La Opinión Popular
                  08:22  |  Domingo 10 de Diciembre de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná
“Imposible es sólo una palabra que usan los hombres débiles para vivir fácilmente en el mundo que se les dio, sin atreverse a explorar el poder que tienen para cambiarlo. Imposible no es un hecho, es una opinión”. Cassius Clay
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Nacionales - 19-11-2023 / 10:11
LOCURA: MILEI, EL FASCISTA QUE PODRÍA LLEGAR AL GOBIERNO A TRAVÉS DE LAS URNAS PARA INSTALAR UNA TIRANÍA

Sensatez: Sergio Massa busca cerrar la grieta y plasmar un gobierno de unidad nacional

Sensatez: Sergio Massa busca cerrar la grieta y plasmar un gobierno de unidad nacional
La moneda está en el aire. La democracia argentina enfrenta hoy unas elecciones que ponen en juego su futuro. La opción de Sergio Massa, concentrado en su propuesta de Gobierno de Unidad Nacional y crecimiento con inclusión, choca con la de Javier “el Loco” Milei, que va de la dolarización a la destrucción de todo lo público y de los derechos sociales y laborales adquiridos. A ello, sumó la amenaza de agitar el fraude si las urnas no lo favorecen.
La moneda está en el aire. La democracia argentina enfrenta hoy unas elecciones que ponen en juego su futuro. La opción de Sergio Massa, concentrado en su propuesta de Gobierno de Unidad Nacional y crecimiento con inclusión, choca con la de Javier "el Loco" Milei, que va de la dolarización a la destrucción de todo lo público y de los derechos sociales y  laborales adquiridos. A ello, sumó la amenaza de agitar el fraude si las urnas no lo favorecen, como ya hizo la derecha en EE.UU. y Brasil.
 
Después de cinco meses de campaña, de realineamientos partidarios, de candidatos que quedaron en el camino y, finalmente, de una reconfiguración casi absoluta del mapa político - con alianzas impensadas hasta hace unas semanas -, Massa y Milei se enfrentan en la batalla final por la presidencia de la Argentina.
 
Es el ballotage que ambos candidatos deseaban y por el que trabajaron desde el comienzo de la campaña, eligiéndose mutuamente para polarizar y construir sus candidaturas en oposición a la figura del otro: la amenaza neo fascista y psiquiátrica, para uno, la casta corrupta y eternizada en el poder, para el otro.
 
El tablero político, empresario, sindical y mediático se fue reordenando alrededor de cada candidato y, al día de hoy, si hay algo en los que coinciden los dos - además de la existencia de un impenetrable 10-12 por ciento de blancos e indecisos - es que, pase lo que pase este 19-N, la Argentina comenzará una nueva etapa.
 
Si gana Milei, asume con una fragilidad única, casi sin legisladores, sin gobernadores y sin intendentes. Colgado del pincel de una alianza apurada con el "casta" Mauricio "Titiritero" Macri que ni siquiera logró juntar todos los pedazos del PRO. Con las internas prestadas de Juntos y las propias de La Libertad Avanza y la presunción de un peronismo muy agresivo del otro lado, el camino hacia el autoritarismo, la represión y la tiranía parece inevitables si ganan. Como lo señaló su candidata a vice, la pro dictadura Victoria Villarruel.
 
Es que aún perdiendo el peronismo seguirá siendo muy fuerte. Tiene la provincia de Buenos Aires, la mayoría de las intendencias del Conurbano, el norte del país y quedó a seis votos de los dos tercios en el Senado para el juicio político. Maneja la zona dura del conflicto social. Y si pierde el poder en manos de un recién llegado como Milei, en una elección cerrada, el rencor va a ser inimaginable.
 
Si gana Massa se puede esperar orden político, pero también tensiones con el kirchnerismo si aplica el ajuste que hay que aplicar para estabilizar. Pero bien mirado, en el caso de Massa los temores no vienen por el lado de la gobernabilidad. Más bien lo contrario, el temor es que surja un nuevo Néstor Kirchner, por el manejo férreo del poder.
 
