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Sociedad e Interés General - 20-11-2023 / 08:11
20 DE NOVIEMBRE DE 1845

Vuelta de Obligado: La Batalla Anticolonialista Ignorada

Vuelta de Obligado: La Batalla Anticolonialista Ignorada
Combate de la Vuelta de Obligado. A 20 kilómetros de San Pedro, el general Lucio Norberto Mansilla (cuñado de Juan Manuel de Rosas y padre del autor de Una excursión a los indios ranqueles) se enfrenta a la tropas inglesas y francesas. El bloqueo anglo-francés buscaba abrir el comercio con las provincias del Litoral sin tener que negociar con Buenos Aires. Mansilla trató de frenar el avance de los barcos enemigos con cadenas dispuestas a lo ancho del río Paraná. Con más resistencia de la pensada, los europeos lograron avanzar, pero no pudieron ganar a los litoraleños para la causa del libre comercio. El 20 de noviembre se recuerda como Día de la Soberanía Nacional
Juan Manuel de Rosas fue un gobernante que enfrentó situaciones muy difíciles y tuvo que gobernar en circunstancias excepcionales. Su asunción al poder fue recibida con aprobación por la gente humilde: los peones, mulatos y orilleros, que lo querían porque lo consideraban su defensor contra los abusos de los comerciantes y hacendados.
 
Durante su gobierno tuvo que enfrentar siete conflictos bélicos: dos con Francia, uno con Inglaterra, otro con la Confederación Peruano-Boliviana, otro permanente con la Banda Oriental (ya independizada), dos con Brasil (la batalla de Caseros fue parte de la guerra con el Imperio esclavista brasileño).
 
En 1845, las dos potencias políticas, económicas y militares mundiales de la época: Inglaterra y Francia reclamaron la libre navegación de los ríos interiores argentinos para comerciar con Paraguay. Para ejemplificar el desatino pedido por los europeos, es como si se nos ocurriera navegar el Támesis o el Sena para ofrecer nuestros productos sin pagar aranceles o pedir permisos. No se la llevarían "de arriba".
 
El intento colonialista de invadirnos, fue enfrentado por las armas nacionales en  la Vuelta de Obligado, en una gran batalla contra el imperialismo británico. El 20 de noviembre es una fecha épica y memorable en la historia de nuestra dignidad nacional. Esta batalla, pese al resultado adverso, dio como consecuencia la victoria diplomática de la Confederación Argentina, debido al alto costo que demandó la operación "comercial". La Guerra del Paraná finalizó con el último enfrentamiento contra las flotas imperiales de Inglaterra y Francia, un 4 de junio de 1846, en Angostura del Quebracho, donde ambas potencias invasoras finalmente fueron vencidas por la Confederación Argentina.
 
La valiente resistencia opuesta por el gobierno nacional, obligó a las potencias agresoras a reconocer la soberanía argentina sobre los ríos interiores: Inglaterra levantó el bloqueo en julio de 1847. Francia, en junio de 1848. Desde la caída de Rosas hasta hace algunos años esta fue una batalla ignorada por la historia oficial, a pesar que casi trescientos argentinos entregaron sus vidas defendiendo a la Patria. Además, la batalla tuvo significancia internacional, porque en ella se dirimió el derecho de soberanía de los pueblos.
 
Porque defendió el territorio nacional y la Soberanía Nacional enfrentando a las máximas potencias del mundo, José de San Martín le legó su legendario sable corvo, "Como prueba de su satisfacción por la firmeza con que sostuvo el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla".
 
La gesta patriótica no debe quedar únicamente en los libros de historia o como una mera fecha recordatoria, sino hacer reflexionar a todos acercan de los temas que hoy afectan a la soberanía del país.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García

 
Vuelta de Obligado: La Batalla Anticolonialista Ignorada 
El Día de la Soberanía Nacional se celebra anualmente el 20 de noviembre, en conmemoración de la Batalla de la Vuelta de Obligado, librada el 20 de noviembre de 1845. La Nación Argentina se encontraba gobernada por Juan Manuel de Rosas, quien al mismo tiempo ejercía como gobernador de la provincia de Buenos Aires. Esta conmemoración fue propuesta, junto con la repatriación de los restos de Rosas, por el historiador José María Rosa en 1974 y aprobada por el Congreso de la Nación Argentina el mismo año.

Federales vs. Unitarios
 
En los orígenes de la Argentina se enfrentaron por el poder dos partidos: el de la minoría vernácula aliada al capitalismo europeo y el de la gran mayoría de criollos y gauchos apegados a la tierra. El partido unitario era liberal y se organizó en base a la hegemonía de Inglaterra y Francia como metrópolis extranjeras; el Partido federal era nacionalista y se organizó en base al liderazgo de caudillos provinciales que, por orgullo nacional y por conciencia patriótica, resistieron la penetración foránea.
 
Existía entre ambos partidos una diferencia de clase y de ideología que era lo esencial. En el Partido Unitario se agrupaban las minorías anti-nacionales vinculadas al capitalismo extranjero; en el Partido Federal se encuadraban las mayorías nacionales que impulsaban un proyecto de país independiente, soberano y desarrollado.
 
