Nacionales - 04-09-2023 / 12:09
RECHAZA TODO LO QUE TIENE QUE VER CON EL BIEN COMÚN
Milei apoya la contaminación del agua: ignorancia, soberbia y desprecio por la vida
La declaración pública de Javier Milei a favor de la contaminación del agua por parte de las industrias comenzó a cosechar repudios. El más rotundo provino del Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento (IUAS), que lo acusó de obrar con “negacionismo” y “despreciar” un elemento clave para el “bien común” de la humanidad.
Insólita defensa a la contaminación ambiental. En declaraciones recientes, el candidato presidencial, el ultra derechista Javier "el Loco" Milei, banaliza el tema de la contaminación del agua preguntándose "¿cuál es el problema de que una empresa contamine un río?". Relativiza el tema indicando que se trata de un problema derivado de una "mala definición de los derechos de propiedad". La "externalidad negativa" derivada de un vertido tóxico a un río se solucionaría si alguien puede cobrar por la provisión de agua limpia. Hace expresa mención a que cuando el agua (limpia) pase a ser un recurso escaso los privados que detenten la propiedad "lo resolverán".
El discurso, que pretende mostrar solvencia académica, pone de manifiesto al menos dos cosas: lo limitado de los marcos conceptuales del candidato y su profundo desprecio por la vida. Que una persona que se dice educada diga esto genera inquietud. Que esto lo diga el candidato presidencial que obtuvo el primer lugar en las PASO tiene una gravedad inusitada por las catastróficas consecuencias que estos planteos puede tener para la mera posibilidad de existencia de la especie humana.
La Ciencia ha aportado una cantidad abrumadora de evidencias de los riesgos asociados a no controlar de manera efectiva, y a través de regulaciones, procesos de contaminación o de degradación del ambiente.
Entre las muchas falencias conceptuales de la argumentación de Milei, el libertario asume un modelo de Naturaleza plana, en donde los impactos humanos pueden ser revertidos con plata y tiempo sin mayores dificultades. Este modelo de comportamiento de la naturaleza supone una respuesta lineal, o sea que verter una unidad más de un tóxico al agua producirá un aumento proporcional, digamos también de 1, en eso que llamamos "contaminación" (o sea la degradación de propiedades físicas, químicas, biológicas, estéticas, culturales, sanitarias, etc. del curso de agua).
Existen sobradas evidencias de que los ecosistemas acuáticos no se comportan así. La respuesta es no-lineal. ¿Qué significa esto? Pensémoslo así: cuando el curso de agua no ha recibido aún vertidos el agregado de una unidad de tóxico aumenta, como en el caso lineal, una unidad la contaminación pero luego haber agregado 10 unidades, y que parte de estas se acumularan en el sistema, el aumento asociado a verter una unidad más produce un cambio mayor.
En lugar de aumentar una unidad la contaminación aumenta 2 unidades, luego 5, luego 10. Más aún en muchísimos sistemas acuáticos se ha verificado que el ecosistema puede alcanzar un umbral de contaminación en donde deja de existir como tal, lo más parecido que nos podemos imaginar a la muerte de un ecosistema. Otro concepto que Milei ignora es el de Resiliencia, o sea la capacidad de un sistema de "recomponerse" luego haber sido degradado o contaminado. La historia humana está llena de ejemplo de sociedades que han afectado, por sobreexplotación o contaminación, la resiliencia del ecosistema del que dependían y que frente a un evento relativamente menor (una sequía por ejemplo) han colapsado.
El discurso de Milei no solo es conceptualmente erróneo. Es profundamente deshumanizante. Muestra un oscuro desprecio por la vida en general y por la humana en particular. Una necesidad tan básica como el agua aparece en su discurso solo para promover su mercantilización. Las decisiones sobre la provisión de agua estarían, en su modelo, en manos del dueño de la fábrica y de quien detente la propiedad (privada) del río. La casi totalidad de los 7.352.244 argentinos y argentinas que lo votaron también estarán al margen de esa decisión. En sus planteos ya había negado el cambio climático, el terrorismo de Estado y la mera existencia de la idea de justicia social. Ahora, niega el derecho al agua.
