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Sociedad e Interés General - 16-02-2024 / 08:02
MURIÓ EL 16 DE FEBRERO DE 2007

Herminio Iglesias: Un pesado del peronismo

Herminio Iglesias: Un pesado del peronismo
El “espejismo de las mayorías” lo indujo a un error descomunal: no advertir que la quema del ataúd con las siglas del radicalismo, en la Avenida 9 de Julio, durante el acto de cierre de campaña de las elecciones del ’83, iba a enterrarlo a él y a su sueño de jugar en las grandes ligas; no percibió que lo que le había dado poder en el primer cinturón del Conurbano bonaerense resultaba indigerible al otro lado de la General Paz.
Herminio Iglesias fue peronista, sindicalista, intendente de Avellaneda, diputado y fallido candidato a gobernador de Buenos Aires en 1983 por el PJ. Su quema del ataúd con la sigla UCR fue el símbolo de la derrota del peronismo a manos del radical Raúl Alfonsín.
 
Participó del 17 de octubre de 1945. Presidió la agrupación vandorista "30 de Junio", en Avellaneda. Fue baleado en 1972 por otros peronistas. Corrió a tiros a Juan Manuel Abal Medina ese mismo año. Fue baleado otra vez, en este caso le rozaron el escroto, en septiembre de 1973, también por una interna con sus adeptos.
 
Tenía una fama basada en exabruptos, provocaciones y un curioso manejo del idioma. Era un exponente de la ortodoxia justicialista, una fórmula que con menos eufemismo podría traducirse como un "pesado" del peronismo bonaerense. Gozaba de un nombre en su territorio, Avellaneda, ganado, entre otras cosas, a fuerza de pistola.

Los que estábamos en las antípodas ideológicas de Iglesias recordamos -nobleza obliga- que las tres firmas que llevaba el documento de denuncia de la represión militar entregado a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, en plena dictadura, eran las de Alfonsín, Deolindo Felipe Bittel  y Herminio Iglesias. Y él se ofreció para entregar el documento donde el PJ y la UCR defendían a los derechos humanos. Eran tiempos donde no abundaban los valientes.
 
En Herminio había un elemento central del peronismo: la reivindicación de los humildes. Venía de abajo en serio, no se había criado en las bibliotecas, ni siquiera sabía dónde quedaban. Era duro, forjado en la vida, expresaba como nadie la cultura de la calle, la de la noche, la del dolor. No era un mafioso, como lo querían definir los cajetillas, tampoco un santón, como lo imaginaban algunos fanáticos de la política. Murió el 16 de febrero de 2007.

Alguno nos acusará por recordar a personas que tenían relación con el delito. En rigor, la política los sacó de la marginalidad, no como tantos a los que ahora la política los inició en el mundo de la corrupción y el delito. Y la gran mayoría de ellos tienen carreras universitarias.
 
Por Carlos Morales para La Opinión Popular 

 
 

Herminio Iglesias: Un
 
Es probable que el vaivén sea más propio de la ideología que de la naturaleza de este hombre nacido el 20 de octubre de 1929, hijo de un matrimonio de orensanos que llegó a América corrido por las hambrunas de Galicia. A los tres años los Iglesias se trasladaron de Villa Castellino, en Avellaneda.
 
Herminio era muy pequeño cuando, jugando con un motor, perdió el dedo índice de la mano izquierda. Su hermana Clara contó, para alimentar el mito del coraje, que "cuando se miró el dedo destrozado ni siquiera gritó. Ese pedacito de dedo estuvo en un frasco durante mucho tiempo. Nosotros le decíamos que mamá lo guardaba para ponérselo de nuevo. Y él esperaba. Un día se cansó de esperar, agarró el frasco y lo tiró a la basura".
 
La verdad es que Herminio estaba lleno de cicatrices y mutilaciones: un accidente de coche en la autopista Ricchieri, en 1965, le dejó un párpado retraído y una mirada extraña; en 1973, al salir de un velatorio, le metieron cuatro tiros en el cuerpo. Uno de ellos, reza la leyenda urbana, le rozó un testículo. Al periodista que le preguntó por el asunto le ofreció que el enigma lo dirimiera su hermana, "si estaba buena".
 