"Massa es un Néstor más eficiente que nos puede poner en riesgo, por eso tal vez sea mejor el caos de Milei, un gobierno débil más fácil de condicionar", analiza uno de los empresarios más importantes del país. No es la opinión que comparten sus pares, que prefieren mayoritariamente la previsibilidad que le asignan a Massa, aún descontando que no será fácil negociar con él, si resulta electo presidente.
 
Gane quien gane, hay dos planos políticos antagónicos: uno que abre la puerta a la locura inimaginable y otro que insinúa un nuevo orden nacional y popular, racional, con lo bueno y lo malo que eso implica.
 
La Opinión Popular
 

 
MÁS DE 35 MILLONES DE ARGENTINOS PODRÁN ELEGIR AL PRÓXIMO PRESIDENTE
 
Sergio Massa versus Javier Milei: la batalla final por el futuro de la Argentina
 
Los equipos técnicos de ambos candidatos coinciden en que existe un panorama de empate técnico. Los balances de la campaña y las expectativas sobre el veredicto de las urnas.
 
·         En vivo. El balotaje Massa vs Milei, minuto a minuto
 
Más de 35 millones de argentinos y argentinas están habilitados para votar, este domingo, por la fórmula Sergio Massa - Agustín Rossi o Javier Milei - Victoria Villarruel. Si bien las últimas encuestas le dan una leve ventaja a la fórmula de La Libertad Avanza, los equipos técnicos de ambos candidatos coinciden en que se encuentran frente a un escenario de empate técnico.
 
Milei llega al domingo más eufórico, revigorizado por su alianza con el macrismo - que le impuso el tono y color de la campaña y de su futuro gabinete, así como lo nutrió de nuevos votos, financiamiento y estructura para fiscalizar - y convencido de que está a un paso de la victoria. Massa, en cambio, se muestra con un optimismo más moderado, satisfecho por el camino recorrido y confiado en el respaldo de la estructura peronista en todo el territorio nacional.
 
La cuenta regresiva llega, a su vez, con una mancha: el fantasma de fraude que las filas libertarias agitan desde hace días. LLA tuvo que echarse atrás - por falta de pruebas - en su denuncia contra Gendarmería, pero el peronismo está en estado de alerta: teme que se ensucie el proceso electoral - como ya pasó en Estados Unidos y Brasil - y se genere un clima espeso durante la jornada, especialmente tras la decisión de Milei de no enviar la cantidad de boletas obligatorias a la Cámara Nacional Electoral. 
 
 
Sergio Massa: el candidato imposible
 
El ministro candidato de Unión por la Patria se cargó al hombro una campaña imposible de manera prolija y sin sobresaltos. En eso coinciden kirchneristas y massistas, bonaerenses y norteños. Los más optimistas identifican que este fenómeno - un "milagro", reconocen, en un contexto de 140 por ciento de inflación -, junto a la estructura territorial del peronismo y el repelús que genera la figura de Milei, será suficiente para ganar.
 
Los más pesimistas temen que el anti peronismo - activado, con fiereza, por Mauricio Macri desde que intervino en la campaña - y el desgaste de los últimos ocho años terminen pesando más. "Se hizo la mejor campaña que se podría haber hecho: de menor a mayor, de saco y corbata a una más virulenta. Ahora ya está. La elección se define en si pesa más el 'No' a Milei o si pesa más el anti peronismo", resume, exhausto, uno de los dirigentes nacionales más activos de la campaña.
 
Sergio Massa trazó una hoja de ruta para la campaña y la cumplió al pie de la letra. La primera etapa estuvo signada por consolidar el voto kirchnerista - aún en la interna contra Juan Grabois - y de afianzar la candidatura de unidad luego de años de internismo furioso en el Frente de Todos. Cristina Fernández de Kirchner, que venía de arrastrar un operativo clamor por su candidatura, se encargó de convencer a la tropa de que Massa era la mejor opción y participó activamente de la campaña.
 
Después de las PASO, sin embargo, comenzó otra etapa con mayor protagonismo de Massa, y tanto la vice como Alberto Fernández dieron un paso al costado, casi desapareciendo de la escena pública. En esta segunda fase, el tigrense comenzó a polarizar con Milei, así como a comparar la (relativa) paz interna a la que había llegado el FdT con la guerra desatada dentro de Juntos por el Cambio tras la victoria de Patricia Bullrich.
 
