La Opinión Popular
                  04:27  |  Miercoles 16 de Julio de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná

Por
“A muerte estoy con los jubilados. Lo que les hacen es una vergüenza. Yo defiendo a los jubilados ¿cómo no los voy a defender? Tenemos que ser muy cagones para no defender a los jubilados”. Diego Maradona
Recomendar Imprimir
Entre Ríos - 20-09-2012 / 12:09
EN LA PROVINCIA ES RESPONSABLE DE ONCE DESAPARICIONES DURANTE LA ÚLTIMA DICTADURA

Hay Terror en el Infierno: Murió Trimarco, jefe de la represión en Entre Ríos

Hay Terror en el Infierno: Murió Trimarco, jefe de la represión en Entre Ríos
Juan Carlos Ricardo Trimarco y monseñor Tortolo fueron dos emblemas de la represión ilegal durante la última dictadura. Foto: El Diario
El más terrible asesino de la historia entrerriana falleció el lunes en Capital Federal. Manejó centros clandestinos de detención, una maternidad clandestina y facilitó la tarea de fuerzas extranjeras en el marco del Plan Cóndor.
 
Once desaparecidos, decenas de secuestrados, otros tantos torturados, quién sabe cuántos bebés robados que hasta el día de hoy no conocen su verdadera identidad, cientos de trabajadores cesanteados. Un legado de miedo y terror. Así murió el mayor responsable del genocidio en la provincia, dueño de la vida y de la muerte de los entrerrianos en los tiempos más oscuros de su historia.
 
Tenía 87 años y su estado de salud le permitió evitar el banquillo de los acusados. La Justicia lo había declarado inimputable por incapacidad mental.

 
Juan Carlos Ricardo Trimarco falleció el lunes, a los 87 años, en su departamento de avenida Las Heras, en Capital Federal. Hacía un tiempo que ya casi no se movía de allí. Desvariaba, durante la mayor parte del día mascullaba incoherencias y apenas si podía levantarse de la cama. Su esposa, Elsa Fourcade, lo asistía en todos sus quehaceres y apenas si reconocía a sus hijos y nietos. Ellos suscriben el único aviso publicado al día siguiente en el diario La Nación.
 
Sus restos fueron inhumados el martes, tras un oficio religioso, en una ceremonia de la que participaron sus familiares, algunos compañeros de promoción y otros camaradas, en el cementerio privado Parque Memorial, sobre la ruta Panamericana.
Trimarco murió impune en su insanía, con su foja de antecedentes penales en blanco y habiendo conservado el grado de General de División con el que se retiró del Ejército en 1983. Recibió, sí, la condena de una sociedad que se conmovió hasta el espanto el año pasado cuando se ventilaron los detalles del robo de bebés en el Hospital Militar.
 
 
Halcón
 
Había nacido en Buenos Aires el 27 de marzo de 1925. Ingresó en el Colegio Militar en febrero de 1944 y egresó, sin haber sobresalido, en diciembre de 1947. Entonces inició el derrotero que lo llevaría por distintas ciudades del país antes de desembarcar en 1975 en Paraná.
 
Junín, Neuquén, otra vez Junín, los cursos de la Escuela Superior de Guerra en El Palomar, Buenos Aires, Mendoza, Tandil, Buenos Aires nuevamente y un destino como agregado militar en la embajada argentina en Venezuela lo vieron forjar su carrera militar hasta la llegada a Paraná como subjefe de Abel Teodoro Catuzzi en la Segunda Brigada de Caballería Blindada y jefe de Estado Mayor de la Brigada de Caballería.
 
Se alzó en armas contra un gobierno constitucional y hasta se hizo llamar gobernador. El 24 de marzo de 1976 juró como interventor de la provincia. Fueron unos días nomás y enseguida le prestó el cargo a un brigadier títere, aunque siguió moviendo los hilos tras bambalinas. Hasta que se cansó de él y no dudó en hacerlo caer.
 
