Nacionales - 27-04-2010 / 08:04
DOBLE JORNADA CON MOYANO Y GOBERNADORES PARA FRENAR REPARTO DEL CHEQUE. LLAMA A COMITÉ DE EXPERTOS
Kirchner junta al PJ con la CGT para defender la “caja” en contra de las provincias
Néstor Kirchner, Jorge Capitanich, Juan Manuel Urtubey, Miguel Saiz, Juan Carlos Pezoa, Hugo Moyano.
El titular del PJ, Néstor Kirchner, presidirá la reunión de la comisión especial para analizar, en el seno partidario, una nueva ley de Coparticipación, en forma previa a la reunión del Consejo del PJ que se realizará el 1 de mayo.
La táctica de Kirchner es derivar la discusión técnica a un grupo donde estén Juan Carlos Pezoa, Carlos Fernández y, quizá, Carlos Mosse. Es la emboscada perfecta: la discusión por el diseño de un hipotético nuevo sistema de reparto de fondos, en el que los gobernadores pretendían imponer su «mirada» federal, quedará en manos de un funcionario, Pezoa, que responde a la Casa Rosada.
En un desafío a la imaginación, Néstor Kirchner dibujará, en dos actos, los contornos del esquema con el que fantasea perdurar más allá de 2011: extremará la visibilidad de su pacto con Hugo Moyano y tentará a socios no PJ con la zanahoria de una «caja» no discrecional.
Pura coreografía, el show abrirá el telón al mediodía en la Casa de Salta en Capital, a la que el patagónico convocó a los gobernadores que integran la Comisión de Análisis de la Coparticipación, que preside y alumbró en medio del debate por la ley del cheque.
Con Juan Manuel Urtubey como anfitrión, espera a los peronistas con un planteo: incluir en la mesa, en igualdad de condiciones, a los gobernadores no PJ, «amigos» del Gobierno, que un cacique disidente define como portadores del Síndrome de Estocolmo.
Kirchner, sin sondeo previo, invitará a esa comisión partidaria a Gerardo Zamora, de Santiago del Estero, el rionegrino Miguel Saiz y el misionero Maurice Closs, todos radicales. Irá, también, por Ricardo Colombi (Corrientes) y Fabiana Ríos (Tierra del Fuego).
La fueguina, que en su paso por Olivos le espetó a Cristina de Kirchner que «no formo ni formaré parte» del espacio K, es uno de los objetivos secretos del patagónico porque, en sus elucubraciones, asoma como un emblema del progresismo que le rehúye.
La zanahoria de discutir una nueva Ley de Coparticipación, en sí misma una entelequia.
-Cristina de Kirchner contó que la norma se confeccionó de tal manera que es «imposible de modificar» para un grupo de provincias en perjuicio de otras-, difícilmente seduzca a Ríos.
Por lo pronto, la fueguina podría usar ese ámbito, donde también está el jefe de la CGT, para reprocharle por sus intromisiones en la provincia austral, en la que denuncia la mano de Moyano, frente a lo cual la Presidente le prometió interceder.
-Nosotros también sufrimos intentos destituyentes -le dijo Ríos.
-Yo te voy a ayudar: no voy a permitir que te hagan a vos lo que me quieren hacer a mí -se solidarizó Cristina.
Gravedades
Al margen de la fascinación que los intelectuales de Carta Abierta profesan ahora por Moyano -antropológica, como la que Jorge Luis Borges sentía por los compadritos orilleros-, Kirchner surfea, a los tumbos, la tensión a la que lo someten esos dos extremos.
Implacable como la ley de gravedad, unir ambos universos -el de Moyano y el de Ríos- implicará, necesariamente, la implosión de uno de ellos. En una escala menos relevante, lo mismo ocurre con Saiz y Miguel Ángel Pichetto, caciques de dos tribus K de Río Negro.
Otro ardor estomacal para el jefe de los senadores que el gobernador al que combatió con más furia que destreza consiga, además, un pasaporte a una comisión del PJ a la que él llegará por su condición de titular de la bancada FpV de la Cámara alta.
Con la llegada de gobernadores no peronistas -algunos antiperonistas-, la bravuconada que Kirchner lanzó desde el Chaco el 10 de marzo cuando retomó la jefatura del PJ se expande o se diluye. El patagónico se guarda otra sorpresa: pasará el tema a un puñado de «expertos».
Aunque Urtubey -que invoca un modelo que aplicó Mangabeira Unger en Brasil- y Jorge Capitanich bosquejan sus «Fondos» (el salteño de Convergencia, el chaqueño de Equidad Social), la táctica de Kirchner es derivar la discusión técnica a un grupo donde estén Juan Carlos Pezoa, Carlos Fernández y, quizá, Carlos Mosse.
Es la emboscada perfecta: la discusión por el diseño de un hipotético nuevo sistema de reparto de fondos, en el que los gobernadores pretendían imponer su «mirada» federal, quedará en manos de un funcionario, Pezoa, que responde a la Casa Rosada.
Fernández integra, por pedido expreso de Kirchner, el directorio del BAPRO. Mosse, una banca en el Senado y, tras unos rodeos críticos, volvió a abrazarse al patagónico. Los une un sillón: los tres pasaron por la Secretaría de Hacienda.
La secuencia se completará, por la tarde, cuando Kirchner encabece una comitiva del Consejo del PJ que irá a sesionar a la CGT. El patagónico logrará lo que le cuesta horrores a Moyano: que desfilen, amables, los «gordos» y los «independientes».
El camionero, ortodoxo y nostálgico, querrá ver en esa visita un reconocimiento como el que, en los 70, Juan Domingo Perón hacía a José Ignacio Rucci con su presencia en la sede de la CGT, edificio donde, incluso, fue a dictar cursos de doctrina peronista.
Con eso, Moyano tratará de borrar la foto de diciembre de 2001, cuando volvió a la calle Azopardo del brazo de Adolfo Rodríguez Saá y posó junto a Rodolfo Daer. Por entonces, Moyano compartía con Aldo Rico el manejo de la filial bonaerense del adolfismo.
Ajeno a esos pasados, Kirchner reforzará su empatía con Moyano y la CGT, que el camionero quiere facturar en las listas de 2011. Esta tarde, de local, aprovechará para enviar una señal: su presencia en el PJ bonaerense, ante la ausencia de Alberto Balestrini, no será belicosa.
Fuente: Ámbito Financiero