La Opinión Popular
                  19:05  |  Martes 23 de Diciembre de 2013  |  Entre Ríos
El clima en Paraná

Por
“Esta gloriosa Revolución Libertadora se hizo para que, en este bendito país, el hijo del barrendero muera barrendero”. Almirante Arturo Rial.
Recomendar Imprimir
Nacionales - 29-05-2023 / 11:05
PANORAMA POLÍTICO NACIONAL

Cristina, la campaña del peronismo y la reconstrucción de una alianza nacional

Cristina, la campaña del peronismo y la reconstrucción de una alianza nacional
Mientras el presidente naufragaba entre sus errores no forzados y las circunstancias dramáticas que le tocó atravesar, Massa estrechó su vínculo con la vice al punto tal que se convirtió, junto a Axel Kicillof, Wado De Pedro y el propio Máximo Kirchner, en uno de los vértices del dispositivo político que está diseñando CFK para la próxima etapa, como quedó claro en la disposición de lugares en el acto del jueves.
El jueves en Plaza de Mayo Cristina Fernández de Kirchner repitió la frase que servirá como cimiento para la campaña que el peronismo tiene por delante, con el desafío de volver a pedir el voto de la sociedad argentina después de cuatro años con más frustraciones que motivos para celebrar. "A pesar de los errores, equivocaciones o diferencias, este gobierno es infinitamente mejor que el que hubiera sido otro de Mauricio Macri, no tengo dudas", dijo.
 
Lo que puede traducirse, sin mucho riesgo, en otra formulación, sobre la que va a montarse el esfuerzo proselitista que ella proyecta para los próximos meses: que un nuevo gobierno de la fuerza que todavía llamamos Frente de Todos, en cualquiera de sus múltiples configuraciones posibles, es una opción "infinitamente mejor" para el país que la más leve de las alternativas que presenten las fuerzas opositoras.
 
Esto no tiene que ver con la apreciación que tenga la vicepresidenta sobre las decisiones tomadas por Alberto Fernández ni sobre la expectativa que pueda poner sobre cada uno de los aspirantes a la candidatura presidencial. CFK, apasionada por la historia argentina, sabe que aunque hoy la oferta electoral se estructure en tres partes, no hay más que dos modelos económicos en pugna: la especulación financiera o el desarrollo productivo.
 
Y que sí existe una disputa, desde la segunda mitad del siglo veinte, entre tres identidades políticas que se reparten y compiten por la representación de millones de argentinos: una de matriz nacional-popular, otra nacional-conservadora y una tercera, liberal en materia económica, ultramontana en términos de derechos individuales, y que nunca se sintió a disgusto compartiendo el asiento con expresiones antidemocráticas y violentas.
 
Así, cada vez que el rumbo de la economía lo marcó el sector nacional-popular, con los gobiernos de Juan Perón, Néstor Kirchner y CFK, los indicadores subieron por una escalera y hubo momentos virtuosos de grandes avances en el desarrollo nacional. Y en cada ciclo liberal, con la dictadura, en las presidencias de Carlos Menem y por último con los cuatro años de Mauricio Macri, el retroceso fue brutal.
 
Por eso resulta inútil plantear un acuerdo sobre el modelo económico del país con el sector liberal; porque cada vez que llegan al gobierno toman decisiones que van en dirección contraria al desarrollo. No es maldad (no en todos los casos) sino que tiene que ver con sus convicciones e intereses, particulares, sectoriales o extranjeros, que resultan contrarios al progreso de la Nación y al bien común de la sociedad argentina.
 
Con el sector nacional-conservador, por el contrario, no solamente se puede sino que es necesario buscar coincidencias, justamente para dejar en minoría a los que reman en dirección contraria. Cada vez que hubo una conducción nacional-popular fue en concurso con aquellos. Entre 1945 y 1955, o entre 2003 y 2015, el sector nacional-popular condujo procesos hegemónicos con los conservadores adentro.
 
