Nacionales - 14-04-2024 / 09:04
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL
¿Quién toma las decisiones en el gobierno de los Hermanos Milei: Karina o Javier?
¿Quién toma las decisiones en el gobierno? Es una pregunta que todavía no encuentra respuesta. Lo cierto es que lo que se acuerda en reuniones con funcionarios de primera línea, e incluso con el propio presidente, usualmente no llega a concretarse. Todo choca contra una red invisible: un problema que se encuentran desde Villarruel hasta Bullrich, empresarios, gobernadores, sindicalistas, dueños de medios y hasta embajadores extranjeros. ¿Es el Jefe?
El estallido del bloque oficialista en la cámara de diputados llegó en un momento inoportuno, a pocas horas de que el Poder Ejecutivo hiciera circular el nuevo proyecto de ley de Bases entre algunos legisladores con los que busca complicidad. Existe una máxima parlamentaria: "no podés salir a buscar votos afuera antes de tener ordenada la tropa propia". La genuflexión de los de siempre pone a prueba la sabiduría popular, veremos si alcanza.
El fin de semana pasado Javier Milei recibió en Olivos al entonces jefe del bloque oficialista Oscar Zago y a la diputada Marcela Pagano, y dio el visto bueno para que ella ocupe la presidencia de la comisión de Juicio Político. El trámite se concretó el martes en una reunión que el presidente de la cámara, Martín Menem, intentó evitar y sólo pudo interrumpir cuando el nombramiento de autoridades ya estaba terminado. Menem desconoce el resultado de esa sesión.
Horas más tarde, por orden de Karina Milei, se desplazó a Zago de la conducción del bloque. Aunque en un primer momento parecía que el daño había sido encapsulado, Zago se negó a dejar su despacho y Pagano tampoco quiere renunciar a la presidencia de la comisión. De los 41 diputados de La Libertad Avanza, sólo 36 votaron a favor de que el cordobés Gabriel Bornorini, también cercano a Karina, presida la bancada. En Casa Rosada asumen que puede haber nuevas deserciones.
En una entrevista el exjefe de bloque dio a entender que la secretaria general toma decisiones que corrigen o desautorizan lo que decide el presidente. En el caso de Zago, ella espera que el acepte desarmar su partido, el MID, para fundirse con LLA en las elecciones de medio término, no ya como aliados en un frente común sino dentro de un nuevo partido en el que los Milei concentren el poder. Bornoroni aceptó las condiciones y se convirtió en un alfil de Karina.
En el Senado también empieza a crujir la estructura. Esta semana Victoria Villarruel no pudo repetir la mayoría que había articulado en diciembre, porque perdió el apoyo de los senadores que responden a los gobernadores de Río Negro, Alberto Weretilnek, y de Santa Cruz, Claudio Vidal. Si las chances de que el gobierno logre aprobar la ley de Bases son dudosas en la cámara de diputados, en la cámara alta directamente hoy parecería una hazaña.
A fines de la semana anterior, el jueves 4 de abril, renunció a su asiento en la comisión de Trámite Legislativo, que debe evaluar los DNU, el salteño Juan Carlos Romero. Sin ser de la LLA (tiene su propio bloque) fue el más hábil operador en la fallida defensa del DNU. Tiene contactos muy fluidos con la vicepresidenta y con Mauricio Macri. Su movimiento, inusual, genera suspicacias en el gobierno. Karina no confía en ninguno de los tres.
¿Quién toma las decisiones en el gobierno? Es una pregunta que todavía no encuentra respuesta. Lo cierto es que lo que se acuerda en reuniones con funcionarios de primera línea, e incluso con el propio presidente, usualmente no llega a concretarse. Todo choca contra una red invisible: un problema que se encuentran desde Villarruel hasta Bullrich, empresarios, gobernadores, sindicalistas, dueños de medios y hasta embajadores extranjeros. ¿Es el Jefe?
Eso sospechan los gobernadores que dieron crédito a Milei y quedaron pagando. Hoy son la principal amenaza contra el gobierno porque tienen la llave que puede pulverizar el DNU y la ley de Bases.
Los que estaban más cerca son los que están más enojados. Gustavo Sáenz (Salta) reclama por regulaciones al tabaco, Hugo Passalacqua (Misiones) tabaco y yerba, Gustavo Valdés (Corrientes) por plata y Claudio Vidal (Santa Cruz) por las represas y la privatización de Río Turbio.
Con el mismo problema se encontró la CGT en su visita a la Casa Rosada, el miércoles. De la reunión participaron el ministro de Interior, Guillermo Francos, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el asesor estrella Santiago Caputo. Por el tenor de los interlocutores, a la salida, la cúpula cegetista admitía cierta expectativa respecto a las concesiones que podían obtener. Esperaban novedades inmediatas respecto a la homologación de paritarias. No sucedió.
Eso precipitó el plan de lucha que se anunció al día siguiente. Este martes 23 acompañarán la marcha nacional de las universidades, como hicieron el 24 de marzo. También de aquel día tomaron nota sobre la inmensa movilización en una jornada no laborable, alimentada por muchísima gente de a pie, inorgánica. La idea es repetir esa experiencia el 1 de mayo. Y el 9 de mayo paro general. No tenían mucho margen para evitarlo sin arriesgar que la marcha del 1 se vuelva contra ellos.
