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Nacionales - 23-05-2023 / 09:05
ESTRATEGIAS EN UN JUEGO DE TRES

La crítica por loco a Javier Milei solo logra fortalecer su posición electoral

La crítica por loco a Javier Milei solo logra fortalecer su posición electoral
En este “juego de tres”, quien tiene más para ganar y menos para perder es el mismo Milei. A diferencia de las dos coaliciones principales, el libertario es el “nuevo”, el receptor de los desilusionados. No resta votos, solo suma, y es el que propone soluciones sobre la mesa. Y como su juego es la diferenciación, cada crítica que recibe -”Milei, el loco”, “Milei, el agresivo”, “Milei, el de las propuestas inviables”- sólo logra fortalecer su posición del distinto, el tercero en discordia, y consagrarlo como alternativa.
Las elecciones presidenciales hoy están en un juego de tres: oficialismo, JxC, libertarios. Eso no quiere decir que sean "tres tercios" -en rigor, es temprano para ponerle números al "triángulo"-, sino que hay tres opciones que compiten dinámicamente por el votante indeciso. Junto a otras dos, que son la izquierda y una posible alianza entre Schiaretti y algún radical disidente, que pueden verse beneficiadas por lo que las otras tres pierdan en el camino.
 
En el espacio oficialista se sabe que el 48% de 2019 no existe más, y que lo que hoy queda es básicamente el "núcleo cristinista", que suele estimarse en un tercio del electorado; los otros votos de 2019, tal vez atraídos entonces por los aliados más moderados del Frente, ya no están disponibles. En esas circunstancias, lo óptimo para el oficialismo sería una fórmula que reúna sin problemas ese tercio de votos que sacaría Cristina si se postulara, pero que además sea capaz de sumar votos no-cristinistas en un eventual ballotage.
 
Sostiene Julio Burdman que en caso de no poder encontrarle la vuelta, al oficialismo le convendría ir a unas PASO para poder contener la mayor cantidad de votos, e incluir ahí tanto a quienes defienden la gestión albertista -Massa, Rossi, Scioli-, a quienes la critican "desde adentro" -Lozano, Grabois-, y al cristinismo identitario. Lo ideal, en un "juego de tres", es una lista única que los contenga a todos, pero si no hay forma de armarla, es preferible ir a una riesgosa PASO antes que correr el riesgo de dejar votos afuera.
 
Por otra parte, Juntos por el Cambio, que ganó en 2021 y era el claro favorito electoral en 2022, hoy está amenazado por el ascenso de Milei. El libertario toma votos de todos lados pero se nutre básicamente de quienes rechazan al actual gobierno pero tampoco quieren regresar al período 2015-2019. Además, el factor Milei provocó una ruptura ideológica dentro del cambiemismo, porque es quien lidera los debates, y divide a JxC con sus propuestas: hoy los dirigentes del PRO y la UCR se dividen entre quienes quieren "parecerse a Milei", y quienes buscan "diferenciarse de él".
 
Milei concentra sus cañones discursivos en Rodríguez Larreta y los radicales, sabiendo que la interna cambiemita fomenta su crecimiento. El éxito de Milei ha sido tal, que es probable que la suma de Larreta y Bullrich llegue al 40% en las PASO, pero que el triunfador de la contienda interna de JxC no retenga todo eso en la general del 22 de octubre: si gana Larreta, algunos bullrichistas irían hacia Milei, y si gana Bullrich, algunos larretistas y radicales podrían trasladarse hacia la candidatura de Schiaretti.
 
En este "juego de tres", quien tiene más para ganar y menos para perder es el mismo Milei. A diferencia de las dos coaliciones principales, el libertario es el "nuevo", el receptor de los desilusionados. No resta votos, solo suma, y es el que propone soluciones sobre la mesa. Y como su juego es la diferenciación, cada crítica que recibe -"Milei, el loco", "Milei, el agresivo", "Milei, el de las propuestas inviables"- sólo logra fortalecer su posición del distinto, el tercero en discordia, y consagrarlo como alternativa.
 