La otra opción es forjar consensos económicos, que son independientes de los pactos políticos. Por el contrario, pueden ser compatibles, incluso, con situaciones de persecución a las fuerzas nacional-populares, con dictaduras, bombardeos a blancos civiles y fusilamientos. Como sucedió entre 1955 y 1975, cuando el sector nacional-conservador estableció una alianza con los liberales-fascistas para voltear y prohibir a Perón.
 

 
Durante esas dos décadas, sin embargo, el consenso económico era tan potente que la economía nunca dejó de tener una matriz nacional, y aunque con el paso de los años la pulseada era cada vez más desigual, la Argentina llegó al golpe de 1976 con menos de cinco por ciento de pobres, una distribución paritaria de la riqueza y con los obreros metalmecánicos de Córdoba ganando mejores salarios que sus pares de Detroit.
 
El sector liberal-fascista sólo pudo imponer su modelo económico a través de la combinación de dictadura con un plan de exterminio, a partir de 1976. La segunda victoria, en 1989, fue mediante el engaño, de la mano de un candidato que hizo campaña apelando al restablecimiento de una matriz nacional-popular (revolución productiva y salariazo) y que terminó por entregar la economía argentina al Consenso de Washington.
 
Recién en 2015, con Mauricio Macri, por primera vez desde que existe en el país el voto universal, es decir, desde que el sector nacional-popular tuvo representación política, los liberales pudieron convencer, en elecciones libres y democráticas, que la mitad más uno de los conservadores eligieran a su candidato. Así, la segunda rueda se definió por una ventaja exigua pero legítima, que puso a ese modelo a conducir nuevamente la economía.
 
Sergio Massa tuvo un rol clave en esa elección, en la que era el postulante que representaba a los nacional-conservadores. De cara a la segunda vuelta, su apoyo ("No quiero que gane Scioli", dijo) resultó indispensable para torcer la balanza a favor del sector liberal, así como su acompañamiento en los primeros meses del gobierno de Cambiemos permitió avanzar con políticas que resultaron dañinas para el país.
 
Pero los enojos en política duran seis meses, como decretó recientemente CFK. Y Massa hace ya cuatro años, cuando --a instancias de Máximo Kirchner-- reanudó lazos con la vicepresidenta, de quien había sido jefe de gabinete una década antes, recompuso ese error y volvió a encauzar la historia. El Frente de Todos, al fin y al cabo, no fue otra cosa que un intento por restablecer el pacto entre el nacionalismo popular y el conservador.
 
Durante esos cuatro años, mientras el presidente naufragaba entre sus errores no forzados y las circunstancias dramáticas que le tocó atravesar, Massa estrechó su vínculo con la vice al punto tal que se convirtió, junto a Axel Kicillof, Wado De Pedro y el propio Máximo Kirchner, en uno de los vértices del dispositivo político que está diseñando CFK para la próxima etapa, como quedó claro en la disposición de lugares en el acto del jueves.
 
Este domingo Massa va a viajar a China. Volará veintidos horas de ida y veinticuatro a la vuelta para buscar financiamiento en el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS mientras, en simultáneo, negocia con el Fondo Monetario Internacional para conseguir un adelanto de los desembolsos en términos que sean compatibles con las condiciones que dejó muy en claro Fernández de Kirchner en Plaza de Mayo.
 
Esa voluntad (y la capacidad asociada) para negociar en simultáneo con ambas potencias, a pesar de la vulnerabilidad extrema del país en casi todos los frentes, contrasta con las definiciones de los principales candidatos opositores, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich y Javier Milei, todos en el cuadrante liberal (una vez más sintonizado con elementos neofascistas), en rechazo a profundizar la relación con China y los BRICS.
 
