Entre Ríos - 06-11-2023 / 10:11
PANORAMA POLÍTICO PROVINCIAL
Balotaje: ¿Los radicales de Entre Ríos votarán a un fascista?
¿Qué hará la UCR que integran la alianza Juntos por Entre Ríos? ¿Los radicales entrerrianos llamarán a votar a un fascista? “¿Y a quién voto?”, pensará un radical puesto a elegir entre un tipo normal, un peronista con escaso nivel de kirchnerismo en sangre y un personaje enloquecido que se mueve en los bordes de la democracia dándole piñas a un muñeco de Raúl Alfonsín. El dirigente radical y diputado provincial electo, Fabián Rogel, se definió e instó a "dejar el gorilismo que siempre anida un poco en los radicales" y a "apostar a los hombres que, más allá de sus efectos y errores, como el actual gobierno, apuestan a la democracia". "Yo voy a votar a Massa", afirmó.
Las elecciones nacionales del 22 de octubre dieron para muchas sorpresas, algunas absolutamente inesperadas. El peronismo protagonizó el peor resultado de su historia electoral: apenas un 36,68% de los sufragios. Aun así, terminó primero porque enfrentó unido los comicios. Por el contrario, las dos fuerzas políticas opositoras más votadas, que suman casi el 54% de los votos, se encuentran no sólo divididas entre sí, sino también internamente. La Libertad Avanza terminó segunda, con el 29,98% de los sufragios. Y Juntos por el Cambio, tercero con el 23,81%, ha estallado: el sector más derechista ha oficializado su apoyo a Milei, dejando al margen a la UCR. Otro sector reclama "neutralidad". Y hay un tercer grupo que se declara "prescindente", pero que avala a Sergio Massa.
Frente al patético comportamiento de la oposición, ha ocurrido un fenómeno: no se está plebiscitando la gestión del Gobierno, sino a la oposición. Javier "el Loco" Milei terminó primero en las PASO de agosto y dio rienda suelta a un comportamiento desaforado e irracional. Entre propuestas carentes de sentido común, insultos a otros opositores y demonizaciones contra el Papa Francisco, su pretensión de que estaba por ganar en primera vuelta lo convirtió en el objeto a evaluar. Consiguió que no fuera la gestión del Gobierno lo que debía ser estimada, sino el riesgo de que Milei fuera Presidente.
En ese escenario, el gobernador electo de Entre Ríos, el porteño Rogelio Frigerio, no disimula el impacto que le causó la contundente derrota de Bullrich. Necesita salir a hablar para no quedar invisibilizado, pero no sabe qué decir. Tal vez el silencio sería más provechoso para él, pero no entra en sus consideraciones. "Yo creo que hay que ir a votar y que hay que votar positivamente por uno de los candidatos que quedaron en la segunda vuelta. Nuestra candidata no quedó", explicó Frigerio. ¿Así dejó en claro que votará a uno de los dos: Massa o Milei?
"Cada uno tiene su postura personal de lo que hay que hacer el 19 de noviembre. También están quienes creen que hay que hacerlo público y otros como yo, que no", se escapó antes que le pidieran un nombre. Es evidente que "no se quiere tirar a la pileta". Pierde el pelo, pero no las mañas, juega a "desensillar hasta que aclare", a no definirse como en la interna Larreta-Bullrich. Es un oportunista y por esa razón, sus declaraciones resultan inconsistentes.
Lo que no tiene en cuenta Frigerio es que más allá de sus preferencias políticas lo que está en juego es la gobernabilidad de la provincia y los municipios. Una de las propuestas descabelladas de Milei consiste en reemplazar el sistema de Coparticipación Federal por otro de equivalencia fiscal en el que cada provincia reciba la misma recaudación que se genera en su jurisdicción. El problema con lo que propone Milei es que no siempre se pagan los impuestos en la misma jurisdicción en la que se genera el acto económico por el cual se está tributando. Es una vieja discusión entre centralistas y federales (el puerto de Buenos Aires vs el interior federal) en la que Milei toma partido por el centralismo porteño.