Después de las elecciones generales, con las dos ofertas claramente asentadas y delimitadas, comenzó la etapa del "gobierno de unidad nacional". Massa convocó a todos los actores políticos a hacer un frente común frente a la amenaza libertaria: les prometió una coalición de gobierno amplia y heterogénea, con presencia de "los mejores" de cada partido opositor en lugares de toma de decisiones (desde la Oficina Anticorrupción, pasando por el directorio del Banco Central y el gabinete nacional).
 
Se re apropió de una de sus principales debilidades - el reproche por "panqueque" o "traidor" - para construir el imaginario de su futuro gobierno, haciendo hincapié en la necesidad de diálogo y de dejar atrás "la grieta". Se fueron sumando opositores largamente enemistados con el kirchnerismo - Juan Manuel Urtubey, Natalia de la Sota, Graciela Camaño, Roberto Lavagna - y le tiró una soga al radicalismo, que estaba atrapado entre su rechazo visceral a Milei y la alianza con sus socios macristas (que casi rompen para apoyar al libertario).
 
La verdadera estrategia - la única que en UxP percibían que podía movilizar a las personas a ir a las urnas a votar por Massa - era, sin embargo, la del miedo a Milei. Mercado de órganos, privatización de la Educación, compra venta de niños, identificación del matrimonio igualitario con la pediculosis, venta libre de armas: esos fueron los ejes que el peronismo intentó explotar hasta último momento. Eso y el peligro que representaba su inestabilidad emocional o su incapacidad para sostener la gobernabilidad de un futuro gobierno (con sus escasos apoyos en el Congreso y su escasa experiencia en el manejo de la cosa pública). 
 
Ahora llegó finalmente el día y el panorama es de una incertidumbre absoluta. "Un día me levanto pensando que vamos a ganar, y el otro estoy convencido que vamos a perder": la frase de un dirigente peronista santafesino sintetiza el clima que, hace más de 72 horas, predomina en las filas de UxP. La gran incógnita es ese universo entre el 10 y 12 por ciento de indecisos que oscilan entre votar en blanco, no votar o decidirse al momento de entrar al cuarto oscuro. En las filas de LLA manejan el mismo número y ninguno de los dos comandos de campaña está del todo seguro de cómo se expresará. Solo saben que ese es el porcentaje que definirá la elección.
 
La fórmula Massa-Rossi sacó unos 9,8 millones de votos en las generales y se estima que necesita unos 3 millones más para acercarse a ganar el ballotage. El peronismo, para ganar, necesita hacer una buena elección en el Norte y no desinflarse mucho en el Centro, es decir todas esas provincias que suelen ser más reactivas al kirchnerismo (y en donde Milei pisa más fuerte): Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
 
Como cada elección, sin embargo, la verdadera batalla se da en la Provincia de Buenos Aires: en UxP calculan que necesitan sacar más del 55 por ciento de los votos. En el comando de campaña están confiados en que el aparato territorial de gobernadores e intendentes funcionará aceitadamente, pero más de un dirigente bonaerense observa con preocupación los números del conurbano. 
 
 
Javier Milei: la rabia al poder
 
De outsider furibundo que ocupa horas en el prime time televisivo hablando de dinamitar el Banco Central a, en solo dos años, finalista de un ballotage contra un funcionario con más de 35 años de trayectoria política: el recorrido de Javier Milei es, por lejos, uno de los más insólitos de los últimos 40 años de democracia.
 
El economista de extrema derecha logró consolidarse como el principal referente opositor - cuando, hace solo un año, el lugar común era decir que el vencedor de la interna cambiemita sería el futuro presidente de la Argentina - y hoy se posiciona, incluso, como el favorito de todas las encuestas. En LLA están entusiasmados: el cierre de campaña en Córdoba - que contó con la participación estelar de su ex contrincante, Patricia Bullrich - los dejó conformes y ahora aguardan a que las urnas les confirmen lo que venían pronosticando hace meses: que el futuro de la Argentina es libertario.
 