El gran acuerdo del que habla desde hace años Fernández de Kirchner no es otra cosa que la reconstrucción definitiva de una alianza nacional, de los sectores nacionales, no entre dirigentes sino en el pueblo, en defensa de los intereses nacionales que corren el riesgo de volver a quedar en manos de sus tres veces verdugos. El riesgo de que la pieza vuelva a caer en el casillero con la cabeza de la serpiente y haya que regresar, otra vez, al principio.
 
La contradicción política y económica primaria, en esta época de turbulencias globales y abundancia de recursos estratégicos para la Argentina, no es otra que la disyuntiva entre cuidar los intereses nacionales o entregarse a voluntades que no son propias ni comunes. Una vez más en la historia de nuestro país el ala liberal-neofa, por complicidad o por beneficios personales o sectoriales, son sus vectores, encargados de ejecutar la tarea.
 
El jueves, mientras medio millón de personas desbordaba el microcentro en una muestra de fortaleza política que debería preocuparlos, si tuvieran la humildad intelectual de considerar la posibilidad de perder la elección, dirigentes, voceros e influencers de la oposición pataleaban en las redes sociales por la supuesta apropiación por parte del peronismo de una fecha patria y por la utilización político-partidaria de la efeméride.
 
Y sin embargo, la revolución de Mayo de 1810  fue, también, un acto político partidario, llevado adelante por una alianza diversa, de carácter nacional, que tenía como objetivo una patria más libre y soberana, en contra de quienes se proponían prolongar la subordinación a un poder extranjero. En ese sentido, el acto del jueves, además de la señal de largada de la campaña presidencial, fue un homenaje fiel a esos patriotas.
 
Por Nicolás Lantos
 
Fuente: El Destape
 

Agreganos como amigo a Facebook
23-12-2025 / 09:12
Un fallo de Cámara obliga al Gobierno a explicar ante la Justicia dónde está el oro que, en junio de 2024, el gobierno de Javier "el Loco" Milei sacó del Banco Central para enviar al exterior. Para los jueces, esa información constituye "un asunto de indudable interés público como es la administración de las reservas". La presentación la hizo La Asociación Bancaria, el gremio que descubrió y denunció la maniobra con los lingotes de oro. El presidente del Banco central, Santiago Bausili, ya se negó a contestar un requerimiento de la Auditoría General de La Nación. Junto a "Toto" Caputo sacaron el oro del país y nunca informaron sobre su destino.
 
En un operativo clandestino de ribetes policiales, comenzó una saga de ocultamiento de las autoridades sobre el destino de uno de los principales activos líquidos del organismo monetario. El diputado nacional y líder de La Bancaria, Sergio Palazzo, presentó varios pedidos de informes exigiendo a las autoridades que expliquen donde está el oro y que tipo de cauciones lo afectan. Caputo nunca quiso explicar su destino, se limitó a comentar muy por arriba en un programa de televisión que se giró a un banco para cobrar intereses. No explicó quien lo tiene ni qué tipo de operación se hizo con ese importante activo.
 
Ahora, la Justicia Federal ordenó este lunes al Banco Central que entregue información precisa sobre el destino del oro. En una resolución firmada por los jueces Guillermo Treacy y Pablo Gallegos Fedriani, la Sala V de la Cámara Contencioso Administrativa Federal, consideró que la autoridad monetaria no justificó de manera suficiente su decisión de no informar sobre el destino del activo y sostuvo que la negativa vulneró los principios de transparencia.
 
Es que Caputo y Bausili sostienen que la operación forma parte de la "administración" de las reservas y por ende es secreta. El mismo criterio opaco que Caputo utiliza para no dar precisiones sobre el swap firmado con Estados Unidos y los bonos que le entregó al Tesoro para que rentabilice la venta de dólares que hizo sobre el cierre de la campaña.
 
Los jueces fueron punzantes sobre el lamentable manejo de Caputo sobre información que debería ser pública. "La configuración de alguna de las excepciones legales a la entrega de información pública no puede depender de una apreciación unilateral del sujeto obligado", sostiene el fallo y subraya que es el Estado quien debe demostrar, de manera concreta, que la difusión de los datos solicitados causaría un daño a un interés legítimamente protegido.
 