Con ese cronograma la CGT comienza a abocarse a la tarea vacante de descompartimentar la oposición y se garantiza presencia masiva en la calle durante veinte días que van a ser clave en el Congreso para el tratamiento de la ley de Bases y del DNU. Para mediados de mayo, cuando concluya la secuencia, el escenario puede ser muy distinto. La cuerda de la economía y la cuerda de la política ya están tirantes. La calle, ni hablar. Y después viene el invierno.
Gobernadores, sindicalistas, empresarios y hasta legisladores de LLA padecieron idéntica situación: lo que se acuerda en reuniones con funcionarios de primera línea, e incluso con el propio presidente, usualmente no llega a concretarse. Consecuencias del comando en las sombras en un país con la economía, la política y la calle en rojo.
Sólo dos países en América Latina verán contraerse su economía durante este año, según las más recientes estimaciones del Banco Mundial: Argentina y Haití. Uno de ellos no tiene gobierno desde hace un mes, y más de cien mil personas huyeron recientemente de la capital, tomada por pandillas violentas que cometen actos de canibalismo ante la falta de alimentos. Su producto bruto, de acuerdo a este pronóstico, caerá 1,8 por ciento en 2024.
El otro está aplicando las recetas de Javier Milei, Federico Sturzzenegger y Nicolás Caputo y enfrenta una caída bastante más profunda, de 2,8 por ciento del PBI. Significa un recorte de 5,5 puntos contra el crecimiento de 2,7 por ciento que se proyectaba en el informe anterior, publicado en enero de este año. La cifra fue revisada a partir de "los recortes tan fuertes en el gasto público" y "los aumentos de los precios", explicó el economista jefe del BM para la región, William Maloney.
El economista Miguel Ángel Broda calcula que desde octubre ya se destruyeron siete puntos del PBI. El RIPTE, que mide el salario promedio en la economía formal, se desplomó, en el mismo período, un 19 por ciento, hasta 619 mil pesos, el mismo nivel que en el peor momento de la crisis de comienzos de siglo: abril de 2003, justo antes de que asumiera la presidencia Néstor Kirchner y diese inicio a una remontada histórica. Ahora, en cambio, todo parece indicar que seguirá hundiéndose.
Para sorpresa de nadie, el ajuste no recayó sobre la casta, como Milei prometió en campaña. Un informe de Marina Dal Pogetto revela que la caída en términos reales del gasto público estuvo sustentado, mayormente, en recortes a las obras públicas (un 88 por ciento menos que el año pasado), transferencias a las provincias (77 por ciento), gastos operativos, que incluyen salarios (65 por ciento), subsidios (54 por ciento), jubilaciones (38 por ciento) y programas sociales (20 por ciento).
El efecto de ese ajuste es un desplome en todas las categorías que miden la economía real, mientras vuelan los activos financieros. Una combinación que nunca salió bien. En marzo la recaudación cayó 16 por ciento, las contribuciones patronales un 20 por ciento, las ventas minoristas PyMEs un 12,6 por ciento, los despachos de cemento un 43 por ciento, el Índice Construya un 40 por ciento, producción de autos 29,4 por ciento y el patentamiento el 36,6 por ciento autos y 43 por ciento motos.
Entre los escombros de la economía arrasada (la capacidad instalada de la industria está en 54 por ciento, es decir que la mitad de las máquinas del país están paradas), la inflación todavía corre a la misma velocidad que en los peores momentos del fallido gobierno del Frente de todos. El dólar se vuelve cada vez menos atractivo para los exportadores, que sólo liquidarán en primera instancia lo necesario para la próxima siembra. Este año se vendió un número récord de silobolsas.
El tarifazo que va a sentirse a partir de este mes en los hogares y los comercios le dará un nuevo empujón a los precios. Los dólares de afuera tampoco llegan, ni los del FMI ni los fondos de inversión, y eso aumenta la expectativa devaluatoria. A partir de junio vencen 5 mil millones de dólares del swap con China, que esta semana volvió a desmentir, dos veces, al gobierno argentino respecto a los usos de la base aeroespacial de Neuquén. Difícil renegociar en esas condiciones.
La escalada represiva, que tuvo un nuevo capítulo el miércoles en la avenida 9 de Julio, es una consecuencia de la profundización del ajuste pero también el violento coletazo de una de las muchas internas que atraviesan al gobierno. La relación entre la ministra de seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y su par porteño, Waldo Wolff, está rota desde que, en enero de 2023 él la traicionó para sumarse, a sueldo, al armado de su rival en la carrera presidencial, Horacio Rodríguez Larreta.
Adicionalmente, Bullrich está movíéndose en la ciudad de Buenos Aires para encabezar una lista en las elecciones del año que viene, con vistas a ser candidata para ser jefa de gobierno en 2027. Esos planes colisionan con una eventual reelección de Jorge Macri, actual mandamás de Wolff, quien sospecha que la ministra, en su afán electoral, estuvo detrás de la seguidilla de fugas de presos en comisarías porteñas en las últimas semanas.
El miércoles, cuando las columnas de organizaciones sociales cortaron la avenida 9 de Julio, Wolff vio la chance de anotarse un poroto en su batalla personal y ordenó a la Policía de la Ciudad un operativo que use la fuerza que fuera necesaria para despejar el tránsito antes de dar tiempo a que intervengan las fuerzas federales, que responden a Bullrich, En medios como LN+ y en redes se encargaron de subrayar esa ausencia. Esa operación explica la particular violencia de la jornada.
Por Nicolás Lantos
Fuente: El Destape