El discurso "anti Milei" sirve para enfrentarlo en una segunda vuelta: en una campaña de segunda vuelta de Juntos vs. Milei, o Todos vs. Milei, cualquier candidato de las coaliciones principales pedirá el voto de la otra "en nombre de la salvaguarda de la democracia". No obstante, en la campaña para la primera vuelta el anti-mileismo solo produce el efecto de consolidarlo.
 
Es que siempre hubo un sector negacionista, que reivindica la dictadura genocida, con un discurso brutal de extrema derecha que quiere imponerse en la Argentina, producto de la mezcla de la situación económica, del miedo a lo que vendrá en el interior de sociedades muy fragmentadas. Habrá que dar la pelea frontal para salvaguarda de la democracia.
 
La Opinión Popular
 

 
Milei, el liberal más loco del mundo
 
Por Natalia Volosin
 
Esta semana recibí cientos de agradecimientos de votantes de Javier Milei por Twitter. Irónicos, claro. Me decían, en tono burlón, que al publicar la plataforma electoral oficial que presentó La Libertad Avanza ante el juzgado con competencia electoral de María Romilda "Chuchi" Servini, sólo logré convencerlos aún más de votarlo. ¡Tráiganme una urna ya! La verdad es que no buscaba restarle votos a Milei, sino apenas informar. "Lo re voto, Nati, gracias". Genial, corazón, de eso se trata la democracia.
 
Se trata de elegir. Y si es con información previa sobre lo que esa persona o partido propone hacer con el mandato que nos pide, pues mucho mejor. Por eso es que tanto la plataforma de propuestas como la presentación en sociedad de la candidata a vice de los libertarios, Victoria Villarruel, son hechos para celebrar. Porque ponen sobre la mesa de qué estamos hablando cuando hablamos de esta persona que busca convertirse en el próximo presidente de la Argentina.
 
¿De qué se tratan sus ideas? ¿Son liberales, como dicen? ¿O son otra cosa? Y, de nuevo: es perfectamente posible que, aun siendo otra cosa, haya un montón de gente dispuesta a votarlos. Lo veremos con los resultados de la elección general. Ojo, de la general, eh, no de la falsa PASO en la que el partido de Milei (y probablemente también el Frente de Todos) no tendrán competencia interna.
 
Pero, lo voten muchos o lo voten pocos, es importante que se sepa claramente qué es lo que están votando. Para que después no haya sorpresas. Para que nadie venga a decir "ay, yo pensé que estaba votando a John Stuart Mill y al final era Aldo Rico, te pido mildis". Para que voten lo que quieran, como corresponde en una democracia, pero con convicción.
 
Para que voten mirándonos a la cara a quienes, por distintas razones constitutivas de nuestra identidad (porque somos mujeres, porque somos judías, porque somos liberales igualitarias o porque somos, pongamos, feministas) tenemos miedo. Para que cuando nos vengan a quitar derechos o cuando la violencia con la que se expresa públicamente el propio Milei cada vez que alguien dice algo que no le gusta se naturalice en la calle, en los lugares de trabajo y en las escuelas, se hagan cargo.
 
Y cuando digo que tenemos miedo, quiero ser muy clara en esto, lo digo de manera absolutamente literal. No es una metáfora de nada. Tenemos miedo. Y no es el miedo de la casta. La casta es la que se sienta en los foros empresariales y almuerzos diplomáticos a los que concurren los candidatos y candidatas (Milei incluido) para manguear el voto. La casta es la dirigencia política impresentable que le viene financiando su raid mediático y sus presentaciones públicas para morderle votos a otros adversarios.
 
Como si fuera una estrella de rock. Como si no hubiéramos aprendido nada de las experiencias de Trump y Bolsonaro. Como si la toma del Capitolio de Estados Unidos hubiera sido lo que mi cerebro todavía cree que fue: un capítulo de Los Simpsons o una pesadilla distópica. Así que muy linda la demagogia de que "la casta tiene miedo", pero no. Miedo tenemos quienes sabemos lo que significa que una mayoría ruidosa quiera aplastarte o eliminarte por tu religión, tu género, tu orientación sexual, tu ideología política, tu nacionalidad o tu color de piel.
 