Un esquema de la mal llamada "equivalencia fiscal" favorece a Ciudad de Buenos Aires porque en su territorio está el puerto por el que sale la mayor parte de las exportaciones (que se producen en todo el país pero pagan impuestos en CABA) y además hay muchas empresas grandes que tienen domicilio fiscal en la Capital aunque su actividad económica principal esté localizada en el interior. De aplicarse lo que pretende Milei, el puerto de Buenos Aires se apropiaría de recursos que corresponden al resto del país, con lo cual los gobernadores e intendentes enfrentarían dificultades incluso para pagar sueldos.
Ahora bien, ¿Qué hará la UCR que integran la alianza Juntos por Entre Ríos? ¿Los radicales entrerrianos llamarán a votar a un fascista? "¿Y a quién voto?", pensará un radical puesto a elegir entre un tipo normal, un peronista con escaso nivel de kirchnerismo en sangre y un personaje enloquecido que se mueve en los bordes de la democracia dándole piñas a un muñeco de Raúl Alfonsín. El dirigente radical y diputado provincial electo, Fabián Rogel, se definió e instó a "dejar el gorilismo que siempre anida un poco en los radicales" y a "apostar a los hombres que, más allá de sus efectos y errores, como el actual gobierno, apuestan a la democracia". "Yo voy a votar a Massa", dijo.
Es que, en la implosión de Juntos por el Cambio, hubo un gran perdedor, el radicalismo. El centenario partido, que desde su misma divisa decía orgullosamente "Que se rompa pero que no se doble", por su antipatía para con el peronismo no vaciló en doblarse aliándose con una facción conservadora que no ocultó para nada su neoliberalismo extremo. Desde el comienzo mismo de la alianza -que analistas políticos califican de contubernio- se hizo difícil entender qué es lo que pretendía cambiar la dirigencia del radicalismo y qué esperaba recibir del macrismo en compensación con esa alianza, resistida en los niveles inferiores de sus dirigentes y afiliados.
Además, dentro del esquema gubernamental de Macri, los radicales hicieron siempre de segundones, sin puestos de relevancia política y cediendo a iniciativas que contrariaban sus antiguos principios y las ideas de sus líderes más representativos. Ni siquiera fueron llamados o fue escuchada su voz en los cónclaves importantes para la toma de decisiones de asuntos fundamentales. Y el colmo: pese a sus amenazas de abandonar ese papel de escasa representación si no eran tenidos en cuenta, siguieron en la alianza anti peronista.
La UCR, un partido de larga tradición democrática, enfrenta en el inminente balotaje, una dispersión de opiniones en cuanto al voto, aunque con una marcada preferencia dirigencial por Sergio Massa, empujados por el desequilibrio emocional y político de un autoritario Milei. Es que los que invocan a un mesías o a las fuerzas del cielo se parecen más a terroristas fundamentalistas o nazis que a dirigentes políticos democráticos.
El acuerdo urdido por Macri, que deja a los radicales totalmente afuera de un futuro gobierno, también aporta lo suyo. Juntos para el Cambio cruje y se agrieta por todos lados con reacomodamientos y un tremendo pase de facturas por parte de integrantes, larretistas y boinas blancas, que fueron marginados por las sucesivas traiciones de su Jefe. No en vano Jorge Asís lo llama "El Ángel Exterminador". Por eso, sorprende la tibieza de la cúpula del radicalismo frigerista entrerriano que pide "neutralidad" en un momento histórico del país.
Entre otras cosas están en discusión algunas de las banderas históricas de la UCR como la educación pública y no hay definición contundente al respecto. La conducción nacional del partido, con Gerardo Morales, y dirigentes como Emiliano Jacobitti y Martín Lousteau han salido claramente a reprobar a Macri y Milei, pero en Entre Ríos mantienen un silencio cómplice. Lo peor es que las bases radicales están marcando un camino que la cúpula se niega a seguir.
El radical entrerriano de a pie tendrá que optar entre una opción previsible -de un tipo normal como Massa- cuando enfrente hay un candidato inestable y violento que propone sacar de circulación a la moneda nacional, eliminar el Banco Central, liberar la tenencia de armas, habilitar la compra de órganos, aplicar un recorte del gasto público equivalente a 15% del PBI, ir hacia un modelo de libre mercado sin ninguna intervención estatal y romper relaciones con el Vaticano, en una especie de guerra santa contra la Iglesia católica.
