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Sociedad e Interés General - 18-04-2024 / 10:04
NACE EL 18 DE ABRIL DE 1877

Enrique Del Valle Iberlucea, condenado por un supuesto delito de opinión

Enrique Del Valle Iberlucea, condenado por un supuesto delito de opinión
En 1913 se convertirá en el primer senador socialista de América, derrotando en Capital Federal a los candidatos radicales y conservadores. El joven socialista se incorporaba así al Senado, reducto de una oligarquía que no terminaba de aceptar la transparencia del sufragio, y mucho menos la introducción de las nuevas ideas de progreso social.
El 18 de abril de 1877, en Castro Urdiales, provincia de Santander, España, nacía Enrique del Valle Iberlucea. Abogado y periodista, en 1913 se convertirá en el primer senador socialista de América, derrotando en Capital Federal a los candidatos radicales y conservadores.
 
El 9 de enero de 1921, en el IV Congreso Extraordinario del Partido Socialista en Bahía Blanca, pronuncio un discurso en el cual exaltará la Revolución Rusa. A raíz de este discurso, el juez federal Emilio Marenco, le inició una absurda causa judicial y solicitó su desafuero, la anulación de su carta de ciudadanía y su posterior expulsión del país. 
 
Enrique Del Valle Iberlucea fue condenado por un "delito de opinión". El odio y el ensañamiento primaron sobre la debida imparcialidad y se castigó la primera y más elemental de las libertades, la libertad de pensamiento. La resolución del Senado -que votó su desafuero- conmovió a la opinión pública; gremios de trabajadores, centros estudiantiles, organizaciones culturales y vecinales repudiaron la resolución.
 
Cuando Del Valle Iberlucea realizó una conmovedora defensa de la banca socialista en el recinto del Senado, ya padecía una grave enfermedad que poco tiempo después lo llevaría a la tumba a los 44 años de edad, el 30 de agosto de 1921.
 
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Enrique Del Valle Iberlucea, condenado por un  

Enrique del Valle Iberlucea emigró a la Argentina en 1885, radicándose en Rosario en 1886, ciudad a la que estuvo ligado por lazos familiares y amistosos toda la vida. En Rosario no solo completó sus estudios secundarios sino que también comenzó a destacarse por su espíritu combativo e inquieto, ávido de cultura y acción. Allí conocerá a la joven María Luisa Curutchet con la que se casará en 1905.
 
En 1894, siendo estudiante del Colegio Nacional, funda el periódico "Fiat Lux" y, en 1895, colaborando activamente con un grupo de emigrados alemanes, funda un centro socialista.
 
En 1896 se radica en Buenos Aires, donde se doctora en jurisprudencia con diploma de honor en 1901. En 1902 obtiene su carta de ciudadanía y presenta su tesis de doctorado llamada "El procedimiento judicial en el Derecho Internacional". A poco de obtener su diploma de abogado en Buenos Aires publica un trabajo al que titula "Fundamentos científicos del divorcio" y "Teoría materialista de la Historia".
 
Por entonces los problemas relativos a la emancipación de la mujer y la lucha por su igualdad con los hombres, convocan sus mayores esfuerzos. Es así entonces que el Centro Socialista Femenino lo invita a afiliarse al Partido en 1902.1
 
 
Carrera política
 
En 1908 fundó junto a la joven Alicia Moreau de Justo la "Revista Socialista Internacional", que desde 1910 adoptó el nombre de "Humanidad Nueva". Su marxismo kautskiano, su crítica al revisionismo de Eduard Bernstein, y su denodado énfasis en mantener una estrecha vinculación entre socialismo y filosofía, serán los núcleos ideológicos que plasmará en dichas publicaciones.
 
En 1913 se convertirá en el primer senador socialista de América, derrotando en Capital Federal a los candidatos radicales y conservadores. El joven socialista se incorporaba así al Senado, reducto de una oligarquía que no terminaba de aceptar la transparencia del sufragio, y mucho menos la introducción de las nuevas ideas de progreso social.
 
El triunfo socialista causó una gran alarma. Los senadores del régimen se reunieron privadamente en la antesala de la Cámara de Senadores para considerar el peligro que significaba dicho avance.
 
Sería finalmente el senador José Camilo Crotto el encargado de oponerse formalmente a la incorporación de Del Valle Iberlucea, aduciendo que el ciudadano electo era contrario al principio de nacionalidad.
 
 
Trayectoria
 
La acción parlamentaria de Enrique del Valle Iberlucea fue una verdadera síntesis de acción. Pese a encontrarse en un ambiente político hostil, como el Senado de la segunda década del siglo XX, integrado por los representantes de los intereses económicos de las oligarquías provinciales, desarrolló una importante tarea legislativa.
 
