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Sociedad e Interés General - 29-12-2023 / 05:12
29 DE DICIEMBRE DE 1853

El fusilamiento de su padre marcó a Leandro N. Alem, el fundador de la UCR

El fusilamiento de su padre marcó a Leandro N. Alem, el fundador de la UCR
Leandro Antonio Alen, padre de Leandro Nicéforo Alem Ponce de León -fundador de la UCR (Unión Cívica Radical)- y tío abuelo de Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, Presidente de la Nación, tuvo una fuerte participación sociopolítica a lo largo de su época.
Leandro Antonio Alen, padre de Leandro Nicéforo Alem Ponce de León -fundador de la UCR (Unión Cívica Radical)- y tío abuelo de Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, Presidente de la Nación, tuvo una fuerte participación sociopolítica a lo largo de su época, y estuvo involucrado con las fuerzas de Juan Manuel de Rosas (integró la Sociedad Popular Restauradora, cuyo brazo ejecutor fue 'La Mazorca').
 
Después de la derrota de Caseros, se suma a las tropas del coronel federal Hilario Lagos en la campaña para tomar definitivamente la Ciudad de Buenos Aires, en manos de los unitarios. Tras la victoria unitaria en 1853, Ciriaco Cuitiño y Alen, al igual que varios integrantes del ejército de Lagos, tras permanecer algunas semanas en prisión, fueron condenados a muerte. La ejecución se consumó en Plaza Monserrat (hoy Plaza de Mayo) el 29 de diciembre de 1853 a las 9:00.
 
El cuerpo de Alen fue colgado para una exhibición ordenaba por la sentencia judicial. Su hijo de 11 años, Leandro Nicéforo, observa todo y ese recuerdo lo perseguirá. Por la vergüenza decidió cambiarse el apellido, y la última letra mutó de n en m: Alem.
 
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Leandro Antonio Alen (Buenos Aires, 12 de marzo de 1795 - ibídem, 29 de diciembre de 1853) fue un pulpero y militar argentino, padre de Leandro Alem e integrante del brazo armado de la Sociedad Popular Restauradora, la Mazorca, que tuvo un rol importante en el esquema de las fuerzas policiales que respondían a Juan Manuel de Rosas.
 
Fue alférez de milicia durante la gobernación de Manuel Dorrego y vigilante de Regimientos a Caballo en la de Rosas. Fue fusilado en 1853 luego de que fracasase el Sitio de Buenos Aires. Su hijo Leandro Alem fue el fundador de la Unión Cívica Radical, y su nieto Hipólito Yrigoyen fue presidente de la Nación.
 
En febrero de 1852 ocurrió la batalla de Caseros, Rosas fue derrotado pero logró exiliarse. Alen y otros rosistas ingresaron al federalismo de Justo José de Urquiza, quien se apresuró a reunir al Congreso Constituyente en Santa Fe, y obtener la Constitución Argentina el 01/05/1853.
 
Alen se sumó a las tropas del coronel rosista Hilario Lagos, con el propósito de sitiar Buenos Aires, desde el 06/12/1852 al 13/07/1853. Los federales pretendían establecer instituciones nacionales a través de una Constitución, pero los unitarios priorizaban conservar la hegemonía de Buenos Aires, tal como había exigido Rosas en su momento.
 
Luego de 7 meses que duró el sitio, ganaron los unitarios. Cuitiño, Alen y otros, sospechosos de haber formado parte de La Mazorca rosista, fueron perseguidos.
 
El gobernador Pastor Obligado y sus ministros Valentín Alsina, Norberto de la Riestra y Bartolomé Mitre decidieron una cacería de ex mazorqueros.
 
La familia Alén comenzó a ser perseguida y Leandro Alen tuvo que desaparecer de la casa. Tras la victoria unitaria en 1853, Cuitiño y Alen, al igual que varios integrantes del ejército de Lagos, se habrían presentado a las autoridades porteñas con la certeza de que solo recibirían una pena leve, pero fueron inmediatamente encarcelados y condenados a muerte. Se ignora por qué creerían algo así cuando el odio a La Mazorca era una obviedad en la sociedad unitaria.
 
Tras permanecer algunas semanas en prisión, el 09/12/1853 Cuitiño, Jefe del Escuadrón de Vigilantes de Policía y de La Mazorca, y Alen, vigilante 1ro. de a caballo, fueron condenados a muerte. La ejecución se consumó en Plaza Monserrat (hoy Plaza de Mayo) el 29 de diciembre de 1853 a las 9:00.
 