La Opinión Popular
La propiedad privada y la contaminación
Cuando nos comprometemos en la recuperación de un río, en nuestro caso el Matanza Riachuelo, sabemos que debemos afrontar una tarea ciclópea, sumamente intrincada, difícil, amañada, que tiene infinitas mediaciones sociales, jurisdiccionales, políticas y económicas. Sabemos que enfrentamos una metáfora de la Argentina. De la heredera de aquel "próspero liberalismo", que, a través de rieles, puerto y Capital Federal lo concentró todo en un punto llamado Buenos Aires, hasta lograr el colapso de la contaminación de este río y también del Río de La Plata. Esa podría ser tomada como una primera planificación del mercado.
Su "mano invisible" nos lleva a culturas de ahorros de costos, empezando por aquellos que tienen que ver con el desecho industrial. Tenemos un río, que desemboca en un estuario que parece un mar y lo que a él vaya quedará diluido.
Así empezó todo y terminó con el colapso al que se sometió a la industria nacional, durante la dictadura cívico militar con los liberales de Martínez de Hoz. Una familia altamente vinculada a los procesos cárnicos, terratenientes y contaminadores de la cuenca. Entendemos que el cierre masivo de industrias en esa época trajo desocupación, miseria, industrias que funcionaban marginalmente y contaminaban más que antes, así como grandes extensiones libres de tierras para que aquellos desesperados que no tenían donde ir se afinquen.
Nuestra América Morena en sus contornos está llena de estas calamidades, ya que nuestros puertos han sido los lugares por donde salieron nuestras riquezas. No son puertos "hacia adentro". La cantidad de vías hidrográficas que se poseen hubieran generado una mayor integración regional y prosperidad.
Las desavenencias de nuestra sociedad, sumida en luchas intestinas, intentaron salvarse con la Constitución Nacional. En ella se resume un acuerdo de convivencia del cual deriva la creación del Estado para garantizar derechos y obligaciones, pero también la vida. Que alguien ponga por sobre este pacto social al Mercado, supone romper un pacto de convivencia, en el cual la propiedad privada es superior a todo y pareciera ser el único derecho.
Que se vuelva a pensar que la abundancia de agua tiene precio cero y por una cuestión de equilibrios se la pueda contaminar, es retroceder 200 años. Que una vez contaminada se transforme en un bien escaso que tendrá un precio y por eso alguien la recuperará en forma de negocio, es no saber nada de la historia de nuestra Argentina.
Es notable la conjunción de arbitrariedades e ideas inconstitucionales que se suman detrás de Javier Milei. También es notable que sus guardias pretorianas económicas sean aquellos Chicago Boys de Martínez de Hoz, encabezados por Roque Fernández. Todas verdaderas e históricas castas.
Un buen ejercicio de memoria para aunar la libre contaminación de los ríos esgrimida por estos libertarios es releer la carta de Rodolfo Walsh a las juntas militares:
"Basta andar una hora por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes solo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él los residuos industriales y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe".
Entonces, lo que se propone desde la bravata gesticulante en el atril siempre será el azote de la miseria, con su preámbulo de disciplina social para deshumanizar la vida Abolir los derechos conseguidos tras tantas luchas con esa constitución liberal que a nosotros también nos limita, es su ofrenda a la libertad. Con muchas contradicciones hemos podido construir trabajosamente sobre esa "Carta magna", hasta nuevo y necesario acuerdo.
La economía política (así se la enseñaba hasta 1976, cuando pasó a ser solo una cuestión de mercado y matemáticas) que promueve el neoliberalismo libertario ha logrado convencer a muchos o tal vez hacer creer vía la colonización pedagógica de los medios y sus creaciones que son inevitables. Eso es lo peor, pues impide entender para resolver. No solo la contaminación de los ríos sino la de las mentes.
No existe cordón sanitario para prevenir esta contaminación, una vez más nuestro principal recurso será nuestra gente en las calles. Esos hombres y mujeres que, con dedicación y generosidad han decidido afirmar los valores de justicia social, solidaridad y derechos, comenzando a organizarse en pegatinas, charlas, parques y plazas para persuadir y convencer.
Por: Antolín Magallanes
Por José Paruelo
Fuentes: Tiempo Argentino y Página 12