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Nacionales - 11-03-2023 / 10:03
UN FALLO POLÍTICO QUE NO ADMITE DISCUSIÓN TÉCNICA

Sin pruebas pero sin dudas, los insólitos fundamentos para proscribir a Cristina Kirchner

Sin pruebas pero sin dudas, los insólitos fundamentos para proscribir a Cristina Kirchner
No se trata de comparar a nadie con Cristina Kirchner, pero sí de mostrar que la persecución judicial existe, no es un invento ni una fantasía, viene de hace mucho tiempo y siempre se ha usado contra dirigentes que se pusieron en la mira del poder establecido: el poder económico hegemónico, su representación política, en este caso el macrismo, y ahora la corporación mediática y el Partido Judicial.
Son 1600 páginas acusatorias que se basan en "no tenemos pruebas, pero tampoco dudas" o "es muy difícil obtener pruebas en este tipo de organización, pero es evidente que..." o "todos los indicios apuntan a..." sazonadas con cientos de adjetivos que exageran para sostener un cuerpo inconsistente. 
 
Con esa fórmula hueca, los jueces limitan el derecho al voto de millones de ciudadanos. La condena tiene consecuencias individuales graves para Cristina Kirchner pero --como ella dijo en su discurso de ayer en Río Negro--, junto con el intento de asesinarla como consecuencia de los discursos de odio de la derecha, rompe el pacto democrático de 1983. O sea: termina con los primeros cuarenta años de democracia ininterrumpida en los más de 200 años de vida independiente del país.
 
El principal impacto de este fallo es político como lo reconoce el mismo tribunal cuando pretende negarlo. Afirman que es normal que los acusados de estos delitos acusen a los jueces y fiscales de lawfare o guerra judicial contra los adversarios políticos y que este argumento es tan viejo como la historia de la humanidad.
 
En realidad es lo opuesto: por lo menos las falsas acusaciones contra personalidades que disintieron con el poder establecido es tan antiguo como la historia de este país. En 1964, el expresidente Arturo Frondizi publicó el libro "Estrategia y táctica del movimiento nacional". El capítulo cuatro se titula: "La corrupción: pretexto para derribar gobiernos populares".
 
Frondizi hace un recordatorio: a Mariano Moreno lo acusaron de corrupción cuando ya estaba muerto. Al orador de la revolución, Juan José Castelli, que en esos meses agonizaba por un cáncer de lengua, lo procesaron acusado falsamente de quedarse con dineros ajenos en el Alto Perú. Al general José de San Martín se lo acusó de abrir una cuenta en forma irregular en Londres con fondos ajenos.
 
Y sigue la lista: cuando derribaron a Hipólito Yrigoyen, lo acusaron de un montón de negociados: que se había quedado con fondos públicos, que no había cumplido con sus deberes de funcionario, y así. Eso pasó la primera vez que lo metieron preso. Cuando salió de su segunda prisión, fue a vivir a la casa de la hermana: no tenía un solo peso para mantenerse.
 
Son todos políticos que sobresalieron por su compromiso con sociedades más justas y democráticas. En sociedades desiguales hegemonizadas por intereses de minorías económicas, estos próceres fueron perseguidos con el lawfare, porque de esa forma se evita el debate político, en el que los privilegios de las minorías son indefendibles e impopulares.

A Juan Perón lo procesaron por una infinidad de delitos económicos que nunca fueron probados porque había sido proscripto, perseguido y exiliado. O la injusticia que cometieron contra Ramón Carrillo, que había sido su ministro de Salud y al que Argentina le debe uno de los sistemas de salud más avanzados del planeta.
 
Carrillo inauguró decenas de hospitales en todo el país con aparatología de avanzada, erradicó enfermedades endémicas, creó la primera fábrica de medicamentos para abaratar los remedios y fue el padre del sanitarismo en la Argentina. Fue acusado falsamente de corrupción, de haber robado fortunas millonarias al erario público y debió exiliarse en Brasil, donde murió en la total pobreza.


