John William Cooke, ideólogo del peronismo de izquierda
El 14 de noviembre de 1919, en La Plata nace John William Cooke. Recibido de abogado, se acercó al peronismo y fue electo diputado nacional. Tras la caída de Perón, se convirtió en su delegado y protagonizó la fuga de la cárcel de Río Gallegos, junto a Héctor Cámpora y Jorge Antonio. Fue el encargado de negociar con Rogelio Frigerio el acuerdo para que el peronismo proscripto votara por Arturo Frondizi. Más tarde, propició el acercamiento del peronismo a la Revolución Cubana. Autor de Apuntes para la militancia y Peronismo y Revolución, murió en 1968.
Escribe: Blas García
John William Cooke fue uno de los prohombres del peronismo y uno de los personajes más apasionantes de la historia política argentina. Brillante intelectual y lúcido político, de ideas precursoras, corajudo y formado en un espíritu crítico, fue delegado personal y heredero de Juan Perón en la época más difícil de la Resistencia Peronista, compañero de armas del Che Guevara en Cuba, fundador e inspirador del Peronismo Revolucionario.
Este descendiente de irlandeses transitó los lugares y hechos que marcaron a fuego al peronismo: FORJA, el 17 de octubre de 1945, el bombardeo al pueblo en la Plaza de Mayo en 1955, la Resistencia Peronista, la legendaria huelga del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre....
La vida de "El Bebe" Cooke -mezcla de ideólogo y militante- es la historia de una revolución frustrada, pero también la de una utopía que llenó de contenido revolucionario al peronismo y a muchos de los políticos que hoy gobiernan o han gobernado en la Argentina.
Escribe: Blas García
Foto: Cooke y su compañera de siempre, Alicia Eguren, quien lo secundará en la teoría y la acción. Fue asesinada por la dictadura genocida de Videla, siendo parte de los 30.000 desaparecidos.
Biografía
Cooke nació en La Plata el 14 de noviembre de 1919, en una familia de intensa tradición política; su padre, Juan Isaac Cooke, era un prestigioso jurista, diputado por la UCR, y seria Canciller durante la presidencia de Edelmiro Farrel en 1945.
John "El Bebe" Cooke, que recibe ese apodo debido a la tersura de su piel, militaría ya durante sus años universitarios, mientras estudiaba Derecho en la Universidad de La Plata, formando parte de la Unión Universitaria Intransigente, donde se acercó a las ideas de FORJA e inició su lucha antioligárquica. Se recibió de abogado en 1943.
En el ámbito universitario fue profesor titular de Economía Política en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires entre 1946 y 1955.
Participación política en el peronismo
El 17 de octubre y con los obreros en la Plaza de Mayo, el Bebe se incorpora al naciente Movimiento Popular y encuentra en el peronismo el espacio que buscaba para la militancia política. En 1946, con tan solo 25 años, fue electo diputado por la Capital Federal. Era el diputado más joven en las filas de un movimiento que llegaba para cambiar la historia política del país. En esa época conoció a Arturo Jauretche y Darío Alessandro (padre), que se acercaban desde FORJA a las filas del peronismo.
"El Gordo" será diputado y el peronismo le impondrá a la oligarquía: los delegados de fábrica, los convenios colectivos de trabajo, precios máximos, aportes jubilatorios, pleno empleo, salarios en aumento, aguinaldo, justa y digna legislación laboral; salud pública con la revolución de Carrillo y la vigencia nítida de los trabajadores en el poder político.
En el Congreso, donde se destacó tanto por la agudeza de sus análisis como por la virulencia de sus discursos, fue Presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados. De posición independiente y convicciones nacionalistas, se opuso a la ratificación del Tratado de Chapultepec.
Revisionista histórico, fue miembro del Instituto Juan Manuel de Rosas, donde pronunció conferencias y del cual fue electo vicepresidente en 1954. Ese año editó la revista De Frente, en la que planteó sus posiciones nacionalistas, y combatió los contratos petroleros que negociaba el gobierno de Perón.
Desde 1952 al 55, Cooke se dedicó al trabajo de base, recorriendo la ciudad, el conurbano y el país para dialogar con obreros y con estudiantes, a quienes sorprendía con su solidez ideológica y su claridad dialéctica, ganando una fama y un respeto que para 1955 ya eran nacionales, al tiempo que ganaba, también, enemigos.