A diferencia de Massa, Milei tuvo que hacer un cambio de 180 grados después de las elecciones generales. En la búsqueda de los votos que le permitieran superan su techo, el libertario escondió la motosierra, pactó con Mauricio Macri y emprendió una campaña que podría haber sido diseñada por Marcos Peña (aunque más de un macrista, frente al descontrol generalizado de la campaña, atisbó a lamentar en voz alta la ausencia del ex jefe de Gabinete macrista).
 
Reversionó su grito desaforado contra la casta por la mesurada consigna de "continuidad versus cambio". Se abrazó con dirigentes del PRO a los que antes había acusado de poner bombas en jardines de infantes. Rechazó la gran mayoría de sus propuestas de gobierno - desde los vouchers educativos hasta la privatización de la Salud - y acusó a los dirigentes que se las recordaban de hacer "campaña del miedo". 
 
Macri, a cambio, lo nutrió de más financiamiento y, fundamentalmente, de una estructura de fiscalización. El PRO se puso al hombro la tarea de fiscalizar en PBA y aquellas provincias y municipios con mayor presencia del macrismo, pero desde el primer día hubo problemas de coordinación.
 
En el PRO se lo achacan a la falta de experiencia de LLA: "Son un quilombo, tienen menos capacidad operativa que Schiaretti en el conurbano. El problema es que agarraron a los punteros que había hasta desechado el peronismo. Muchos agarran la plata y después te clavan", masculla bronca uno de los armadores macristas que están a cargo de la fiscalización en PBA.
 
Para cubrir los baches que puedan ir surgiendo, el comando de campaña PRO-LLA va a diseñar un sistema de auditoría, con militantes que vayan en auto a cada escuela a chequear que no falten fiscales. En aquellas que falten, se comunicará al centro de operaciones del distrito y se organizará para enviar a alguien.
 
Más allá de los preparativos, en LLA ya están agitando el fantasma del fraude. En el PRO intentaron despegarse, pero en el armado de Milei están dando señales de que se pondrán en actitud de guerra si el resultado no los favorece. En la última semana, por ejemplo, Karina Milei y su equipo denunciaron que la Gendarmería cambiaba el contenido de las urnas para favorecer a Massa.
 
Tuvieron que salir a desdecirse, pero en el peronismo temen que arremetan con la idea de fraude durante toda la jornada. En UxP intuyen que lo hacen para movilizar fiscales y votantes, instalando en el imaginario anti peronista el fantasma de un PJ corrupto que se roba boletas, presiona fiscales y reemplaza urnas. A 40 años de democracia, y por más confianza que genera en todo el espectro político el trabajo de la Cámara Nacional Electoral, el ballotage tendrá un condimento adicional: el peligro de que un grupo radicalizado se niegue a aceptar la derrota.
 
Por María Cafferata
 
Fuente: Página 12
 

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09-12-2023 / 07:12
El inminente ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, afirmó que el presidente electo recibirá la peor herencia en la historia del país. Con esa apreciación, el futuro ministro inauguró una línea de declaraciones en el nuevo gobierno. Porque en toda la campaña electoral, Javier "el Loco" Milei nunca sustentó las medidas de ajuste, devaluaciones, privatizaciones y mano dura en la situación que dejaba el gobierno saliente, sino en que esas medidas serían las correctas. Para el Milei de la campaña no era una cuestión de políticas extremas ante el caos sino que habría que aplicarlas en cualquier situación.
 
Por eso no le interesa que YPF sea una mina de oro o que no haya antecedentes de que otros países hayan privatizado su petrolera estatal, o que Aerolíneas Argentinas haya cerrado sus cuentas con una ganancia de más de 30 millones de dólares. Para la ideología ultraliberal de Milei, aunque den muchas ganancias, hay que privatizar a YPF y Aerolíneas Argentinas. La idea no es que "pierden plata" o "con la mía" y la demás sarasa mentirosa del macrismo.
 
Es al revés. Para el macrismo, si son un buen negocio, primero se las funde para dársela a precio de ganga a un amigo o a la familia. Para Milei, el Estado no puede intervenir en ninguna actividad que sea rentable como negocio, porque entonces le corresponde a la empresa privada. O sea: si es rentable, con más razón hay que privatizarla. Si algo hay que reconocerle a Milei es que fue sincero durante la campaña. Por eso, esta nueva actitud de Caputo, más que seguir la línea de la campaña electoral del presidente electo, trae reminiscencias del viejo macrismo.
 