El Banco Central respondió apenas con un comunicado formal que "había completado transferencias de parte de sus reservas en oro entre sus diferentes cuentas", sin precisar monto, destino ni motivo concreto. La respuesta evasiva del BCRA encendió alarmas. Porque ese oro no es un adorno: según informes oficiales, las reservas de oro rondan unos USD 4.900 millones, un componente significativo del total de activos extranjeros del Central.
 
Aunque la entidad insiste en que las operaciones no alteran el volumen agregado de las reservas, nadie sabe realmente dónde están físicamente esos lingotes y si siguen efectivamente en poder del Estado o se remataron en algunas de las operaciones de préstamos igualmente opacas que concretó Caputo. El balance del BCRA, en ciertos trimestres, llegó incluso a no mostrar ese componente con claridad, como si hubiera desaparecido entre páginas y cifras.
 
La Auditoría General de la Nación (AGN) reveló recientemente que el Banco Central se negó a entregar documentación sobre dónde están los lingotes, bajo qué condiciones se conservan y si parte del oro fue transformado en instrumentos financieros. El argumento oficial: la información es "confidencial" y su difusión podría poner en riesgo la seguridad de los activos. Como sea, la pregunta es: ¿dónde está el oro? Eso es lo que la Justicia ahora exige que responda Milei.
 
La Opinión Popular
 

22-12-2025 / 10:12
Las joyas de la abuela que remata el gobierno. A espaldas del Congreso, el Gobierno ya vendió 40 valiosos terrenos del Estado (pertenecientes a las fuerzas armadas, instituciones científicas y hasta predios de ex centros clandestinos de detención) y tiene 140 inmuebles más para subastar. Luis "Toto" Caputo sueña con conseguir unos mil millones de dólares mientras las grandes inmobiliarias amigas del gobierno, con Eduardo Costantini a la cabeza, se quedan con el botín.
 
Tierras del Plan Procrear, de las Fuerzas Armadas, ferroviarias, de instituciones científicas, predios de ex Centros Clandestinos de Detención y hasta un pedazo de montaña en Mendoza. Todo eso incluye la lista de más de 180 terrenos e inmuebles públicos que conforman el plan de ventas de bienes del Estado que ya avanza en el Gobierno de Javier "el Loco" Milei.
 
Los remates, que esta semana fueron noticia por la venta de tierras destinadas originalmente a viviendas sociales, se concentran por ahora en la Ciudad de Buenos Aires con las empresas de Eduardo Costantini como principales beneficiarias y otros grandes jugadores del sector, como el Grupo IRSA, codiciando las tierras.
 
A través de la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), y sin pasar por el Congreso, la fuerza libertaria ya vendió cerca de 40 bienes y tiene en lista otros 140 lotes e inmuebles publicados para subastar en lo que le queda de mandato.
 
La lista de subastas futuras cuenta con terrenos de hasta 300 hectáreas a vender en el interior del país con destino al negocio agropecuario o a grandes proyectos inmobiliarios. Especialistas y organizaciones ambientalistas advierten que se trata "de uno de los procesos de descapitalización pública más agresivos de nuestra historia reciente".
 
"Vamos a vender muchos de los activos de la AABE y eso va a generar un ingreso de miles de millones". No mentía el ministro de Economía, "Toto" Caputo, cuando a principios de junio reconocía que el gobierno remataría las tierras del Estado para intentar sostener las reservas, en conjunto con los procesos de privatizaciones y concesiones.
 
Sólo desde ese mes la Agencia abrió subastas para un total de 26 terrenos e inmuebles a los que hay que sumarle otros 17 procesos de remate que se habían abierto desde fines de 2023. En paralelo a las subastas de la AABE, el gobierno remata también las tierras que estaban destinadas al ya disuelto Plan Procrear y apunta a recaudar una suma de entre 800 y 1000 millones de dólares por todo el paquete. Aunque hubo ventas en Mendoza, La Plata, Pinamar y Córdoba, la mayor parte de los bienes vendidos hasta ahora se concentran en la Ciudad de Buenos Aires.
 
