Nacionales - 03-04-2024 / 08:04
INSINCERA RECONCILIACIÓN CON LAS FUERZAS ARMADAS
Muy hipócrita: Milei, admirador de Thatcher, aprovechó Malvinas para reivindicar a los militares genocidas
El presidente Javier Milei --que durante la campaña se jactó de ser fanático de Margaret Thatcher, la primera ministra británica en el momento de la Guerra de Malvinas-- utilizó el día del veterano y de los caídos en la Guerra de las Malvinas para proponer lo que él denominó "una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas". Una convocatoria que fue rechazada por organismos de derechos humanos que ven una nueva escalada negacionista de los crímenes de la dictadura.
Javier "el Loco" Milei concedió sin que se le mueva un pelo la ampliación unilateral de la Zona de Exclusión en el mar argentino. Pero ahora habla del "inclaudicable reclamo de soberanía". No parece que pensaba lo mismo cuando se reunió en Davos furtivamente con David Cameron, quien un mes después realizó la primera visita de un canciller británico a las islas, durante la cual formuló declaraciones humillantes para los argentinos y luego rapiñaron gran parte del mar. La reacción del gobierno de Milei fue tan mínima y tardía que cualquiera podría pensar que la movida estuvo arreglada en esa reunión de Davos.
Milei ha expresado su admiración por la criminal de guerra, Margaret Thatcher, quien mandó asesinar a 600 argentinos que se encontraban fuera del teatro de operaciones. Como la Thatcher, los conservadores británicos suelen aprovecharse de la estupidez de la derecha argentina. Cameron, con sus bravatas desde Malvinas y la usurpación del mar, trató de desviar la atención del pueblo inglés de la crisis que sufre ese país por el Brexit y por la guerra en Ucrania.
Por más discurso hipócrita que haga, Milei no defiende la soberanía argentina. Estados Unidos fue aliado de Gran Bretaña en la guerra de Malvinas y la acompañó aportando inteligencia y logística. Este presidente que habla de "inclaudicable reclamo de soberanía" alineó la política exterior del país con la de Estados Unidos. La economía de Estados Unidos está en pleno repliegue. Milei expulsa inversiones chinas o rusas, pero no las puede reemplazar por norteamericanas.
Desde que asumió, Milei recibió la visita del secretario del Departamento de Estado (canciller), Anthony Blinken, del jefe de la CIA, William Burns, y dos veces de la jefa del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos, Laura Richardson. En ese tiempo, Milei entregó el control del Río Paraná al Ejército de EEUU, congeló la relación con China y con Rusia y despotricó contra los gobiernos de la región que respaldan el reclamo argentino por Malvinas.
Las declaraciones ofensivas contra los presidentes de Chile, Brasil, México y Colombia, más el conflicto diplomático con Venezuela constituyen una forma de obstaculizar el proceso de integración regional que se fue gestando, en parte por la fuerza de los hechos y en parte por los impulsos de algunos gobiernos. A Argentina le conviene la integración regional. Pero a EEUU no, porque trastoca su relación desigual con la región. Milei juega como cipayo de los intereses yanquis en detrimento de los intereses argentinos.
El gobierno de Milei rechazó la compra de 30 cazas chinos supersónicos cero kilómetro y de última generación para adquirir 24 aviones yanquis viejos que tienen más de veinte años de vuelo, que no están totalmente equipados y que al comprarlos debe comprometerse a no usarlos contra Gran Bretaña. Milei hizo todos los deberes y hasta ahora ni siquiera ha podido conseguir del FMI ni un dólar de los 15 mil millones por los que está rogando.
En su discurso en el Día de los derechos argentinos por las islas Malvinas, Milei criticó a la dirigencia política que "hizo hasta lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras Fuerzas Armadas" y anunció una nueva era de "reconciliación". La sociedad no está indispuesta con las Fuerzas Armadas. Con los que no hay reconciliación es con los genocidas. No son los políticos solamente los que condenaron a los genocidas responsables de la derrota en Malvinas. La comisión Rattenbach estaba conformada por dos generales, dos brigadieres y dos almirantes.