Lo interesante de las propuestas de Milei es que, a diferencia de, pongamos, el Carlos Menem del 89′, las dice de frente manteca, sin anestesia. El Carlo hizo campaña con el salariazo y la revolución productiva, no con el Consenso de Washington. Milei, en cambio, dice frontalmente que va a recortar el gasto público, achicar el Estado, privatizar empresas públicas, reducir cargas sociales y eliminar planes sociales.
 
Por las razones que sea, no lo esconde. Y tampoco lo modera. Porque una cosa es gritar locuras en un estudio de televisión para llamar la atención (como decía Dalí, "que hablen bien o mal, lo importante es que hablen") y otra cosa es ser candidato a presidente de un país plural y diverso. Y, sin embargo, para Milei no parece haber diferencias.
 
Tal vez porque no podría moderarse ni aun queriendo. Tal vez porque cree que la gente reclama extremismo. No lo sabemos. Tampoco sabemos cuál es el huevo y cuál la gallina. Entre Milei y el extremismo, digo. Si Milei es constitutivo del, parafraseando a la señora Mirtha Legrand, derechaje, o si, en cambio, es meramente declarativo de un proceso que lo precede y lo excede. Pero ese es otro asunto.
 
Yendo, pues, al centro de la cuestión, en las propuestas de Milei-Villarruel hay tanto de liberalismo como de riverplatense hay en mi corazón: nada. Lo que sí hay es conservadurismo político, nacionalismo católico y anarcocapitalismo. ¿Te gusta todo eso? Fantástico. Sólo tenés que esperar que traigan las urnas. Pero, ojo, te tienen que gustar las tres cosas. No podés elegir una o dos. No podés tener anarcocapitalismo y hacerte el dolobu con el nacionalismo católico o con la historia personal de Victoria Villarruel.
 
¿Te gusta la eliminación de impuestos, la erradicación del Banco Central o la privatización de la educación, la salud y las cárceles? Fantástico, pero esa galletita viene en el mismo paquete que la derogación del matrimonio igualitario, el regreso a los abortos clandestinos, la suspensión de la educación sexual integral (ESI) en todo el país, la militarización de las cárceles, la unificación de las fuerzas militares con las de seguridad y la aplicación estatal de "estilos tradicionales de vida" (sic).
 
Si todavía te gusta, de nuevo: sentate a esperar las urnas. Pero, ¿estás seguro de que el nacionalismo católico conservador no se va a llevar puesta tu autonomía para decidir libremente y sin interferencias del Estado cómo querés vivir? ¿Estás segura de que los planes de vida de tus hijas y tus hijos son compatibles con lo que considera "estilos tradicionales" la hija de un militar que sirvió a la orden de Aldo Rico y que se negó a jurar por la Constitución Nacional en 1987?
 
¿Estás seguro de que no querés que los niños y niñas sigan teniendo ESI en las escuelas a pesar de que lo exige la UNESCO? ¿A pesar de que, según un informe de octubre de 2022 del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), entre 2014 y 2020 se redujo un 55% el embarazo adolescente, que suele ser no intencional? ¿A pesar de que, según el Ministerio Público Tutelar porteño, el 80% de las denuncias de abuso sexual infantil y adolescente surgen a partir de las clases de ESI?
 
No es poca la gente que dice que Milei está loco. Supongo que creen que es una manera rápida y efectiva de esmerilar sus chances de ser presidente de este país. Yo no sé si está loco. No podría porque no soy médica y no tengo ninguna formación en salud mental. Lo que sí sé es que liberal, lo que se dice liberal, no es. Ni clásico ni moderno. El centro de cualquier liberalismo, más emancipatorio, menos emancipatorio, más intervencionista, menos intervencionista, más igualitario, menos igualitario, el que a usted más le guste, señor, señora, es el rechazo de todo perfeccionismo y el enaltecimiento de la libertad.
 
Sólo el liberal más loco del mundo podría sostener lo contrario.
 