Nadie podrá discutir que la situación es mala. Pero es mala para la sociedad, para la gente común y, sobre todo para los más humildes. Es mala por la alta inflación, aunque ni se compara con las híper de Alfonsín y Menem-De la Rúa. Está muy lejos todavía. Es mala por el 45 por ciento de pobres, pero no ha sido mala para las empresas que, en su mayoría tuvieron grandes ganancias. Para las empresas, la que fue mala, muy mala, fue la gestión de Mauricio Macri, a la que perteneció Caputo y, durante la cual, la mayoría de las empresas tuvo números rojos.
 
Más que nada, la situación es mala para las cuentas del Estado por el sobreendeudamiento externo que fue tomado durante el macrismo y, en especial, por el inminente ministro en su gestión anterior, que ahora se queja porque tiene que pagar la deuda que tomó él. En realidad la situación es mala porque el gobierno que sale no supo o no pudo resolver la mala situación que dejó Mauricio Macri a su paso por el gobierno.
 
Durante la campaña, Milei amenazó con la dolarización y el cierre del Banco Central, lo cual generó inquietud en el mundo de las corporaciones y las financieras, porque se trata de una utopía ultraderechista que ni siquiera podría funcionar bajo una fuerte dictadura. Y aún así, el resultado sería negativo. Por la razón que fuera, Milei ya no habla de dolarizar ni de cerrar el Banco Central. Y ha comenzado a plantear concesiones a su pensamiento ultramontano. Habrá inflación dos años más, seguirá el Banco Central, al que deberá fortalecer con el aumento de reservas, la emisión se reducirá en forma progresiva y mantendrá los planes sociales. Ya anunció que habrá entre uno o dos años de estanflación, lo que equivale al asesinato de la actividad económica.
 

08-12-2023 / 12:12
El ex titular de la Federación Agraria analizó el impacto que tendrían las iniciativas de liberación de precios en los mostradores de las carnicerías locales. Eduardo Buzzi alertó sobre los posibles efectos de una desregulación de los precios en el mercado de la carne. Con la implementación del programa de liberación de precios que tiene entre manos el gabinete económico del gobierno de Javier "el Loco" Milei, los valores del mostrador de las carnicerías se fijarían en base al precio internacional, de modo que se "va a pagar 25 mil pesos el kilo la carne, según el precio internacional", según el referente agropecuario.
 
"Si dejan fluir [el precio de la carne], vamos a la carne a 20 o 25 mil pesos el kilo. Valores internacionales en dólares o en euros. Es lo que vale un kilo de carne en el mostrador en los países europeos, y es lo que valdría si queremos compararnos con la demanda de los chinos. Ya hoy cuesta pagar 5 mil, 6 mil pesos algunos cortes. Imaginemos si eso se duplica o se triplica", deslizó Buzzi.
 
"En cualquier carnicería europea, el kilo vale [un equivalente a] 20 mil o 25 mil pesos. Y el costo de exportación a China es de 15 mil a 18 mil dólares por tonelada; o sea, 15 o 18 mil pesos por kilo", explicó el ex presidente de la Federación Agraria Argentina para fundamentar su razonamiento.
 
"Si los privados ordenan la economía y se elimina la Secretaría de Comercio, ¿quién va a controlar los valores de los alimentos para todas la clases sociales, en particular para las más postergadas?", cuestionó el dirigente agropecuario.
 
La liberación de los precios correspondientes a los productos del agro produciría un efecto de "nivelación", a partir del cual los precios de exportación se trasladarían a los del mercado interno. A la hora de comparar dichas cifras con el nivel de ingresos de sectores específicos, Buzzi afirmó que "un jubilado con la mínima va a poder comprar solo 4 kilos de carne por mes".
 
Si esto sucede, "le van a tener que cuadriplicar la jubilación o van a tener que poner cortadoras de fiambre en las carnicerías", ironizó Buzzi. En este marco, Buzzi encendió las alarmas por un panorama que considera devastador para el bolsillo de los consumidores, en caso de que se supriman los mecanismos para que el Estado promueva una política de control de precios en el rubro alimenticio.
 