Aunque el estigma que lo persiguió más que ningún otro fue una escuela primaria terminada por la noche y a los tropezones. "Hay quienes no se comen las eses -se disculpaba- pero se comen el país."
 
Le dolía haber pasado a la popularidad por el "ganaremos conmigo o sinmigo", un desliz que coronó prometiendo, en el mismo mitin, "trabajaremos las 24 horas del día y de noche también".
 
Qué se le va a hacer. A los 13 años la pobreza lo obligó a entrar en Siam -Di Tella, pero la ignorancia no está reñida con la viveza y a los 21 era el delegado del personal: la Unión Obrera Metalúrgica no era un gremio de señoritas y él tenía una visión pragmática.
 
Fustigaba la corrupción ostentosa de los caudillos sindicales pero matizaba: "¡Ojo!, que yo no digo poner dirigentes jóvenes que hagan huelgas todos los días".
 
El, para ser coherente, nunca se fue del barrio aunque haya llevado en la muñeca un Rolex de oro macizo, manejado un BMW y disfrutado de una quinta con dos canchas de tenis (en Florencio Varela, eso sí). Cobraba una pensión como ex diputado, una tarea que lo aburrió. Por eso se hizo ver poco en el recinto, donde no intervino jamás.
 
Admitía que pudo haberse jubilado antes, como intendente, en 1973, "pero no lo hice porque tengo ética, porque tengo moral y porque en aquel entonces no tenía la edad suficiente".
 
El afecto a los perros desafiaba su imagen de duro, al punto de que los huesos de su chihuahua, Celeste, reposaban en una caja, sobre un mueble de su casa; practicaba billar en un club de Once, jugaba paddle dos o tres veces por día ("con Barrionuevo somos una pareja imbatible") y el fútbol no se le daba mal.
 
En un ejemplo de flexibilidad compatible con la política, integró las Inferiores de Huracán, fue socio de Independiente, socio vitalicio de Racing, pero su corazón, su corazón permaneció azul y oro.
 
Sus enemigos políticos le facturaron el pasado: hicieron saber que sus referencias a detenciones y torturas se vinculaban a cuatro procesos instruidos contra él entre 1965 y 1967, uno por asalto a un transporte y robo de 24 mil litros de aceite procedente de Brasil, dos por levantar quiniela clandestina y otro por amenazas.
 
En 1987 fue expulsado del PJ junto a Tomás de Anchorena, un aristócrata populista, y a Lázaro Rocca, un ex laborista, por presentar una lista opuesta a la oficial de Antonio Cafiero. El dijo que se iba por su propia decisión, "imposibilitado de compartir nada con socialdemócratas, comandos civiles y marxistas".
 
Ganó la intendencia de Avellaneda durante el último gobierno de Perón, entre 1973 y 1976, ocupó una banca de diputado nacional entre 1985 y 1989 y lo eligieron concejal desde 1991 a 1999. Podía ser mortífero y no sólo por el poder de fuego de sus custodios. A Manuel Quindimil lo lapidó el filo de sus comentarios: "Leí que Quindimil dijo que hay que jugarse por Cafiero. Si Quindimil nunca se jugó por nadie".
 
Otro de sus antiguos adversarios, el intendente de Avellaneda Baldomero "Cacho" Álvarez, el hombre que había dejado de concurrir al club Las Barracas para evitar confrontaciones riesgosas con "Herminio", le ofreció a su viuda, Carmen Cadena, el salón Eva Perón de la intendencia para velar sus restos.
 
