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Sociedad e Interés General - 22-03-2024 / 06:03
EL 22 DE MARZO DE 1971, LA JUNTA DE COMANDANTES EN JEFE DE LAS FUERZAS ARMADAS DESTITUYE AL PRESIDENTE DE FACTO

Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto

Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto
Asume la presidencia de la Nación el general Roberto M. Levingston (izq.). A su lado se encuentra el general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Partido Militar.
Por Blas García  
A partir de 1969, conflictos gremiales, paros activos y puebladas como el Cordobazo se manifestaban en todo el país. También empiezan a surgir las guerrillas urbanas del ERP y Montoneros. La incapacidad para gobernar de Juan Carlos Onganía fue el detonante para un golpe interno, producido en junio de 1970, cuando los militares impulsan su reemplazo en la presidencia por el general Roberto Marcelo Levingston.
 
Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Partido Militar. Pero, durante su breve presidencia se incrementaron las protestas populares y la actividad guerrillera.
 
La pueblada en Córdoba, el 11 de marzo de 1971, conocida como el Vivorazo pondrá fin a la breve gestión de Levingston y a su delirio de crear un movimiento político "populista" sin tener en cuenta la opinión del pueblo y en contra del Partido Peronista.
 
El 22 de marzo de 1971, la Junta de Comandantes en Jefe de las tres fuerzas armadas (Ejército, Marina y Aeronáutica), destituye al presidente de facto Levingston y el general Lanusse asume en su lugar, como nuevo dictador militar.
 
Batalla de Caseros: Triunfo de la Oligarquía y Derrota de la Patria 
Por Blas García

 
Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto 
El 18 de junio, del año 1970, el general de brigada Roberto Marcelo Levingston asumía como presidente de la Nación.


La incapacidad del gobierno de Juan Carlos Onganía, herido de muerte por elCordobazo, fue el detonante para un nuevo golpe interno, producido en junio de 1970. El general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Ejército, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura e impulsó el reemplazo en la presidencia de Onganía por el general Roberto Marcelo Levingston, que cumplía funciones como agregado militar en Washington.
 
El general Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Lanusse. Durante su breve presidencia se incrementaron las protestas populares y la actividad guerrillera.
 
Juan Perón, desde Madrid, alentaba la actividad guerrillera y hablaba del Socialismo Nacional como la solución para los problemas argentinos mientras que, para frenar los intentos políticos de Levingston tendientes a frenar todo intento democratizador, alcanzó un acuerdo conocido como "La Hora del Pueblo" con las principales fuerzas políticas, entre ellas el radicalismo. Los firmantes se comprometían a luchar por un proceso electoral limpio y a respetar los principios democráticos.
 
Levingston trató de dictar medidas de corte nacionalista que desviaran la atención sobre la cada vez más importante presencia de las multinacionales y los inversores extranjeros.
 
Convocó para ocupar la cartera de economía a Aldo Ferrer, un economista progresista. En ese contexto promovió la "Ley de compre argentino" que intentaba dar a las industrias nacionales gran parte del mercado interno. La nueva apolítica marcaba una ruptura con la línea económica ultra liberal impuesta por Adalberto Krieger Vasena.
 
Pero la opinión pública mantenía su escepticismo frente a estos cambios. Levingston no logró con su política "populista" conquistar la adhesión de los gremios peronistas y de los partidos volcados a la lucha por la apertura política y perdió, además, el apoyo decisivo de los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, que no veían con buenos ojos esta vuelta al nacionalismo económico.
 
En febrero de 1971, el gobernador de Córdoba, Camilo Uriburu declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial, peronista y de izquierda, que había llevado adelante el Cordobazo a la que comparó con una víbora venenosa.
 
Uriburu le "pedía a Dios que le depare el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora". A los pocos días el país se sacudió con un segundoCordobazo, llamado por sus protagonistas "Viborazo".
 