"Si vamos hacia la desaparición de las secretarías de Comercio y de Agricultura, y a través de un decreto se impide la intervención en la economía, el daño que van a recibir al menos 30 millones de argentinos va a ser muy doloroso", concluyó el ex titular de la Federación Agraria Argentina.
 
Frente a esta posibilidad, ¿Qué se puede esperar de un presidente electo -de extrema derecha-, que es un ex instructor de sexo tántrico. Un entusiasta del Bitcoin. Dueño de cinco mastines, todos ellos clonados. Que segura haber hablado (luego de sus muertes) con los pensadores de derecha Murray Rothbard y Ayn Rand, como así también con su perro muerto Conan, el progenitor de los clones. Que asegura haber visto la resurrección de Cristo tres veces, pero prefiere hablar de ello para no parecer loco? Y que en el pasado, llegó a ser futbolista semi profesional, músico de rock, comediante, y (acaso esto sea una decepción) profesor de Economía.
 
La Opinión Popular
 

07-12-2023 / 11:12
Este domingo, Javier Milei jurará como presidente y pondrá en marcha una aventura que nace cruzada por una dicotomía asombrosa: la intención de realizar el cambio económico y social más radical desde la redemocratización de 1983 y, en paralelo, una falta de recursos políticos sin precedentes. Malas noticias para Milei antes de asumir ya le "marcaron la cancha". Desde supuestas versiones de las FFAA, Mauricio Macri, mediante Eduardo Feinmann, lo condiciona a Luis Petri, flamante Ministro de Defensa.
 
Es que la aventura Milei tiene, además, un contexto de realidad, el que generó el fenómeno que el ultraderechista encarna: la percepción generalizada sobre un estado de cosas que no da para más, una economía al borde del colapso y una sociedad dañada por la pobreza. Hay que darle a cualquier presidente recién asumido la chance de desplegar su proyecto, explicarlo y ponerlo a prueba en la realidad. Así será porque así lo decidió el voto, pero la crítica será inevitable y oportuna si, tal como lo sugirió sobradamente en la campaña, comienza barriendo consensos democráticos y normas de convivencia. La nueva Argentina ultraderechista nace muy tensa.
 
Quienes apostaron por La Libertad Avanza se entusiasman con la idea de que el nuevo gobierno barra a "la casta", racionalice el aparato del Estado, relance la economía y genere oportunidades de progreso social y personal. Muchas de esas personas se dicen dispuestas a hacer sacrificios en pos de esos objetivos, a recortar presupuestos familiares desde hace mucho tiempo insuficientes, a afrontar tarifas más caras y a percibir salarios que no correrán a la misma velocidad que la inflación que viene.
 
A ellas y, es de esperar, a toda la ciudadanía -sin comenzar a dividir peligrosamente a la Argentina entre "la gente de bien" y la que supuestamente no lo es- el mandatario inminente les hablará desde la explanada del Congreso. Sin embargo, el hecho de que la situación sea delicada le pone un límite a la tolerancia social. Muy pronto, el ajuste -apenas el primero que se verá- dejará de ser el otro y comenzará a doler en carne propia. Que lo pague la política será una mentira que pronto se desvanecerá en el verano que se acerca.
 
La nueva Argentina de Milei será un laboratorio sin precedentes históricos: el intento de una reforma neoliberal pinochetista de la economía y la sociedad en democracia. Sobre ese experimento flota un exotismo de la ideología: un gobierno anarcocapitalista. En el camino, puede que el futuro jefe de Estado aprenda algo sobre la vida que no figura en los libros de la escuela austríaca, si no lo traiciona su conocida aversión a la frustración.
 
La ideología pesará, sobre todo al inicio y en base a alineamientos internacionales que privilegiarán a Estados Unidos, Israel y el "mundo libre" por encima de las oportunidades de negocios e inversiones de Brasil, China, los BRICS y hasta el Mercosur. Pronto, sin embargo, la realidad irá poniendo diques de contención, que habrá que ver cómo sobrellevan las nuevas autoridades, ocasión en la que, como distracción, podría ganar protagonismo una agenda ideológica de derecha dura. Lo que viene será una guerra entre dogma y pragmatismo, entre proyecto y realidad, entre posibilidades y limitaciones.
 
