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“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
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Nacionales - 07-04-2024 / 10:04
HACE DE LA EMERGENCIA UN ARGUMENTO PARA DESARROLLAR SISTEMÁTICAMENTE POLÍTICAS A FAVOR DE LOS MÁS RICOS

Con Javier el Loco Milei presidente, la democracia está gravemente amenazada

Con Javier el Loco Milei presidente, la democracia está gravemente amenazada
Las elecciones argentinas no podrán ser iguales después de este brutal ajuste neoliberal, puesto en marcha sobre la base la burla de muchos artículos legales y constitucionales, y exclusivamente apoyado sobre la base de la “necesidad” y la urgencia. Notable: la expresión “necesidad y urgencia” suele converger hoy con el interés de los más grandes grupos empresariales y no es empleado ni por error para referirse a las necesidades de trabajadores, jubilados y pauperizados por las políticas del gobierno.
El país marcha en la dirección de conflictos políticos muy agudos que, probablemente, no termine de ser orientada por ninguno de los sectores que concurran en ellos. Nada desde aquí se dice a favor del derrumbe de la política, desde un deseo redencionista de que la radicalidad de la rebelión llene los vacíos de actuales dirigencias bastante desorientadas sobre cómo moverse en estas circunstancias.
 
Sería una simplificación absurda interpretar la situación en términos "apocalípticos", es decir como vísperas de un acontecimiento que lo conmueva y lo transforme todo, lo pasado y lo por venir, y genere un "orden nuevo". No es ése el relato político que pueda ser el eje de una superación del tiempo de la frustración, en el que, falsamente, nada parece tan normal y razonable como esperar y ver, sin actuar.
 
El tiempo actual tiene en su seno la amenaza de un giro profunda y radicalmente antipolítico y antidemocrático bajo el disfraz de lírica revolucionaria. Las dirigencias políticas partidarias tienen la necesidad de revalidar sus fueros en tiempos en que insinúan situaciones altamente conflictivas. Y esa revalidación de fueros tiene para la dirigencia un componente muy complejo: la dificultad de actuar al mismo tiempo en la calle con la gente y seguir sosteniendo sobre los hombros la responsabilidad por la vida y la sociedad en la Argentina.
 
Esta reflexión no debería interpretarse como la espera de una utópica conversación en el interior del pueblo argentino y sus representaciones que pudiera producir una mirada única y central sobre los hechos contemporáneos. Cuando se habla de un gran debate "popular" no debe entenderse solamente como asambleas populares permanentes.
 
Simplemente se habla de una recuperación de la palabra política. Se dirá que la palabra política no hace falta "recuperarla" porque existe. Pero entramos en una etapa crítica, surcada por los costos crecientes e injustos que nuestro pueblo tiene que pagar por una política.
 
Que no es distinta de todas las políticas desplegadas por los gobiernos golpistas de la etapa de la proscripción, de la época del remate de la propiedad pública para "equilibrar nuestras cuentas" perpetrada por un gobierno con todos los documentos formales de pertenencia al peronismo y que decidió no ser un simple "caso" de las reformas neoliberales, sino el ejemplo a seguir por todos los países subordinados a Estados Unidos.
 
Estamos hablando, claro, de la etapa menemista de la regresión antipopular a la que seguiría el tiempo crítico y decadente de De la Rúa que terminó con la explosión del sistema político.
 
Es perfectamente válido que, ante este tipo de planteos, cualquiera pueda pensar que son elucubraciones mentales y no acontecimientos reales. Que se trata de mera "imaginación política" y que será en los hechos y en las respuestas políticas reales el terreno en el que se desarrollará la próxima gran crisis argentina.
 
Ahora bien, qué quiere decir ser un "dirigente político" en la Argentina de hoy? Por supuesto que el éxito de su exposición en los medios de comunicación -los antiguos, los nuevos y los ultra-nuevos- es una herramienta indispensable para cualquier pretensión de aparición y notoriedad pública. Pero estamos pensando en un fortalecimiento cuantitativo y cualitativo de la política democrática y no de un operativo de marketing. 
 

