La Opinión Popular
                  07:23  |  Sabado 27 de Julio de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná
“Si alguna vez llega el fascismo al poder lo hará en nombre de la libertad”. Thomas Mann, premio Nobel 1940.
Recomendar Imprimir
Sociedad e Interés General - 07-12-2023 / 10:12
7 DE DICIEMBRE DE 1921

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia
Los obreros prisioneros fueron seleccionados para ser fusilados. Edelmiro Correa Falcón, el mayor enemigo de los huelguistas confirmaba un número de 120 fusilados en La Anita (Osvaldo Bayer, La Patagonia Rebelde, Tomo II-La masacre. Booket, Buenos Aires, 2004)
Durante los años 1920 y 1921 tuvieron lugar los sucesos conocidos como las Huelgas Patagónicas, en donde más de 1500 obreros rurales fueron fusilados por el Ejército Argentino tras la orden del Teniente Coronel Héctor Varela. Los trabajadores rurales solo pedían mejoras en sus condiciones de vida y de trabajo.
 
Los peones de campo que habían ido a la huelga se entregan a las tropas del Ejército en la estancia Anita, cerca de El Calafate y son fusilados el 07 de diciembre de 1921, en un baño de sangre. Es el momento culminante los sucesos de la Patagonia trágica, documentados por Osvaldo Bayer, y que llegarían al cine en La Patagonia rebelde.
 
Se calculan entre 100 y 200 fusilamientos en la Anita. Los masacrados son enterrados allí mismo, en fosas comunes. En total, se estima que la represión del Ejército a los huelguistas pudo haber sido de hasta 1500 muertos.
 
La Opinión Popular
 

Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia 
Frente del local de la Sociedad Obrera de Río Gallegos.

 
Los fusilamientos en la Patagonia
 
Dos años después de aquel enero de sangre en el que se militarizó Buenos Aires, se produjo la huelga de los peones patagónicos. Como en la Semana Trágica, serían los militares los encargados de reprimir. A 1500 kilómetros de la capital, en plena estepa, se iba a consumar una masacre oscurecida durante décadas y que contó con la ayuda del capital concentrado, que se veía perjudicado por el reclamo y pedía un escarmiento a obreros a los que pintaba como maximalistas que buscaban la disgregación del territorio. Uno de los momentos decisivos de la masacre de los huelguistas se vivió en la estancia Anita. A partir del 07 de diciembre de 1921, allí se vivió un baño de sangre.
 
La historia relata que en ese lugar, un día antes de esa fecha, los huelguistas, que habían decretado la medida de fuerza debido al incumplimiento del convenio firmado en 1920 con los estancieros, realizaron una asamblea. Las fuerzas del Regimiento 10 de Caballería, al mando del coronel Héctor Varela, se habían dedicado a fusilar a los obreros en huelga y se acercaban a la estancia. El grueso de los peones se había reunido en la estancia ubicada a pocos kilómetros de El Calafate, en un paisaje dominado por la belleza del Lago Argentino y el imponente glaciar Perito Moreno.
 
Antonio Soto, líder de la huelga, sostuvo en esa asamblea la necesidad de continuar con la lucha y dejar el lugar antes de que llegaran las fuerzas de Varela. El chileno Pablo Schulz propuso seguir la lucha en la estancia y presentar batalla. Una tercera moción fue la de otro chileno, Juan Farina. Este planteó que había que entregarse a los militares sin luchar a cambio de que se garantizara la vida de los huelguistas. Fue la opción más votada. El capitán Pedro Viñas Ibarra, emisario de Varela, había dado el ultimátum: rendición sin concesiones. Cuando la moción de Farina se impuso, informaron a Viñas Ibarra que cedían. El capitán se comprometió a respetar lo prometido, cosa que no ocurriría.
 
Una situación similar había sucedido catorce años atrás, en otro diciembre, en Chile. Los obreros del salitre se declararon en huelga en el norte y se congregaron en la ciudad de Iquique en reclamo de mejoras salariales. La respuesta fue masacrarlos en la escuela en la que paraban. Se calcula que el Ejército de Chile acribilló hasta 3600 personas, entre hombres, mujeres y niños. La matanza ocurrió en la puerta de una escuela, en una ciudad, no dentro de una estancia, como pasaría en la Anita; y el componente anarquista como excusa para justificar semejante accionar no estaba tan arraigado en la clase alta chilena (en la Argentina de Yrigoyen se agitaba ese fantasma después de la Semana Trágica para justificar los hechos de Santa Cruz), si bien es cierto que había anarquistas entre los dirigentes obreros y  un ácrata quiso matar al jefe militar de la masacre, sin éxito, como sí lo tendría Kurt Wilckens en el caso del coronel Varela.
 
La estancia era (y es) propiedad de la familia Braun Menéndez, una de las principales fortunas entre los latifundistas de la Patagonia, y estaba afectada por la huelga, dado que se demoraba la esquila. La cantidad de obreros reunidos en la estancia está sujeta a debate, dado que no queda claro cuántos fueron masacrados. Se ha hablado de hasta 1500 fusilados. Lo cierto es que dentro de la estancia se perpetró una masacre y se cavaron fosas comunes.

 
Fusilamiento masivo de obreros rurales en la Patagonia
En enero de 1921, el presidente radical Hipólito Yrigoyen comisionó al teniente coronel Varela, al mando del Regimiento 10º de Caballería, a una expedición al sur.
 
Fuente: Revista Haroldo

Agreganos como amigo a Facebook
26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
25-07-2024 / 08:07
25-07-2024 / 08:07
24-07-2024 / 08:07
NicoSal soluciones web

© Copyright 2009 LA OPINIÓN POPULAR – www.laopinionpopular.com.ar - Todos los derechos reservados.

E-mail: contacto@laopinionpopular.com.ar