Fuentes: Infobae y Tiempo Argentino
 

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30-10-2025 / 11:10
El gran triunfo de La Libertad Avanza a lo largo de todo el país todavía encandila. El Gobierno de Javier Milei ganó en 15 de los 24 distritos nacionales, derrotó a 11 gobernadores y terminó finalmente pintando el país de violeta, algo que en la previa muy pocos creían posible. Como frutilla del postre, la boleta libertaria se impuso por centésimas en la PBA, donde el armado libertario dio vuelta la paliza de más de 13 puntos de distancia que se comió el 7 de septiembre pasado en los comicios provinciales.
 
Milei es el gran ganador de todo el proceso. Luego de un 2025 electoral que le venía resultando esquivo al Gobierno en las provincias, con apenas dos triunfos en los 10 comicios locales que se desarrollaron antes de este domingo, la definición del oficialismo fue poner al presidente como centro de la oferta electoral libertaria para las legislativas nacionales. Con muchos candidatos ignotos e inexpertos en buena parte de las provincias, Milei decidió plebiscitar su presidencia a riesgo de quedar como el gran derrotado de la jornada. Sucedió todo lo contrario.
 
Sin embargo, y más allá del aplastante triunfo a nivel nacional y en los principales distritos del país, el otro gran protagonista de la jornada fue el ausentismo electoral. El 67% de participación ciudadana en las urnas marcó el peor nivel de asistencia a unos comicios desde el retorno de la democracia. Esto expresa un distanciamiento de la sociedad con la política que no puede pasarse por alto. Las personas que no fueron a votar este domingo deben ser pensadas como votos perdidos por cualquier sector que pretenda constituirse en una alternativa de representación política.
 
Con este panorama puede arriesgarse una reflexión contraintuitiva en el día del gran triunfo libertario. Si Milei planteó una elección a todo o nada, casi en clave de supervivencia, como si fuera un balotaje como el del 2023 donde la alternativa era LLA o el kirchnerismo; si el presidente se planteó a él mismo como el centro único de la campaña y de la propuesta libertaria, para bien o para mal; si buena parte de la ciudadanía argentina decidió no votar, en una posible expresión de disconformidad con el sistema; entonces podría trazarse una comparación, algo forzada quizás aunque tal vez no tanto, con el resultado de la segunda vuelta del 2023.
 
Como salvedades es preciso aclarar que en esa instancia sólo había dos opciones, Milei o Massa, sin todas las alternativas provinciales y de los gobernadores que se pusieron en juego este domingo. También que en ese momento se definían unas elecciones ejecutivas y no la conformación del Congreso que se decidió ayer. Con estos asteriscos plantados, cabe la pregunta: ¿Cuántos votos perdió Milei desde su pico de 2023?
 
Aquel 19 de noviembre, dos años atrás, el entonces candidato libertario obtuvo 14.550.288 de votos, lo cual le valió haber sido objetivamente el presidente que nominalmente más votos sacó en una elección en toda la historia. Esa impresionante cantidad de votos resultó el 55,69% del total, prácticamente la suma directa del 30% que Milei había obtenido en la primera vuelta y el 23% que había sacado Patricia Bullrich.
 
Desde esa cumbre hasta ayer, Milei perdió 15 puntos porcentuales y más de cinco millones de votos. En concreto, los 9.342.526 que sumaron las 24 listas libertarias ayer, representan una caída de 5.207.762 de votos frente a lo que Milei cosechó en el balotaje 2023.
 
Milei perdió votos en todas las provincias con respecto al balotaje. Si bien es concreto que ayer LLA derrotó a casi todos los gobernadores que la enfrentaron, también hay que poner la lupa en la cantidad de votos que la propuesta libertaria perdió en cada territorio, a riesgo de que no hacerlo signifique suponer que el presidente sostiene intacta la legitimidad social que obtuvo en el balotaje 2023.
 