La comisión calificó a la guerra de una "aventura militar" de la dictadura, una guerra para la que las Fuerzas Armadas argentinas no estaban preparadas. La única reconciliación imposible es con los genocidas. Con las Fuerzas Armadas, la sociedad no tiene encono, a menos que los defiendan y justifiquen los horrores que cometieron.
EL PRESIDENTE ENCABEZÓ EL ACTO POR EL ANIVERSARIO DE LA GUERRA DE MALVINAS
Milei y la reconciliación con las Fuerzas Armadas
El acto por el aniversario de Malvinas fue aprovechado por el gobierno para resaltar la política económica, criticar a los gobiernos anteriores y rescatar la imagen de Roca.
El presidente Javier Milei --que durante la campaña se jactó de ser fanático de Margaret Thatcher, la primera ministra británica en el momento de la Guerra de Malvinas-- utilizó el día del veterano y de los caídos en la Guerra de las Malvinas para proponer lo que él denominó "una nueva era de reconciliación con las Fuerzas Armadas". Una convocatoria que fue rechazada por organismos de derechos humanos que ven una nueva escalada negacionista de los crímenes de la dictadura. En el discurso que dio el martes por la mañana desde el cenotafio a los caídos, en Plaza San Martín, hizo, centralmente, una oda al gobierno de Julio Argentino Roca. Teorizó que "el mundo no toma en serio" el reclamo de la Argentina por la soberanía de las islas porque como país "no tenemos una economía próspera", y porque "las fuerzas armadas no son respetadas". Dos elementos que, según Milei, sí priorizó Roca. La culpa de que eso no ocurra, dice el presidente, es de "la dirigencia política de las últimas décadas", a los que denominó "defaulteadores seriales y corruptos". En esa línea, admitió que LLA quiere lograr "lo mismo que la generación del 80: un Estado restringido a sus funciones esenciales y libertad para comerciar y circular".
La jornada tuvo otro momento del que el expresidente Roca estaría orgulloso: Milei utilizó la justa causa por el reclamo de la soberanía en Malvinas como excusa para cambiar el nombre del salón de Casa Rosada que se llamaba "Pueblos Originarios". Lo denominó "Héroes de Malvinas". En el Cenotafio, horas antes del acto que encabezó Karina Milei y el vocero Manuel Adorni en Casa Rosada, el Presidente había dicho que gracias a Roca "hubo progreso, soberanía y la Argentina se pobló". "De ser una tierra de bárbaros pasamos a ser una tierra de inmigrantes", vociferó.
Desde el entorno íntimo del Presidente fueron más allá: tras el cambio de nombre, dijeron a este diario que "reivindican la campaña del desierto", que llevó adelante Roca entre 1878 y 1885 y que, en realidad, se trató de un genocidio a los pueblos originarios que poblaban la Patagonia. "El nombre Pueblos Originarios para este salón era controversial. Esa no es una causa de todos los argentinos", dijeron desde su círculo íntimo y dispararon provocadores: "Los pueblos originarios en realidad de argentinos tienen poco". Vale aclarar que en Casa Rosada ya hay un patio que se llama "Patio de las Malvinas Argentinas", que fue inaugurado en 2012, con motivo del trigésimo aniversario del hundimiento del crucero ARA General Belgrano, por la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Milei llegó a la Plaza San Martín poco antes de las diez de la mañana acompañado por su hermana, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y, para sorpresa de todos, también por la vicepresidenta Victoria Villarruel. En la previa del acto, por las discusiones internas que protagonizan, se había dicho que ambos participarían de actividades distintas. Cosa que finalmente no ocurrió. Los dos estuvieron en el cenotafio, ninguno estuvo en el cambio de nombre del salón de Casa Rosada --que fue una idea de Karina Milei--, y Villarruel tampoco estuvo en la misa que se hizo por la tarde, como se había anticipado. Allí solo fueron la canciller y diputados de LLA.