Más aún cuando ese mismo candidato destructivo no termina de explicar cuáles son sus planes para la educación y la salud públicas, que no consigue responder con claridad si cree o no en la democracia y que dio reiterados indicios de desequilibrios mentales siguiendo consejos de Conan, su perro muerto, y que estaría enamorado de su hermana Karina. Y no es solamente locura lo que irradia, es algo más peligroso, es fascismo. Si gana, está en juego la subsistencia de la democracia, porque Milei solo con totalitarismo podría gobernar. Y en esto no se puede ser "neutral" ni "prescindente".
La Opinión Popular
El pacto espurio de Acassuso entre Macri y Milei
No hace falta leer el horóscopo chino para darse cuenta de que Mauricio "Titiritero" Macri y Javier "el Loco" Milei no son signos compatibles. El hijo de Franco nació jefe, nunca fue segundo de nadie y jamás participó de ningún espacio político que no lo tuviera como líder indiscutido, mientras que el "León" libertario tampoco se halla si no lleva el volante en sus manos y tiene un historial bien conocido de rechazos violentos a todos los que plantearon algún grado de disenso a sus ideas o propuestas.
Cuando le retacean protagonismo a Macri, destruye. No en vano, Jorge Asís lo llama "El Ángel Exterminador". Lo aprendieron por las malas Horacio Rodríguez Larreta (el delfín al que le cortó las aletas), Patricia Bullrich (la tijera usada para mutilar al delfín y luego desechada), los radicales (que en 2015 le prestaron la escalera que ahora le aporta Milei) y Lilita Carrió (cuya agua bendita ya no bendice como antes).
La flamante alianza, bautizada "Juntos por la libertad" por los más entusiastas seguidores de la dupla derechista explosiva, apenas tiene días de vida, todavía no llegó al Gobierno y no es seguro que lo haga, pero la tensión entre ambas figuras por el manejo del poder (que todavía no es tal) ya se volvió indisimulable.
El "ángel destructor" del PRO y de Juntos por el Cambio no está dispuesto a esperar a que su nuevo socio político llegue a la presidencia para comenzar a limarlo desde la base. No se anima a hablar de cogobierno pero manda a sus emisarios a marcarle la cancha al candidato libertario que intenta defender su propio territorio.
La necesidad de un cambio (dicho así, en términos imprecisos) que implique la destrucción del kirchnerismo es la única coincidencia sobre la que machacan en sus discursos Milei y Macri para justificar su alianza. Además de un puñado de consignas generales, verdades de Perogrullo como combatir la inseguridad y el narcotráfico, bajar la inflación o garantizar la institucionalidad.
Pero a la hora de proponer medidas concretas que harían posible ese "cambio", aparecen las mismas diferencias que ya estaban plasmadas en las plataformas de campaña de JxC y LLA. Milei dice que el trato que hizo con los cambiemitas implica una adhesión incondicional de estos a su candidatura y a sus políticas, pero sus socios lo desmienten.
El economista del PRO, Eduardo Amadeo, aseguró que su partido no apoya incondicionalmente a Milei sino que se acordó una lista de 12 puntos que el libertario accedió a respetar y señaló que eso contempla "licuar" la idea de la dolarización porque "es técnicamente inviable". Milei salió a responder inmediatamente: advirtió a sus nuevos socios que "la eliminación del Banco Central y dolarización no se negocian" y se mostró con sus asesores económicos que respaldan esas dos ideas despeinadas.
En medio de tanto cruce de declaraciones, Macri puso su granito de arena y explicó su respaldo a Milei con una insólita metáfora. Equiparó a la situación del país con la de un auto que va a 100 kilómetros por hora en dirección a un muro, siguiendo con la analogía consideró que votar a Sergio Massa implicaría resignarse al choque frontal y hacerlo por el libertario equivaldría a arrojarse del auto en movimiento. "Saltando capaz que te salvás", remató.
Mientras los libertarios militan contra la idea de que una presidencia de Milei sería un salto al vacío, Macri la reivindica bajo el argumento de que cualquier disparate sería preferible antes que un gobierno con el kirchnerismo adentro. En el discurso del ex presidente no hay otro motivo para votar al libertario que el de terminar con el enemigo político que comparten, aunque ello implique saltar de auto que transita a alta velocidad.