Las diferencias ideológicas se dirimirán en lo político; en lo que pase con los derechos individuales y colectivos; en lo que ocurra con el consenso de memoria verdad y justicia; con la tolerancia en el debate público; con la paz social y con el manejo de la protesta social, pero también estarán presentes cuando se discuta el modelo económico. Lo que viene es la primacía absoluta del mercado, aun cuando sea monopólico, y el retiro voluntario del Estado. Esa es la paradoja del anarcocapitalismo, que en la práctica apenas puede ser un minarquismo: eliminar todo lo que sea posible de la autoridad estatal.
 
A eso seguirá un paquetazo de proyectos de ley, una masiva derogación de regulaciones, una liberación total de precios, una suba fuerte de tarifas y combustibles, suelta de remarcaciones, eliminación de dependencias enteras del Estado, despidos voluminosos y cese de contratos... Bienvenido, "mercado".
 
La Opinión Popular
 

06-12-2023 / 09:12
Santiago Bausili, futuro presidente del Banco Central, involucrado en un multimillonario negociado en la Ciudad y socio de Luis "Toto" Caputo, futuro ministro de Economía, estaba procesado por haber favorecido a su ex empleador, el Deutsche Bank, pero este martes fue beneficiado por la Justicia macrista y quedó al borde del sobreseimiento. Ambos organizaron el fideicomiso para financiar el Paseo Gigena, una megaobra en el exestacionamiento del Hipódromo de Palermo, terreno público de la Ciudad.
 
Bausili será no solamente compañero de Caputo en la futura gestión de Javier "el Loco" Milei -presidente del Banco Central y ministro de Economía, respectivamente- sino que ambos ya fueron compañeros en la gestión de Mauricio Macri y, en el ámbito privado, son socios en una empresa protagonista de un negocio multimillonario con terrenos públicos de la Ciudad de Buenos Aires: el Paseo Gigena.
 
El nombre de Bausili, exsecretario de Finanzas de Cambiemos, volvió a cobrar protagonismo este martes, después de que la Cámara Federal de Apelaciones porteña lo favoreciera con una falta de mérito que lo dejó al borde del sobreseimiento. Estaba procesado por el juez federal Sebastián Casanello por el delito de negociaciones incompatibles con la función pública en el marco de su intervención en el "megacanje II", acusado de haber favorecido al banco Deutsche Bank, que era su empleador hasta que ingresó en la función pública.
 
Pero también es socio de Caputo en la consultora financiara Anker Latinoamérica, una de las seis empresas que intervienen en el Paseo Gigena. Anker fue fundada en 2020 por "Toto" Caputo, que además de futuro ministro de Economía ya fue ministro de Finanzas durante el gobierno de Macri y primo de Nicolás "Nicky" Caputo, "amigo del alma" del expresidente y hombre cercano al jefe de Gobierno saliente, Horacio Rodríguez Larreta.
 
En 2020, el principal socio de Caputo fue su hermano Flavio, director de Caputo Hermanos, constructora y desarrolladora inmobiliaria. Actualmente, el principal socio de Toto Caputo en la consultora Anker es Bausili, su segundo en el ministerio durante el gobierno de Cambiemos y probable futuro presidente del BCRA. Ambos provienen de la banca internacional.
 
Desde que Milei --con el apoyo de Macri-- se impuso en el balotaje frente a Sergio Massa, los tribunales empezaron a dar señales de un reacomodamiento frente al nuevo bloque de poder --representado por la alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y sectores de Juntos por el Cambio. Uno de los beneficiados fue el propio Milei: el juez Julián Ercolini --por pedido del fiscal Eduardo Taiano-- desestimó las denuncias que habían presentado por la corrida cambiaria.
 
En la última semana, la Sala II de la Cámara Federal porteña --con una composición distinta a la que examinó el caso Bausili-- resolvió reabrir una causa contra la vicepresidenta Cristina Fernández. Casualmente, el juez Casanello la había sobreseído en el expediente conocido mediáticamente como "Ruta del Dinero K" después de que el fiscal Guillermo Marijuan dictaminara que, tras diez años de investigación, no había encontrado elementos que vincularan a CFK con el esquema de lavado de dinero por el cual fue condenado el empresario Lázaro Báez.
 