No se trata de comparar a nadie con Cristina Kirchner, pero sí de mostrar que la persecución judicial existe, no es un invento ni una fantasía, viene de hace mucho tiempo y siempre se ha usado contra dirigentes que se pusieron en la mira del poder establecido: el poder económico hegemónico, su representación política, en este caso el macrismo, y ahora la corporación mediática y el Partido Judicial.

La discusión técnica sobre la condena no tiene sentido. La verdadera fundamentación está en algunos de los puntos de la clase magistral de Cristina Kirchner ayer en Río Negro donde planteó la construcción de hegemonía democrática frente a las fuerzas del odio autoritario y desarrolló una propuesta de país sin dependencia ni desigualdad, con alta participación del salario de los trabajadores en el PBI. Es una propuesta que tiene el reconocimiento de universidades, gremios y millones de argentinos.
 
Las voces que, haciéndose las tontas, quisieron defender la condena con clases de jurisprudencia paternalista, están marcadas por su funcionalidad con el macrismo y las corporaciones mediáticas, por sus columnas en los medios hegemónicos y sus silencios ante la corrupción macrista. El fallo es esencialmente político y tiene consecuencias graves para la institucionalidad democrática.
 
El país que deja para el futuro es el de nuevas generaciones desilusionadas por una falsa democracia donde el Partido Judicial interfiere las propuestas de cambio. Este país formó generaciones desilusionadas por la intervención permanente del Partido Militar, jóvenes que buscaron otras formas de hacer escuchar sus sueños y esperanzas.
 
La vicepresidenta advirtió por el desprestigio cada vez mayor de la política en la sociedad. "No nos merecemos un debate tan chato" fue su última reflexión en la charla de ayer, en la que el público la aclamó como en todas sus presentaciones y la interrumpió varias veces con el coro de "Cristina presidenta".
 
Su proscripción rebota en las próximas elecciones porque las deslegitima al prohibir su candidatura. Los tiempos del juicio y el anuncio de esta condena y sus fundamentos fueron minuciosamente pensados para que coincidieran con el comienzo de los tiempos electorales, muy poco antes de que venzan los plazos para presentar candidaturas.
 
Y si las elecciones se deslegitiman, su resultado seguirá la misma suerte. El candidato que resulte ganador será un presidente sin legitimidad. Incluso con la vulnerabilidad de que, en un mundo globalizado, sus decisiones podrán ser cuestionadas cuando cambien las circunstancias políticas, como cambiaron con Perón.
 
Hablar ahora de cambio de contextos y escenarios tan drásticos puede parecer una estupidez, pero los fundamentos de la condena solamente se sostienen en el contexto actual condicionado por los permanentes discursos de odio y difamación contra Cristina Kirchner. Fuera de ese contexto son insostenibles.
 
Discutir sobre la figura del "garante necesario", traído de la "jurisprudencia alemana", son floripondios de diletancia cuando no pueden probar en forma efectiva si hubo sobreprecio o favoritismo en las obras viales en cuestión. Todo es un gran simulacro para esconder la esencia política reaccionaria de la condena.
 
Es probable que Casación y la Corte, las dos instancias de apelación que restan, dosifiquen los tiempos hasta llegar a una condena en firme en un proceso que trate de evitar este escenario de deslegitimidad que se derramaría como cascada sobre las elecciones, su resultado y sobre el próximo presidente. La excusa de que no está proscripta porque la condena todavía no está en firme les sirve para esquivar formalmente la figura tan fuerte de la proscripción. Pero la condena es taxativa al prohibirle ocupar puestos públicos.
El camino para transformar esta realidad con una democracia amputada por el Partido Judicial es la conformación de hegemonías democráticas, señaló la vicepresidenta en su discurso.
 