29-10-2025 / 09:10
La reforma laboral esclavista de Javier "el Explotador" Milei fue anticipada hace varias semanas, pero sus detalles no se dieron a conocer sino hasta después de las elecciones de medio término. Dos días más tarde, finalmente trascendió la letra chica del proyecto del Gobierno para "modernizar" el régimen de trabajo. La diputada libertaria Romina Diez presentó la llamada Ley de Promoción de Inversiones y Empleo, que amplía la jornada laboral, flexibiliza convenios y reduce costos para las empresas. Una ofensiva contra los derechos conquistados de la clase trabajadora durante más de 100 años de lucha.
 
El texto, como se esperaba, incluye varios puntos que despertarán fuerte resistencia en su tratamiento en el Congreso, entre ellos la ampliación de los despidos sin causa y la introducción de cambios en las jornadas, indemnización, vacaciones y horas extra. La iniciativa lleva el respaldo de la diputada Diez y de varios legisladores libertarios -entre ellos el narco José Luis Espert, hoy en uso de licencia- y Milei tiene la intención de darle tratamiento durante el período de sesiones extraordinarias en el verano, en tándem con la propuesta de reforma previsional.
 
El proyecto fue denominado "Ley de Promoción de Inversiones y Empleo". Se espera que sea objeto de una discusión parlamentaria ajustada en los números y agitada debido a su controversial contenido. Algunos de los puntos más salientes del texto son:
 
- Ampliación de la jornada laboral, que podría llegar hasta las 12 horas consecutivas. La medida sería acompañada por una flexibilización de las horas extra a decisión de los empleadores, que podrían dejar de pagarlas y, en su lugar, ofrecerle a los trabajadores la posibilidad de "recuperarlas" el mismo mes.
- Indemnización en cuotas para las micro, pequeñas y medianas empresas. Deberían abonarlas a lo largo de 12 pagos mensuales consecutivos y con una tasa de interés a definir.
- Ampliación de las causales de despido sin causa. Según el mencionado medio, "el empleador podrá introducir cambios" en materia de movilidad y disciplina laboral siempre y cuando "no resultan irrazonables ni alteren aspectos esenciales del contrato". Si el trabajador no los cumple, podría ser desvinculado sin consecuencias para la empresa.
- Cambios en el sistema de vacaciones. La ley le permitiría a los empleadores otorgar días en cualquier momento del calendario siempre y cuando el empleado pueda "gozar de sus vacaciones en temporada de verano al menos una vez cada dos años, salvo que opte en contrario".
- Reglamentación de un "salario dinámico" que establecería que "los aumentos tengan correlación con una mayor productividad de cada empleado y no aumentos generales negociados por el sindicato".
- Descentralización de la negociación colectiva de convenios para que primen los acuerdos empresariales por sobre los sectoriales.
- Implementación de incentivos al empleo a través de bonos para los empleadores que inicien nuevas relaciones laborales en los primeros 18 meses de vigencia de la reforma. Los beneficios se extenderían por doce meses y variarían según el tamaño de la compañía.
 
Con el impulso del anarco capitalismo, tras el resultado electoral, y bajo las recomendaciones del FMI y los grandes grupos empresarios, el Gobierno de Milei volvió a poner en agenda la reforma laboral, una de las piezas centrales de su programa económico ultra conservador, fascista y reaccionario, que promueven las llamadas "ideas de la libertad" y un modelo de mercado sin regulaciones estatales ni derechos laborales colectivos. La iniciativa busca abaratar despidos, bajar salarios, debilitar convenios y ampliar el poder patronal sobre las condiciones de trabajo.
 
La Opinión Popular
 

28-10-2025 / 11:10
El yanqui Donald Trump se adjudicó el triunfo libertario en la lejana Argentina y felicitó a su propio equipo por el resultado. Javier Milei se deshizo en agradecimientos. Para buena parte de los consultores, lo decisivo fue el factor miedo: temor a que las cosas exploten si no ganaba Milei; caos, disparada del dólar; precios en aumento incontenible. Para otros consultores, las cosas se combinaban con que hay un 40 por ciento de la población que (todavía) califica con un bien o muy bien al presidente, es decir que tienen expectativas de que las cosas mejoren. Y, por supuesto, en ese 40 por ciento anida el temor al regreso del peronismo.
 