En Plaza San Martín, por la mañana, recibieron al presidente --además de los granaderos, militares y excombatientes-- gran parte del gabinete. Estuvieron el jefe de los ministros, Nicolás Posse; la canciller, Diana Mondino; el ministro del Interior, Guillermo Francos; el ministro de Salud, Mario Russo y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem. Con ellos arribó el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri. También se los vio al jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Xavier Julián Isaac; el del Estado Mayor General de la Armada, Carlos María Allievi; del Ejército, Carlos Alberto Presti y Fernando Luis Mengo, de la Fuerza Aérea. La que se perdió el acto por llegar tarde fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Luego de entonar el Himno Nacional, Milei y Villarruel caminaron juntos hasta la placa que recuerda al Soldado Desconocido. Ambos dejaron una ofrenda floral. La vicepresidenta, hija de un militar excombatiente de Malvinas que además se vanagloriaba de haber intervenido en la "lucha contra la subversión", se emocionó. Milei se dio cuenta y la abrazó.
El acto tuvo solo dos discursos. El primero fue el del jefe de gobierno porteño. Jorge Macri que, a diferencia de lo que dijo Milei, no sólo consideró la guerra como "incomprensible" y destacó el "uso político de su relato triunfalista". También señaló que tras la derrota "trajeron (a los soldados) escondidos, en la oscuridad cómplice de la madrugada". Por último indicó que "no nos va a alcanzar el tiempo para pedir disculpas a los que se fueron como héroes y volvieron escondidos en la madrugada".
Luego llegó el turno de Milei que leyó su discurso."El mejor homenaje a los que dieron la vida por nuestro país es defender el reclamo por Malvinas, pero un reclamo real y sincero. No meras palabras en foros internacionales con nulo impacto en la realidad y que solo le sirven al político de turno para impostar un falso amor por el país", dijo el presidente que se abrazó con el canciller británico sin emitir una queja por la presencia militar de la OTAN en las islas. Luego, siguió con las críticas a los gobiernos que lo precedieron: "Nos hemos cansado de escuchar a lo largo de las últimas décadas a políticos que se golpean el pecho defendiendo el justo reclamo sin que tengan un solo resultado para mostrar".
En ese momento indicó que para que los reclamos soberanos sean escuchados "es necesario que el país y su dirigencia sean respetados, ya que nadie tomaría en serio el reclamo de dirigentes que más que una visión de país defienden un modelo de negocios", y enumeró dos cuestiones que para él deben darse como condición para que respeten nuestra soberanía: "que la nación sea protagonista en el comercio internacional y que cuente con FFAA capaces de defender su territorio frente a cualquiera que intente invadirlo".
Milei dijo que en la Argentina, "producto de la dirigencia política de las últimas décadas, no ha cumplido con ninguna de las dos condiciones". "No es coincidencia que poco y nada se haya avanzado en el reclamo por nuestras islas", opinó y expresó, sin ningún sustento, que su gobierno es "el primero que se hace cargo de esta situación y que tiene un rumbo claro para ser un país próspero y soberano".
Allí comenzó con sus elogios a Roca. "No hay que irse muy lejos para ver que la generación del 80 consolidó nuestra soberanía y nos marcó el rumbo", remarcó y dijo que Roca "comprendió como nadie el mandato de una economía próspera y fuerzas armadas respetadas como base de una nación grande".
"Como demostró Roca, no hay soberanía o respeto internacional por nuestros intereses si la dirigencia política hace lo imposible para ensuciar el nombre de nuestras FFAA", marcó y agregó: "En los años donde se consolidó nuestra soberanía las fuerzas armadas eran valoradas por el conjunto de la dirigencia y la sociedad. Vestir un uniforme era motivo de enorme orgullo. La política ha querido borrar eso de nuestra memoria colectiva hostigando y humillando a nuestras fuerzas". Milei pronunció aquello como si desde 1880 hasta la actualidad las fuerzas armadas no hubiesen hecho nada para perder prestigio, como la sucesión de golpes de estados que realizaron desde 1930 hasta el más trágico de 1976 con 30 mil desaparecidos y el robo de bebés.
En ese momento fue que el Presidente propuso "una nueva era de reconciliación con las FFAA que trascienda a este gobierno". Hubo aplausos, aunque también un excombatiente que le gritó a Milei "traidor". Él fue expulsado del lugar por la custodia presidencial. Otros vitoreaban: "Viva la Libertad Carajo". Así terminó el Jefe de Estado su discurso: gritando su frase de cabecera y encomendando la suerte de los argentinos "a las fuerzas del cielo".
Por Luis Bruschtein
Por Melisa Molina
Fuente: Página 12