Por Luis Bruschtein
 
Fuente: Página 12
 

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23-10-2025 / 08:10
En el ocaso de una campaña sin épica, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el miedo más grande de su propio gobierno: quedar sin el tercio legislativo que sostiene su poder político seudo democrático. El que hace un año prometía "refundar la Argentina", llega a la elección del 26 de octubre devaluado, aislado y con un discurso cada vez más errático, mientras las encuestas anticipan una caída que podría dejar a La Libertad Avanza sin capacidad de defensa en el Congreso.
 
Consultado por Guillermo Andino sobre qué consideraría un "buen resultado", el presidente no habló de ganar ni de convencer, sino de sobrevivir: "Uno que me asegure un tercio en la Cámara, que es una pared de defensa", admitió Milei, resignado a celebrar un empate como si fuera un triunfo. Esa "pared" es lo único que separa al Gobierno anarco capitalista del colapso institucional. Sin ese tercio, el oficialismo perdería poder de veto sobre leyes opositoras, vería caer sus DNU y hasta quedaría a tiro de un eventual juicio político, algo que hoy se comenta en voz baja en despachos peronistas y radicales.
 
Según un informe elaborado por el politólogo Gonzalo Taboada, el Gobierno solo mantendría control con un 39 por ciento de los votos, cifra que nadie se anima a pronosticar. En el escenario más optimista, Milei llegaría a 104 diputados sumando el PRO y algunos gobernadores aliados; pero con un resultado más realista, cercano al 32 por ciento, el oficialismo quedaría a merced de bloques provinciales y de una oposición fortalecida, con 109 bancas y capacidad de bloquear cualquier iniciativa presidencial.
 
En el peor escenario, con un 30 por ciento o menos, La Libertad Avanza ni siquiera lograría conformar el tercio propio ni sumando al PRO, lo que significaría una catástrofe política. "Una elección de 30 por ciento o menos es el número del abismo", señaló Taboada. "En ese escenario el Gobierno dependería de los árbitros, perdería autonomía y quedaría sin margen de maniobra".
 
La situación no sorprende a quienes observan el deterioro del poder libertario. El desquiciado Milei, que se soñó emperador, terminó mendigando apoyo a Donald Trump, mientras su ministro de Economía intenta contener una recesión que ya acumula dos años consecutivos, con inflación persistente y un dólar que sigue escalando.
 
A la crisis económica se suma una soledad política creciente. Karina "la Coimera" Milei se atrincheró en la Secretaría General, Santiago Caputo perdió influencia y el vínculo con los gobernadores aliados se tensó al extremo. El PRO ya no se comporta como socio, sino como tutor de un Gobierno que no logra ordenar su propia tropa.
 
La estrategia electoral del oficialismo se limitó a campañas de miedo, spots improvisados y discursos cargados de enojo, sin propuestas ni respuestas ante el descontento social. Milei dejó de hablar de "reformas estructurales" para conformarse con conservar la silla presidencial y evitar el aislamiento total.
 
"Pasar de un balotaje con 55 por ciento a una legislativa que arranque con un 20 y pico sería un golpe devastador", reconoció un operador libertario que, en privado, admite que el Gobierno festejará si logra un empate técnico. La foto final podría marcar un antes y un después. Si Milei no alcanza el tercio, su relato de liderazgo "anticasta" trucho quedará pulverizado y su futuro político dependerá de los mismos actores a los que prometió "dinamitar". La elección del domingo, más que una prueba electoral, será un plebiscito sobre su propia capacidad de gobernar.
 
La Opinión Popular
 

22-10-2025 / 11:10
A cinco días de las elecciones legislativas de medio término, la economía argentina volvió a quedar atrapada en un torbellino de tensiones cambiarias y el Banco Central debió volver a intervenir para que el dólar mayorista no superara el techo de la banda de flotación.
 
Ni las intervenciones del Tesoro de Estados Unidos, ni la firma del swap con Washington, ni el anuncio de una recompra de bonos alcanzaron para calmar la incertidumbre del mercado, que se mueve bajo una sola lógica: cubrirse como sea ante el riesgo electoral, aun pagando precios récord por el dólar y desarmando posiciones en acciones y bonos soberanos.
 