En diciembre de 1976 pasó a ser comandante de la Segunda Brigada de Caballería Blindada; entre el 9 de diciembre de 1980 y el 2 de julio de 1982 fue jefe del Segundo Cuerpo de Ejército; y lideró el Primer Cuerpo de Ejército hasta el final de la dictadura.
 
 
La sombra
 
Tuvo a su cargo la represión en 10 centros clandestinos de detención en Paraná, montó una maternidad clandestina y facilitó operaciones en el marco del Plan Cóndor. Fue jefe de las más aberrantes prácticas de tortura y conocía el destino de cada uno de los desaparecidos, tanto que se burlaba de sus familiares en la cara y los amenazaba, pistola en mano, cuando iban a pedir por ellos.
 
En algunas ocasiones utilizaba el apodo de La Sombra. Aunque parece apropiado al personaje, en realidad, no le hacía honor. Participó de cada uno de los actos de asunción de los interventores -militares y civiles- que lo sucedieron y siempre mantuvo un alto perfil. Más aun, fue ubicando personas de su confianza en diversas dependencias administrativas y judiciales y también construyó una estrecha relación con el arzobispo de Paraná y vicario general castrense, Adolfo Servando Tortolo.
 
Además, se dedicó a hacer negocios desde el poder, beneficiando a allegados y parientes con obras públicas que se ejecutaron en Entre Ríos y otras provincias del Litoral y hasta realizó operaciones inmobiliarias a partir de la cosecha de bienes muebles e inmuebles de desaparecidos.
 
 
El final
 
Trimarco pasó a retiro el 7 de diciembre de 1983 con el grado de General de División. Estaba imputado en varias causas pero fue beneficiado por la ley de punto final e indultado por el Decreto Número 1.002, firmado por Carlos Menem.
En 1999 fue requerido por primera vez por el juez español Baltasar Garzón, que reiteró el pedido en 2003 y esa vez lo tuvo 37 días detenido. Volvió a ser requerido en 2007, en la megacausa Área Paraná y luego por el robo de los bebés de Raquel Negro, pero una vez más, logró eludir a la justicia.
 
Se le imputan siete homicidios mientras era jefe del Segundo Cuerpo de Ejército, aunque solo en Entre Ríos es responsable de la desaparición de once personas. También fue imputado en Capital Federal por una privación ilegítima de libertad en el marco del Plan Cóndor; y en San Nicolás, por el homicidio de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi. La insania le garantizó la impunidad. Así murió.
 
 
El represor, por sus víctimas
 
Rubén Osuna contó en sede judicial que cuando se enteró de que su hermano había sido asesinado acudió directamente a Trimarco para preguntarle sobre el destino de sus restos. El represor sacó un mazo de fotos, seleccionó una y le preguntó: "¿Éste es tu hermano?" y al recibir la confirmación, lo amenazó: "Déjate de hinchar las pelotas porque te vamos a hacer boleta a vos también. Está muerto, déjate de joder".
 
Los restos de Juan Alberto Beto Osuna fueron recuperados en forma clandestina por su familia en 1981 e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense en 2007.
 
Joe Erbetta era oficial del Ejército en 1976. Ante la Justicia contó: "Trimarco me llama a su despacho y, apuntando con su arma en mi cabeza, me dice: 'Su hermano es un subversivo. Usted no tiene nada que averiguar. No quiero saber más nada de que usted o cualquier miembro de su familia anden haciendo preguntas'". Victorio Coco Erbetta murió en los cuarteles y permanece desaparecido.
 
María Luz Piérola relató ante la Justicia que Trimarco participó del operativo en el que fue secuestrado uno de sus hermanos y que llegó a reconocer, con sorna, este tipo de participaciones cuando los familiares de las víctimas acudían a pedirle explicaciones: "Algunas veces soy soldado y otras veces soy jefe".
 
Juan Cruz Varela
 
Fuente: El Diario

NicoSal soluciones web

© Copyright 2009 LA OPINIÓN POPULAR – www.laopinionpopular.com.ar - Todos los derechos reservados.

E-mail: contacto@laopinionpopular.com.ar