El Segundo Tucumanazo: una de las rebeliones que marcaron la caída de la dictadura militar
Comienza en la ciudad de San Miguel de Tucumán la segunda protesta de trabajadores y estudiantes contra el programa económico y social de la dictadura cívico militar que gobernaba al país desde 1966 y que por entonces encabezaba el general Roberto Marcelo Levingston.
El segundo Tucumanazo se inició el 10 de noviembre de 1970 y se extendió durante cuatro días, a lo largo de los cuales la población tomó una gran parte de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Se conoce como Tucumanazo a cada una de las tres puebladas insurreccionales ocurridas en la ciudad de San Miguel de Tucumán, capital de la provincia de Tucumán, entre 1969 y 1972. Los tres tucumanazos formaron parte de otras puebladas que sacudieron a la dictadura militar conocida como Revolución Argentina: "Rosariazo", "Cordobazo", "Mendozazo", etc., que marcaron la caída de Onganía, el general que pensaba quedarse 20 años en el poder.
Desde mediados de 1965, se inició en Tucumán una crisis azucarera que paralizó la producción y el trabajo, hundiendo las demás actividades económicas de tal forma que hasta el propio estado provincial entró en cesación de pagos. La miseria y desesperación del proletariado rural tucumano ocuparon rápidamente a la opinión pública nacional, mientras en la provincia se producían una serie de manifestaciones callejeras para enfrentar al gobierno, a la patronal industrial y a las fuerzas de seguridad.
En el conflicto confluyeron, además del propio quiebre económico de los ingenios y de la defensa gremial, factores ideológicos, generacionales y políticos -entre ellos la reivindicación del peronismo tras una década de proscripción-, lo que generó una dinámica social sin precedentes.
En Tucumán no se produjo el éxodo masivo de profesores que perjudicó a otras instituciones nacionales tras la intervención militar de 1966. Al rectorado de Virla le siguieron, hasta 1973, gestiones que pretendieron continuar su acción académica. El primer rector designado por Onganía inició su mandato estableciendo una veda política dentro de la UNT pero, en una provincia que comenzaba a advertir el fracaso del intento de reconversión productiva denominado Operativo Tucumán, la efervescencia se instaló también entre sus estudiantes y profesores. Entre 1969 y 1972 esa rebeldía convocó multitudinarias manifestaciones y violentos embates al régimen, conocidos como los "tucumanazos".
El segundo Tucumanazo se inició el 10 de noviembre de 1970 y se extendió durante cuatro días, a lo largo de los cuales la población tomó una gran parte de la ciudad de San Miguel de Tucumán. La situación previa al estallido era de gran conflictividad sindical, política y estudiantil.
Uno de esos conflictos estaba relacionado por la insuficiencia del presupuesto e instalaciones del comedor estudiantil de la Universidad Nacional de Tucumán. La escalada del conflicto por el comedor llevó a los estudiantes de la Federación Universitaria de Tucumán (FUT) a tomar la decisión el 10 de noviembre, de cortar las calles en esquinas del comedor.
La represión policial fue rechazada por los estudiantes con apoyo de los sindicatos -especialmente la FOTIA- y la población, recurriendo a bombas molotov, palos, piedras y barricadas, generalizando los enfrentamientos por toda la ciudad. La pueblada escaló aún más debido al paro general nacional de 48 horas decretado por la CGT, los días 12 y 13 de noviembre.
Los manifestantes llegaron a tener control de un gran sector de la ciudad, estimado entre 64 y 90 manzanas. El último foco de conflicto se ubicó en el barrio de San Cayetano, recuperado finalmente por la policía atacando indiscriminadamente a los vecinos y destruyendo sus casas como escarmiento por el apoyo brindado al levantamiento. El segundo Tucumanazo provocó la renuncia inmediata del rector de la Universidad, Rafael Paz y tres meses después del interventor militar de la provincia, Carlos Imbaud.
Por Carlos Morales para La Opinión Popular
La represión policial fue rechazada por los estudiantes con apoyo de los sindicatos -especialmente la FOTIA- y la población, recurriendo a bombas molotov, palos, piedras y barricadas, generalizando los enfrentamientos por toda la ciudad.