Bombardeo a Plaza de Mayo
El 16 de junio de 1955 los aviones de la Marina bombardearon Plaza de Mayo para matar a Perón. Más de 350 personas murieron y más de 2 mil resultaron heridas.
Cooke se dirigió hasta el Ministerio de Marina, sacó su pistola 45 y vació los cargadores contra los ocupantes del edificio. No se detuvo hasta haber acabado con todas sus municiones.
Después del Bombardeo a Plaza de Mayo, Perón lo designó interventor del Partido Peronista de la Capital Federal, desde donde Cooke trató de movilizar y organizar a los peronistas para resistir el inminente golpe militar.
Producido el golpe militar, el 20 de octubre fue arrestado en la casa de su amigo, el historiador revisionista, José María Rosa.
Fue detenido y llevado a la cárcel de Las Heras donde estaba el 9 de junio de 1956, el día de la Operación Masacre, cuando se fusiló al general Juan José Valle, jefe de un alzamiento militar pro peronista.
Pese a estar en prisión hasta marzo de 1957, participó activamente en la organización de los distintos grupos protagonistas de la "Resistencia Peronista".
Perón lo designaba su sucesor
Con la caída del peronismo, la resistencia, la clandestinidad y la prisión, agrandan la figura de El Bebe como el hombre de mayor confianza de Perón. De panza prominente, con cierta tendencia a la obesidad, su imagen no parecía la de un héroe, pero a través de los años se convirtió en un luchador consecuente, peronista fiel y combativo.
Perón, que estaba exiliado, lo puso al frente del denominado "Comando Táctico". Así, El Bebe fue el primer delegado de Perón y el hecho de que el líder haya elegido un peronista de izquierda era muy importante ya que marca el camino de la lucha para retomar el poder.
"En ese momento -explica el historiador Norberto Galasso-, Cooke era la expresión de la política de Perón, que en estos años era una política de bombas, de huelgas, una política netamente de resistencia".
En noviembre de 1956 le dirigió una expresiva carta, en la que avalaba firmemente su acción y lo designaba su sucesor, en caso de fallecimiento. A los efectos envía la siguiente carta:
Al Dr. John William Cooke Buenos Aires Por la presente autorizo al compañero doctor Don John William Cooke, actualmente preso por cumplir con su deber de peronista, para que asuma mi representación en todo acto o acción política. En este concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía. En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías. En caso de fallecimiento, delego en el doctor don John William Cooke el mando del movimiento. En Caracas, a 2 días de noviembre de 1956. Juan Perón.
Fue la única vez en su vida que Perón designó un heredero en caso de muerte, cosa que podía ocurrir pues la Libertadora había enviado un comando de sicarios por el continente para asesinarlo. Fuga de la prisión de Río Gallegos
El 18 de marzo de 1957 Cooke escapó de manera espectacular de la prisión de Río Gallegos, en compañía de otros detenidos peronistas: Héctor Cámpora, Jorge Antonio, José Espejo, Pedro José Gomis y Guillermo Patricio Kelly.
Llegaron a la ciudad chilena de Punta Arenas y Cooke se instaló en Chile, desde donde pudo operar con más eficacia para coordinar la acción de los distintos grupos clandestinos peronistas.
Una de las preocupaciones de Cooke fue la política desplegada por los sectores neoperonistas conciliadores que debilitaba la intransigencia que mantenían aquellos que militaban en la resistencia. A esto debía agregarse que represión gubernamental sobre los militantes peronistas que dificultaba cualquier intento de planificación y coordinación.
John William Cooke y Arturo Frondizi se batieron a duelo el 23 de junio de 1950. Un acalorado debate en la Cámara de Diputados, una acusación y un pedido de disculpas públicas rechazado derivó en una cita a punta de pistolas.
El pacto entre Perón y Frondizi
En enero de 1958 participó en la gestión del pacto entre Perón y Frondizi, y posiblemente asistió a la reunión de Caracas, donde éste se efectivizó.
Con los votos peronistas, Arturo Frondizi fue electo presidente en febrero de 1958. A cambio, el nuevo presidente levantaría la proscripción que pesaba sobre el peronismo.