Entre sus primeras iniciativas parlamentarias, podemos señalar las que propiciaban la derogación de las leyes de residencia y defensa social, ambas de marcado contenido antiobrero y contrarias a la libertad. En 1916 presentó asimismo un proyecto de ley para suprimir la pena de muerte en nuestra legislación penal. Posteriormente, en 1919, tuvo activa participación en la elaboración del Código Penal.
 
Fue de gran trascendencia su participación en los históricos debates como el del presupuesto de 1915, el de las transgresiones a las leyes del trabajo, el del comercio con los indios, el de las leyes orgánicas de los territorios nacionales y de la ciudad de Buenos Aires, en el de la ley de educación general, salario mínimo para los trabajadores, intervenciones federales, etc.
 
En 1913, 1915 y 1916 presentó varios proyectos que establecían la jornada de ocho horas para todos los establecimientos industriales, oficiales o particulares que existieran en el territorio de la República.
 
También se planteó la necesidad de reglamentar el trabajo a domicilio por lo que presentó un proyecto en 1913, que luego reiteró en 1915. Estas iniciativas se vieron sancionadas en la ley 10.505 de octubre de 1918, conocida como de trabajo a domicilio e industrias domésticas.
 
En 1914 propuso modificar la Constitución Nacional para democratizar la forma de elección y la composición del Senado. El proyecto establecía que los senadores fueran elegidos por el voto popular y duraran en su gestión seis años. Ochenta años después, la convención reformadora de Santa Fe, recogería la idea de Enrique del Valle Iberlucea y la plasmaría en los artículos 54 y 56 de la Carta Magna.
 
Otra de las más sensibles preocupaciones de Del Valle Iberlucea era la situación que vivía la mujer en general, sometida de hecho y de derecho al hombre, y en su condición de trabajadora, a peores condiciones de explotación.
 
De esta forma, continúa la labor de Alfredo Palacios respecto de las leyes protectoras del trabajo de las mujeres y niños y ensaya sancionar un verdadero código de protección a los derechos de la mujer, incluyendo en el cuerpo legal su emancipación civil.
 
En 1919, el senador socialista presentó su proyecto de ley sobre la emancipación femenina, acompañado por la firma de 7000 mujeres, encabezadas por Alicia Moreau de Justo, solicitando a los legisladores el apoyo y aprobación del proyecto.
 
En septiembre de 1920 propuso al Senado la creación de un Consejo Económico del Trabajo. Se trató como diría Julio Víctor González, del "primer proyecto legislativo de planificación en la Argentina". Se trataba de un mecanismo de participación de los trabajadores en el control de las industrias y de los servicios, asesorados por un consejo técnico.
 
Al presentar el proyecto, el legislador socialista sostuvo: "La socialización consiste en poner en manos de órganos representativos de la sociedad y en elementos productores, la administración de las industrias y de los servicios públicos".
 
Dio enorme impulso al órgano partidario La Vanguardia, que dirigió entre 1916 y 1917. Fue desde esa tribuna periodística que planteó sus ideas en torno al papel que el partido debía llevar adelante en relación a la terrible guerra que consumía y desangraba a Europa.
 
 
Condena política
 
Un hecho relevante de su vida política será sin dudas su discurso del 9 de enero de 1921 en el IV Congreso Extraordinario del Partido Socialista en Bahía Blanca, en el cual exaltará la Revolución Rusa. A raíz de este discurso, el juez federal Emilio Marenco, le inició una absurda causa judicial, y sin ninguna autoridad moral, solicitó su desafuero, la anulación de su carta de ciudadanía y su posterior expulsión del país.
 
Enrique Del Valle Iberlucea fue condenado por un "delito de opinión". El odio y el ensañamiento primaron sobre la debida imparcialidad y se castigó la primera y más elemental de las libertades, la libertad de pensamiento.
 
La resolución del Senado -que votó su desafuero- conmovió a la opinión pública; gremios de trabajadores, centros estudiantiles, organizaciones culturales y vecinales repudiaron la resolución, y el Partido Socialista, que había estrechado filas detrás de su primer senador, organizó el 23 de agosto de aquel año de 1921 un multitudinario acto de solidaridad en el Teatro Coliseo de Buenos Aires que colmó su recinto y se extendió a la calle.
 
Cuando Del Valle Iberlucea realizó una conmovedora defensa de la banca socialista en el recinto del Senado, ya padecía una grave enfermedad que poco tiempo después lo llevaría a la tumba, por lo cual, como señala Sánchez Viamonte, "el juicio y la condena de éste adquiere ciertos contornos épicos, y su defensa trae a la memoria la defensa de Sócrates".
 
Enrique Del Valle Iberlucea moría a los 44 años de edad el 30 de agosto de 1921. Su muerte no fue óbice para que dejara marcada una profunda huella en la vida política y social argentina.
 
Fuente: Wikipedia

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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