Continuador de la política de Artigas, fundador del federalismo en el Río de la Plata, el Partido Federal se estructuró a través de cuatro caudillos que constituyeron sus más sólidas columnas: Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Pancho Ramírez y Estanislao López.
 
 
Comerciantes y ganaderos
 
Buenos Aires, ciudad y campaña, estaba conducida por dos clases principales: la burguesía comercial porteña y los ganaderos bonaerenses.
 
Los estancieros intervenían en la economía local como productores directos en la ganadería. Los comerciantes de la ciudad-puerto, en cambio, cumplían una función de intermediarios y estaban ligados esencialmente al comercio de importación con los países europeos, lo que, en definitiva, los ataba a la política de éstos.
 
La clase ganadera no tenía una relación de vasallaje con respecto a Europa, porque colocaba sus productos en mercados no europeos, sobre todo la carne salada que se enviaba a Centroamérica y del Caribe para alimentar los esclavos.
 
La política abiertamente anti-nacional ejecutada por la burguesía comercial porteña obligó a los estancieros a desplazarla del poder y a tomar en sus manos las riendas de la situación. Lo hecho por el partido rivadaviano había provocado el alzamiento de todas las provincias, llevando a la guerra civil y la actividad económica se vio directamente perjudicada en todos los terrenos.
 
 Los porteños pretendían someter las provincias a sangre y fuego; los estancieros, en cambio, se encontraban en condiciones de llegar a un acuerdo con ellas, encontrando un equilibrio que les permitiera seguir adelante con sus negocios.
 
Tras la caída de Rivadavia, fue designado gobernador el federal Manuel Dorrego. Sin embargo, el Partido Unitario conspiró para tomar el gobierno por la fuerza y utilizó al general Juan Lavalle para dar un golpe de Estado (1-12-1828). Éste hizo prisionero y ordenó el fusilamiento de Dorrego, "el mártir del federalismo".
 
 
El "Perón del siglo XIX"
 
La contraofensiva nacional frente al Partido Unitario la encarnaron las masas populares, los "orilleros" del puerto, los gauchos y peones de las estancias y los ganaderos bonaerenses. Ellos promovieron la figura de Don Juan Manuel como nuevo Gobernador.
 
Rosas impulsó un acercamiento entre las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos con la firma del Pacto Federal, el 4 de enero de 1831. En febrero de ese año, los federales declararon la guerra a los unitarios y los vencieron rápidamente. Derrotado el Partido Unitario, todas las provincias se sumaron al Pacto Federal y así nació la "Confederación Argentina". Se respetaba la autonomía de cada provincia (conforme el ideario artiguista) y se delegaba el manejo de las relaciones exteriores en el gobernador de Buenos Aires.
 
El gobierno de Rosas y la creación de la Confederación Argentina pusieron fin al proceso de disgregación que Inglaterra y sus cómplices locales estaban impulsando. Ya no habría más desmembramientos, como el plan de la "República de Entre Ríos" y el objetivo sería conseguir que se sumaran a la Confederación la Banda Oriental, el Paraguay y Bolivia.
 
 
Ley proteccionista de Aduana
  
Rosas dictó la "Ley de Aduana" que se convirtió en el eje de su política revolucionaria. Esta ley impuso un sistema económico proteccionista que hizo prevalecer las conveniencias nacionales sobre los intereses porteños y rodeó a Rosas de prestigio verdaderamente nacional.  Protegió a las manufacturas criollas frente a la competencia ruinosa que provenía desde el exterior y posibilitó el nacimiento de la riqueza agrícola local, que había sido imposibilitada hasta entonces por los bajos aranceles de los granos y harinas extranjeros.
 
La ley prohibía la introducción de los productos extranjeros cuyos similares criollos estaban en condiciones de satisfacer el mercado interno. Todas las provincias vieron reactivadas las artesanías y el tráfico comercial. Conforme la política americanista de Rosas, los productos de la Banda Oriental, Paraguay y Chile no eran considerados extranjeros.
 
Al mismo tiempo, la ley gravaba la importación de productos extranjeros que no competían con la producción local. Estos ingresos los retenía la Aduana de Buenos Aires, y Rosas los utilizaba para consolidar el Poder popular que él encabezaba, financiando los ejércitos federales que, en todo el país, mantenían a raya a la subversión reaccionaria de los unitarios que recibían dinero y armas de Francia e Inglaterra.
 
 
Rosas y el desarrollo autónomo
 
Por entonces, comenzaron a mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, y se fue desarrollando un mercado interno en franca expansión que beneficiaba a la gran mayoría de la sociedad local.
 
Al terminar Rosas su gobierno, el país había conseguido por primera vez obtener una balanza comercial favorable en el comercio internacional, cuadruplicando la cantidad de sus exportaciones. El Estado pudo imponer una política financiera eficiente y austera, capaz de hacer frente a los sucesivos bloqueos militares sin recurrir a empréstitos o ayudas extranjeras.
 
