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Sociedad e Interés General - 19-03-2023 / 08:03
19 DE MARZO DE 1982

Incidente en las islas Georgias

Incidente en las islas Georgias
Un grupo de operarios argentinos, autorizado por el gobierno inglés, desembarca en el archipiélago para desmantelar unas viejas instalaciones balleneras. Al llegar, los operarios izan la bandera argentina.
El 19 de marzo de 1982, un grupo de operarios argentinos, autorizado por el gobierno inglés, desembarca en el archipiélago para desmantelar unas viejas instalaciones balleneras. Al llegar, los operarios izan la bandera argentina. El jefe militar británico en la zona advierte que es un acto ilegal y ordena a la Armada Argentina que reembarque a esos hombres.
 
El comandante del ARA Bahía Buen Suceso, que había transportado a los operarios, responde que la misión tenía luz verde de Londres, ordena arriar la bandera y no se presenta ante los ingleses, como le demandaban.
 
La embajada en Buenos Aires eleva una nota de protesta, al tiempo que el gobierno de Margaret Thatcher ordena al Endurance, atracado en las Malvinas, que vaya a las Georgias. La Cancillería argentina responde que el Bahía Buen Suceso se iría en horas más y que no se avalaba desde el gobierno argentino el izado de la bandera.
 
Faltan pocos días para el desembarco argentino en las Malvinas.
 
La Opinión Popular
 

Incidente en las islas Georgias 
 El ARA Bahía Buen Suceso (B-6) fue un transporte naval que sirvió a la Armada Argentina desde 1950 hasta 1982.


Todo empezó en las islas Georgias
 
Hay una historia previa al desembarco en las Islas Malvinas, una cadena de episodios que se remonta a varios meses previos al 2 de abril. Uno de esos eslabones quedó anclado en las Georgias del Sur el 19 de marzo de 1982, cuando la bandera celeste y blanca flameó por obra y gracia de un contingente de obreros que habían llegado a trabajar allí. Hoy se cumplen 40 años de ese hecho, que parece un capítulo menor en la escalada que culminó poco después en la guerra con Gran Bretaña, pero lejos está de serlo. "Lo de las Georgia del Sur fue como un tubo de ensayo para Malvinas", sostiene Federico Lorenz, historiador especializado en el conflicto del Atlántico Sur.
 
Ubicadas a casi 1.400 kilómetros de las Malvinas, las Georgias estaban prácticamente deshabitadas en 1982. Punto habitual en las rutas de buques pesqueros, albergaban antiguas estaciones balleneras que con el paso del tiempo habían quedado reducidas a chatarra. Justamente, para desmantelar esos galpones el empresario argentino Constantino Davidoff había logrado un contrato y con ese fin envió un grupo de trabajadores a bordo del barco ARA Bahía Buen Suceso. Pero en la dotación habrían viajado infiltrados cuatro infantes de marina, presentándose como científicos civiles, quienes impulsaron el izamiento de la bandera. Todo esto sucedió en el puerto de Leith, a 20 kilómetros del asentamiento de Grytviken.
 
Lorenz no confirmó la versión de los infantes "infiltrados"; prefiere mantenerlo en el terreno de las especulaciones. El que lo negó tajantemente fue Davidoff: "yo no iba a permitir que fuese un militar junto a mis trabajadores y que esto luego me arruinase. Tengo un documento de la Cruz Roja que certifica que mis operarios eran todos civiles". Efectivamente, la guerra significó un severo perjuicio económico para el empresario, ya que perdió todos los contratos que había conseguido.
 
La cuestión es que, apenas descubrieron al grupo argentino, las autoridades de las islas pidieron que se arriara la bandera y que el contingente se retirara de las Georgias. Además, solicitaron a la Cancillería británica refuerzos militares en la zona. De inmediato Londres autorizó el envío del HMS Endurance, mientras que un par de días más tarde el capitán de navío César Trombetta, al mando del ARA Bahía Paraíso, recibió la orden de acudir a Leith para impedir el desalojo de los obreros argentinos.
 
Trombetta llegó a Leith la noche del 24 marzo y del buque descendieron 14 infantes de marina, identificados como Grupo Alfa y encabezados por Alfredo Astiz, quien años después sería condenado a prisión por crímenes de lesa humanidad. Esas jornadas en las que militares y obreros compartieron la estancia en las Georgias quedó documentada por la cámara del cineasta francés Serge Briez, quien accidentalmente había recalado en las islas mientras viajaba a filmar un documental en la Antártida. Pueden verse en distintas grabaciones disponibles en YouTube.
 
Durante la semana siguiente se sucedieron nerviosas negociaciones, idas y vueltas que no fueron otra cosa que el prolegómeno del desembarco del 2 de abril. Un día después, las tropas argentinas neutralizaron a las fuerzas británicas apostadas en las Georgias e izaron la bandera albiceleste.
 
Los ingleses se hicieron nuevamente con las Georgias poco después, el 25 de abril, al cabo de una rápida operación en la que contaban con amplia superioridad de efectivos y de armamento. Fue Astiz el que firmó la rendición.
 
Fuente: La Gaceta 

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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