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Sociedad e Interés General - 03-03-2023 / 07:03
FUE LA PRIMERA MUJER CON RANGO MILITAR EN EL MUNDO

Juana Azurduy, heroína independentista americana

Juana Azurduy, heroína independentista americana
Al frente de treinta jinetes -que en su mayoría eran mujeres- Juana Azurduy, ataca a las tropas del general José Santos de la Hera en Villar, actual territorio de Bolivia.
El 03 de marzo de 1816 la heroína independentista Juana Azurduy de Padilla, al frente de 200 mujeres indias a caballo, derrota a las tropas españolas en Bolivia, libera a su esposo el general Manuel Ascensio Padilla que estaba prisionero desde 1814 y es nombrada teniente coronel, siendo así la primera mujer con rango militar en el mundo.
 
Al frente de jinetes -que en su mayoría eran mujeres- la heroína  independentista Azurduy, ataca a las tropas del general La Hera en Villar, actual territorio de Bolivia. Les quita el estandarte y recupera fusiles, además de llevarse municiones. Por esta acción, será nombrada teniente coronel.
 
La Opinión Popular
 
 
Azurduy, símbolo del compromiso de las mujeres latinoamericanas con las luchas independentistas, nació el 12 de julio de 1780 en Toroca, departamento de Potosí, mientras estallaba y se expandía la rebelión de Tupac Amaru. Quedó huérfana muy pequeña y pasó su infancia en un convento de monjas de su provincia natal.
 
En 1802 a los 22 años se casó con el general Manuel Ascensio Padilla, con quien tuvo cinco hijos y el 25 de mayo de 1809 cuando estalla la revolución independentista, ambos se unieron a los ejércitos populares creados tras la destitución del virrey y lucharon en las guerras que comenzaron en Chuquisaca y La Paz.
 
La figura de esta revolucionaria expresa la hermandad que une a los pueblos de Bolivia y Argentina, cuando colaboró junto a su esposo con las tropas enviadas desde Buenos Aires en la organización del escuadrón "Los Leales" para liberar el Alto Perú.
 
Además, Juana Azurduy estuvo al frente de un ejército de indias, mestizas y criollas, apodadas "Las amazonas", dispuestas a dar la vida por la liberación de sus pueblos. Este proceso fue fundamental para resquebrajar el poder virreinal en la región del Alto Perú.
 
Ayudó a crear una milicia de más de diez mil indios, comandó varios de sus escuadrones y libró más de treinta combates.
 
En 1810, se incorporó al ejército libertador del argentino Manuel Belgrano, quien llegó a entregarle su propia espada en reconocimiento a su labor y la convirtió en la primera mujer en integrar el Ejército Argentino.
 
En agosto de 1816, se unió a la guerrilla del argentino Martín Miguel de Güemes y liberó el norte de Argentina del control realista. Juana y su marido vivieron momentos extremadamente críticos en medio de la lucha, tanto que sus cuatro hijos mayores Manuel, Mariano, Juliana y Mercedes murieron de hambre.
 
Poco tiempo después, Juana que esperaba a su quinto hijo, fue herida durante la batalla de La Laguna y quedó viuda cuando su esposo intentó rescatarla. El cuerpo del general fue colgado por los realistas en el pueblo de la Laguna y la heroína, incluso en su estado, y al mando de un centenar de soldados rescató el cuerpo de su esposo.
 
Azurduy lo fue perdiendo todo, su casa, su tierra, cuatro de sus cinco hijos, su esposo, pero jamás la dignidad, el coraje y la firme voluntad revolucionaria.
 
En 1825 el libertador Simón Bolívar, visitó a Azurduy y tras ver la condición miserable en que vivía, la ascendió al grado de coronel y le otorgó una pensión.
 
Murió el 25 de mayo de 1862 en la provincia argentina de Jujuy, a los 82 años de edad, en la soledad, el olvido y la pobreza absoluta, fue enterrada en una fosa común y 100 años después sus restos fueron exhumados y depositados en un mausoleo que se construyó en su homenaje en la ciudad de Sucre. 