Desde ya que ni la propia Casa Rosada tenía un diagnóstico, algún estudio, que indicara la posibilidad de ganar en el territorio de la Provincia de Buenos Aires. Se preveía que LLA ponía ganar en Córdoba y en Santa Fe, pero no por tanta distancia y, en cambio, eran previsibles los triunfos libertarios en Mendoza, CABA y Entre Ríos. En todos los casos, los números finales fueron mejores que las previsiones, pero el salto cualitativo y cuantitativo fue el bonaerense. Nadie lo vio venir.
 
"La campaña del miedo, que fue armada directamente desde Estados Unidos, en la que participó Scott Bessent y el propio Trump, no fue casualidad -analiza Roberto Bacman, del CEOP-. El presidente norteamericano dijo que los argentinos nos estamos muriendo y que si no nos queremos morir tienen que confiar en Milei. Esa campaña, además, se produjo en una semana en que el dólar crypto había llegado a 1.600 y se vivía una fuerte inestabilidad. Eso pegó mucho en Provincia de Buenos Aires, Córdoba, CABA, Santa Fe, Mendoza, los lugares con mayores centros urbanos".
 
La situación más bien dramática en el plano económico, vivida durante la semana anterior a las elecciones, derivó también en una polarización: se cayeron fuertemente las fuerzas del centro. El dato objetivo es que el peronismo, en Provincia de Buenos Aires, perdió únicamente 256.000 votos -bajó de 3.861.000 a 3.558.000 votos, algo que se puede adjudicar a que no votaron los extranjeros esta vez y, obviamente, a que las listas de concejales, en los que además figuraban muchos intendentes, esta vez traccionaron menos. No mucho menos. También ocurrió que hubo varias listas peronistas disidentes que sumaron 220.000 votos. Pero lo decisivo fue que LLA subió en 850.000 sufragios -de 2.755.000 a 3.605.000 votos-, consiguiendo la ventaja. La elección se convirtió casi en un blanco o negro, desapareciendo las fuerzas que transitaban por el medio, en especial en el interior bonaerense y, en especial, subió la cantidad de votantes (computando votos válidos) en casi 1.200.000, que gran parte se fue también a la lista libertaria.
 
El gobierno tiene una base. "El gobierno obtuvo el 40 por ciento y es evidente que no hay un 40 por ciento al que le vaya bien económicamente -diagnostica Federico Aurelio, de Aresco-. Pero yo observo que al núcleo duro de acompañamiento que tiene el gobierno, un 25 por ciento del electorado, se suma un núcleo esperanzado que considera que vale la pena el esfuerzo y que Milei es el que puede encabezar o intentar de alguna manera solucionar las problemáticas. Para mí, el peronismo no hizo una mala elección. En muchas provincias perdió por márgenes muy bajos. A nivel nacional no sacó muchos menos votos que los previstos. Lo que ocurrió es que LLA consiguió en las últimas horas una mayor polarización del voto, a costa de las terceras opciones. Estaba prevista una mala elección de Provincias Unidas, pero no tanto. Y todo eso que perdió Provincias Unidas en Córdoba, Santa Fe y otras terceras opciones, fue a LLA".
 
Redondea Hugo Haime, de Haime y Asociados- "Si viene el presidente de Estados Unidos diciendo que ustedes se están muriendo y tienen una sola alternativa, indefectiblemente pega. A esto hay que sumarle el temor a la vuelta del peronismo. La campaña de LLA se centraba en el peligro del regreso del kirchnerismo, que, además, había ganado de forma impactante en septiembre en la Provincia de Buenos Aires. No tengo dudas que eso sembró temor. Yo creo que las peleas del peronismo, la falta de autocrítica y balance del gobierno que terminó en 2023, también tienen su peso. Todos fueron factores concurrentes para que LLA se quedará con los votos de las fuerzas del medio y sumara ese 40 por ciento que te dice que tiene esperanzas".
 
En 24 horas se convirtió en un lugar común el paralelismo con la elección legislativa que Mauricio Macri ganó en 2017, con más amplitud todavía que LLA, y que terminó en su derrota en las presidenciales de 2019.
 
