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Sociedad e Interés General - 07-12-2023 / 10:12
7 DE DICIEMBRE DE 1921

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia
Los obreros prisioneros fueron seleccionados para ser fusilados. Edelmiro Correa Falcón, el mayor enemigo de los huelguistas confirmaba un número de 120 fusilados en La Anita (Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde, Tomo II-La masacre. Booket, Buenos Aires, 2004)
Durante los años 1920 y 1921 tuvieron lugar los sucesos conocidos como las Huelgas Patagónicas, en donde más de 1500 obreros rurales fueron fusilados por el Ejército Argentino tras la orden del Teniente Coronel Héctor Varela. Los trabajadores rurales solo pedían mejoras en sus condiciones de vida y de trabajo.
 
Los peones de campo que habían ido a la huelga se entregan a las tropas del Ejército en la estancia Anita, cerca de El Calafate y son fusilados el 07 de diciembre de 1921, en un baño de sangre. Es el momento culminante los sucesos de la Patagonia trágica, documentados por Osvaldo Bayer, y que llegarían al cine en La Patagonia rebelde.
 
Se calculan entre 100 y 200 fusilamientos en la Anita. Los masacrados son enterrados allí mismo, en fosas comunes. En total, se estima que la represión del Ejército a los huelguistas pudo haber sido de hasta 1500 muertos.
 
La Opinión Popular
 

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia 
Frente del local de la Sociedad Obrera de Río Gallegos.

 
Los fusilamientos en la Patagonia
 
Dos años después de aquel enero de sangre en el que se militarizó Buenos Aires, se produjo la huelga de los peones patagónicos. Como en la Semana Trágica, serían los militares los encargados de reprimir. A 1500 kilómetros de la capital, en plena estepa, se iba a consumar una masacre oscurecida durante décadas y que contó con la ayuda del capital concentrado, que se veía perjudicado por el reclamo y pedía un escarmiento a obreros a los que pintaba como maximalistas que buscaban la disgregación del territorio. Uno de los momentos decisivos de la masacre de los huelguistas se vivió en la estancia Anita. A partir del 07 de diciembre de 1921, allí se vivió un baño de sangre.
 
La historia relata que en ese lugar, un día antes de esa fecha, los huelguistas, que habían decretado la medida de fuerza debido al incumplimiento del convenio firmado en 1920 con los estancieros, realizaron una asamblea. Las fuerzas del Regimiento 10 de Caballería, al mando del coronel Héctor Varela, se habían dedicado a fusilar a los obreros en huelga y se acercaban a la estancia. El grueso de los peones se había reunido en la estancia ubicada a pocos kilómetros de El Calafate, en un paisaje dominado por la belleza del Lago Argentino y el imponente glaciar Perito Moreno.
 
Antonio Soto, líder de la huelga, sostuvo en esa asamblea la necesidad de continuar con la lucha y dejar el lugar antes de que llegaran las fuerzas de Varela. El chileno Pablo Schulz propuso seguir la lucha en la estancia y presentar batalla. Una tercera moción fue la de otro chileno, Juan Farina. Este planteó que había que entregarse a los militares sin luchar a cambio de que se garantizara la vida de los huelguistas. Fue la opción más votada. El capitán Pedro Viñas Ibarra, emisario de Varela, había dado el ultimátum: rendición sin concesiones. Cuando la moción de Farina se impuso, informaron a Viñas Ibarra que cedían. El capitán se comprometió a respetar lo prometido, cosa que no ocurriría.
 
Una situación similar había sucedido catorce años atrás, en otro diciembre, en Chile. Los obreros del salitre se declararon en huelga en el norte y se congregaron en la ciudad de Iquique en reclamo de mejoras salariales. La respuesta fue masacrarlos en la escuela en la que paraban. Se calcula que el Ejército de Chile acribilló hasta 3600 personas, entre hombres, mujeres y niños. La matanza ocurrió en la puerta de una escuela, en una ciudad, no dentro de una estancia, como pasaría en la Anita; y el componente anarquista como excusa para justificar semejante accionar no estaba tan arraigado en la clase alta chilena (en la Argentina de Yrigoyen se agitaba ese fantasma después de la Semana Trágica para justificar los hechos de Santa Cruz), si bien es cierto que había anarquistas entre los dirigentes obreros y  un ácrata quiso matar al jefe militar de la masacre, sin éxito, como sí lo tendría Kurt Wilckens en el caso del coronel Varela.
 
La estancia era (y es) propiedad de la familia Braun Menéndez, una de las principales fortunas entre los latifundistas de la Patagonia, y estaba afectada por la huelga, dado que se demoraba la esquila. La cantidad de obreros reunidos en la estancia está sujeta a debate, dado que no queda claro cuántos fueron masacrados. Se ha hablado de hasta 1500 fusilados. Lo cierto es que dentro de la estancia se perpetró una masacre y se cavaron fosas comunes.