El sueño de Javier "el Cipayo" Milei de conseguir un megacrédito internacional empieza a tambalearse. Los gigantes financieros de Wall Street pusieron el freno y exigen garantías concretas antes de liberar los 20 mil millones de dólares prometidos. En la Casa Rosada, el discurso libertario suena fuerte, pero los bancos no compran humo: quieren saber quién paga si el país vuelve a tropezar con su historia de impagos.
 
El plan oficial buscaba armar una línea de financiamiento para reforzar reservas y dar aire al Gobierno, pero el entusiasmo se pinchó rápido. Desde el JP Morgan hasta el Citi, todos coincidieron en algo: Argentina necesita mostrar activos reales o un respaldo estatal sólido, algo que Milei se resiste a ofrecer en su cruzada contra el "Estado elefante".
 
La tensión se siente en los despachos. Mientras el ministro Luis "Toto" Caputo negocia contrarreloj, los operadores financieros miran los indicadores y ven lo mismo que los argentinos: un déficit que sigue sin cerrarse y un dólar que sube como fiebre sin Paracetamol. Cada día sin definición profundiza la desconfianza y pone más presión sobre el presidente, que esperaba anunciar el acuerdo como una victoria política.
 
Para los banqueros, el problema no es ideológico sino contable. Quieren garantías, y las quieren por escrito. Sin eso, los 20 mil millones seguirán siendo una promesa tan etérea como las teorías de "mercado libre" que Milei repite frente a los micrófonos. En el país ya se habla de "default técnico disfrazado de negociación", y los rumores empujan los bonos argentinos a la baja.
 
Desde su entorno intentan minimizar la situación, pero las fuentes financieras son tajantes: el préstamo no está cerrado y no lo estará hasta que el Gobierno muestre números concretos. Entre tanto, en los pasillos del poder ya suena un murmullo incómodo: "Si ni los bancos le creen, ¿Quién va a prestarle a la Argentina?"
 
El Banco Central tuvo que vender divisas de las reservas, ya casi exhaustas, para que la demanda mayorista no hiciera volar el techo de la banda cambiaria. Los anuncios oficiales pasan desapercibidos.
 
La Opinión Popular
 

21-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump hizo un demoledor diagnóstico sobre la desatrosa situación económica en la Argentina para justificar el "rescate" al gobierno anarco capitalista de Javier "el Cipayo" Milei, un tema que le está generando muchas críticas internas. "No tienen nada, están muriendo", afirmó el presidente. Con ese análisis, el swap no alcanzó, caen las acciones y el dólar quedó a 1% de la banda.
 
Cuestionado por una periodista por la posibilidad de que EEUU compre carne argentina, una medida que perjudicaría a los productores estadounidenses como ya pasó con la soja, Trump se ofuscó y respondió: "Señorita usted no sabe nada de esto, Argentina está luchando por su vida". "Están luchando por su vida. A Argentina no los beneficia en nada. ¿Entiendes lo que eso significa? No tienen dinero, no tienen nada. Están luchando muy duro por sobrevivir, están muriendo", justificó Trump. Lo dijo a pesar de que no se vean cadáveres en las calles.
 
Trump dijo que intentará ayudar a la Argentina a "sobrevivir en un mundo libre" porque le "gusta" el presidente Milei. "Creo que está intentando hacerlo lo mejor que puede, pero no hagas que parezca que lo están pasando bien, están muriendo. Están muriendo", lanzó. Se trata de la segunda vez en menos de una semana que el presidente de EEUU intenta ayudar al chupamedia Milei, pero lo termina hundiendo.
 
