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Sociedad e Interés General - 01-05-2024 / 09:05
EN EL DIA DE LAS Y LOS TRABAJADORES

Recordando los programas históricos de la clase obrera peronista

Recordando los programas históricos de la clase obrera peronista
El peronismo fue la corriente mayoritaria en los gremios, y eso aún se mantiene, por eso sería bueno que la dirigencia y militancia de esa filiación política releyera las páginas de algunos de los programas nacidos de su propia historia. Básicamente, los programas de La Falda, Huerta Grande y de la CGT de los Argentinos. En la imagen: Atilio López y el Cordobazo.
 
A pesar de los embates del neoliberalismo, con su secuela de precarización laboral y desempleo, Argentina mantiene todavía un alto grado de sindicalización. Con una rica historia de luchas, varias décadas después sus contenidos guardan asombrosa vigencia.
 
El movimiento obrero argentino no nació el 17 de octubre de 1945; aunque esa jornada marcó un antes y un después en nuestra historia política. Miles de trabajadores marchando hacia Plaza de Mayo para exigir la libertad del coronel Juan Perón, y dejando su impronta al remojar sus pies cansados en la fuente, horrorizando a la oligarquía.
 
Esa irrupción de los "cabecitas negras" venía precedida de grandes luchas previas, con un sindicalismo anarquista, socialista y comunista. En la década del 30, el Partido Comunista dirigía 19 federaciones obreras, algunas muy poderosas, como las de la construcción, textiles y frigoríficos.
 
El peronismo fue luego la corriente mayoritaria en los gremios, y eso aún se mantiene, por eso sería bueno que la dirigencia y militancia de esa filiación política releyera las páginas de algunos de los programas nacidos de su propia historia. Básicamente, los programas de La Falda, Huerta Grande y de la CGT de los Argentinos.
 
No fue casual entonces que la dictadura cívica-militar que instauró el más cruento terrorismo de Estado se ensañara particularmente contra esa clase obrera que venía en ascenso, con posiciones cada vez más politizadas.
 
Luego de la recuperación democrática, hubo otros programas obreros, como los 26 puntos de la CGT Brasil, dirigida por Saúl Ubaldini, de propuestas progresistas pero que no alcanzaron la profundidad de aquellos programas. En este 01 de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, el movimiento obrero tuvo y tiene todavía mucho para ofrecer y hacer. 
 
 
La Falda y Huerta Grande
 
El primero de 1957 y el segundo de 1962, ambos Congresos fueron la respuesta de los trabajadores a los embates de la oligarquía que había dado el golpe de 1955, derrocando a Perón y abriendo un período de persecuciones, cárcel y represión. El gobierno militar de Aramburu y Rojas fue implacable con la creciente resistencia peronista; los fusilamientos de José León Suárez, dieron lugar a que la autodenominada "Revolución Libertadora", pasara a ser para el pueblo, la "Fusiladora".
 
La intervención de la CGT y los sindicatos no impidieron decenas de movilizaciones obreras, asambleas en fábricas, huelgas y sabotajes. Surgió una camada de delegados y miembros de comisiones internas, que confrontaron con el régimen militar y pugnaban por recuperar los sindicatos y centrales obreras intervenidas.
 
La primera fue la de Córdoba, que el 1° de julio de 1957 elige en un Plenario General a Atilio López (UTA) como Secretario General de la CGT. No fue casual entonces que fuera esta central obrera la que convocara a un Plenario Nacional de Delegaciones Regionales de la CGT y de las 62 Organizaciones, que se realizó en la localidad de La Falda, donde se aprobó un programa de reivindicaciones, con un contenido antioligárquico y antiimperialista.
 
En 1962, luego de la anulación de las elecciones en provincia de Buenos Aires, donde los candidatos peronistas habían arrasado en las urnas, el movimiento obrero se reunía en otra localidad cordobesa, Huerta Grande. De allí surgió una nueva proclama obrera, en el mismo sentido que el anterior de La Falda. 
 