Si el voto a Milei ya era una apuesta de alto riesgo antes de que se aliara con parte del PRO, ahora lo es más. Porque Macri y su troupe no llegan a LLA para aportar la experiencia de gestión de la que carecen los libertarios sino para disputarles el manejo de un eventual gobierno, con lo cual estará garantizada una pelea constante puertas adentro, con los efectos que eso tiene en cualquier gobierno.
Diferentes voceros, mismo errores
El pacto Macri - Milei multiplicó las internas que ya existían dentro de la oposición. Juntos por el Cambio ya venía fracturado y se terminó de romper. Por un lado, los halcones del PRO dispuestos a respaldar a cualquiera con tal de que no vuelva a gobernar el peronismo y por otro lado, los radicales, la Coalición Cívica y el sector larretista del PRO que ven un límite en Milei y su agenda copiada de la derecha de Donald Trump y Jair Bolsonaro.
Pero también se generó una brecha dentro del espacio libertario entre los que simpatizan con la anexión de Macri y Bullrich y quienes compraron el discurso de la revolución anticasta y se decepcionaron con la irrupción de la "vieja política" en su espacio.
La grieta libertaria alcanza al grupo de asesores de Milei, muchos de los cuales se sintieron desplazados por la llegada del PRO, sensación que fue alimentada por una orden directa emanada de la cúpula de LLA que mandó a callar a muchos de esos asesores que hasta hace poco oficiaban de voceros, al mismo tiempo que figuras del PRO recorrían radios y canales de TV explicando los alcances de esta nueva alianza.
Uno de los que salió a blanquear esa situación fue el economista Carlos Rodríguez (CEMA, ex viceministro de Carlos Menem) quien utilizó su cuenta de X (antes conocida como Twitter) para aclarar que no da entrevistas a diarios, canales de TV o radios porque "nos piden que no salgamos por los medios".
Esa orden no le impidió despacharse a través de sus redes sociales con un reclamo concreto al candidato libertario, "la enorme mayoría de la gente que me consulta piensa que Javier NO tiene equipo de economía y que se lo va a poner Macri más adelante. Sería muy malo llegar al ballotage con esa imagen", escribió en un mensaje en X que luego profundizó: "cuanto más tiempo tarde Javier Milei en anunciar su ministro de Economía, menos tiempo tendrá este profesional para armar sus equipos y menos tiempo tendrán los votantes para conocerlo".
Librepensadores de la talla de Ramiro Marra, Lilia Lemoine y Alberto Benegas Lynch fueron enviados al sótano de la planta nuclear de Springfield con la importantísima misión de vigilar a la abeja para abrir cancha a voceros supuestamente mejor calificados, como la economista Diana Mondino, número puesto para la cancillería de un eventual gobierno de Milei.
Pero la nueva voz cantante de LLA no tardó en meterse en terreno pantanoso. Le bastaron un par de entrevistas para dejar frases antológicas como "el mercado de venta de órganos es fantástico", comparar al matrimonio igualitario con tener piojos y no bañarse y despacharse con la propuesta de que los propios vecinos sean los responsables por costear la obra pública en sus barrios.
Entre tanta declaración explosiva, a Bullrich le pareció oportuno salir a augurar penurias a los argentinos: "ojalá que la economía explote antes del 19", dijo en una entrevista televisada, anticipando sus buenos deseos de fin de año.
Vuelta a la normalidad
"Dejá de dudar y votá al tipo normal". La consigna no surgió de los equipos de campaña sino de la militancia peronista y tal vez por eso resulte tan efectiva para resumir en pocas palabras el mensaje con el que Massa pretende seducir al votante que se quedó sin candidato en la primera vuelta. En un proceso electoral que en esta etapa se redujo a una opción por el menos malo entre sólo dos candidatos, Massa apuesta por una estrategia de antagonizar en los aspectos más polémicos de su contrincante directo.
La gobernabilidad está en juego. La motosierra recortadora del gasto público no entusiasma. Porque la gente no va a estar del lado del mango sino del lado de la cadena. Un recorte como el que propone el libertario solamente sería posible eliminando subsidios a la energía y al transporte y desfinanciando a la salud y la educación públicas.
Ante tanta propuesta exótica y con efectos negativos para grandes sectores de la población, Massa busca diferenciarse con un modelo que propone mejorar sobre lo que ya está construido respetando instituciones fundacionales de la Nación como la educación y la salud públicas y gratuitas, la distribución de recursos siguiendo principios de solidaridad y un esquema económico que permita ordenar la macro sin ahogar a la producción ni provocar una catástrofe social.