La Opinión Popular
 

27-10-2025 / 08:10
Aunque bajó 15 puntos desde 2023, el Gobierno de Javier "el Cipayo" Milei consiguió el triunfo que buscaba. La ola violeta recorrió el país y hasta ganó por décimas la provincia de Buenos Aires. Apoyado en la intervención extorsionadora de Donald Trump, Milei convocó a los gobernadores derrotados para alcanzar el respaldo parlamentario que necesita para profundizar el ajuste sobre los trabajadores, los jubilados, la educación y la salud pública. El mandatario yanqui escribió un mensaje en el que destacó el triunfo libertario en las legislativas. "Cuente conmigo para dar la batalla por la civilización occidental", le respondió Milei.
 
La Libertad Avanza llegó en crisis a la elección, pero, con polarización y el salvataje multimillonario de Trump, logró un triunfo electoral este domingo en comicios con muy baja participación. Sin embargo, no resuelve su problema de fondo, que consiste en la falta de fortaleza política para aplicar los próximos ajustes y reformas estructurales que le exigen Estados Unidos, el FMI y los grandes empresarios. Derrota del peronismo y fracaso de su estrategia de moderación y pasivización como vía para enfrentar a Milei.
 
Nadie muere en la víspera, tampoco se suicida antes. Al parecer esto se puede aplicar a un conglomerado más complejo como es el pueblo e incluso podría servir como una primera explicación del resultado electoral de estas elecciones legislativas de medio término. El miedo que el gobierno distribuyó de manera equitativa (la única distribución que hizo desde que asumió) con la inminencia de la debacle si no se conseguían los salvatajes de Donald Trump fue uno de los factores que provocó este resurgimiento electoral.
 
En la vereda de enfrente, el peronismo contuvo su núcleo duro, pero la continuidad de la disputa interna dejó al movimiento nacional y popular sin un mensaje que convoque y aglutine, sobre todo a ese votante más laxo. Así, La Libertad Avanza obtuvo, a nivel nacional, 40,84 por ciento (15 puntos menos que en 2023), contra un peronismo que sumó en todas las provincias 34,8 por ciento.
 
Una elección absolutamente polarizada que dejó al experimento Provincias Unidas prácticamente hundida con un 5,12 por ciento de votos. Pero este resultado, que le permitirá al Presidente enfrentar unas semanas con más tranquilidad, lo deja ya sin la red de última instancia que representaba la herencia del gobierno anterior. A partir de ahora, todo lo que haga, todo lo que toque, todo lo que rompa, será pura y exclusivamente su responsabilidad.
 
En cada elección los partidos invierten dinero para la campaña. Reciben donaciones, pero también una cuota que le corresponde por ley y que entrega el gobierno. Ahora, para estos comicios el presidente Milei consiguió un récord histórico porque su triunfo lo garantizó con un incremento neto de la deuda externa en 40 mil millones de dólares que le mandan desde la Casa Blanca. Por ahora superó el primer escollo, el electoral. Ahora tiene que garantizar gobernabilidad, pero sobre todo la entrega del país a los capitales norteamericanos que visitan de manera asidua la Argentina. Es lo que le reclama Trump y Scott Bessent. Los recursos naturales del país son la garantía de esos miles de millones de dólares que llegarán.
 
Estas elecciones reavivan un debate. ¿Qué lleva a muchas personas a votar en contra de sus propios intereses? Entendiendo por intereses, no sólo los económicos, sino también los culturales, los políticos, los derechos en general. La explicación de moda tiene que ver con la "política identitaria": esto es, quien vota en contra de sus intereses lo hace por defender una identidad, una autopercepción de su persona. Por ejemplo, el pobre que vota a la derecha que lo va a sumergir aún más en la indigencia, lo haría porque se auto percibe como miembro de una clase superior en la que se cree bienvenido.
 
Sin embargo, estos análisis a veces olvidan una explicación bastante más sencilla, que nunca debería descartarse como explicación de la conducta humana: la estupidez, que siempre encuentra el justificativo moral en la pertenencia a un sistema colonizador de conciencias. La estupidez es la conducta de quien produce un daño a otros sin que de ello derive un beneficio propio.
 