El terreno más grande de ese paquete es el predio de cuatro hectáreas que pertenecía al Ejército y que Eduardo Costantini adquirió por más de 120 millones de dólares. El mismo empresario se quedó con un lote de la Policía Federal en Bajo Belgrano a través de la firma Argencons, que controla desde mayo, en una subasta peleada en la que la empresa le ganó incluso al peso pesado de Eduardo Elsztain y su Grupo IRSA.
 
Antes, Costantini también había sumado otro terreno a pocos metros del Campo Argentino de Polo. En los tres casos se construirán desarrollos inmobiliarios.
 

21-12-2025 / 09:12
Cuando los cimientos están agrietados, todo lo que se construye es frágil e inestable. Cincuenta días tardó Javier "el Loco" Milei, tras una sorpresiva e impactante victoria en las elecciones de medio término, en fagocitarse el crédito político, de la misma forma que se fagocitó -durante los últimos dos años- una cantidad récord de divisas sin poder acumular reservas.
 
Ahora, tiene por delante dos años en los que su suerte está atada a la voluntad de aliados poco confiables. El FMI volvió a intervenir la economía, forzando un volantazo; los gobernadores pasaron por caja y después le votaron en contra. Un poco de su propia medicina. Hola incertidumbre, mi vieja amiga, podría cantar el presidente. Dos años, en Argentina, es mucho tiempo.
 
Después de la sesión del miércoles en la Cámara de Diputados, la mayoría de los medios titularon con un triunfo del oficialismo por la media sanción de diputados y apenas destinaron alguna línea en la bajada para comentar, como algo secundario, la inesperada derrota en el Capítulo 11 que se votó de madrugada. Con el correr de las horas, la realidad se encargó de corregir ese evidente error de criterio.
 
La derrota del gobierno fue completa y sus consecuencias están teniendo ramificaciones imprevistas. Milei amenazó con vetar su propio presupuesto y Patricia Bullrich tuvo que anunciar la postergación del tratamiento de la reforma laboral, justo a la hora que la CGT desconcentraba la Plaza de Mayo. Una derrota indisimulable.
 
El debate sobre la Ley de Presupuesto en la Cámara Baja era la primera y la más sencilla de todas las sesiones que tiene por delante el Gobierno para aprobar las reformas que anunció. La dificultad insalvable que encontró esta semana echa dudas sobre la viabilidad del resto de sus planes, justo cuando tiene que convencer a los acreedores que le vuelvan a prestar el dinero que no podrá devolver en 20 días.
 
La forma en la que intentó, sin éxito, salvar esa dificultad, repercutió negativamente en la relación con todos sus aliados, a los que necesita para que el Congreso le siga dando una pátina de legitimidad a sus decisiones, muchas veces ilegales e inconstitucionales.
 
La caída del artículo 75, el corazón de la derrota, está cargada de significado político porque fue una rebelión contra la cláusula de la humillación. Enceguecido por una mala lectura de las urnas, Milei no se contentó con ganar sino que quiso escenificar un triunfo absoluto y definitivo sometiendo a los legisladores que antes de la elección habían apoyado las leyes que daban presupuesto a la Universidad Pública y a las personas con discapacidad, para que votaran explícitamente en contra de esas mismas leyes. Ese era el corazón político del proyecto que había enviado el Poder Ejecutivo. Las partidas pueden reconducirse por decreto. Lo importante era coronar a Milei.
 
Así, el solsticio de verano no sólo marca hoy el final de la primavera, sino también, en coincidencia, el de la primaverita política que había comenzado para el gobierno con el resultado de las elecciones de medio término y que terminó sin que pudiera capitalizar de manera alguna ese éxito. La realidad muestra que, al fin y al cabo, las cosas no son tan malas como parecían en septiembre ni tan buenas como nos quisieron hacer creer después de octubre.
 