Las elecciones argentinas no podrán ser iguales después de este brutal ajuste neoliberal, puesto en marcha sobre la base la burla de muchos artículos legales y constitucionales, y exclusivamente apoyado sobre la base de la "necesidad" y la urgencia.
 
Notable: la expresión "necesidad y urgencia" suele converger hoy con el interés de los más grandes grupos empresariales y no es empleado ni por error para referirse a las necesidades de trabajadores, jubilados y pauperizados por las políticas del gobierno.
 
Es cierto que las necesidades y carencias vienen de antes de Milei, sin embargo, las magnitudes son muy diferentes y es diferente la cuestión de decidir "medidas de emergencia" de la de hacer de la emergencia un argumento para desarrollar sistemáticamente políticas a favor de los más poderosos. Esto último es lo que sucede y no hay signos de reflexión sobre el camino.
 
La inflación que estamos viviendo no es producto de un ciclo o de un accidente: es la brutalidad de un régimen que dice disfrutar de los "cambios que se dan y que, según el gobierno, vienen en la Argentina". Lo que hasta ahora dio algunos resultados en materia de generar expectativas positivas hacia el gobierno irá entrando en una zona crítica, en la medida en que las privaciones se prolonguen en el tiempo y siga acompañándolas el discurso gélido y falsario de los Adorni y compañía.
 
El gobierno de ultraderecha de la Argentina desarrolla un operativo de vaciamiento sistemático de la cultura laboral histórica del país desde 1945 hasta hoy y de naturalización de las lacras del capitalismo desregulado. No es, en absoluto, una novedad.
 
Hay abundantes registros fílmicos de la dictadura militar alentando el "compre extranjero" y de Cavallo en diferentes gobiernos prometiendo la tierra prometida después de los dolores de parto de la barbarie patronal concentrada. ¿Cómo es posible que alguien pueda creer en fórmulas que terminaron desastrosamente en el pasado? El problema no es de "memoria": es de política y es de poder.
 
Paralelamente a la dolorosa crisis económica la Argentina atraviesa una delicada situación política de la que no parece haber suficiente conciencia. En la Argentina se intentan dar pasos muy intensos en la dirección contraria a los intereses de los trabajadores.
 
"La crisis obliga a modernizar el régimen de trabajo". Planteada de este modo impersonal e impolítico, suena razonable; la cuestión es cuál es sentido general de lo que está impulsando: si consiste en regular temas y problemas nuevos de las formas de trabajo en vigencia o en bajar el salario real de los trabajadores que no consiste solamente en el pago de sus haberes sino en un conjunto de derechos que lo protegen de los abusos personales.
 
Derechos que, aunque el presidente los insulte y denigre, constituyen un orgullo democrático de la Argentina en su relación con el mundo.
 
Vamos entrando en un terreno de definiciones políticas que seguramente van a crear reagrupamientos políticos. La definición principal es el "fenómeno Milei". ¿Es un hecho común de la política? ¿Es LLA un partido nuevo más?
 
La primera repercusión -especialmente para quienes hemos sufrido proscripciones y persecuciones diversas en nuestra historia- es la de pensar en el actual equipo dirigente del Estado como el fruto de la diversidad democrática, es decir, como "un partido más".
 
Naturalmente que esto es así en términos de derechos jurídicos. Pero no equivale a sostener que desde la máxima autoridad del Estado salgan definiciones sobre la vida política que alienten conductas reñidas con la Constitución y la vida social.
 
¿Son neutrales en términos políticos, los ataques neuróticos del presidente contra diputados, gobernadores, dirigentes políticos de estados nacionales cercanos al nuestro? ¿Son legales el maltrato a personas de la cultura y de otros ámbitos a causa de su posición crítica con relación a Milei y su gobierno? Esas cuestiones están pasando ante nuestros ojos con reacciones claramente insuficientes. El insulto a hombres y mujeres de estado de países hermanos no está entre las atribuciones que protege la Constitución.
 
