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Sociedad e Interés General - 22-03-2023 / 08:03
EL 22 DE MARZO DE 1971, LA JUNTA DE COMANDANTES EN JEFE DE LAS FUERZAS ARMADAS DESTITUYE AL PRESIDENTE DE FACTO

Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto

Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto
Asume la presidencia de la Nación el general Roberto M. Levingston (izq.). A su lado se encuentra el general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Partido Militar.
Por Blas García 
A partir de 1969, conflictos gremiales, paros activos, y puebladas como el Cordobazo se manifestaban en todo el país. También empiezan a surgir las guerrillas urbanas del ERP y Montoneros. La incapacidad para gobernar de Juan Carlos Onganía fue el detonante para un golpe interno, producido en junio de 1970, cuando los militares impulsan su reemplazo en la presidencia por el general Roberto Marcelo Levingston.
 
Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Partido Militar. Pero, durante su breve presidencia se incrementaron las protestas populares y la actividad guerrillera.
 
La pueblada en Córdoba, el 11 de marzo de 1971, conocida como el Vivorazo pondrá fin a la breve gestión de Levingston y a su delirio de crear un movimiento político "populista" sin tener en cuenta la opinión del pueblo y en contra del Partido Peronista.
 
El 22 de marzo de 1971, la Junta de Comandantes en Jefe de las tres fuerzas armadas (Ejército, Marina y Aeronáutica), destituye al presidente de facto Levingston y el general Lanusse asume en su lugar, como nuevo dictador militar.
 

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Por Blas García


La incapacidad del gobierno de Juan Carlos Onganía, herido de muerte por elCordobazo, fue el detonante para un nuevo golpe interno, producido en junio de 1970. El general Alejandro Agustín Lanusse, líder indiscutido del Ejército, optó por permanecer en segundo plano y preservar su figura e impulsó el reemplazo en la presidencia de Onganía por el general Roberto Marcelo Levingston, que cumplía funciones como agregado militar en Washington.
 
El general Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Lanusse. Durante su breve presidencia se incrementaron las protestas populares y la actividad guerrillera.
 
Juan Perón, desde Madrid, alentaba la actividad guerrillera y hablaba del Socialismo Nacional como la solución para los problemas argentinos mientras que, para frenar los intentos políticos de Levingston tendientes a frenar todo intento democratizador, alcanzó un acuerdo conocido como "La Hora del Pueblo" con las principales fuerzas políticas, entre ellas el radicalismo. Los firmantes se comprometían a luchar por un proceso electoral limpio y a respetar los principios democráticos.
 
Levingston trató de dictar medidas de corte nacionalista que desviaran la atención sobre la cada vez más importante presencia de las multinacionales y los inversores extranjeros.
 
Convocó para ocupar la cartera de economía a Aldo Ferrer, un economista progresista. En ese contexto promovió la "Ley de compre argentino" que intentaba dar a las industrias nacionales gran parte del mercado interno. La nueva apolítica marcaba una ruptura con la línea económica ultra liberal impuesta por Adalberto Krieger Vasena.
 
Pero la opinión pública mantenía su escepticismo frente a estos cambios. Levingston no logró con su política "populista" conquistar la adhesión de los gremios peronistas y de los partidos volcados a la lucha por la apertura política y perdió, además, el apoyo decisivo de los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros, que no veían con buenos ojos esta vuelta al nacionalismo económico.
 
En febrero de 1971, el gobernador de Córdoba, Camilo Uriburu declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial, peronista y de izquierda, que había llevado adelante el Cordobazo a la que comparó con una víbora venenosa.
 
Uriburu le "pedía a Dios que le depare el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora". A los pocos días el país se sacudió con un segundoCordobazo, llamado por sus protagonistas "Viborazo".
 
El general Levingston es destituido, como presidente de facto, por las Fuerzas Armadas 

El Vivorazo pondrá fin a la breve gestión de Levingston y a su delirio de crear un movimiento político sin tener en cuenta la opinión del pueblo.
 
El 22 de marzo de 1971, la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas destituye al presidente de facto Roberto Levingston. El 26 de marzo de 1971, Lanusse asumió la presidencia en un clima político totalmente desfavorable.
 
La violencia guerrillera crecía, el descontento popular también, Perón sumaba día a día más adictos y la continuidad del gobierno militar se tornaba muy difícil de sostener. Lanusse evaluó correctamente que el principio de solución a los múltiples conflictos pasaba por terminar con la proscripción del peronismo y decretar una apertura política que permitiera una transición hacia la democracia.

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Las Fuerzas Armadas destituyen al general Levingston como presidente de facto
El 18 de junio, del año 1970, el general de brigada Roberto Marcelo Levingston asumía como presidente de la Nación.
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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

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