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Sociedad e Interés General - 21-05-2023 / 08:05
NACE EL 21 DE MAYO DE 1903, EN RÍO CUARTO (CÓRDOBA)

Aramburu, militar golpista y fusilador devenido en político seudo democrático

Aramburu, militar golpista y fusilador devenido en político seudo democrático
El 21 de mayo de 1903, en Río Cuarto (Córdoba), nace Pedro Eugenio Aramburu. Fue un militar golpista, antiperonista y fusilador, luego devenido en político seudodemocrático. Encabezó un golpe militar oligárquico, gorila, contrarrevolucionario y antipopular que derrocó al gobierno constitucional de Juan Perón el 16 de septiembre de 1955.
Por Blas García  
El 21 de mayo de 1903, en Río Cuarto (Córdoba), nace Pedro Eugenio Aramburu. Fue un militar golpista, antiperonista y fusilador, luego devenido en político seudodemocrático. Encabezó un golpe militar oligárquico, gorila, contrarrevolucionario y antipopular que derrocó al gobierno constitucional de Juan Perón el 16 de septiembre de 1955.
 
Se autodesignó presidente entre 1955 y 1958. Durante su dictadura militar, denominada por sus cabecillas "Revolución Libertadora", se derogó la Constitución Nacional de 1949, se suspendieron numerosos derechos civiles, laborales y sociales, fueron perseguidos y encarcelados dirigentes gremiales y políticos. Además, se hizo desaparecer el cadáver de Evita.
 
El Partido Justicialista fue proscripto, prohibiéndose incluso cantar "la marcha" y se llegó a prohibir la sola mención del nombre de Perón, quien pasó a ser llamado en los medios como el "tirano prófugo" o bien "el dictador depuesto". El peronismo contestó con una serie de huelgas y sabotajes, iniciando lo que dio en llamarse la Resistencia Peronista.
 
El 09 de junio de 1956 militares y civiles peronistas intentan recuperar el poder por las armas, desencadenando una sublevación encabezada por el general Juan José Valle. La rebelión fue la respuesta natural del pueblo y su objetivo era exigir la vuelta al sistema democrático y la restauración de las conquistas sociales obtenidas por la clase trabajadora durante el gobierno peronista.
 
Sin juicio previo, ni derecho a defensa de ningún tipo, ni ninguna posibilidad de indulto, la misma madrugada del alzamiento, Aramburu ordenó los fusilamientos de los revolucionarios y se empezó a ejecutar peronistas a mansalva, sin contemplaciones. Los 31 mártires y héroes, ajusticiados en las mazmorras de la dictadura y masacrados en oscuros basurales, son un ejemplo del coraje y la valentía de los patriotas argentinos que lucharon sin claudicaciones.
 
Durante su régimen apareció el efecto inflacionario, que había sido casi inexistente durante la primera mitad del siglo XX. La dictadura de Aramburu fue la primera que se endeudó con el Club de París y al finalizar Argentina se encontraba en suspensión de pagos (default), y la deuda externa, que no existía con Perón, había crecido notablemente.
 
La Libertadora cambió la política exterior independiente a una totalmente alineada con EE.UU. conjugada con la incorporación de la Argentina al nefasto FMI, al mismo tiempo que se desnacionalizaban los depósitos bancarios y dejaban sin efecto el artículo 40, protector de los recursos naturales.
 
En 1962, Aramburu se reinventó como político "democrático", fundó Unión del Pueblo Argentino (UDELPA), partido que sostuvo su candidatura presidencial en las elecciones de 1963. El 29 de mayo de 1970 fue secuestrado por la organización político-militar Montoneros, enjuiciado y ejecutado el 1º de junio de ese año. El ajusticiamiento de Aramburu inauguró una nueva etapa de lucha, más aguerrida, por el retorno definitivo de Juan Perón a la patria y al poder.

Por Blas García para La Opinión Popular 

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Aramburu, militar golpista y fusilador devenido en político seudo democrático
Pedro Eugenio Aramburu, Presidente de la Nación Argentina (de facto) e Isaac Francisco Rojas, Vicepresidente (de facto).
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"Se acabó la leche de la clemencia" con estas palabras los dirigentes políticos gorilas justificarán los fusilamientos de civiles y militares que participaron del levantamiento del General Valle en 1956.
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Como cada 9 de Julio reivindicamos la lucha de las masas populares contra la permanente agresión política, económica y cultural neocolonial e imperialista, que busca disolver la identidad nacional y condenar a nuestra Patria a la condición de colonia dependiente como factoría de las metrópolis imperiales, mera proveedora de materias primas y alimentos baratos. 

El 09 de julio de 1816, el histórico Congreso, reunido en Tucumán, declara la independencia de las Provincias Unidas del Sur, que así rompe los lazos de dependencia con España y proclama la existencia de una nueva nación, libre e independiente. Lo hacía cuando la Santa Alianza, de Austria, Rusia y Prusia, promovía en Europa la restauración monárquica y combatía los movimientos liberales y democráticos.

Es el momento culminante de la gesta revolucionaria iniciada en 1810 y se realizó en Tucumán por el creciente malestar de los pueblos del interior contra Buenos Aires. Desde la supresión de la Junta Grande por el Primer Triunvirato en 1811 y hasta el Directorio de Carlos María de Alvear, la elite porteña había impuesto sus criterios centralistas, desconociendo el sentimiento federal de la mayoría del interior. La independencia, que se proclama en la sesión presidida por el sanjuanino Francisco Narciso de Laprida, es el fundamento a partir del cual José de San Martín impulsará la campaña para liberar Chile y luego Perú, consolidando la independencia argentina.

Las masas populares, con sus lanzas y su fuerte sentimiento de libertad, construyeron la Patria independiente con San Martín, las montoneras bravías del interior que nos legaron el federalismo, los ciudadanos revolucionarios de don Hipólito Irigoyen que cimentaron la democracia del Pueblo y las multitudes obreras movilizadas por Juan Perón que combatieron por la Justicia Social.
 
Invariablemente, la alternativa histórica fue siempre: independencia económica o subdesarrollo y miseria, e implica optar entre aceptar resignadamente la dependencia del país al FMI o luchar por la Liberación, por una Nación Justa, Libre y Soberana.
 
Tomamos el valiente ejemplo de San Martín que, para la Declaración de la Independencia, se impuso militarmente a los españoles y políticamente a aquellos sectores vinculados a la elite porteña que ya estaban negociando, tanto con el Imperio español como con el Reino Unido de Gran Bretaña, una nueva dependencia.
 
La nuestra es una historia de caudillos y masas populares. Los líderes pesaron profundo en los procesos. En 1816, San Martín, Belgrano, Güemes, Pueyrredón, Artigas, Juana Azurduy... Y la participación de las masas populares es una herencia del período independentista revolucionario, por la importancia que tempranamente tuvo la movilización popular, política y militar, en nuestra historia, desde la formación de las milicias urbanas para derrotar a los invasores británicos, y la voluntad del Pueblo que jugó un papel sin precedentes en la destitución de un virrey y el nombramiento de su sucesor.
 
Como decía don Arturo Jauretche"La historia es la política del pasado y la política es la historia del presente". Hoy, como siempre, peleamos por nuestra única, verdadera e irrenunciable independencia, evidenciando el aparato de colonización mental montada por los países centrales y sus operadores internos, como el macrismo y el mileismo, para perpetuar la dependencia.
 
Gustavo Rearte, fundador y líder de la JP, héroe de la Resistencia Peronista
Escribe: Blas García 

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