El martes pasado, durante la reunión en la Casa Blanca, le reiteró el apoyo, pero advirtió que está atado al resultado de las elecciones del 26 de octubre. "Si pierde, no seremos generosos con la Argentina", dijo Trump generando un desplome en los mercados. El gobierno de Milei tuvo que salir a aclarar por todos lados que se refería a las elecciones de 2027, pero Trump reiteró en sus redes que se refería a las de medio término. Días después, Milei se enojó con un periodista que le preguntó sobre esa frase y enojado respondió que fue malinterpretada por el Grupo Clarín.
 
Las palabras del mandatario yanqui obligaron a una rápida reacción oficial. El vocero presidencial, Manuel "Cara de Piedra" Adorni, buscó relativizar el impacto y pidió "entender el contexto". Sin embargo, terminó admitiendo que "claramente no somos un país al que le vaya bien", al enumerar inflación mensual del 2%, riesgo país en torno a los 1.000 puntos y un clima electoral enrarecido.
 
El Banco Central (BCRA) firmó el acuerdo de swap con EE. UU. por U$S 20.000 millones. A pesar del anuncio, el riesgo país se ubicó por encima de los 1000 puntos, los ADRs de empresas argentinas cayeron hasta 5% y el dólar cerró en $1495. Otro anuncio de la Secretaría de Finanzas, de toma de deuda con el JP Morgan, hizo revertir algo la caída de bonos. No alcanzó con el Tesoro, se suman los "bancos internacionales amigos" al saqueo y la rapiña.
 
Mientras Trump describió a la Argentina como un país "sin dinero" y "peleando por sobrevivir", la respuesta libertaria se redujo a relativizar el golpe y aceptar, a medias, el diagnóstico externo. Como sea, el mercado parece ya no creer en las promesas de ayuda de Trump y espera hechos concretos. Ni siquiera las intervenciones de Scott Bessent comprando pesos han logrado frenar la volatilidad del dólar.
 
La Opinión Popular
 

20-10-2025 / 10:10
La relación entre José Luis Espert y Fred Machado, el acusado por narcotráfico que financió su campaña presidencial en 2019, sigue complicando a La Libertad Avanza, aunque el economista, al que todavía defiende Javier "Cipayo" Milei, ya no encabeza la lista libertaria oficialista. En el último reportaje que otorgó el día que se confirmó su extradición a los Estados Unidos, se reveló el mensaje que Machado le pasó al Gobierno. Soltó una bomba que hizo temblar a más de uno en La Rosada.
 
En una entrevista de ocho horas con la periodista Caro Fernández, de Splendid AM 990, lanzó una advertencia que suena a ultimátum: "Si hablo, se cae el país". Con la extradición a Estados Unidos autorizada por la Corte Suprema, Machado no se guardó nada y apuntó directo al corazón del poder libertario, salpicando a figuras como José Luis Espert, Patricia Bullrich y Alberto Weretilneck con acusaciones que, de probarse, podrían destruir al Gobierno de Javier Milei.
 
El empresario, con un tono que mezcla bronca y desesperación, mandó un mensaje filoso a Santiago Caputo, estratega clave de Milei: "A Santiago Caputo le hago llegar un mensaje: Yo no quiero ir a Estados Unidos. Si esto explota, yo fundo todo. Yo hablo y se cae el país mañana". La respuesta fue: "Mensaje recibido". ¿Qué sabe Machado que pone tan nervioso al entorno presidencial?
 
Con Espert, su exaliado, no fue menos duro. Financió su campaña en 2019, pero ahora lo acusa de darle la espalda. "Espert no tendría que haberme negado. ¿Por qué me negó?", dijo, recordando una advertencia que le hizo en marzo de 2021 sobre los riesgos que corrían. "Le expliqué que irían por él. Pero no me escuchó", disparó con amargura.
 
Las acusaciones también alcanzaron a Patricia Bullrich. Según Machado, habría una triangulación de fondos para su campaña presidencial de 2023, con más de 3 millones de pesos movidos a través de una empresa de la familia Bada Vázquez, de los cuales al menos 215.000 pesos habrían ido a parar a su campaña.
 