Todo sigue más o menos parecido a lo que fue el largo 2025: precario, inestable, violento, cada vez más autoritario y deteriorado. Este año Milei necesitó tres rescates del FMI, de Trump y de las urnas, para llegar hasta acá. Va a necesitar uno más, de los Senadores, antes del brindis del 31. Y con el 2026 comenzará una historia diferente.
 

20-12-2025 / 10:12
Agrandado como alpargata de pobre, en pocas semanas el gobierno anarco capitalista de Javier "el Loco" Milei dilapidó el resultado favorable de las urnas, resquebrajó su alianza con el PRO al romper la promesa de un lugar en la AGN; soportó un masivo acto de protesta de la CGT; debió postergar la reforma laboral, y le rechazaron en el Congreso su intento de derogar las leyes de presupuestos universitario y para discapacidad.
 
El efecto colateral del resultado favorable pero inesperado en las urnas fue confiarse demasiado y tomar de su propia medicina para creerse el relato sobre la estupidez humana. No ganó las elecciones porque los ciudadanos piensen que están bien. Es posible que así piense una pequeña parte de sus votantes. La mayoría sabe que está mal y votó -o no fue a votar- entre el discurso gorila antiperonista y la amenaza de un apocalipsis argentino inminente revoleado por el presidente norteamericano Donald Trump.
 
Javier Milei insiste en que la gente está bien. Es una mala lectura de la realidad que dibujan el Indec, el ministro Toto Caputo y Santiago Bausili en el Banco Central. Es el peor mensaje para mentir porque cualquier hijo de vecino puede constatar su falsedad. No importa si la inflación es cero o diez, ni si los medios dicen que bajó la pobreza. El sueldo no llega a fin de mes. O para que llegue hay que hacer sacrificios en calidad de vida, en calidad de salud y alimentación, en las vacaciones y el transporte. Todos saben que el padre, el tío o los abuelos están en el horno con las jubilaciones.
 
La lista de desgracias es más larga porque hay que anotar a los que perdieron negocios o el trabajo, que son cientos de miles. El gobierno hizo una mala lectura y sobre esa base tomó decisiones equivocadas. Una de ellas fue prometerles a sus aliados del PRO un puesto en la Auditoría General de la Nación que no podría otorgarle.
 
Se habló de una negociación con Unión por la Patria, pero en realidad, el puesto que estaba en discusión fue el que asumió la salteña Pamela Calleti que responde al gobernador Gustavo Sáenz. Si hubo negociación no fue por los votos. Los diputados de Unión por la Patria rechazaron las propuestas del Gobierno en todas las votaciones siguientes. Desde el intento oficial de derogar las leyes de financiamiento universitario y para la discapacidad, hasta el presupuesto. No hubo votos de Unión por la Patria en ninguna de esas votaciones.
 
El bochorno mayor fue con la compra de voluntades con los ATN (Aportes del Tesoro Nacional) previo a la votación. Las provincias más fieles a las decisiones del bloque, como Buenos Aires, La Pampa, Tierra del Fuego, La Rioja y Formosa quedaron fuera del reparto. Milei repartió 66 mil millones de pesos de ATN para comprar esos votos. Lo hizo en forma descarada.
 
Al tucumano Osvaldo Jaldo, el más favorecido, lo hizo llegar hasta Buenos Aires para que le bese el anillo y para escracharlo con una fotografía en la Rosada. Votos en remate para el Presupuesto y la Reforma Laboral, que son parte de las políticas del Gobierno que está destruyendo la industria y expulsando inversiones.
 
Se ha naturalizado esa actitud como un acto "responsable" de los gobernadores, como si el gobierno pudiera usar con ese fin los ATN que son para problemas concretos y no para comprar votos. Usado de esa manera, ese mecanismo es directamente extorsivo.
 