Procura mecanismos que amortigüen en el efecto de la inflación, como la devolución del IVA y la quita de ganancias, aunque el descontrol de los precios termina afectando su imagen. Pero Milei salió en su auxilio esta semana al recurrir a la justicia en búsqueda de impedir que se prorrogue la medida que extiende la moratoria previsional que permitió que miles de personas que trabajaron en negro accedan a una jubilación.
¿El PRO de Entre Ríos se desentiende de la fiscalización para Milei?
En encuentros reservados en CABA, entre el PRO y LLA, se habría avanzado con la organización de los próximos 30 días de campaña y la coordinación de la fiscalización, una falencia estructural del liberfacho, que no tiene conducción territorial en ningún distrito del país. El macrismo ofrece esa cobertura, a cambio de puestos en una eventual administración de Milei.
Todo verde por ahora. Así definen las voces del PRO Entre Ríos cuando se les pregunta cómo será el operativo de fiscalización que ese partido pondría al servicio de La Libertad Avanza el 19 de noviembre. Argumentan que no hay una resolución partidaria a nivel nacional en ese sentido. Por lo tanto, señalan, "acá no vamos a movilizar nada". Aún así, reconocen que desde que se conoció el pacto entre Macri y Milei, se dio una movilización "voluntaria" de las bases para colaborar con la fiscalización el día de la elección.
El camino al ballotage comenzó sinuoso para LLA en Entre Ríos. Tras el acuerdo Macri-Milei, apenas tres días después de las elecciones, comenzó el éxodo que le costó tres bancas en la Legislatura provincial, de las cinco que el espacio libertario conquistó el 22 de octubre. Con ese panorama, lo que queda en pie se encolumna detrás de Milei para garantizarle el control de los votos. Con o sin el PRO.
"La cuestión de la fiscalización no es un tema menor. Hay un manejo de la maquinaria electoral con viejas prácticas de la política que vimos en las elecciones anteriores", fantaseó uno de los máximos referentes y excandidato de LLA. Según su análisis, el alto nivel de corte de boleta se debió a que previamente al día de la elección "hubo una maquinaria que se encargó de repartir las boletas cortadas". "El corte no fue en el cuarto oscuro", repite. Con esa convicción, entienden que para el 19N necesitan ajustar el control.
La cúpula dirigencial de LLA confirma que no tienen un acuerdo con el PRO. Es más, cuentan que se reunieron la semana pasada con el candidato presidencial y con Karina Milei y les garantizaron el despliegue de "la misma logística que hasta ahora". Esto es, un esquema que garantice al menos un fiscal por mesa. Para garantizar ese esquema, sin embargo, reconocen que se les acercó "gente del PRO, también radicales, pero en forma individual, y los vamos incorporando". "La gente se nos acerca de manera espontánea", insisten.
El diputado nacional electo Beltrán Benedit afirmó que tienen "toda la provincia cubierta". Y confirmó que en el espacio libertario le abrieron las puertas a la militancia de Juntos por el Cambio. "Llegan a oleadas -exageró- pero el control y la responsabilidad es nuestra".
La dirigencia del PRO entrerriano sostienen que la fiscalización estará comandada por LLA y que ellos solo ven que hay muchos anti peronistas que fueron fiscales de JxC "que ahora se anotan voluntariamente".
Esta espontaneidad que narran a propósito de la fiscalización, la trasladan también al posicionamiento político ante el ballotage. "Hoy el PRO no se pronuncia institucionalmente sobre el ballotage y no activa formalmente el dispositivo", confió el presidente del partido, Eduardo Caminal.
"Si bien Patricia Bullrich tomó un posicionamiento, es personal, no institucional y siempre nos movemos de manera orgánica. No hay una resolución del PRO nacional ni provincial", explicó Silvia Campos, presidenta de la delegación PRO de Paraná. "La decisión de fiscalización es individual, hay movimientos y contactos entre la gente nuestra y los de LLA, porque tienen la voluntad para fiscalizar. Pero ya es a término individual", repitió. "Los gobernadores electos reunidos tomaron la decisión de ser neutrales, y nosotros vamos a seguir esa línea", apuntó.
La Opinión Popular