El historiador Félix Luna relató así el episodio:
 
"(...) Cuitiño se muestra altanero, cambiando insulto por insulto, mirando de frente, como cuando era el jefe de policía del Restaurador. Leandro Antonio está quebrado, al borde del desmayo o de uno de esos traidores ataques que tanto lo habían perturbado en su vida. Colocan los banquillos cerca del foso, frente a la calle sucio y sin empedrado. Un oficial da órdenes a un pelotón desaliñado con tono monocorde, como si lo trágico fuero banal en esa Buenos Aires de mediados de siglo. Preparen, apunten, fuego: las armas se descargan sobre los pechos de los condenados, la sangre se mezcla en la tierra seca de la plaza. (...)".
 
El cuerpo de Alen fue colgado para una exhibición de 4 horas ordenaba por la sentencia judicial.
 
Su hijo de 11 años, Leandro Nicéforo (grotescamente, sus nombres quieren decir "el hombre que trae la victoria"), observa todo y ese recuerdo lo perseguirá. Por la vergüenza decidió cambiarse el apellido, y la última letra mutó de n en m: Alem.
 
Su madre, María Isabel, para sobrevivir, comenzó a fabricar pastelitos y así conseguía algún alimento para Leandro, Lucio, Marcelina, Luisa y Tomasa.
 
Fuente: Wikipedia

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¿Por qué conmemoramos el 09 de Junio como el Día de la Resistencia? Porque el 09 de junio de 1956 militares y civiles peronistas intentan recuperar el poder por las armas, desencadenando una sublevación encabezada por el general Juan José Valle, en contra de la dictadura militar oligárquica, antipopular y gorila, de la Revolución Libertadora. El alzamiento tiene varios focos: Avellaneda, La Plata, Campo de Mayo.
 
A nueve meses del derrocamiento de Juan Perón, la rebelión fue la respuesta natural del pueblo ante la agresión de los militares que en junio de 1955 bombardearon la Plaza de Mayo, asesinando a más de 300 personas y en septiembre del mismo año arrebataron el poder, iniciando una feroz persecución y represión de militantes y simpatizantes justicialistas.
 
El objetivo de la rebelión era exigir la vuelta al sistema democrático y la restauración de las conquistas sociales obtenidas por la clase trabajadora durante el gobierno peronista. El intento es abortado y concluye en un baño de sangre ordenado por el general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Rojas.
 
No hubo juicio previo, ni derecho a defensa de ningún tipo, ni ninguna posibilidad de indulto, sino que la misma madrugada del alzamiento se empezó a ejecutar peronistas a mansalva, sin contemplaciones. Los gorilas encontraron múltiples formas para expresar el odio acumulado contra el peronismo. En total, son pasados por las armas 31 peronistas, Valle incluido.
 
En algunos casos se aplicó retroactivamente la Ley Marcial a quienes habían sido detenidos con anterioridad a su dictado, en otros se pasó por sobre la cosa juzgada, en otros no se tomó en cuenta el desistimiento de la acción armada; en otros se aplicó la Ley Marcial  cuando ya no estaba en vigencia. Se trató, en definitiva, de un asesinato bárbaro, arbitrario e ilegal.
 
En sus MemoriasRojas cuenta que sabían que se estaba organizando el movimiento de Valle, y prepararon esos decretos dejándolos sin fecha para poder comenzar a fusilar en forma inmediata. No fueron los fusilamientos una reacción violenta frente a hechos violentos, fueron un acto criminal premeditado fríamente.
 
En el Museo Histórico del Ejército puede verse, en los legajos de los fusilados, la orden reservada cursada a los puestos fronterizos, mucho antes de que el levantamiento comenzase, para que no se les permitiese salir del país, sólo se esperaba la oportunidad para justificar las muertes que ya estaban decididas. Los fusilamientos de civiles peronistas en los basurales de José León Suárez, doce hombres son ejecutados y cinco mueren en el basural, serán inmortalizados, gracias al testimonio de los sobrevivientes, por Rodolfo Walsh en su libro "Operación Masacre".
 
Los 31 mártires y héroes, ajusticiados en las mazmorras de la dictadura de la Revolución "Fusiladora" y masacrados en oscuros basurales, son un ejemplo del coraje y la valentía de los patriotas peronistas que lucharon sin claudicaciones y señalaron el camino de la rebelión contra la dictadura oligárquica y la opresión.
 
En esas luchas y en esos muertos reconocemos nuestro fundamento, nuestro patrimonio, nuestra tradición, nuestra historia, y lo que debemos realizar: esa revolución nacional y popular, incumplida y traicionada, pero viva en el corazón de la amplia mayoría de los argentinos.
 
 Reivindicando a Néstor Kirchner 
Por Blas García 

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