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Sociedad e Interés General - 11-04-2024 / 07:04
MUERE EL 11 DE ABRIL DE 2014

Alfredo Alcón, una gloria del arte escénico en la Argentina

Alfredo Alcón, una gloria del arte escénico en la Argentina
Muere Alfredo Alcón, una gloria del arte escénico en la Argentina. Tenía 84 años. Brilló en teatro y en cine, así como en ciclos televisivos.
El 11 de abril de 2014 muere Alfredo Félix Alcón Riesco, ese es su nombre completo, quien fue uno de los más grandes actores argentinos de los últimos 50 años. Se desempeñó tanto en cine como en teatro y en televisión. Fue uno de los actores más relevantes y talentosos de la escena nacional.
 
La vastedad de su trayectoria iniciada en 1955 lo convirtió en un icono del teatro y del cine, donde protagonizó 40 películas desde la denominada "época de oro" de la pantalla grande. Falleció el 11 de abril a los 84 años en su casa a causa de un problema respiratorio por el que había sido operado tiempo atrás.

Alcón tiene el mérito de haber protagonizado a próceres de la historia (José de San Martín y Martín de Güemes), a personajes de célebres obras literarias nacionales como Martín Fierro, Los siete locos, Un guapo del 900, Saverio el cruel, Boquitas pintadas y Una excursión a los indios ranqueles; y hasta al mismísimo Diablo.

En efecto, Alcon fue un Lucifer porteño y canchero en la delirante El agujero en la pared y un insidioso y brillante Mandinga en Nazareno Cruz y el Lobo. Este último film, dirigido por Leonardo Favio, llevó a las salas en su época a 3.5 millones de espectadores. Un récord difícil de igualar, aún hoy día.

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Desde su debut profesional, hace 59 años, Alfredo Alcón protagonizó películas clave del cine argentino, entre ellas "Nazareno Cruz y el lobo", de Leonardo Favio, en 1975, uno de los films más vistos de la historia del cine nacional, con 3,5 millones de espectadores.
 
También fue el actor principal de "El santo de la espada" (1970), "La maffia" (1972) y "Los siete locos" (1973). Obtuvo el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín y que dirigió el argentino Leopoldo Torre Nilsson, con quien compartió varios trabajos consagrados, entre ellos "Boquitas pintadas" (1974), Concha de Plata y Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
 
Su última actuación fue el año pasado en la obra teatral "Final de partida", que también dirigió, en el Teatro San Martín. El actor Joaquín Furriel, quien lo acompañó en esa obra, lo consideró un "faro". "Fue protagonista no sólo de su vida sino de una época, un actor extraordinario", declaró.
 
Sobre las tablas, Alcón interpretó personajes de obras de William Shakespeare, Federico García Lorca, Arthur Miller, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Eugene ONeill y Samuel Beckett, entre muchos otros autores clásicos del teatro.
 
Alfredo Félix Alcón Riesco había nacido el 3 de marzo de 1930 en el barrio porteño de Liniers, aunque otras versiones afirman que fue en la localidad bonaerense de Ciudadela, en las afueras de la capital. Estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático y a poco de recibirse se sumó al ciclo "Las dos carátulas", que en 1951 se emitía por Radio del Estado, hoy Nacional, donde también tenía que leer informes del Mercado de Hacienda.
 
Su debut en el teatro fue en la obra "Colomba", dirigida por Juan Carlos Thorry, y en 1955 actuó en el film "El amor nunca muere" como galán de Mirtha Legrand. En el plano internacional, filmó "Los inocentes" (1964) bajo las órdenes del español Juan Antonio Bardem y en 1978 rodó en España "Cartas de amor de una monja" (1978), de Jorge Grau.
 
También tuvo una prolífica carrera en televisión, donde actuó en "Yerma", "Hamlet", "Otelo", "Por el nombre de Dios", "Vulnerables", "Locas de amor" y "Herederos de una venganza", su última aparición en la pantalla chica. Su fallecimiento generó conmoción entre sus colegas y todo el ámbito cultural y político argentino.
 
El actor Roberto Carnaghi calificó a Alcón como "un ser divertido, maravilloso". "Fue un actor popular y que hizo teatro del primer nivel con una gran responsabilidad y una ética sobre el trabajo. Respetó siempre a los compañeros", destacó.
 
Para Lito Cruz, "si bien Alfredo se nos fue físicamente, dejó una enseñanza no sólo sobre un escenario sino sobre la vida. Un gran compañero de trabajo que siempre estaba dispuesto a rendir al máximo en cada una de sus actuaciones", lo recordó.
 
Fuente: Página 12
 
 

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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