Por Susana Viau
 
Por Julio Bárbaro
 

Fuente: "Murió Herminio, el del cajón", por Susana Viau (Página/12, 17 de febrero de 2007)

Herminio Iglesias: Un pesado del peronismo 
Herminio Iglesias fue intendente de Avellaneda entre 1973 y 1976. En la reapertura democrática de 1983 compitió por la gobernación bonaerense. Perdió y fue el símbolo de la derrota por la quema de un cajón con los colores de la UCR durante el acto de cierre del peronismo en la 9 de Julio.
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El 27 de octubre de 2010, en El Calafate, muere Néstor Carlos Kirchner. Una figura política decisiva en la Argentina de los últimos tiempos. Su muerte llegó en forma sorpresiva y además de generar intensos efectos emotivos, también provocó un fuerte impacto político.
 
Su Gobierno, el mejor desde el retorno de la democracia, generó un estilo que rescató la política del descrédito en que había caído, privilegió una decidida militancia social y juvenil, jerarquizó la figura presidencial y su autoridad, amplió el poder del Estado, reconstruyó la autonomía nacional. Significó un cambio total respecto al nefasto modelo neoliberal que se implantó con el golpe militar de 1976, se profundizó en la década de los 90 con el menemismo, explotó con la crisis de 2001 y terminó con el nefasto gobierno radical de la Alianza.
 
Hoy todos debemos reconocer de Néstor los logros concretos de su gestión, como: el crecimiento económico; el desarrollo de la industria nacional y la importante contracción de la tasa del desempleo; las mejoras salariales en la mayoría de las actividades, que superaron las proyecciones inflacionarias; el auge del consumo y el crédito; la ampliación de los beneficios jubilatorios para personas que no habían hecho aportes; la función activa del Estado desplazando al "mercado". Estableció un tipo de cambio alto para favorecer las exportaciones, dispuso tasas de interés bajas para promover la industria y aumentos reales de salarios para impulsar el mercado interno.
 
Además, el discurso reivindicativo, nacional y popular, frente a las grandes corporaciones empresariales y a organismos internacionales como el FMI; la renovación de la Corte Suprema; el concreto desendeudamiento con el Fondo Monetario Internacional; la política de Derechos Humanos y la nulidad de las leyes de obediencia debida: la integración regional... Por todo esto, ya tiene un lugar en la historia, con toda justicia.
 
A pesar que en este proceso se colaron nichos de corrupción política, como consecuencia de una dilatada permanencia en el poder, el descuido en el reclutamiento de colaboradores y el escaso control de su irregular cuadro de funcionarios, que contravino objetivos y rumbo, la derecha gorila argentina utiliza esto para evitar la discusión política de fondo y negar la historia.
 
Jamás, hechos de corrupción de funcionarios puede ser la referencia esencial para juzgar gobiernos o etapas políticas. Siempre es más importante lo que hicieron y porque hicieron. La Privatización de YPF por Menem, la Reforma Laboral de De la rúa o el brutal endeudamiento de Macri son más dañinos que las coimas a algunos funcionarios. Los escándalos personales impactan en la gente común pero las grandes decisiones económicas y políticas gravitan mucho más.
 
El móvil actual de la operación cultural, política y mediática anti-kirchnerista es tapiar la discusión sobre las políticas públicas de Kirchner. Los medios lo ponen en manifiesto en todo momento para cubrir o conceder espacios secundarios a los terribles daños que causaron las medidas neoliberales de los gobiernos de Macri y Milei. Se concentran en aspecto del pasado para no hablar del presente. Pretenden ocultar los derechos populares alcanzados y la presente anulación de esos derechos.
 
Hoy, cuando se pretende minimizar o anular las realizaciones de Néstor Kirchner, lo cierto es que ha marcado un antes y un después. Es parte fundamental en la realidad argentina, vive en el corazón de su pueblo, porque puso nuevamente en marcha un proyecto político peronista transformador que forjó nuevos derechos, en la pelea por la igualdad y la equidad social, en la lucha permanente de la causa nacional y popular por: la Soberanía Política, la Independencia Económica y la Justicia Social, contra el neoliberalismo antipopular.

Propaganda macrista: De Goebbels a Durán Barba 
Por Blas García   

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