¿Es cierto que postular la posibilidad de un juicio político al presidente es una conducta antidemocrática? El presidente de una democracia no pertenece a una casta superior. Le corresponden todos los derechos y las obligaciones que cualquier ciudadano debe respetar y su especificidad es, justamente, la naturaleza de los bienes que está obligado a defender.
 
Claro que todas estas objeciones parecerán torpes o insignificantes para los cultores de las "nuevas formas de comunicación". El problema es que la novedad (el progreso técnico, el descubrimiento) no puede adquirir el derecho a imponerse como regla por efecto de la costumbre.
 
La violencia simbólica en las redes es una conducta inmoral y antidemocrática, más allá de la existencia eventual de una ley específica al respecto. El hecho de envenenar la vida colectiva con mentiras, provocaciones y violencias de distinto tipo no es una elección válida para un pueblo democrático y pacífico.
 
Es algo parecido a la portación de armas: puede argumentarse que se pretende un recurso defensivo...pero es un recurso que debe ser regulado de modo estricto. Porque si tomamos el camino "libertario" nuestro país se puede parecer a una jungla (como sucede con la población de un Estado que le dice a todo el mundo qué es lo que hay que respetar, pero no respeta ninguna regla común si estorba a sus intereses).
 
El juicio político es un instituto constitucional tanto como la elección del presidente y del Congreso. Claro que hay que pensar con mucha responsabilidad en este asunto, porque la institución del juicio político tiene como sentido central el de garantizar el control del cumplimiento de las tareas públicas.
 
Pero esa protección a la institución presidencial no tiene nada que ver con el uso irresponsable del insulto y el agravio a personas cuyo derecho a la expresión es tan sagrada como la institución del congreso nacional y de la presidencia. Si estas cuestiones fueran objeto de un amplio debate público no faltarían las objeciones multimediáticas: atacan a la "libertad de prensa".
 
Tenemos un tramo difícil de nuestra vida política por transitar. Parece que es muy importante un debate público sobre la democracia argentina, sus problemas viejos y nuevos, su relación con el poder social y el dinero, su dimensión regional, su respeto por la diversidad política y su opción por la paz y contra la violencia (física o verbal) como arma política.
 
Por Edgardo Mocca
 
Fuente: El Destape
 

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17-12-2025 / 09:12
A días de cumplir su segundo año de gestión, el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei busca aprobar su primer presupuesto sin frenar en las curvas. Tras conseguir dictamen de mayoría con ayuda de gobernadores aliados, este miércoles se trata la "Ley de Leyes" en Diputados. Envalentonada, Patricia Bullrich buscará incluirlo también en la sesión del viernes 26, en la que se debatirá la reforma laboral en el Senado. Para sorpresa de la oposición, el dictamen deroga el Financiamiento Universitario y la Emergencia en discapacidad. Ambas iniciativas fueron sancionadas por el Congreso, vetadas por el Gobierno e insistidas en ambas cámaras. El nuevo proyecto deroga el ajuste automático de las asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo y le da discrecionalidad al gobierno.
 
En un súper miércoles, la Casa Rosada intentará disciplinar al Congreso con la ley de "Disciplina Fiscal", que penaliza a quienes atenten contra el excel libertario y buscará avanzar con la aprobación de un blanqueo blue rebautizado "inocencia fiscal". La CGT llamó a movilizar contra el desfinanciamiento de la educación, la ciencia y la tecnología.
 
Al Gobierno le quedan menos de diez días hábiles para cumplir los deberes que le fijaron Donald Trump y el FMI: tener un presupuesto y sancionar una reforma laboral. Ayer, la Comisión de Presupuesto y Hacienda que preside Bertie Benegas Lynch dejó listo el dictamen que el oficialismo buscará aprobar este miércoles. Los apoyos para reunir las 28 firmas -sobre un total de 46- llegaron de la mano de sus aliados del PRO, la UCR y el MID, y de los gobernadores de Catamarca, Tucumán, San Juan, Mendoza y Misiones.
 
