4 DE FEBRERO DE 1852
Urquiza ordena fusilar por la espalda al patriota Martiniano Chilavert
Urquiza ordenó su fusilamiento por la espalda (castigo usualmente aplicado a los traidores), pero cuando lo llevaron al sitio de fusilamiento, el 04 de febrero de 1852, Chilavert, tras derribar a quienes lo arrastraban, exigió ser fusilado de frente y a cara descubierta. Se defendió a golpes, pero fue ultimado a bayonetazos y golpes de culata. Su cadáver permaneció insepulto varios días.
Martiniano Chilavert fue un militar argentino que se fue a España a estudiar matemáticas, algo muy necesario para la balística. Volvió en la fragata Canning, con Zapiola, Alvear ySan Martín a bordo en 1812. De destacada participación en la guerra del Brasil y en las guerras civiles, en el bando unitario. En su última etapa de exilio, al enterarse de la batalla de Vuelta de Obligado (en que una flota anglo-francesa ataca el territorio argentino), aunque opositor político decidido a Juan Manuel de Rosas, en abril de 1846 le ofreció sus servicios. En este tema, Chilavert compartía las ideas del general José de San Martín.
En el conflicto de Rosas con Justo José de Urquiza, aliado al esclavista Imperio del Brasil, dirigió todas las fuerzas de artillería de la Confederación en la batalla de Caseros, haciendo fuego contra el grueso de las tropas brasileñas hasta agotar la munición. Como se le terminaron las balas, mandó recoger los proyectiles del enemigo que estaban desparramados alrededor suyo y disparó con éstos. Y cuando no hubo nada más que disparar, finalmente la infantería brasileña pudo avanzar y así terminó la batalla.
Habiendo tenido ocasión de escapar, permaneció sin embargo fumando tranquilamente al pie del cañón hasta que lo llevaron frente a Urquiza. Allí contestó las insolentes provocaciones del mandamás entrerriano y este ordenó su fusilamiento por la espalda (castigo usualmente aplicado a los traidores), pero cuando lo llevaron al sitio de fusilamiento, el 04 de febrero de 1852, Chilavert, tras derribar a quienes lo arrastraban, exigió ser fusilado de frente y a cara descubierta. Se defendió a golpes, pero fue ultimado a bayonetazos y golpes de culata. Su cadáver permaneció insepulto varios días.
A los pocos días, Urquiza ordenó el fusilamiento, sin juicio previo, del regimiento completo de Aquino, desde oficiales hasta el último soldado, formado por tropas que se sublevaron y se pasaron al bando rosista antes de la batalla de Caseros. Sus cadáveres fueron colgados de los árboles de Palermo, la residencia de Rosas ocupada por sus vencedores.
Tiempo después fueron enjuiciados y ejecutados otros partidarios federales, figurando entre ellos Leandro Antonio Alén, padre del caudillo radical Leandro N. Alem y abuelo de Hipólito Yrigoyen.
La Opinión Popular