Es notable la vigencia que tienen muchos de sus puntos seis décadas después: el control estatal del comercio exterior y la liquidación de los monopolios extranjeros de importación y exportación. En el contexto actual, cuando se está debatiendo una nueva concesión para las vías navegables del río Paraná, por donde sale el 80 por ciento de la producción agraria, con la totalidad de los puertos en poder de empresas privadas, la mayoría extranjeras, y casi sin control estatal de lo que se exporta, es una medida plenamente vigente.
 
Nacionalización del sistema bancario para que sea estatal y centralizado; desconocimiento de los compromisos financieros contraídos a espaldas del pueblo; control obrero de la producción; aumento de salarios para incentivar el consumo interno; nacionalización de la energía; control estatal del crédito orientado a un plan de desarrollo integral de la economía favorable a los intereses populares y no de las minorías oligárquicas; expropiación del latifundio y promoción del cooperativismo agrario, en procura de que "la tierra sea de quien la trabaja".
 
¿Qué dirían hoy sobre estas demandas, la Sociedad Rural, los caceroleros de Recoleta, Clarín y el PRO? No fueron "mentes trasnochadas" las que definieron esos programan, surgieron de delegados obreros.
 
 
CGT de los Argentinos
 
El Congreso de la CGT "Amado Olmos", realizado el 1° de Mayo de 1968, aprobó un programa avanzado, en cuya redacción intervino la pluma de Rodolfo Walsh. Bajo la conducción de Raimundo Ongaro, planteaba que "la clase trabajadora tiene como misión histórica la destrucción hasta sus cimientos del sistema capitalista de producción y distribución de bienes". Y cuestionaba el fundamento mismo de ese sistema: la compraventa del trabajo y la propiedad privada de los medios de producción.
 
Ese programa fue la base del peronismo revolucionario, que ponía la liberación nacional y social como el norte de sus luchas, resumida en la consigna que luego enarbolarían como bandera millones de jóvenes: "la Patria Socialista".
 
Fue el congreso fundacional de la CGT de los Argentinos, opuesta al "participacionismo" de Augusto Vandor, presente en la asunción del general Juan Carlos Onganía tras el golpe de junio de 1966.
 
De manera implacable, la CGTA denunciaba las penurias que vivía la clase trabajadora y los más pobres, criticando los bajos salarios, la explotación de los jornaleros en los cañaverales, en los secaderos de yerba, los desalojos rurales, la situación de los inquilinos, el cierre de negocios y el desempleo. Una radiografía no muy alejada de nuestra realidad actual.
 
Fue un posicionamiento contra la extranjerización de la economía, el gran capital y el enorme poder de los grupos monopólicos, en detrimento de la producción nacional y de los pequeños y medianos fabricantes locales.
 
Así, la CGTA convocaba a la movilización en "todos los rincones del país", lo que se plasmaría en los años siguientes con rebeliones en las principales ciudades, uno de cuyos picos más altos fue el Cordobazo.
 
 
La clase obrera va al paraíso
 
Esa sucesión de programas obreros, que fueron la base de las enormes movilizaciones y luchas que recorrieron Argentina, constituyeron una radicalización de la clase obrera, que las oligarquías locales aliadas al imperialismo, no podían dejar avanzar.
 
No fue casual entonces que la dictadura militar cívica que instauró el más cruento terrorismo de Estado se ensañara particularmente contra esa clase obrera que venía en ascenso, con posiciones cada vez más politizadas.
 
La represión comenzó antes del golpe del 24 de marzo de 1976, pues durante el gobierno de Isabel Perón, con la Triple A, arreciaron los asesinatos de dirigentes obreros como Atilio López, la persecución a la CGT de Córdoba liderada por López y Agustín Tosco, la intervención del Ejército en Villa Constitución, para aplastar la "guerrilla industrial".
 
Fuente: La Arena

 

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17-10-2025 / 09:10
El coronel Juan Perón estaba preso. Nada se oponía a la restauración oligárquica y al retorno a la fraudulenta y corrupta Década Infame, interrumpida por la irrupción de la Revolución de Junio de 1943. Pero en ese momento la clase obrera se movilizó y desde ese instante se convertiría en un actor determinante del proceso político nacional.
 