Sobre Weretilneck, señaló un supuesto entramado de negocios en Río Negro, con permisos de explotación de arenas silíceas otorgados a Claudio Cicarelli, presunto testaferro del gobernador.
 
En un intento por limpiar su nombre, Machado insistió: "Es una cuestión de plata, no de droga". Sin embargo, la noticia de su extradición lo desmoronó. Entre el ladrido de sus perros y la tensión del momento, suplicó a Fernández: "No me dejes solo". Horas después, un operativo policial lo trasladó para enfrentar su destino en Estados Unidos.
 
La Opinión Popular
 

19-10-2025 / 08:10
Entre el colapso económico, la pérdida de relato y el avance de sus propios aliados, Javier "el Cipayo" Milei enfrenta el tramo final de la campaña convertido en símbolo de su propio fracaso: un presidente sin respuestas, cercado por la realidad y por quienes financiaron su ascenso. El plan "llegar" se quedó sin nafta cuando todavía falta una semana para alcanzar la meta. La impotencia es la tónica en la recta final antes de unas elecciones que se convirtieron en un delicado plebiscito sobre el futuro del gobierno y del país.
 
El proyanqui Milei volvió de Washington DC con una hoja que dice "amigo" y el fibrón que usó Donald Trump para estampar esa dedicatoria. A su regreso dio dos entrevistas en las que se peleó con sus interlocutores (le dijo "marxista" a Eduardo Feinmann y a Esteban Trebucq que le hacía el "caldo gordo a los psicópatas kirchneristas") y confesó que no tiene una solución para los problemas de los argentinos.
 
- El ochenta por ciento apenas si puede llegar a fin de mes y el sesenta por ciento, setenta, llega al día veinte. Les falta dinero en el bolsillo.
- ¿Qué quiere? ¿Que lo emita?
- No, yo no...
- A ver, entonces, emitiendo no se arregla. ¿Cómo quiere que lo arregle? Vamos, dígame. ¿Cómo le pongo plata a la gente?
- El economista es usted.
- No, bueno, pero digo o sea, a ver, digamos.
 
Un día más tarde insistió:
 
- ¿Y la gente que no puede esperar, presidente?
- A ver. A ver, pero, de vuelta. Te hago una pregunta, no puede esperar, a ver, ¿cómo lo resolvemos?
- Es que yo no lo sé.
- No, bueno, entonces.
- Sólo le pregunto.
- No, bueno, pero si vas a hacer el punto, digamos, a ver, empecemos a discutir cómo se resuelve.
 
Para Milei la escasez y la mala calidad de vida de millones de personas es en todo caso un problema intelectual, teórico, en el que no tiene demasiado interés. Dos años después de asumir le sugiere a su interlocutor (no un funcionario, no un asesor, ni siquiera un consultor sino un periodista en el contexto de una entrevista televisiva en vivo) que empiece la discusión.
 
Decir que no le quita el sueño sería una exageración: ni siquiera lo considera un problema, algo que deba resolver. La economía se encargará de hacerlo, cuando deje de existir el riesgo kuka. Suena estúpido, pero es exactamente el argumento presidencial, palabra por palabra.
 
Para la mayoría de los argentinos se trata en cambio de una cuestión muy concreta, a veces de vida o muerte. Este miércoles, en Congreso, en la marcha semanal por el reclamo de una mejora en las jubilaciones, una pareja daba su testimonio a las cámaras de televisión.
 
Él está atravesando un tratamiento contra el cáncer, le sacaron la cobertura de los remedios para aliviar los dolores y los vómitos cuando le hacen quimioterapia. En el hospital sólo le entregan la mitad. Desde los estudios, la cronista sugiere que den un "alias" bancario para recibir transferencias de gente que pueda ayudarlos. No tienen teléfono: tuvieron que venderlo para comprar medicinas. Milei no tiene una respuesta para ellos ni va a tenerla. 
 

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