Nacionales - 20-11-2023 / 12:11
LA AMENAZA ES REALIDAD: TRAS IMPONERSE EN EL BALOTAJE, DIJO QUE AVANZARÁ RÁPIDO Y SIN GRADUALISMO EN LOS CAMBIOS PROMETIDOS
Ganó la rabia: Javier Milei, con la motosierra neoliberal, se instalará en la Casa Rosada
Apenas dos años después de su lanzamiento, Javier Milei ganó la presidencia en el balotaje por un porcentaje mayor al esperado. Sumando prácticamente todos los votos de Juntos por el Cambio, le sacó más de 11 puntos a Sergio Massa y todo el mapa se tiñó de violeta, con la excepción de Buenos Aires, Santiago del Estero y Formosa.
En la historia de todo país hay momentos oscuros, de crisis e incertidumbre donde hasta el futuro parece desvanecerse. La Argentina vivió muchos de esos, algunos muy trágicos y hasta sangrientos, como en septiembre de 1955 o marzo de 1976. El actual, con el triunfo de Javier Milei en el balotaje con el 55 por ciento, recién comienza y -de acuerdo al discurso del presidente electo- nada hace prever que lo que vendrá será un lecho de rosas.
Milei llegará a la Casa Rosada sumando de manera casi aritmética los votos de Juntos para el Cambio: por el momento todo el anti peronismo unido. Argentina decidió entregarse a una experiencia sin antecedentes en el mundo: un gobierno encabezado por un anarcocapitalista como Milei que fue elevado a la presidencia de la Nación por una amplia base de personas desesperadas por la crisis permanente y de adherentes de diversas castas de la derecha extremista. No solo eso, también asumió las propuestas de Mauricio Macri, uno de los ganadores de estos comicios, como la de implementar los cambios pero más rápido y sin gradualismo.
Milei llegó a donde, se supone, Dios se lo había anticipado, gracias a una serie de hechos que escaparon a su control y acaso, al divino: la incapacidad de la gestión de Alberto Fernández; el agravamiento de un internismo obstinado, la pandemia, la guerra en Europa y la sequía histórica; y una falta de renovación dirigencial en el peronismo que dejó, como mejor candidato posible, a Sergio Massa, el ministro de Economía de una gestión con una inflación del 150% y una pobreza superior al 40%.
Así y todo, el peronismo o Unión por la Patria cosechó el 45 por ciento de las voluntades. Ahora, el desafío para el movimiento nacional y popular es el de reconstruirse y volver, como en otras oportunidades, a remar contra la corriente para recuperar la confianza y el acompañamiento de las grandes mayorías para reconstruir (una vez más) el país para todos y todas. Estos 40 años de democracia ininterrumpida los obliga a intentarlo.
El experimento libertario hará que lidere el gobierno un hombre que cree que el Estado debería dejar de existir y ser reemplazado por una organización social solamente basada en relaciones de mercado. Debajo de él exigirá resultados la legión de dañados del sistema, personas en general despolitizadas que sintieron que el salto al vacío no era la peor de sus opciones. La desesperación es mala consejera. "No se puede estar peor que ahora", fue el argumento que animó a parte de esa ciudadanía. Erra. Sí, se puede estar peor.
Si todo irá más rápido -como lo quiere Macri- "sin gradualismos" ni "tibiezas" -como afirmó Milei-habrá que esperar no solo el cierre del Banco Central sino también el retorno de la jubilación privada, la reducción a la mínima expresión de la educación y salud pública y, además, las privatizaciones de empresas públicas. Todas medidas que generarán mucha resistencia a un gobierno de Milei que, como demostró, no cultiva el perfil de un estadista decidido a lograr los consensos necesarios para garantizar la paz social. Su vicepresidenta, la pro dictadura Victoria Villarruel, mucho menos.
Muchos de los que festejan el triunfo de La Libertada Avanza expresan a viva voz su odio por el peronismo. Sin embargo, no todos lo que votaron a Milei son antiperonistas. En ese universo hay muchos desilusionados de la esperanza que representó el Frente de Todos en 2019. Errores, desaciertos y peleas internas que parecieron no terminar impactaron de manera negativa en estos sectores sociales, tanto como la crisis económica en sus bolsillos. Ahora, como tantas veces frente a la adversidad, habrá que remarla una vez más.
La Opinión Popular