Nadie la conocía aun. Carecía de antecedentes. Venía de abajo, del subsuelo de la Patria, y su marcha fue irresistible. Si había demorado en aparecer, lo cierto es que nadie pudo, desde entonces, olvidarlo jamás.
 
En la madrugada del 17 de octubre de 1945 comenzó una movilización de la clase trabajadora en los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores.
 
Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban recorriendo los establecimientos vecinos, incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos, para luego marchar coreando consignas en favor de Juan Perón, por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal.
 
Aquel 17 de octubre los trabajadores dejaron sus herramientas, apagaron las máquinas de sus talleres y fabricas, se subieron al tranvía o al ómnibus y se fueron a la Plaza de Mayo. Estaban dispuestos a dar la vida por Perón. Un nuevo ciclo histórico se iniciaba en la Argentina.
 
El 17 de octubre de 1945 marcó un antes y un después en la historia de nuestro país: más de un millón de trabajadores, coparon la Plaza de Mayo para exigir la liberación del que ya entonces consideraban su líder: el coronel Perón, quien desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, había instrumentado numerosas medidas que favorecieron a los obreros, sentando las bases de la movilidad social ascendente y permitiéndoles integrarse a un país que, hasta entonces, no los reconocía.
 
Setenta y ocho años después, recordamos aquella expresión de lealtad mutua: de los trabajadores hacia su líder, pero también de Perón hacia ellos, al visibilizarlos y, una vez en el poder, haber seguido defendiendo sus derechos. Sin arriar nunca las banderas del trabajo, la dignidad y la justicia social.

 
Escribe Blas García  

17-10-2025 / 09:10
El 17 de Octubre de 1945, Juan Perón fue rescatado de la cárcel por la masiva movilización de la clase trabajadora, exponiendo así la falencia del anciano régimen oligárquico antinacional -rapaz y parasitario- y la caducidad de los viejos partidos políticos seudo democráticos, sobrepasados por el proletariado, que de ahora en más, podía obtener reivindicaciones que ya no se pedían, se reclamaban, porque ya no se confiaba en la buena voluntad de los sectores dominantes sino en la propia fuerza de los trabajadores.

Ese día resurge la Argentina profunda, el subsuelo de la Patria sublevado, y reaparece para continuar escribiendo la historia de las masas populares, una secuencia que va desde las lanzas primero -con las montoneras federales del interior-, el voto después -con el radicalismo yrigoyenista- y por último los sindicatos obreros -con el peronismo-. Tres momentos en los que el Pueblo lucha para realizarse con el federalismo, la soberanía política y la democracia social.

Como consecuencia de la actuación revolucionaria de las masas populares el 17 de octubre de 1945, el justicialismo llega al poder y produce transformaciones en todos los ámbitos de la realidad del país. La Revolución Nacional, de Eva y Juan Perón, rompió con el modelo semicolonial dependiente, logrando la independencia económica, la justicia social y permitiendo importantes conquistas a los sectores populares. Una Nueva Argentina con el Pueblo de protagonista.

La terrible reacción gorila de la vieja Argentina oligárquica y autoritaria, en el golpe de septiembre de 1955, dan la medida de la trascendencia revolucionaria del peronismo. Cómo los movimientos nacionales antecesores: el federalismo de Rosas y el radicalismo de Yrigoyen; solo se alcanzaron conquistas transitorias y fueron derrotados por la estructura de la injusticia y la dependencia. Revolución y contrarrevolución.

A partir de 1955, la exclusión política del peronismo produjo un proceso de Resistencia que ampliaría su perfil. Aglutinó, representó y canalizó a todas las rebeldías y críticas contra el sistema económico, social y político, crecientemente ineficaz y en el cual era el único actor apartado. En esta lucha, el peronismo constituyó el agrupamiento de las fuerzas populares y proletarias, mientras que el régimen militar se identificaba con los intereses de la oligarquía, la burguesía entreguista y los partidos liberales.

Todos estos esfuerzos son partes de un mismo combate, en la que todavía no se han alcanzado triunfos definitivos. Corsi e ricorsi, la Patria aparece como un proyecto inacabado que debemos realizarlo plenamente hoy cuando el capitalismo globalizado pretende desembarazarse de las limitaciones que, a lo largo del siglo XX, le impusieran los Estados Nacionales y los movimientos sociales encabezados por la clase trabajadora, para aplicar sus políticas neoliberales de injusticia social.