Los diputados que representan a las provincias de Misiones, Salta, San Juan y Mendoza, que originalmente habían votado a favor del aumento del presupuesto a las universidades y a la discapacidad, cambiaron su voto luego de que sus gobernadores recibieran los ATN.
 

19-12-2025 / 10:12
La central obrera, acompañada de otras centrales sindicales, organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos, gritaron el rechazo a la reforma laboral y avisaron que comenzó un plan de lucha. Una masiva movilización desbordó la Plaza de Mayo, y muchas otras plazas de todo el país, en el primer paso del plan de lucha de la CGT y otras centrales sindicales contra la "reforma laboral" esclavista. Desde el escenario, los dirigentes de la CGT marcaron que irán escalando hasta un paro nacional.  El Gobierno tomó nota de la creciente resistencia y, cagado en las patas, pateó su tratamiento hasta febrero.
 
"Ojo con lo que hacen, porque el pueblo y la patria se defienden", advirtió, en el acto, primero Octavio Argüello. Luego llegó el turno de Cristian Jerónimo: "El proyecto está escrito y redactado maliciosamente a favor de las grandes corporaciones y de las grandes empresas de la Argentina", afirmó. El último en hablar fue Jorge Sola: "Este es el primer paso, sigan sin escucharnos, terminaremos en un paro nacional en todo el país", aseguró.
 
Las frases retumbaban en Plaza de Mayo. Los triunviros de la CGT hablaban en el escenario -que le daba la espalda a la Casa Rosada- acompañados por todo el universo sindical y referentes del peronismo, la izquierda, organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. No eran pocos, como especulaba y afirmaba el oficialismo, era una multitud.
 
Los bombos, platillos y bronces marcaban el ritmo de los discursos sin saber, al menos en ese instante, que el gobierno reculaba y desactivaba el tratamiento exprés de la dañina reforma laboral. Todo quedaba para febrero porque habían confirmado que el proyecto sumaba más detractores que aplaudidores. Y se asustaron con la movilización masiva.
 
Al menos por ahora, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, quedaron a salvo. No es poco para estos tiempos de crueldad que corren. Una señal clara de debilidad. La decisión es el resultado de las limitaciones de una administración acostumbrada a gobernar por DNU y que choca contra la realidad parlamentaria cuando intenta avanzar sobre derechos laborales consolidados.
 
El apuro por aprobar modificaciones estructurales sin diálogo ni consenso encontró un freno en un Congreso que todavía funciona. El mensaje de la oposición fue contundente: no habrá cheque en blanco para desmantelar conquistas sociales mientras se niegan recursos a discapacitados y universidades. La ratificación de estas leyes pese al veto presidencial marca un límite que la Casa Rosada no puede ignorar.
 
Patricia Bullrich reculó en chancletas y ya anunció que habrá nuevas extraordinarias del 2 al 27 de febrero para insistir con las reformas que exigen el FMI y los empresarios. Sin embargo, las fechas elegidas confirman lo que todos intuyen: el Gobierno deberá prometer el Presupuesto como condición para obtener votos opositores.
 
La estrategia de avanzar sin negociar nada tiene precio. Lo que pretendía ser un trámite exprés se convirtió en un recordatorio de que gobernar requiere construir mayorías, no imposiciones. Mientras Milei insiste con su agenda autoritaria de ajuste brutal, lo que ocurrió en las calles y el Congreso demuestra que aún queda capacidad de resistencia popular dispuestas a defender derechos básicos. La reforma laboral esperará, pero las dudas sobre la capacidad del Loco Mlei para aprobar sus iniciativas anarco capitalista, y gobernar a favor de los ricos, crecen. El gobierno de la oligarquía no se puede llevar todo por delante.
 
La Opinión Popular
 

NicoSal soluciones web

© Copyright 2009 LA OPINIÓN POPULAR – www.laopinionpopular.com.ar - Todos los derechos reservados.

E-mail: contacto@laopinionpopular.com.ar