El martes pasado, la Sala II de la Casación resolvió confirmar el sobreseimiento de Macri en la causa por el espionaje a las familias de los 44 tripulantes del ARA San Juan, el submarino que se hundió en noviembre de 2017. La justicia favorece de manera escandalosa a los integrantes de la mafia macrista y al propio Jefe de la banda.
 
La Opinión Popular
 

05-12-2023 / 10:12
Javier "el Loco" Milei completa el rompecabezas ministerial, y muchos "heridos" quedan en el camino. Las idas y vueltas con funcionarios de su partido La Libertad Avanza (LLA) marcaron días de turbulencias y una sensación reiterada de frustración por parte de buena de parte de quienes los acompañaron en su aventura presidencial desde los primeros días.
 
A pesar de las promesas de Milei, las atribuciones de su vice, Victoria Villarruel, quedaron totalmente recortadas. De supuesta encargada del área militar y policial del futuro gobierno pasará a solo tocar la campanita del Senado. La gran beneficiaria es Patricia Bullrich, que se quedó con Seguridad y ahora colocó a su segundo, Luis Petri, en Defensa.
 
Fue un pedido de Bullrich, quien pasará a manejar a través de su excompañero de fórmula la totalidad de las fuerzas del Estado en una etapa de creciente conflictividad social. La vicepresidenta electa, que aspiraba a ocupar ese mismo lugar, perdió influencia en la interna libertaria. La pregunta es por el rol que tendrán las Fuerzas Armadas a partir del 10 de diciembre y los coletazos políticos de la decisión. La relación que Milei supo construir con Villarruel desde las bancas en el Congreso se mantuvo sin alteraciones durante toda la campaña que los depositará en la jefatura de Estado. Pero con la irrupción, primero, de Bullrich y Petri, todo parece enfriarse.
 
El presidente electo debe hacer malabares para dejar conformes a los sectores que lo apoyaron "incondicionalmente" para el balotaje en el que se impuso sobre Sergio Massa. Mauricio Macri, su principal garante de estructura, y aliado ni bien se conocieron las dos fórmulas que llegaron al desempate, pasó de frustración en frustración en este proceso de designaciones.
 
Ahora, la principal damnificada fue la abogada defensora de los genocidas de la última dictadura militar que parece haber retrocedido varios casilleros en áreas en las que se especulaba con su plena influencia. Las designaciones de Bullrich y Petri la alejan de dos de sus zonas de supuesto "expertise", Seguridad y Defensa, donde se especulaba que Villarruel pondría militares de su órbita golpista.
 
No cayó bien en la mesa chica de Milei el conocimiento de la presentación de manera secreta y cuasi golpista que Villarruel hizo de sus planes en ambas áreas ni la demostración de fuerzas interna sacando a la luz su fuerza política propia, y visitando los cuarteles de la Policía Federal y la Gendarmería. La vice electa se mantiene alejada del radio donde Milei desarrolla su agenda y sus reuniones.

Por su parte, los senadores radicales están indignados porque Villarruel se reunió con sus pares del peronismo y el macrismo, pero decidió ignorar a los legisladores de la UCR. "Es lejos la más antirradical de los libertarios, debe estar enojada por los juicios a los militares de Alfonsín", chicaneó un dirigente del radicalismo. La bronca llega a tal punto que los radicales no descartan confluir con el peronismo en una votación para elegir los encargados de las dos Secretarías que concentran el poder de conducción del Senado.
 
Los peronistas podrían quedarse con la Secretaría Administrativa, mientras que los radicales anhelan la Secretaría Parlamentaria. Desde un puesto manejarían los recursos del Senado y desde el otro, el control de la sesión. Esto dejaría a Villarruel como una figura decorativa, sin resortes para incidir en la dinámica parlamentaria.


El liberal Carlos Maslatón afirmó: "Nos salvamos. Defensa y Seguridad en manos de la gente de Villarruel hubiese permitido construir las bases políticas y operacionales para un golpe de estado. Y para habilitar la represión interna estilo 1976-1977 con la utilización de escuadrones de la muerte. Milei se avivó".

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