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Sociedad e Interés General - 16-02-2024 / 07:02
16 DE FEBRERO DE 1961

El día que Frondizi tuvo que devolverles la CGT a los trabajadores

El día que Frondizi tuvo que devolverles la CGT a los trabajadores
El 16 de febrero de 1961 Arturo Frondizi devolvió los bienes e instalaciones de la CGT.
Por Blas García  
Luego del criminal bombardeo gorila al pueblo en Plaza de Mayo, en junio de 1955, llegó en septiembre el golpe militar de la oligárquica Revolución Libertadora, impulsada por el general Eduardo Lonardi, derrocando y exiliando a Juan Perón. El régimen militar gorila prohibió la actividad del sindicalismo peronista y el Partido Justicialista fue disuelto. El 16 de noviembre de 1955 fue intervenida la CGT, designándose a un militar, el capitán Alberto Patrón Laplacette, como interventor.
 
Los dirigentes sindicales peronistas que no habían sido encarcelados debieron pasar a la clandestinidad, y organizar la Resistencia Peronista. La CGT inicia así su intento de recuperar las conquistas sociales pisoteadas, lograr la anulación de la proscripción del peronismo y el regreso de Perón al país.
 
En octubre de 1960, sindicatos peronistas e independientes habían formado la Comisión de los 20, para exigir la devolución de la Confederación General del Trabajo (CGT), que permanecía intervenida por el gobierno desde el golpe militar de 1955, y luego de tanta presión el presidente accedió: el 16 de febrero de 1961 Arturo Frondizi devolvió a la Comisión de los 20, liderada por las 62 Organizaciones Peronistas, los bienes e instalaciones de la CGT.
 
Por Blas García 

 

La CGT sufrió múltiples fracturas desde 1935, cuando los 2 sectores principales, socialistas y sindicalistas revolucionarios, se enfrentaron causando la división de la central: CGT-Independencia (socialistas y comunistas) vs. CGT-Catamarca (sindicalistas revolucionarios).
 
La Confederación General del Trabajo fue fundada en 1930 y tuvo principios socialistas hasta 1945, cuando la mayoría se reconvirtió como peronista, mientras el socialismo y el comunismo se oponían a Juan Perón, quien había concedido derechos laborales reclamados durante años por socialistas como José Ingenieros y Alfredo Palacios.
 
Tras la Revolución de 1943, la mayoría de los dirigentes apoyó las políticas pro-obreras del titular de Trabajo y Previsión Social, Perón, y cuando éste fue encarcelado, la CGT logró su liberación luego de organizar un paro general para el día 18/10/1945, que se efectivizó el histórico 17 de octubre de 1945.
 
La Confederación, como central sindical unitaria, se convirtió en la columna vertebral del movimiento peronista, Ángel Borlenghi fue nombrado ministro de Interior y Juan Atilio Bramuglia fue ministro de Relaciones Exteriores.
 
Luego del bombardeo a Plaza de Mayo, en septiembre de 1955, llegó la Revolución Libertadora, impulsada por el general Eduardo Lonardi, derrocando y exiliando a Perón. El régimen militar prohibió la actividad del sindicalismo peronista y el Partido Justicialista fue disuelto. El 16 de noviembre de 1955 fue intervenida la CGT, designándose a un militar, el capitán Alberto Patrón Laplacette, como interventor.
 
El decreto-ley N°4.161 prohibió el uso de los símbolos peronistas: desde cantar la marcha partidaria y utilizar su escudo hasta nombrar a Perón y Eva Duarte podía significar la cárcel.
 
De esta forma, los dirigentes que no habían sido encarcelados debieron pasar a la clandestinidad, y organizar la resistencia peronista. La CGT inicia su intento de lograr la anulación de la proscripción del peronismo y el regreso de Perón al país. Sin embargo, también ocurre en forma progresiva una nueva división: los que se mantenían leales al general exiliado, y los que buscaban conseguir un "peronismo sin Perón" (el caso del traidor Augusto Vandor).
 
En agosto de 1957 el gobierno militar organizó el Congreso Normalizador de la CGT, que decidió auditar el interventor Patrón Laplacete. Con tal de evitar el triunfo del régimen, el peronismo realizó alianzas con el comunismo y los sindicalistas independientes, una jugada que resultó en tres nuevas corrientes sindicales: las 62 Organizaciones, los 32 Gremios Democráticos y las 19 organizaciones comunistas (MUCS).
 
En 1959 fue Presidente de la Nación el radical intransigente Arturo Frondizi, quien recibió una gran parte del voto peronista, a causa de la alianza entre él y Perón, que negoció Rogelio Frigerio. Sin embargo, Frondizi no cumplió con su parte del trato, el peronismo siguió prohibido y perseguido y se siguieron cometiendo represiones en el marco del Estado de sitio (plan Conintes).
 
Los años 60 fueron tiempos difíciles en todo sentido: dentro del sindicalismo surgieron muchos nombres nuevos y otros no tan nuevos, los dirigentes de la época eran: Andrés Framini (Asociación Obrera Textil) - Augusto Vandor (UOM) - José Alonso (Sindicato de la Industria del Vestido) - Juan Nicolás Rachini (Aguas gaseosas) - Arturo Stafolani (La Fraternidad) - Riego Ribas (Federación Gráfica Bonaerense) - Manuel Carullas (Tranviarios) - Francisco Pérez Leirós (Unión de Obreros Municipales).
 
En octubre de 1960, sindicatos peronistas e independientes habían formado la Comisión de los 20, para exigir la devolución de la Confederación General del Trabajo (CGT), que permanecía intervenida por el gobierno desde el golpe militar de 1955, y luego de tanta presión el presidente accedió: el 16 de febrero de 1961 Frondizi devolvió a la Comisión de los 20, liderada por las 62 Organizaciones, los bienes e instalaciones de la CGT.
 
Las internas sindicalistas también fueron en aumento: la división entre la CGT de Azopardo y la CGT de los Argentinos dio inicio a una guerra que no se quedó en los escritorios ni en las manifestaciones, cruzó límites inimaginables, y fueron asesinados Vandor, Alonso, José Ignacio Rucci y Atilio López, entre muchos otros, en la lucha entre la izquierda y la derecha peronista.

 
 

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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