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Sociedad e Interés General - 25-02-2024 / 06:02
25 DE FEBRERO DE 1951

Cuando los argentinos derrotamos a los yanquis en los Juegos Panamericanos

Cuando los argentinos derrotamos a los yanquis en los Juegos Panamericanos
Los primeros Juegos Panamericanos se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, del 25 de febrero al 9 de marzo de 1951.
Los primeros Juegos Panamericanos se realizaron en la ciudad de Buenos Aires, del 25 de febrero al 9 de marzo de 1951.  La capital argentina había sido elegida por primera vez para organizar los Juegos Panamericanos en 1942, pero las secuelas de la Segunda Guerra Mundial continuaban en el mundo y se optó por realizarlos en 1951.
 
Durante el primer gobierno de Juan Perón, el deporte argentino conseguía una gesta irrepetible en nuestra historia: derrotó a los EE.UU. en los Juegos Panamericanos. Con 154 medallas, 68 de ellas de oro, 47 de plata y 39 de bronce, lograba ser el ganador absoluto de esta competencia muy por encima de Estados Unidos, con 98 medallas (46 oro, 33 plata, 19 bronce).
 
Argentina tuvo excelentes representantes, algunos de los ganadores de medallas doradas fueron: Ricardo Heber que venció en la final al yanqui Stephens Seymour con 68,08 m y por un metro de diferencia obtuvo el primer puesto en lanzamiento de jabalina; también se destacaron Emilio Ortiz al vencer en lanzamiento de martillo, Ingeborg Mello en lanzamiento de bala y disco, Sixto Ibañez en marcha de 50 km masculino y Estanislao Kocourek en los 110 m con vallas.
 
Eran tiempos dorados en la Argentina, también para el Deporte.
 
La Opinión Popular 

 
 

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

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