De esas 28 firmas, seis fueron en disidencia, lo que obliga al Gobierno a continuar las negociaciones si no quiere correr una suerte similar a la que atravesó durante el tratamiento de la Ley Bases, que perdió buena parte de su articulado en el camino.
 
Para asegurarse los respaldos, la administración de Milei abrió la billetera. En los últimos días, los gobernadores colaboracionistas recibieron Aportes del Tesoro Nacional. El misionero Hugo Passalacqua recibió 12 mil millones de pesos; el chaqueño Leandro Zdero, 11 mil millones; y el tucumano Osvaldo Jaldo, 20 mil millones. Esta última fue la cifra más generosa que el Gobierno envió a una provincia en todo 2025.
 
Además, el lunes por la noche la Casa Rosada envió al Congreso la reforma de la Ley de Glaciares. La iniciativa habilita a las provincias a avanzar con proyectos mineros sobre reservas estratégicas de agua. De aprobarse, Catamarca, Mendoza y San Juan quedarían entre las principales beneficiadas para hacer negocios con las multinacionales yanquis que miran de reojo.
 
Si bien existe consenso entre la mayoría de los bloques en que el Gobierno no puede seguir administrando el Estado sin un presupuesto, el proyecto no contempla partidas para recomponer los ingresos de los jubilados, no prevé mecanismos para reactivar la obra pública ni incluye un solo artículo orientado a impulsar la actividad económica.
 
Todo el andamiaje se reduce a blindar el equilibrio fiscal, que Milei alcanzó a fuerza de recortar en todas las áreas sensibles del Estado, a excepción del pago de los intereses de la deuda. Además, las metas que fija parecen a simple vista difíciles de cumplir. El proyecto prevé un crecimiento de la economía del 5 por ciento del PBI, una inflación anual del 10,1 por ciento y proyecta un dólar a 1423 pesos para diciembre de 2026. Esto último está por debajo del precio actual.
 

16-12-2025 / 10:12
Las reformas que impulsa el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei, en especial la laboral, buscan sin disimulo convertir a nuestro país en una economía colonial de enclave, productor de materias primas, sin industria y en donde sobre más de la mitad de los argentinos. En el país cierra una empresa por hora y 400 trabajadores por día se quedan sin empleo. El cálculo surge de tomar en cuenta que "el Peluca" y su motosierra destruyeron 19.114 firmas dejando en la calle a algo más que 264 mil asalariados registrados en sus dos primeros años de gobierno.
 
Para Argentina es un cambio dramático, pues es uno de los países en donde la legislación laboral del siglo XX más avanzó en el sentido de proteger a los trabajadores. Por esa razón, por ese "mal ejemplo" para la región latinoamericana, el objetivo del FMI de retroceder más de un siglo en las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el mundo laboral, haya sido tomado con tanta energía por los últimos gobiernos de derecha y mucho más ahora bajo el modelo reaccionario extremo que impulsan los desquiciados Milei, Sturzenegger, Caputo y cía.
 
Todos y cada uno de los puntos del extenso proyecto que acaba de aterrizar en el Congreso es un muestrario de la ideología conservadora y retrógrada que alienta a este gobierno como fiel representante de la elite económico-financiera también conocida como "círculo rojo". A tal extremo esto es así que el gobierno ni se molestó en desmentir lo que hace un tiempo se conoció: los autores materiales de este engendro son los estudios de abogados que prestan sus servicios a las corporaciones más poderosas, los llamados "dueños de la Argentina". Es el gobierno para los ricos.
 
El sueño húmedo de esta minoría enferma de codicia es voltear, una por una, todas las protecciones legales que tienen los trabajadores argentinos, aunque también debe decirse que buena parte de ellas ya fueron demolidas de hecho por el propio accionar de un mercado laboral que, con independencia de los gobiernos que se sucedieron desde el estallido social y la gran crisis económica de 2001, dejaron a casi la mitad de los asalariados desempeñándose "en negro", al margen de la formalidad.
 