 
Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia
En enero de 1921, el presidente radical Hipólito Yrigoyen comisionó al teniente coronel Varela, al mando del Regimiento 10º de Caballería, a una expedición al sur.
 
Fuente: Revista Haroldo

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17-10-2025 / 18:10
17-10-2025 / 18:10
17-10-2025 / 09:10
El coronel Juan Perón estaba preso. Nada se oponía a la restauración oligárquica y al retorno a la fraudulenta y corrupta Década Infame, interrumpida por la irrupción de la Revolución de Junio de 1943. Pero en ese momento la clase obrera se movilizó y desde ese instante se convertiría en un actor determinante del proceso político nacional.
 
Nadie la conocía aun. Carecía de antecedentes. Venía de abajo, del subsuelo de la Patria, y su marcha fue irresistible. Si había demorado en aparecer, lo cierto es que nadie pudo, desde entonces, olvidarlo jamás.
 
En la madrugada del 17 de octubre de 1945 comenzó una movilización de la clase trabajadora en los barrios populares del oeste de Capital Federal así como de las zonas industriales de sus alrededores.
 
Los obreros no ingresaban a trabajar en las fábricas y talleres e iban recorriendo los establecimientos vecinos, incitando a abandonarlos a quienes se encontraban en ellos, para luego marchar coreando consignas en favor de Juan Perón, por las calles principales hacia el centro de la Capital Federal.
 
Aquel 17 de octubre los trabajadores dejaron sus herramientas, apagaron las máquinas de sus talleres y fabricas, se subieron al tranvía o al ómnibus y se fueron a la Plaza de Mayo. Estaban dispuestos a dar la vida por Perón. Un nuevo ciclo histórico se iniciaba en la Argentina.
 
El 17 de octubre de 1945 marcó un antes y un después en la historia de nuestro país: más de un millón de trabajadores, coparon la Plaza de Mayo para exigir la liberación del que ya entonces consideraban su líder: el coronel Perón, quien desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, había instrumentado numerosas medidas que favorecieron a los obreros, sentando las bases de la movilidad social ascendente y permitiéndoles integrarse a un país que, hasta entonces, no los reconocía.
 
Setenta y ocho años después, recordamos aquella expresión de lealtad mutua: de los trabajadores hacia su líder, pero también de Perón hacia ellos, al visibilizarlos y, una vez en el poder, haber seguido defendiendo sus derechos. Sin arriar nunca las banderas del trabajo, la dignidad y la justicia social.

 
Escribe Blas García  

17-10-2025 / 09:10
El 17 de Octubre de 1945, Juan Perón fue rescatado de la cárcel por la masiva movilización de la clase trabajadora, exponiendo así la falencia del anciano régimen oligárquico antinacional -rapaz y parasitario- y la caducidad de los viejos partidos políticos seudo democráticos, sobrepasados por el proletariado, que de ahora en más, podía obtener reivindicaciones que ya no se pedían, se reclamaban, porque ya no se confiaba en la buena voluntad de los sectores dominantes sino en la propia fuerza de los trabajadores.

Ese día resurge la Argentina profunda, el subsuelo de la Patria sublevado, y reaparece para continuar escribiendo la historia de las masas populares, una secuencia que va desde las lanzas primero -con las montoneras federales del interior-, el voto después -con el radicalismo yrigoyenista- y por último los sindicatos obreros -con el peronismo-. Tres momentos en los que el Pueblo lucha para realizarse con el federalismo, la soberanía política y la democracia social.

Como consecuencia de la actuación revolucionaria de las masas populares el 17 de octubre de 1945, el justicialismo llega al poder y produce transformaciones en todos los ámbitos de la realidad del país. La Revolución Nacional, de Eva y Juan Perón, rompió con el modelo semicolonial dependiente, logrando la independencia económica, la justicia social y permitiendo importantes conquistas a los sectores populares. Una Nueva Argentina con el Pueblo de protagonista.

La terrible reacción gorila de la vieja Argentina oligárquica y autoritaria, en el golpe de septiembre de 1955, dan la medida de la trascendencia revolucionaria del peronismo. Cómo los movimientos nacionales antecesores: el federalismo de Rosas y el radicalismo de Yrigoyen; solo se alcanzaron conquistas transitorias y fueron derrotados por la estructura de la injusticia y la dependencia. Revolución y contrarrevolución.