El general Levingston es destituido, como presidente de facto, por las Fuerzas Armadas 
El Vivorazo pondrá fin a la breve gestión de Levingston y a su delirio de crear un movimiento político sin tener en cuenta la opinión del pueblo.


El 22 de marzo de 1971, la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas destituye al presidente de facto Roberto Levingston. El 26 de marzo de 1971, Lanusse asumió la presidencia en un clima político totalmente desfavorable.
 
La violencia guerrillera crecía, el descontento popular también, Perón sumaba día a día más adictos y la continuidad del gobierno militar se tornaba muy difícil de sostener. Lanusse evaluó correctamente que el principio de solución a los múltiples conflictos pasaba por terminar con la proscripción del peronismo y decretar una apertura política que permitiera una transición hacia la democracia.

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El 24 de marzo de 1976 una sublevación cívico-militar derrocó a la presidenta constitucional, María Estela Martínez, instalando una dictadura de tipo permanente autodenominada "Proceso de Reorganización Nacional", gobernada por una Junta Militar integrada por tres jerarcas militares, uno por cada fuerza. La junta designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla.

El gobierno militar suprimió los derechos civiles de los ciudadanos y las libertades públicas, anuló las garantías constitucionales, suspendió la actividad política, vedó los derechos de los trabajadores, intervino los sindicatos y la CGT, prohibió las huelgas, disolvió el Congreso y los partidos políticos, y destituyó la Corte Suprema de Justicia.

La dictadura impuso el terrorismo de Estado como método sistemático, un régimen de represión ilegal, violencia indiscriminada, persecuciones, tortura sistematizada y desaparición forzada de personas, en el que se violaron masivamente los derechos humanos y se produjeron, en un verdadero genocidio, decenas de miles de desaparecidos.

Pero la dictadura no se instaló sólo para torturar y matar gente, sino para posibilitar una transferencia masiva de riquezas hacia los núcleos más concentrados de la economía, quienes se apropiaron además de buena parte de los negocios públicos. Durante el proceso militar, por ejemplo, el grupo Macri pasó de tener 7 a 47 empresas, mostrando que el golpe no fue solo accionar de fuerzas represivas. Y los empresarios que mandaban en 1976, siguen mandando.

Para imponer un régimen alejado de los intereses nacionales y populares, el golpe militar fue ejecutado en contra del Pueblo y del peronismo en su conjunto, institucional, política e individualmente. Pensado en función del molde agro exportador de fines del siglo XIX que, dados los cambios internacionales, derivó en el programa pro financiero y desindustrializador, el modelo neoliberal. Hoy Javier Milei y Victoria Villaruel expresan muchos de esos ideales de Videla y Martínez de Hoz, pero también de los grandes empresarios, eternos dueños del país.

El Terrorismo de Estado produjo miles de desaparecidos. Hubo 30.000 luchadores sociales barridos por la represión, de todos los sectores políticos populares y revolucionarios. La inmensa mayoría de las víctimas fueron jóvenes, la inmensa mayoría fueron cuadros y militantes de la clase trabajadora, la inmensa mayoría fueron peronistas.

El Proceso puso fin al "Estado de Bienestar" fundado por Juan Perón y al Proyecto Nacional y Popular concebido por el justicialismo desde la década del 40, dejando en lamentable estado la convivencia democrática, la economía, la sociedad y las instituciones, abriendo profundas grietas que recién después de más de cuatro décadas empiezan a ser curadas.

A 48 años de aquel infausto 24 de marzo, en el contexto de un gobierno anarco capitalista que niega, justifica o exalta los crímenes cometidos por las fuerzas represivas, convocamos a mantener viva la memoria del Pueblo en apoyo a la continuidad de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los crímenes de lesa humanidad cometidos y en defensa de los Derechos Constitucionales, los Derechos Humanos y las Libertades individuales de ayer, de hoy y de siempre.
 
Carlos Morales para La Opinión Popular 

23-03-2025 / 11:03
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