Lo que veremos en las próximas horas en el Congreso les dejará en claro a los argentinos quiénes son los senadores y diputados dignos de ser llamados oposición y quiénes se someterán ante las ofertas de dinero que ya está circulando por oscuras vías. Gobernadores dialoguistas también estarán en el "toma y daca" que este gobierno puso en marcha sin que la gran prensa porteña, convertida en vocera oficial de la Casa Rosada, hable como lo hacía habitualmente de "látigo y billetera" con otros gobiernos que nunca llegaron a extremos de manipulación de los recursos fiscales como el actual.
 
El triunfo electoral de octubre de Milei es el combustible que aceleró la decisión de avanzar con este proyecto y con otros que también buscan reconfigurar en profundidad el diseño social, económico e institucional de la Argentina. La llamada ley de tierras, de glaciares, la reforma educativa, la tributaria, etc. conforman una ofensiva de los sectores concentrados de la economía contra el conjunto social. Convertir a este país en una economía colonial, sin industria, sin ciencia, sin educación de calidad, sin protección social ni laboral para las mayorías populares es una meta que está en las mentes de los libertarios. La política de tierra arrasada que se proponen les resulta indiferente, pues la ambición de poder -político y económico- está por encima de todo.
 
La CGT convocó a una movilización a la Plaza de Mayo para el jueves a la que adhirieron las dos CTA, ATE y otros gremios, el peronismo, organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda.  Para aterrorizar, la especialidad del mileísmo, aplicarán el protocolo antipiquetes. Si la movilización es masiva, cuesta creer que la amenaza de represión violenta se cumpla. Crispar el clima social en vísperas de fin de año, en nuestro país, nunca tuvo buenos resultados para los gobiernos.
 
La Opinión Popular
 

14-12-2025 / 09:12
Bajo el mote de reforma laboral se esconde la decisión de Javier "el Loco" Milei que pretende consagrar institucionalmente, en 2026, los objetivos que en 1976 se planteara la dictadura militar genocida. Los cambios en el proceso de acumulación en el marco del genocidio, el endeudamiento, la valorización financiera y la fuga de capitales, la desindustrialización, el modo de incorporación del cambio tecnológico y la llegada del capitalismo de plataformas, produjo una sustancial alteración de la relación capital-trabajo, obviamente en desmedro del conjunto de los trabajadores.
 
En ese marco de brutal regresividad en las condiciones materiales de vida de quienes trabajan, se sucedieron en las distintas administraciones conservadoras cambios normativos, todos con la misma dirección. 1. Abaratar el precio del trabajo. 2. Facilitar el despido. 3. Debilitar los convenios colectivos. 4. Limitar y destruir la organización sindical.
 
Estas orientaciones fueron parte de los cambios normativos que impulsó la dictadura militar, de las leyes que llevaron adelante Cavallo, Menem y De la Rúa, del frustrado intento de Macri y también del proyecto de Milei. Proyecto este cuya profundidad en términos de alteración de la Ley de Contrato de Trabajo solo es equiparable a lo planteado hace 50 años por la dictadura militar.
 
Además, se lleva a cabo la directa eliminación de los costos del despido a partir de la creación de un Fondo de Asistencia Laboral que se financiará con tres puntos de las actuales contribuciones patronales. A la vez, se les reduce en un punto adicional los aportes a los empresarios en relación a las obras sociales que dejarían de percibir un punto de los que están recibiendo en la actualidad.
 
En síntesis, cuatro puntos de los aportes patronales dejan de financiar las jubilaciones y la salud de los trabajadores, con el objeto de eliminar los costos del despido y reducir los costos laborales. Situación ésta que implica una redistribución de ingresos desde los trabajadores al capital, cercana a los 3000 millones de dólares.
 