A partir de 1955, la exclusión política del peronismo produjo un proceso de Resistencia que ampliaría su perfil. Aglutinó, representó y canalizó a todas las rebeldías y críticas contra el sistema económico, social y político, crecientemente ineficaz y en el cual era el único actor apartado. En esta lucha, el peronismo constituyó el agrupamiento de las fuerzas populares y proletarias, mientras que el régimen militar se identificaba con los intereses de la oligarquía, la burguesía entreguista y los partidos liberales.

Todos estos esfuerzos son partes de un mismo combate, en la que todavía no se han alcanzado triunfos definitivos. Corsi e ricorsi, la Patria aparece como un proyecto inacabado que debemos realizarlo plenamente hoy cuando el capitalismo globalizado pretende desembarazarse de las limitaciones que, a lo largo del siglo XX, le impusieran los Estados Nacionales y los movimientos sociales encabezados por la clase trabajadora, para aplicar sus políticas neoliberales de injusticia social.

Las medidas económicas impulsadas por Javier Milei y Luis Caputo están inspiradas en el más crudo neoliberalismo, que fue iniciado durante la Revolución Fusiladora, continuadas por la dictadura de Jorge Rafael Videla y por los votos en los gobiernos de Carlos MenemFernando de la Rua, Mauricio Macri y Javier Milei. Este tipo de recetas conservadoras y reaccionarias, que aumentan la injusticia quitando derechos sociales y agrandan la dependencia con el fuerte endeudamiento, siempre fracasaron, provocando resistencias populares y revueltas sociales. 


Por eso, como integrantes del Movimiento Nacional y Popular que cambió la historia política argentina, volvemos a levantar, como en 1945, el cuestionamiento del sistema neoliberal económico y social injusto y la necesidad de dar la pelea para cambiarlo. Con el peronismo, seremos una Nación independiente, y si nos sacamos la dependencia del capital financiero y del FMI volveremos al desarrollo económico. Caso contrario, podría retornar el neoliberalismo apátrida y seguiremos hundiéndonos aun más en la pobreza y la dependencia. 
La cuestión sigue siendo la misma, patria o colonia. El legado de la lucha continúa, hoy contra una de las formas mas crueles, brutales y salvajes de capitalismo, la de Javier Milei.


 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
 Escribe: Blas García 

 

15-10-2025 / 19:10
Juan Perón había surgido a la vida política dos años antes, desde la Secretaría de Trabajo y Previsión, y había dignificado al obrero otorgando derechos vulnerados desde siempre. Unidos en el odio a Perón y defendiendo sus intereses, el frente oligárquico logra aislarlo, despojarlo de todos su cargos forzando su renuncia y recluirlo en la isla de Martín García. Parecía que una vez más en nuestra historia, los que más tenían, los que hacían las  leyes, los que vivían del trabajo ajeno, imponían su voluntad omnipotente.
 
Pero los trabajadores argentinos reaccionan y en la mañana del lunes 16 de octubre de 1945, los dirigentes de la CGT se entrevistan con presidente Edelmiro J. Farrell, al cual le trasmite su preocupación por la situación del coronel Perón, así como que algunos gremios han empezado a salir a la calle reclamando por su libertad. También le expresan la preocupación reinante en la clase trabajadora ante las versiones de los diarios acerca del nuevo gabinete que estaría integrado por hombres de la oligarquía y del conservadorismo.
 
Por su parte, la Unión Obrera Local- expresión sindical del Partido Comunista-sostiene que "desautoriza las versiones a favor de una huelga inminente lanzadas por un grupo afecto al gobierno desplazado y por elementos nazis que pretenden obstruir el camino de las elecciones libres".
 
A su vez, el Partido Socialista denuncia "la maniobra encaminada a confundir la opinión de los trabajadores y crear factores de perturbación y anarquía...tentativa de los dirigentes entregados a la dictadura implantada por el ex secretario de Trabajo y Previsión".
 
Los partidos de "izquierda" de la oligarquía, más que confundidos, no saben de donde sale esa "chusma" peroniana, como la denominan despectivamente, que nada tiene que ver con el modelo de obrero de sus libros y manuales, pulcro y atildado, con el que están acostumbrados a tratar.
 
A la tarde se conoce la decisión de la Central Obrera: por 16 votos contra 11, "la CGT, en defensa de las conquistas obtenidas y las por obtener y considerando que éstas se hallan en peligro ante la toma del poder por las fuerzas del capital y la oligarquía, declara un Paro General en todo el país por el término de 24 horas, que se hará efectivo el día jueves 18 de octubre, a partir de la cero hora".
 
Comienza así, el devenir histórico por el cual los trabajadores argentinos se introducen por primera vez y para siempre en la escena política nacional, para terminar con la semicolonia pastoril y construir una nación moderna e independiente, y lo hacen con un movimiento popular que tiene como eje al proletariado. En nuestro país nada volvería a ser igual.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista 
Escribe Blas García 

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