El romance entre Frondizi y Perón duró poco tiempo. Frondizi asumió el 1º de mayo del 58 y lo primero que hizo fue ascender a Aramburu y a Rojas. "Entonces empezó a producirse una conciliación del gobierno con los militares", recuerda Galasso. El 16 de septiembre, Perón difundió un comunicado en el que llamaba a la "agitación de masas". Los gremios declararon una huelga general, el presidente declaró el estado de sitio y encarceló a peronistas. El pacto estaba roto.
Foto: Cooke con Perón.
La huelga del Frigorífico Nacional Lisandro de la Torre
"El gordo" Cooke volvió al país a fines de 1958, para continuar con la resistencia, y de inmediato fue detenido. A principios de 1959 participó activamente en la huelga del Frigorífico Nacional y en la posterior huelga general y movilización contra su privatización. Cooke colaboró para que las luchas sindicales trascendieran el plano reivindicativo y adoptaron un claro objetivo antiimperialista.
La huelga, inédita por sus características, sacudió a Buenos Aires y la desataron los obreros del frigorífico que tomaron la planta para evitar su venta a la entonces poderosa Corporación Argentina de Productores de Carne (CAP) un ente controlado por los ganaderos, que querían el frigorífico para poder monopolizar el mercado interno.
La ocupación del frigorífico Lisandro de la Torre y su posterior desalojo por fuerzas militares y policiales desencadenaron el estallido insurreccional del barrio de Mataderos y el principio de una huelga general nacional que puso en jaque la fragilidad institucional del gobierno de Arturo Frondizi.
La política de Frondizi había dado muestras sobradas de alineamiento con los EEUU: los contratos petroleros, la Ley de Radicación de Capitales y, a fines de diciembre de 1958, el anuncio al país de la aplicación del primer Plan de Estabilización elaborado a partir de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional.
Los trabajadores del Lisandro de la Torre habían elegido una nueva comisión directiva sindical, mayoritariamente peronista, encabezada por Sebastián Borro, un joven dirigente forjado en los duros albores de la resistencia.
Los obreros se entrevistaron con legisladores nacionales, quienes se comprometieron a darles una respuesta y les informaron que al otro día serían recibidos por Frondizi. Mientras esperaban la reunión, la ley fue sancionada.
Luego de conocer la decisión de Frondizi lanzaron el paro y ocuparon el frigorífico, como fondo se escuchaban los bombos y, por primera vez, el grito de ¡Patria sí, colonia no!
Frondizi recibió finalmente a la comisión y a representantes de las 62 Organizaciones, que le pidieron que vetara la ley, pero el presidente se negó.
Una poderosa fuerza represiva desalojó el establecimiento: 22 ómnibus cargados con agentes, carros de asalto de la Guardia de Infantería, camiones de bomberos, patrulleros, cuatro tanques Sherman del Regimiento de Granaderos a Caballo y varios jeeps con soldados provistos de ametralladoras, estos últimos al mando del teniente coronel Alejandro Cáceres Monié. La fuerza así reunida era de unos dos mil hombres.
El plenario de las 62 Organizaciones, reunido esa noche, declaró un paro por tiempo indeterminado, que apoyaron las otras dos agrupaciones sindicales.
La toma del barrio de Mataderos
La indignación por lo ocurrido recorrió el barrio. Durante varios días obreros y vecinos libraron duras batallas contra las fuerzas de seguridad. Mataderos se convirtió en el barrio de las barricadas, se hacían con adoquines sacados de las calles, vías del tranvía, cubiertas de ómnibus de línea incendiadas y clavos miguelito aportados por la Juventud Peronista.
Por la noche los activistas cortaron el alumbrado y la Policía fue recibida a pedradas desde las azoteas. En tanto, el gobierno allanó varios sindicatos y detuvo a varios dirigentes, entre ellos a John William Cooke, Susana Valle y Felipe Vallese.
Además se declaró zona militar a las ciudades de La Plata, Berisso y Ensenada y ordenó su custodia con tropas militares. Entre tanto, Sebastián Borro y otros dirigentes de gremios chicos, como Jorge Di Pasquale, organizaban la huelga.
El sindicato del Lisandro de la Torre nunca levantó la huelga; luego de varios meses y con Borro capturado, fueron cesanteados cinco mil obreros. El frigorífico fue vendido a la CAP.
Una investigación realizada en 1974 por una comisión de la Cámara de Diputados descubrió que la CAP, conducida por ganaderos, había pagado sobreprecios a sus asociados ganaderos durante años y que los quebrantos, que eran pagados con fondos públicos, habían constituido una virtual estafa.