Las experiencias internacionales y la propia experiencia nacional indican que estas propuestas solo profundizan la desocupación, la informalidad y la pobreza. Es más, aspectos laborales de esta naturaleza son los que contenía la Ley Bases y que ya tuvieron dos años de aplicación en el curso del gobierno de Milei. Años que lejos de promover el empleo registrado, coexisten con la destrucción de 222 mil puestos de trabajo formales registrados de los cuales 139 mil son del propio sector privado, al tiempo que el monotributo y los asalariados no registrados constituyen las formas de inserción laboral de mayor importancia en los últimos dos años.
 
Por si esto fuera poco, los modelos que pregonan los funcionarios libertarios como objetivos a alcanzar por la Argentina, no hacen más que negar con la evidencia lo que el propio gobierno pregona para justificar lo que propone. Poner como ejemplo a seguir países como Paraguay o Perú, que prácticamente carecen de legislación laboral, resulta inentendible. Estos dos países exhiben, aún sin legislación laboral, niveles de informalidad superiores a los que hoy exhibe la Argentina.
 
Para frenar esta ofensiva hay que convocar a la sociedad a discutir la necesidad de relaciones laborales diferentes para un país distinto al que construye Milei. Para eso necesitamos relaciones laborales que se edifiquen en base a la redistribución del ingreso, la revalorización del trabajo y la necesidad de expandir derechos para todos aquellos que trabajan independientemente del tipo de inserción laboral que tengan.
 
La Opinión Popular
 

13-12-2025 / 09:12
El proyecto de país que perfila el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei tomó el aspecto de una sociedad sin derechos organizada por el mercado. El mercado elimina el concepto de soberanía y decidirá quién irá preso y quién se tomará vacaciones. A su vez, el mercado está organizado por una escala jerárquica según el poder económico.
 
O sea: la libertad de los libertarios es como la milanesa tucumana hecha con papel higiénico. Y de postre: inflación. Si alguno pensó que el esfuerzo valía la pena, el 2,5 de inflación -medido por un Indec que todo el mundo sabe trucho-- le dio una mala noticia: se quedó sin trabajo, se quedó sin empresa, y además tiene inflación.
 
En la misma semana asumió Joaquín Mogaburu como subsecretario de Derechos Humanos y se presentó el proyecto de reforma laboral en el Congreso. El nuevo funcionario es un personaje ligado a los represores y da cursos en los cuarteles sobre "memoria completa".
  
Mogaburu aboga por la conciliación y el perdón a los genocidas. El combo es coherente con el protocolo de seguridad que criminalizó la protesta social, el decreto que permitió a las fuerzas armadas intervenir en conflictos internos y la eliminación del derecho a huelga y otros derechos como lo estipula la reforma laboral enviada al Congreso.
 
Durante el mes hubo decenas de actos sobre derechos humanos en centros culturales, casas de la memoria y en plazas de todo el país. Y el jueves se realizó un festival en la Plaza de Mayo encabezado por Madres, Abuelas y el Serpaj de Adolfo Pérez Esquivel. Al mismo tiempo, la CGT anunciaba un acto público para oponerse al proyecto de ley enviado al Congreso.
 
No hay derechos humanos y no hay derechos laborales. No hay derecho a la protesta y no hay derecho que proteja contra la tortura y la violación como reclaman los que piden la libertad de torturadores y violadores que actuaron tras haber usurpado el Estado durante el golpe genocida. No hay sujetos de derecho en esta sociedad que conciben los libertarios y que ha sido votada por muchos que perderán los derechos que tenían.
 
Con el mercado se come, con el mercado se educa, con el mercado se cura. Si eso era difícil con la democracia, el mercado ni se lo plantea porque el único derecho que reconoce es el del que tiene más capital. El mercado habla de méritos, pero los derechos no se ganan. Los derechos implican también responsabilidades, pero no se ganan por méritos. Al menos la democracia reconoce que todos tienen derecho a comer, a la educación y a la salud. Después dependerá de los gobiernos proveer esos derechos.
 
