras de Trump, que había ganado por los pelos y a pesar de haber perdido el voto popular por casi tres millones, fueron inusualmente agresivas, un mensaje oscuro y nacionalista y la visión de un país que, según él, era "una carnicería" de terror, drogas y pobreza.
 
Lo que vendría después serían cuatro años de caos en la Casa Blanca, corrupción y conflictos de interés, mentiras, persecución de minorías, violencia supremacista y una pandemia que dividió todavía más a la sociedad. Pero también fueron años en los que los miembros del gabinete de Trump -su secretario de Defensa, el jefe del Estado Mayor, el jefe del FBI o su vicepresidente- pararon ocurrencias del presidente de atacar a Irán o China, disparar armas nucleares a los huracanes, hacer pruebas inyectándose lavandina contra el COVID o no reconocer el resultado de las elecciones.
 
Esos cuatro años terminaron con dos procesos de impeachment contra Trump: uno por intentar chantajear al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para que buscara trapos sucios contra el hijo de Joe Biden; y otro por animar al asalto al Capitolio en 2021 e intentar revertir el resultado de las elecciones presidenciales de 2020 que perdió.
 
Pese a todo lo que ocurrió entre 2017 y 2020, Trump tenía entonces frenos dentro de su propio equipo y su propio partido y no contaba con una mayoría conservadora tan clara en el Tribunal Supremo ni con más de 200 jueces nombrados por él dentro del sistema. Para empresarios, periodistas e incluso votantes demócratas parecía un accidente que pasaría.
 
Esto facilitará la confirmación del gabinete de Trump, que ha propuesto para los cargos a hombres y mujeres con poca experiencia, trayectorias erráticas, problemas con la justicia, conflictos de interés y a menudo una carrera en Fox News. Son nombres conocidos y controvertidos, pero en puestos menos prominentes Trump también quiere colocar a personas menos conocidas pero igualmente dispuestas a aplicar sus ideas más extremistas. 
 

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