"El gordo" Cooke en Cuba
Por entonces, la militancia peronista se dividía entre los partidarios de la "línea dura" y la "línea blanda", estos últimos, que buscaban un acuerdo con el gobierno gorila, comenzaron a hostilizar a Cooke, tachándolo de comunista.
Perseguido, en 1959 abandonó el país y se instaló en Cuba, donde la Revolución Cubana lo conmovió profundamente y permaneció hasta octubre de 1963. Allí se entusiasmó tanto que realizó diversas tareas de apoyo al régimen, entabló amistad con Ernesto "Che" Guevara y su militancia lo lleva a defender la revolución, hasta con las armas en la mano, frente a la invasión de la Bahía de los Cochinos, cuando las tropas anticastristas, patrocinadas por el gobierno de los EEUU y entrenadas y dirigidas por la CIA, intentaron invadir Cuba en abril de 1961.
Cooke inició una larga tarea de acercamiento entre el peronismo y el castrismo, que incluyó el reclutamiento de jóvenes argentinos para ser entrenados militarmente en Cuba.
La vuelta a la Patria
Mantuvo una intensa correspondencia con Perón, que sólo interrumpió en 1966, e intentó influirlo para que declarara su apoyo a Cuba y trocara su domicilio madrileño por La Habana. A la vez, se propuso reconstruir la tradición peronista en clave cubana e impulsar a los peronistas a seguir el camino iniciado por Fidel Castro.
A fines de 1963, Cooke volvió a la Argentina y organizó Acción Peronista Revolucionaria, un grupo al que asistían futuros militantes como Juan García Elorrio, Fernando Abal Medina y Norma Arrostito, en donde siguió intentando la fusión entre el peronismo y el guevarismo.
John William Cooke acompaña a Juan Perón de compras en un supermercado de Madrid, donde el líder estaba exiliado. Circa 1964
Conclusión
Lo concreto es que, luego del golpe de Estado de septiembre de 1955, Perón desde el exilio apostó por una estrategia insurreccional porque creía que llevando el país a una guerra contra la oligarquía conseguiría recuperar el poder.
El hombre al que Perón delegó el control de sus fuerzas en el país fue John William Cooke, un cuadro de fidelidad al líder, que desde el 55, su ambiente frecuente sería la prisión: Las Heras, el penal de Ushuaia y el de Caseros, la cárcel de Río Gallegos. Valiente, revolucionario, respetado por las bases; vivió mucho tiempo prófugo,clandestino o exiliado por sus ideas políticas.
Durante casi 5 años, Cooke luchó contra el régimen y sufrió con la actitud de Perón, que no quería jugarse todo entero a una sola ficha. El Bebe sostenía que el objetivo político del peronismo era organizarse para arrebatar el poder político del Estado de las manos de las Fuerzas Armadas y la oligarquía; para iniciar la transformación social, económica, política nacional y popular bajo las consignas del Movimiento Peronista con hegemonía de la clase obrera.
Cooke plantea una estrategia para la toma del poder del Estado de forma insurreccional y así da origen a las organizaciones guerrilleras que se fueron conformando, a partir del año 1960, que posibilitarían la vuelta a la Patria y al poder del General Perón.
Si bien Cooke fallece en el año 1968 sus ideas perduraron a través de los años, marcando un camino y dejando un legado importante dentro del peronismo. Desde 1971 sus escritos alcanzaron gran difusión y sus ideas fueron retomadas por el peronismo de izquierda.
Cooke fue un símbolo de la Resistencia Peronista y del componente revolucionario del Movimiento, simbolizando todo lo que el peronismo tenía de rebelde, irredento, plebeyo y popular; lo que se tornaba insoportable para la oligarquía y el imperialismo porque "el peronismo es el hecho maldito del país burgués".
Lamentablemente, si Cooke no hubiera muerto en 1968, la tendencia revolucionaria del peronismo habría tenido una claridad ideológica mejor, que hubiera impedido que cometiera los errores políticos que cometió, en la década siguiente. Pero esa es otra historia.
Hoy, cuando los procesos de Liberación Nacional se desarrollan de nuevo en América Latina y los vientos de Socialismo Nacional soplan otra vez, con postulados muy semejantes a los que sostuvo Cooke, su vida y su obra debe ser leída y analizada profundamente por la militancia porque versan sobre las cuestiones esenciales de la Revolución Nacional.