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26-10-2025 / 10:10
La elección de legisladores a nivel nacional tiene un doble peso: además de renovar el Congreso, será un plebiscito para Javier Milei. Las escuelas ya están abiertas. Las urnas esperan. Este domingo 26 de octubre, la Argentina decide mucho más que 24 senadores y 127 diputados nacionales. En esta jornada, el veredicto de 36 millones de electores funcionará como un plebiscito ineludible sobre la desastrosa gestión de Milei que, con la lengua afuera, está desesperado por mostrarle algo a Donald Trump.
 
El Gobierno, que hace poco pronosticaba un amplio triunfo en todo el país, llega a las elecciones con corrida cambiaria, escándalos de corrupción, una interna que lo paraliza y la difícil tarea de defender el 55% de 2023 y evitar que toda la atención se concentre en la provincia de Buenos Aires. Aun así, aspira a un resultado que le permita a Trump sostener su inédita intervención imperialista. En ese escenario, la oposición busca poner freno a la destrucción nacional que impulsa Milei.
 
En una jornada crucial, sin PASO y con el debut absoluto de la Boleta Única de Papel, los comicios legislativos reconfigurarán el centro de gravedad de la política nacional. El resultado no solo moldeará el Congreso que asumirá el 10 de diciembre, sino que definirá la gobernabilidad inmediata, la proyección de un Gobierno que viene de meses a la defensiva y los liderazgos de una oposición que ya mira hacia 2027.
 
El oficialismo, con La Libertad Avanza como única fuerza presente en los 24 distritos, llega a esta cita con una ventaja estructural: no pone bancas en juego en el Senado y solo renueva dos en Diputados. Su representación crecerá sí o sí. Sin embargo, el presidente y su ministro más poderoso, Luis Caputo, calificaron esta elección como más determinante que la presidencial de 2027.
 
La apuesta es alta. El crecimiento libertario se dará, en buena medida, a expensas de sus propios aliados. El PRO, socio electoral en distritos clave como Buenos Aires y CABA, pone en juego 21 de sus 35 bancas y ya cedió espacios y cabezas de lista a LLA. El Gobierno incluso puso en la cancha a dos ministros: Patricia Bullrich, como candidata a senadora por la Ciudad, y Luis Petri, como cabeza de lista en Mendoza.
 
Frente a ellos, el peronismo estrena a nivel nacional el frente Fuerza Patria, la marca que lo llevó a una victoria aplastante en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre. Pero este sello solo se repite en 13 provincias. De fondo, se disputa el liderazgo interno entre el gobernador Axel Kicillof, arquitecto del desdoblamiento electoral, y Cristina Kirchner, quien se opuso a esa estrategia. Cualquier resultado ajustado en el distrito que alberga al 40 por ciento del padrón puede reactivar una interna apenas contenida por la disciplina electoral.
 
Un tercer actor busca quebrar el duelo bipolar. Seis gobernadores -de Santa Fe, Córdoba, Chubut, Santa Cruz, Corrientes y Jujuy- conformaron el frente Provincias Unidas con la ambición de erigirse como una opción de poder real. Su performance, especialmente la de Córdoba, un feudo clave para Milei en 2023, pesará en la interpretación final del resultado nacional.
 
Lo que está en juego trasciende las bancas. Para el Gobierno, se trata de asegurar al menos un tercio del Congreso para ahuyentar el fantasma de un juicio político y garantizar la viabilidad de sus decretos de necesidad y urgencia y sus vetos. Su ambición máxima es un Congreso más amigable para impulsar reformas laborales, tributarias y previsionales.
 
Pero el resultado de hoy hará más que definir números. Dentro de la Rosada, dirimirá la interna sorda entre el armado político de los "Menem" que reportan a Karina Milei vs Santiago Caputo. Y fuera del país, las miradas están puestas en Washington. Trump ya advirtió: si Milei no gana, Estados Unidos no será "tan generoso" con la Argentina.
 
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