Las medidas económicas impulsadas por Javier Milei y Luis Caputo están inspiradas en el más crudo neoliberalismo, que fue iniciado durante la Revolución Fusiladora, continuadas por la dictadura de Jorge Rafael Videla y por los votos en los gobiernos de Carlos MenemFernando de la Rua, Mauricio Macri y Javier Milei. Este tipo de recetas conservadoras y reaccionarias, que aumentan la injusticia quitando derechos sociales y agrandan la dependencia con el fuerte endeudamiento, siempre fracasaron, provocando resistencias populares y revueltas sociales. 


Por eso, como integrantes del Movimiento Nacional y Popular que cambió la historia política argentina, volvemos a levantar, como en 1945, el cuestionamiento del sistema neoliberal económico y social injusto y la necesidad de dar la pelea para cambiarlo. Con el peronismo, seremos una Nación independiente, y si nos sacamos la dependencia del capital financiero y del FMI volveremos al desarrollo económico. Caso contrario, podría retornar el neoliberalismo apátrida y seguiremos hundiéndonos aun más en la pobreza y la dependencia. 
La cuestión sigue siendo la misma, patria o colonia. El legado de la lucha continúa, hoy contra una de las formas mas crueles, brutales y salvajes de capitalismo, la de Javier Milei.


 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
 Escribe: Blas García 

 

15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

15-10-2025 / 09:10
Encabezando la reacción oligárquica, el general Eduardo Jorge Ávalos y el almirante Héctor Vernengo Lima, de Ejército y Marina respectivamente, pidieron al presidente Edelmiro J. Farrell que destituyese a Juan Perón por su política popular y obrerista. Este fue detenido y llevado a la isla prisión de Martín García.
 
El 15 de octubre de 1945, el capitán Miguel Ángel Mazza, médico y amigo personal de Perón, entrevista al presidente Farrell y le entrega su informe acerca del deterioro de la salud de Perón"lo cual obliga imprescindible e impostergablemente a un examen clínico y de laboratorio en un ambiente hospitalario". Farrell asiente, en principio, a la solicitud, pero envía a Mazza para que formule la misma petición ante el ministro de Guerra, general Ávalos.
 
El médico sabe que su argumento es un arma poderosa: las Fuerzas Armadas no pueden cargar con la responsabilidad, frente al pueblo, de que Perón enferme gravemente, con peligro de muerte, a causa de su detención, la cual, según los informes oficiales, procura protegerlo ante amenazas contra su vida.
 
Horas después, ya en su consultorio, Mazza es citado por el almirante Vernengo Lima quien opone reparos a lo que considera excesiva buena voluntad de Farrell. A la Armada le disgusta la posibilidad de flexibilizar el control sobre Perón y además, mantiene dudas acerca de la veracidad de la información médica. El traslado de Perón provoca diversas reuniones y tarda en definirse.
 
Por su parte, la embajada yanqui celebra la detención del Coronel: "Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista".
 
Pero los imperialistas yanquis se equivocan. Disconformes con la medida, amplios sectores populares comienzan a movilizarse en todo el país para exigir y reclamar la libertad del que comenzaba a ser su Líder. Lo hicieron como clase obrera, utilizando el medio de lucha de los proletarios: la paralización de actividades.
 
El 15 de octubre se declara la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios tucumanos. Asimismo, en Berisso, al impulso combativo de Cipriano Reyes, los trabajadores de la Carne comienzan a movilizarse. Y la cúpula de la Central Obrera, ante los reclamos de los gremios del interior, convoca al Comité Central Confederal para el martes 16 de octubre, a las 18 horas, en Buenos Aires, organismo al cual proponen declarar una huelga general en todo el país.
 
Va madurando el histórico 17 de octubre.
 
Escribe Blas García

Las jornadas de Octubre: Hasta el 18 de octubre, relataremos, día por día, los acontecimientos y eventos más importantes acaecidos en octubre de 1945, y que culminarán en el histórico 17.     

13-10-2025 / 20:10
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