 
Un gobernante nacional y popular
 
El mandatario bonaerense surgido de la clase ganadera, se convirtió en un argentino cabal, jefe del Estado nacional y celoso guardián de la independencia económica.
Para la oligarquía liberal, Rosas cometió un pecado imperdonable, ya que soliviantó a las clases bajas, a los gauchos, los negros y las peonadas. Lo real es que respetó, dio derechos y trabajo a la mayoría de la población. En un profundo y concreto sentido, fue un demócrata.
 
Rosas significa la unión nacional. Antes de su llegada al poder existían dos países: Buenos Aires y el interior. Durante su gobierno existirá una sola confederación.
 
 
La lucha contra Francia e Inglaterra.
 
Los unitarios se establecieron en la Banda Oriental, Bolivia y Chile y desde allí organizaron mercenarios que, con dinero y con armas de Francia e Inglaterra, penetraban en el territorio de la Confederación Argentina.  Rosas derrotó esta infiltración y el capitalismo europeo apostó entonces al bloqueo como forma de intentar asfixiar a la Confederación Argentina y de abrir fisuras en elfrente interno.
 
 
 
Batalla de la Vuelta de Obligado
 
El bloqueo fue ruinoso porque el país vivía de la venta al exterior de sus productos y necesitaba importar muchas cosas. Los estancieros no podían embarcar sus cueros, crines, astas y carne salada.
 
El intento de penetrar y navegar nuestros ríos, fue enfrentado por las armas nacionales en  un paraje del Río Paraná que lleva por nombre Vuelta de Obligado, en una gran batalla contra el colonialismo.
 
La Batalla de la Vuelta de Obligado se produjo el 20 de noviembre de 1845, en aguas del río Paraná, sobre su margen derecha y al norte de la provincia de Buenos Aires, en un recodo donde el cauce se angosta y gira, conocido como Vuelta de Obligado, en lo que hoy es la localidad de Obligado, Partido de San Pedro.
 
Enfrentó a la Confederación Argentina liderada por el Brigadier Juan Manuel de Rosas quien nombró comandante de las fuerzas defensoras al General Lucio Norberto Mansilla y a la escuadra anglo-francesa, cuya intervención se realizó bajo el pretexto de lograr la pacificación ante los problemas existentes entre Buenos Aires y Montevideo.
 
El 20 de noviembre es una fecha épica y memorable en la historia de nuestra dignidad nacional. Inglaterra levantó el bloqueo en julio de 1847. Francia, en junio de 1848.
 
 
El orden de la oligarquía liberal
 
Rosas, derrotado en Caseros, desaparece de la escena. Urquiza, traidor al partido federal, abrió las puertas para que los liberales porteños ejecuten la penetración del colonialismo, que consistía en la coincidencia de los sectores ganaderos y comerciales rioplatenses con los importadores de productos industriales ingleses, que trabajaban mancomunados con los inversores británicos. Esta región debía ser la granja y Gran Bretaña, la industria.
 
En las guerras civiles argentinas del siglo XIX se definió la identidad de nuestra patria y su lugar en el mundo. Caseros, Pavón, Cepeda y la guerra de genocidio que el mitrismo llevó al Paraguay, consolidaron el triunfo de quienes se identificaban con la "civilización", de acuerdo a la definición de Sarmiento, en perjuicio de quienes representarían a la "barbarie".
 
Las masas populares que pelearan en la Independencia, en Ituzaingó, en la Vuelta de Obligado, fueron declaradas raza inferior condenada a la extinción. Las expediciones punitivas de Mitre y Sarmiento ahogaron a sangre y fuego las protestas de los pueblos del interior, del Chacho Peñaloza, de Felipe Varela, de López Jordán.
 
Había terminado la Argentina de las lanzas y faltaba mucho para la Argentina de las alpargatas. Juan Perón sintetizó perfectamente el drama nacional con una frase: "Más de un siglo de explotación y dominación colonial ha dejado un dolor oculto en el alma de la comunidad argentina y un sentido de rebelión libertaria". 
 
Escribe Blas García

 
Vuelta de Obligado: La Batalla Anticolonialista Ignorada 
Cuando los extranjeros avanzaron, Lucio Norberto Mansilla ordenó la defensa y proclamó a la tropa: "¡Allá los tenéis! Considerad el insulto que hacen a la soberanía de nuestra Patria al navegar, sin más título que la fuerza, las aguas de un río que recorre por el territorio de nuestro país. ¡Pero no lo conseguirán impunemente! ¡Tremola en el Paraná el pabellón azul y blanco y debemos morir todos antes que verlo bajar de donde flamea!". Mansilla, político y militar destacado en la guerra de independencia, Gobernador de Entre Ríos, General en la Guerra del Brasil y, especialmente, el hecho más importante que le cupo protagonizar fue conducir como Jefe del Departamento del Norte a las tropas argentinas que enfrentaron a la flota anglo-francesa, en la batalla de la Vuelta de Obligado, la Batalla de la Soberanía.


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