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26-07-2024 / 08:07
El 26 de julio es un día de recordación para todos los sectores populares, porque ese día murió de cáncer y a los 33 años,  esa gran revolucionaria que fue María Eva Duarte, Eva Duarte, Eva Perón, o Santa Evita y que quiso ser llamada simplemente Evita.

Querida por el Pueblo hasta el misticismo y odiada por la oligarquía hasta la profanación de su cadáver, legó a su Patria una extraordinaria obra de justicia social, los derechos de los trabajadores y de la mujer, y el ejemplo de su fuerte compromiso militante por el bienestar de los pobres.

Tuvo el derrotero de vida de una heroína predestinada a la grandeza, que consiguió sobreponerse al espanto de la niñez y la juventud para alcanzar la cima rompiendo con todos los mandatos sociales de la época. De origen humilde, migró a la ciudad de Buenos Aires a los 15 años donde se dedicó a la actuación, alcanzando renombre en el teatro, el radioteatro y el cine. En 1943 fue una de las fundadoras del sindicato de la Asociación Radial Argentina (ARA), siendo elegida presidenta. En 1944 conoció a Juan Perón, entonces secretario de Estado.

Participó activamente en la generación de la histórica movilización revolucionaria del proletariado argentino el 17 de octubre de 1945 y en la campaña electoral de 1946 que permitió el triunfo popular. Con el Pueblo en el Gobierno, impulsó y logró la sanción en 1947 de la ley de sufragio femenino. Tras lograr la igualdad política entre los hombres y las mujeres, buscó luego la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad compartida con el artículo 39 de la Constitución de 1949.

En 1949 fundó el Partido Peronista Femenino, el que presidió hasta su muerte. Desarrolló una amplia acción social a través de la Fundación Eva Perón, dirigida a los sectores más pobres. La Fundación construyó hospitales, asilos, escuelas, impulsó el turismo social creando colonias de vacaciones, difundió el deporte entre los niños, otorgó becas para estudiantes, ayudas para la vivienda y promocionó a la mujer en diversas facetas. Adoptó una posición activa en las luchas por los derechos sociales y laborales y se constituyó en vínculo directo entre Perón y los sindicatos. 

Los gorilas oligarcas la despreciaron tanto que no lograron más que agigantar sus logros y volver más férrea la defensa popular. Su voz, sus discursos, su joven belleza y su rebeldía quedaron para siempre en el corazón de todo un pueblo. Inmortal, intocada por la muerte, agigantada en su martirio por el cáncer y el robo su cuerpo, es un mito que el tiempo se encarga de tener siempre vigente, aquí en su Patria y en el mundo.
 
Como a todos los grandes líderes populares de la historia, el odio la envolvió y la siguió más allá de la muerte. Sus enemigos, la antipatria y la oligarquía, ejecutaron la macabra y enfermiza venganza de profanar y secuestrar su cadáver.

Ni siquiera así, y prohibiendo nombrarla, sus enemigos pudieron arrancarla de la memoria y el cariño popular. El odio de la oligarquía y el amor del pueblo son parte del mismo fenómeno, escindido en dos efectos antagónicos; uno y otro se alimentan recíprocamente.

Evita sigue viva, mas revolucionara, más mujer, más combativa que nunca. Ya volvió, en los albores de los años ´70, como símbolo y bandera revolucionaria, en un periodo de grandes transformaciones políticas y sociales, en Argentina y en toda Latinoamérica, para sumar a vastos sectores juveniles a la militancia por el retorno de Juan Perón.

Evita reaparece siempre en su ejemplo, para que pongamos en práctica los valores que nos legó, como bien lo recordara el poeta José María Castiñeira de Dios en "Volveré y seré millones".

Reivindicando a Néstor Kirchner
Escribe: Blas García 

26-07-2024 / 08:07
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