Los libertarios inventaron una democracia con voto, pero sin derechos. Y los derechos son para todos porque son inherentes a la condición del ser humano. Si son para pocos, no califica. La democracia se construye sobre los derechos ciudadanos. Sin esos derechos básicos no hay sistema democrático. Este gobierno habla de democracia y libertad, pero cuando hace la milanesa, le pone papel higiénico en vez de libertad y democracia.
 

12-12-2025 / 10:12
El gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei mandó al Senado un proyecto de contrarreforma para eliminar derechos laborales, sindicales y de huelga que atrasa un siglo. Contra la Constitución desconoce hasta la jornada de 8 horas y el derecho a huelga. Redactado por los abogados de las grandes empresas, de Paolo Rocca, Galperin y Eurnekian, en cada rubro empeora la posición de los trabajadores. Perjudica también a monotributistas e informales y se propone financiar los despidos con la plata de los jubilados.
 
El gobierno libertario demoró la presentación de la contrareforma laboral, que no registra precedentes desde la dictadura genocida de 1976, para estirar los tiempos de negociación y definir cuán a fondo iría en su ofensiva contra los trabajadores y el sindicalismo. El proyecto que ingresó al Senado retoma lo peor de todas las versiones anteriores y lo condensa en 71 páginas y 191 artículos.
 
Enmascarada en una supuesta "modernización", la iniciativa retrocede más de un siglo y desconoce pilares básicos del derecho laboral como la jornada de ocho horas y restringe el derecho a huelga. Lejos de mejorar la vida de los trabajadores, crear empleo o incorporar a los informales al mercado formal, la reforma sólo busca abaratar costos para que el empleador pueda despedir y amplía la desprotección sobre el sector más débil.
 
Los especialistas coinciden en que "invierte la presunción de laborabilidad" perjudicando a monotributistas y trabajadores "independientes". El texto final del proyecto confirma la transferencia regresiva de los derechos de los trabajadores en favor del gran capital, debilita su capacidad de organización y faculta al empleador para modificar condiciones laborales según sus necesidades.
 
La reforma laboral, firmada por Milei, fue elevada al Congreso de manera errónea por parte de Gobierno. Legisladores opositores y abogados laboralistas cuestionaron el ingreso por el Senado, ya que la reforma laboral contiene un capítulo tributario que modifica impuestos centrales. Al respecto, la Constitución fija que toda ley de carácter impositivo debe originarse en Diputados.
 
La reforma laboral que impulsa Milei atrasa porque reinstala un modelo previo al propio nacimiento del derecho laboral. La abogada Natalia Salvo advierte que es "una novedad de museo que nos devuelve a un tiempo sin normas". El proyecto permite jornadas de hasta 12 horas, un retroceso a antes de la Ley 11.544, conquistada después de las huelgas y masacres de la Patagonia y la Semana Trágica.

También elimina ítems remunerativos para achicar aguinaldo y vacaciones, ahora fraccionadas como en etapas de precariedad anteriores a cualquier estándar moderno. Al mismo tiempo, remarca que la iniciativa desconoce los avances globales sobre las plataformas: mientras en Europa los tribunales y países como España o Portugal ya reconocen a esos trabajadores como dependientes, aquí se los deja en un limbo jurídico. Modernizar sería ampliar la protección, no recortarla. Con un 43 por ciento de informalidad, el proyecto empuja al país hacia un pasado sin resguardo, donde la relación laboral quedaba librada a la voluntad de la patronal.

Un Gobierno que miente en todo, presenta el argumento principal en la supuesta "creación de trabajo formal". Silogismo falaz, acaba de ser refutado por un hombre del gran capital, el abogado Julián de Diego. Dijo que "sin crecimiento, no habrá generación de empleo". Ese crecimiento se presenta, como promesa lejana, relato de un provenir etéreo, medido en décadas. Equiparada a Irlanda, Alemania, y otras naciones. Por ahora, lo que hay es recesión, inflación en alza y deuda. Cada vez más deuda.

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